el relato de Carlos Gabriel Cáceres y Ravelia la Tatuada #QUESO #Carlos18
Ya conocemos a Ravelia, la chica tatuada que tiene una extraña y enfermiza obsesión por los pies masculinos, el nombre Carlos y los asesinatos, y que fantasea con ser asesina o asesinada. Ha vuelto a aparecer en forma furtiva en Instagram con su cuenta @ravelia_quesona, publicando otra vez sus fotos y mandando mensajes a hombres que se llaman Carlos y/o son fetichistas de pies como ella.
Y siempre consultando a la página @PiesMasculinos y sus cuentas satélites encontró un tipo al que consideró muy atractivo, por el simple hecho de tener unos pies que a ella le gustaron mucho, comenzó a soñar con esos pies, y eso que no se llamaba Carlos, sino Gabriel, sí, el tipo en cuestión era un joven actor y masajista llamado @gabrielcaceres44 y @masajistagabrielok.
En la cuenta @masajistagabrielok ofrecía sus servicios como masajista y Ravelia no dudó en llamarlo para concertar una cita, y recibir unos masajes, deseaba probar aquellos pies, que en las fotos le parecían muy lindos. Viendo los dos Instagram de Cáceres, no había dudas que el chabón era gay.
No importa – pensó Ravelia, la tatuada – es un tema de el, chuparé, oleré, lameré y besaré sus pies, despues lo asesinaré, ja, ja, lo acuchillaré y le tiraré un Queso, como hice con otros chabones, ja, ja.
Ravelia guardó entonces en su bolso un Queso y un cuchillo y fue a la cita con el masajista y actor. Este recibió a Ravelia con gran amabilidad y cordialidad, ella se preparó para recibir los masajes, y aunque le ofreció un streap tease, el chabón no le dio ni bola, era gay, y le resultaba indiferente lo que Ravelia pudiera hacer, pese a sus pies y a sus tatuajes.
Te conocí gracias a la página de @PiesMasculinos, tenés unos pies espectaculares, me gustaría probarlos, olerlos, lamerlos, besarlos, chuparlos, seguro que huelen muy bien. Sos muy bello, se que quizás no te gustan las chicas, ví tus publicaciones, pero a mí me gustas mucho, sos preciosos, tus pies son esplendidos – le dijo Ravelia.
Ja, ja, ja – se río Gabriel – bueno, muchas gracias, sí es verdad, no me gustan las chicas, y mis pies son muy lindos.
Te pago lo que sea, Gabriel, quiero oler esos pies.
No hace falta, te voy a dar el gusto, me caes muy bien, y aunque , lo mío es el sexo con hombres, dejaré que disfrutes de mis QUESOS, ja, ja, ja.
Ravelia no lo podía creer, con muy poco, se le había concedido el deseo, y sintió como un goce sexual escuchar de la boca de Cáceres la palabra “QUESOS”.
Apenas unos segundos despues estaba oliendo, chupando, lamiendo y besando los pies talle 44/45 del masajista, que eran espectaculares en serio, olían muy fuerte, muy fuerte…
Que bien huelen para alguien que se llama Gabriel, tus pies son una cosa espectacular, me encantan, me fascinan, que lástima que te llamas Gabriel, deberías llamarte Carlos. Esto es Queso, Queso puro, serías un buen Quesón, me encanta esto.
¿Queso? ¿Carlos? Ja, ja, ja, ja – río el masajista, y continuo ofreciéndole sus pies a Ravelia, que los disfrutó por un largo rato.
La cosa duro bastante rato hasta que Cáceres se metió al baño, Ravelia entonces fue a buscar el puñal y el Queso…
Ahora cuando salga del baño, lo asesinaré, le clavaré el cuchillo y le tiraré un Queso, serás quesoneado Gabriel Cáceres, como lo fueron otros chabones, ja, ja, ya me diste tus QUESOS, ahora yo te tiraré un QUESO.
Y Ravelia agarró el Queso, y lo iba a poner sobre un escritorio, para despues tirárselo a su nueva víctima, entonces vio que en un escritorio había varias boletas de luz, gas, agua, tarjetas de crédito y hasta un DNI, y la tatuada , por pura curiosidad, se acercó a ver aquello, y la sorpresa que se llevo fue rotunda…
Las boletas, el DNI, todo, estaba a nombre de “Cáceres, Carlos Gabriel”.
¡Nooooooooooooooooo! ¡Se llama Carlos! ¡Caaaaaarlooooooooooossssssssss! – gritó entonces Ravelia, mientras se le caían de las manos el puñal.
Cáceres salió del baño…
¿Qué pasa tatuada? – le preguntó Carlos Gabriel Cáceres, que con guantes negros, agarró el puñal que Ravelia tiró en el piso, se acercó en forma amenazante a la pared, empuñando y blandiendo el arma blanca…
¡Te llamas Carlos! ¡Por eso tenes ese olor a Queso! ¡Sos un Quesón! ¡Como todos los hombres que me asesinaron en mis múltiples vidas! ¡Carlos Gonella! ¡Carlos Kramer! ¡Carlos Sebastián Beneitez! ¡Carlos Costa! ¡Carlos Soto! ¡Carlos Keberlein! ¡Carlos Matías Ferreira Paparamborda! ¡Carlos Paglieri! ¡Carlos Gabriel Pérez! ¡Carlos Samuel Zalazar! ¡Carlos Capelletti! ¡Carlos Quintela Dansey! ¡Carlos Habiague! ¡Carlos Missirian! ¡Carlos Zabala! ¡Carlos Cantero! ¡Sos uno de ellos! – exclamó aterrorizada Ravelia, la tatuada, arrinconada contra la pared.
