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Mostrando las entradas de 2016

La Asesina de los Carlos 01: Carlos Grosso

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Aquel día era un viernes. Carlos Grosso estaba en su contaduría, como cualquier otro día, cuando pensaba ocuparse de la empresa Barclays & Mason, uno de sus clientes más importantes y recientes. Grosso, un hombre de unos cuarenta y pico de años, le dijo a su secretario y asistente personal: -           Puede retirarse Matías, ya es tarde, yo me ocupo del tema. -           Muy bien, señor Grosso. -           ¿Durante mi ausencia hubo alguna novedad? -           Sí, mandaron este paquete. