el relato de Carlos Luciano Raúl Giacobone y Ravelia la Tatuada #QUESO #Carlos13
Carlos Luciano Rául Giacobone, el nombre completo de un muchacho que soñaba con ser actor y creía poder llegar a las grandes pantallas de Hollywood, triunfando en el mundo del Cine, la TV y el teatro, usando alternativamente tres nombres, “Charles Giacobone”, “Luxiano Bone” o “Raúl Giaco”, de acuerdo al momento y a la circunstancia. Aunque en su infancia y adolescencia fuera simplemente “Carlitos” para todos, y los maestros y profesores en la escuela lo trataran con un seco y serio “Giacobone”.
Giacobone era alto, patón, robusto, muy atractivo para las mujeres y todas las chicas que lo conocían soñaban con tener sexo con él. Aunque estaba dotado de un bello rostro y de un físico impecable, Giacobone estaba convencido que su principal arma seductora era su “olor a hombre”. Tenía un “olor a hombre” en todo el cuerpo, principalmente en los pies, que estaban siempre sudados. Y olían a lo que huelen los pies, o sea a Queso.
Ravelia, la tatuada, en su incesante búsqueda de tipos llamados Carlos y fetichista de pies, lo encontró con facilidad en las redes sociales donde el actor usaba los citados nicknames.
Carlos Giacobone, Luxiano Bone o Raúl Giaco le mandaba mensajes a Ravelia contándole de sus desafíos actorales, hasta le mencionó un proyecto cinematográfico donde interpretaría a Superman, el hombre de acero, o el último hijo de Krypton.
“Y te va a sentar muy bien” le dijo Ravelia en un dialogo por Instagram “porque Superman se llama Kal-El y en kryptoniano, Kal-El es Carlos, o sea que Superman es un Carlos. Jerry Siegel y Joe Schuster la pifiaron ponerle Clark Kent, sí había que ponerle un nombre con C, debió ser Charles”.
“Bueno” le contestó Carlos Giacobone “Y que tal si esta versión de Superman hace honor a eso, y adopta el nombre de Charlie, sería algo revolucionario, y vos tatuada, ¿No queres ser mi Lois Lane?”
“¿En serio me lo decís, Carlos?” le dijo Ravelia
“Por supuesto, pero vos estas en Mar del Plata, ¿No? Yo estoy en Hollywood, a punto de firmar para la Paramount o la Metro Goldwyn Mayer, aunque las películas de Superman las hacía la Warner Bros”
“Yo, Carlos, Luxiano, Carlitos, Raúl, Charlie, o como quieras llamarte, quiero tener sexo con vos, pero primero olerte tus pies, sería feliz con eso, así si sería tu Lois Lane”.
“Yo tengo el arte de la seducción, el arte de la transformación, el arte de la fama” le dijo Giacobone “juntos lo haremos posible, ahora Ravelia voy a filmar El Ultimo Hijo de Krypton, y voy a triunfar, te lo aseguro”
No paso mucho tiempo, apenas unas pocas semanas, cuando Ravelia iba caminando por la calle Güemes de Mar del Plata, y para su sorpresa, sentado en la esquina de un bar de Güemes esquina Rawson, lo vio a Carlos Luciano Rául Giacobone sentado tomando unas birras, fumando unos habanos con sus enormes y olorosos pies sobre la mesa.
Ravelia se acercó y le dijo: “¿Me conoces? Hola, ¿puedo sentarme? ¿Te gusta mi estilo?”
“Claro, Ravelia, sos la chica del Instagram, sos real, existís, y estas aca… en Mar del Plata”
“Claro, es mi ciudad, el lugar donde pertenezco, como Emiliano Dibu Martínez”
“¿Quién es Emiliano Dibu Martínez?”
“Ah, claro, faltan años para que el mundo lo conozca, será uno de los héroes de Argentina en la consagración de la tercera estrella en Qatar 2022”
“¿Todavía tenemos que esperar hasta el 2022 para ganar un Mundial, bueno, ja, ja?”
Ravelia y Giacobone se miraron mutuamente con sonrisas pícaras y encantadores. Los dos se atraían mutuamente.