Ja, ja, ja, ja – río Cáceres, puñal en mano – claro, y yo te asesinaré y te tiraré el mismo Queso, el que me ibas a tirar a mí. ¿Gabriel Cáceres? Asi me conocen como actor y masajista, salvo mis familiares, que me dicen “Carly”, o mi cuenta de Hotmail que es “Charly Cace”, yo también googlee para ver quien carajos era, y averigüe quien sos, no se si estas viva, muerta, si sos un espectro, o si volves de la muerte,
lo que sí se es que me tocó ser uno de los “Dieciocho Carlos Asesinos para @ravelia_quesona” porque se que te llamaban así, ja, ja, asesina y asesinada, un juego más extraño, no se si tenes varios cuerpos o vivis simultaneamente en varias dimensiones paralelas, problema tuyo, tal vez vuelvas, tal vez no, lo que sí es que te asesinaré Ravelia, el destino es así, te voy a tirar un Queso, como hicieron los otros Carlos, todas las veces que te asesinaron.
¡Noooooooooooooooooooooo! – gritó Ravelia, aterrorizada y presa del pánico.
Carlos Gabriel Cáceres blandió el puñal, lo levantó y se lo clavo entonces a la tatuada, una herida certera y profunda en el corazón, siguieron otras, alguna muy profundas, otras superficiales, decenas de puñaladas, una tras otra, hasta que Cáceres se aseguro que la tatuada estaviera muerta, de todas formas, pero la siguió apuñalando, hasta que dio por terminada la tarea.
Queso – dijo Carlos Gabriel Cáceres, tras agarrar el Queso y tirarlo encima del cadáver de la tatuada.
Cáceres se convirtió así en el décimo octavo asesino de @raveliaquesona, asesinada por dieciocho Carlos diferentes. Pero Cáceres fue más alla, tomó el cuerpo de la tatuada, lo envolvió en sabanas, y lo sacó afuera, tratando de que nadie lo viera. Y nadie lo vio, entonces lo llevó a un lugar, cerca del aeropuerto de Ezeiza, un gran descampado, y tras armar una pira, al estilo de los ritos paganas, quemó el cuerpo de Ravelia, si, hasta no dejar rastro.
- Se que no es el estilo de los Quesones quemar cuerpos (y yo soy uno de ellos) pero con la tatuada no hay alternativa, no debe volver más, me lo dijo esa rumana que limpiaba en el edificio y que parece que esta muerta, porque nadie sabe de ella, la tatuada debe desaparecer, no puede volver nunca más, me toco a mí, a Carlos Gabriel Cáceres, entregarla definitivamente al infierno, que no vuelva más - pensó Carlos Gabriel Cáceres.
Y el asesino se fue con total impunidad, y quizás ya nadie más ni nunca más se sepa algo de Ravelia, la tatuada, que quizás ya queda atrapada en el más alla, para nunca más regresar, quizás… porque nunca se sabe.
Un relato con mucho queso e imágenes muy coloridas, este Carlos Gabriel debería cometer algunos asesinatos mas
ResponderBorrarUn gran cuento, Cáceres demuestra toda su frialdad y la ejecuta a sangre fría como corresponde, el sexo se limita a los pies, Cáceres no quiere darle más placeres porque el no lo disfruta, muy bien el papel del asesino, que dado que es actor bien podría interpretar esta pieza en alguna obra
ResponderBorraren esta versión no se la coge, la humilla con los pies y una vez asesinada, le prende fuego, muy despreciativo el asesino, un tipo cruel sin duda, aunque se llama Gabriel como quien escribe
ResponderBorraralgo me dice que esta historia es verdadera no se porque pero pudo haber ocurrido en la realidad
ResponderBorrarRavelia es desvergonzadamente seductora.
ResponderBorrarMe gusta los relatos de la tatuada, aunque prefiero cuando está de asesina más que cuando le toca ser víctima.
A pesar de lo que dice el final, espero que siga volviendo. Para que tenga más relatos, alguno más en conjunto con la Ravelia, que es doble de Valeria Mazza. Como madre e hija quesonas.
Increíble giro de los acontecimientos, la quesona terminó quesoneada, otro espectacular relato, por lo menos pudo disfrutar de los pies antes de morir a pesar que el muchacho era gay, fue uno de los relatos con más fotos
ResponderBorrarotra historia real que sobrevivió a la censura: el masajista existe y vive en Mataderos, la chica era otra, pero acá la interpreta Ravelia,
ResponderBorrarquiero ver a este Carlos Gabriel Cáceres asesinando a una "famosa"
ResponderBorrara este le gusta mostrar los pies en serio, es un serial killer de verdad
ResponderBorrarsi quemo el cuerpo como después apareció en playa grande o es una variante de la historia?
ResponderBorrarbuen asesino a sueldo, te lo recomiendo si hay que matar a una mina, puñalada y queso
ResponderBorrarte da unos masajes y listo, te clava el puñal, un style Carlos Gabriel Caceres, aunque en instagram esconde que se llama Carlos, le gustaba publicar fotos de pies, pero ahora prefiero cuidar su imagen, cosas de los quesos
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