“Me encantas. Sos única, Ravelia” le dijo con tono seductor “Vine a Mar del Plata a buscar inspiración, nuevas experiencias. Y creo que las he encontrado. Experiencias que me permitan llegar a la cima, que me permitan ser alguien importante”
“Yo puedo ayudarte, Carlos Luciano Raúl Giacobone. Tengo un don, Luxiano. Puedo ver el futuro. Ya te dije que Argentina ganará el Mundial de 2022. Y veo un futuro brillante para vos. Un futuro donde eres famoso, donde eres reconocido, donde eres el centro de atención”.
“Me gusta lo que escucho. ¿Qué tengo que hacer?” preguntó Giacobone con un gesto de ambición.
“Ya te lo dije en Instagram: tener sexo con vos, pero primero oler tus pies, esos pies grandes y olorosos que tenes, pies de un Carlos, pies de un Quesón”
“¿Un Quesón?” dijo Carlos y río con una mezcla de fascinación, ambición y miedo.
Minutos después, estaban los dos en la casa de Ravelia, ahí, cerca de Cabo Corrientes. Giacobone estaba sentado en el sillón, con una copa de champagne en la mano. Al lado, una mesa, donde había un enorme Queso Emmenthal, que sobresalía por su gigantesco tamaño y sus voluminosos agujeros.
“¿Te gusta mi perfume, Carlos?” le preguntó Ravelia.
“Me encanta. Eres irresistible, Ravelia” fue la respuesta de Giacobone
Ravelia se acercó a los pies de Giacobone, con una mirada llena de deseo. Se inclino y acercó su rostro a sus pies, inhalando profundamente.
“¡Queso! ¡Hueles a Queso!” dijo Ravelia, llena de gozo y felicidad.
“Claro nena, soy un Quesón, ya lo sabes, dale seguí disfrutando”
Ravelia siguió oliendo, lamiendo, besando y chupando los pies de Carlos Luciano Raúl Giacobone, con una fuerza y pasión tan grande que ni el propio Giacobone podía creer como alguien podía gozar de ser esclava sumisa de unos pies tan mal olientos, que eran Queso puro.
“¡Queso!” gritó Carlos y le dio una gran patada a Ravelia, tirándole el Queso.
“¿Qué haces loco? ¡Me gusta que me tiren un Queso pero bueno la patada estuvo de más”.
“¡Que va a estar de más!” dijo Carlos “Sexo salvaje tengamos ahora nena, haz de cuenta que soy tu violador, un cazador furtivo en la selva, o Superman cogiéndose a la Mujer Maravilla”
“Eso me gusto más” dijo Ravelia “aunque la Mujer Maravilla era lesbiana, acordate de la Isla Paraíso y todo eso”
“Bueno, estimada Ravelia, cojamos, después hablamos de los Super Amigos” dijo Carlos y ahí nomás, le dio otra patada, la tiró al suelo, y la penetró con la furia y salvajismo propia de un violador, a Ravelia esto no le gusto, y mira que a ella le gustaba el sexo y los juegos sexuales, pero lo de Giacobone fue muy violento aún para alguien como ella.
“¡Me vas a matar Carlos!” dijo Ravelia.
“Y para eso vine, Ravelia “Soy un Carlos, soy un Quesón, ahora morirás estrangulada.”
“Si acá hay un asesinato yo seré la asesina” dijo desafiante Ravelia.
Luxiano, con una mirada salvaje y los guantes negros, toma una soga que estaba colgada en la pared, con la intención de estrangularla. Ravelia, con un movimiento rápido, agarra unas tijeras que estaban sobre una mesa.
“No te atrevas, Ravelia” dijo Carlos en forma amenazante.
“No, no puedo, No te voy a hacer daño, Carlos” le contestó Ravelia.
Ravelia bajó las tijeras y se acercó a Luxiano, con una mirada llena de compasión.
“ ¿Por qué haces esto, Luxiano?” le dijo Ravelia con un tono de tristeza “¿Por qué quieres ser un Quesón?”
Con voz quebrada, Giacobone le dijo: “Es la única forma de ser alguien, de ser importante, ser un Quesón”.
Con un tono de comprensión, Ravelia dijo “No es cierto, Carlos”. Tu valor no está en ser un Quesón, sino en ser tú mismo.
Ravelia se acercó a Carlos y le sacó la soga de las manos y con un tono de esperanza añadió: “Deja de lado este camino oscuro, Luxiano. Hay otra forma de alcanzar la fama, la verdadera fama. Una fama que no se basa en la violencia, sino en el talento, en la creatividad, Te voy a ayudar, Luxiano. Te voy a mostrar el camino.”
Giacobone quedó tranquilo, quieto, pensativo, y empezó a mirar hacia el piso, como perdido en sus pensamientos. Mientras tanto, Ravelia, una agilidad sorprendente, se desliza hacia atrás, toma las tijeras que estaban sobre una mesa y se las clava a Carlos, pero este logra esquivar la herida en el pecho, pero no en el brazo.
“¿Y ahora?” le dijo Ravelia con una voz llena de furia “¿Te gusta el Queso, Carlos? ¿Te gusta sentir el dolor?”
Giacobone expresa un grito de dolor, la sangre mancha su camisa blanca, y Ravelia, tijera en mano, se abalanzó sobre él.
Comienza una lucha brutal, llena de violencia y sangre. Ravelia, con sus tijeras, intentó clavárselas en el cuello a Carlos, pero él logra esquivarlas y la empujó hacia atrás. Carlos, con una fuerza inesperada, la golpea en el estómago, y Ravelia cae al suelo, jadeando.
Otra vez Carlos agarró la soga y con una mirada llena de furia, se acercó a ella y la levanta del cuello, con la soga. La empezó a apretar con fuerza, sin dejarla respirar.
“No... No puedo... Morir...” decía Ravelia con una voz débil
Carlos, con una sonrisa maligna, apretó la soga aún más. Ravelia, con los ojos desorbitados, luchaba por respirar. Fue quedando sin fuerzas, hasta que ya no tuvo ninguna. El cuerpo de Ravelia, quedó tendido en el suelo, con una expresión de paz en su rostro. Luxiano, con una mirada de satisfacción, se limpió la sangre del brazo con un pañuelo.
“Te dije que morirías asesinada, Ravelia. Y ahora, me toca a mí” dijo Carlos con una sonrisa macabra, mientras agarró el Queso y lo tiró sobre el cadáver de su víctima diciendo bien fuerte la palabra “Queso”.
El asesino miró se asomó a la ventana y contempló el mar y se habló asimismo “Esta historia tenía otro final, donde el asesino se convierte en víctima, y la víctima en asesina, al estilo Dial M for Murder, la película de Hitchcock, donde el personaje de Grace Kelly logra asesinar con unas tijeras al estrangulador, que su marido había contratado para matarla, pero aca todo es distinto, esto es el Mundo Quesón, y yo Carlos Luciano Raúl Giacobone, soy uno más de los dieciocho Carlos Asesinos de Ravelia la Tatuada, QUESO”.
Y así finaliza nuestra historia, una vez más, Ravelia ha sido asesinada, QUESO.
18 Carlos Asesinos para Ravelia, la Tatuada (la saga completa) o aka Que fue de Couer Rouge?
no había otro relato donde Ravelia lograba matar al asesino? bueno, en esta versión se cumplió la lógica de que siempre es asesinada por un Carlos
ResponderBorrarun forro este asesino, Ravelia se defendió bien pero no le alcanzó, no puede torcer el destino
ResponderBorrarde estos 18 Carlos para la Tatuada, este es el único malo, no la merecía, pobre Tatuada debio clavarle las tijeras
ResponderBorrarme gustaba más cuando lo asesinaban a este tipo, bastante forro, no me convence como asesino
ResponderBorrarLo curioso es que Ravelia pudo haber evitado el ser asesinada pero intentó usar las tijeras en forma letal. Y no le salió.
ResponderBorrarde vez en cuando hay quesones indignos, este Giacobone es uno de ellos, igual como estrangulador estuvo muy bien, un punto a tener en cuenta
ResponderBorrarno estaba mal el queso azul como en el relato de Carlos Missirian
ResponderBorrarsi lo vieran en patas y con el olor a queso que tienen, todas caerian rendidas a sus pies, es un "asesino" muy "chevere"
ResponderBorrartiene que asesinar para no ser el asesinado, asi es el destino de carlos luciano raul giacobone, no tiene otra
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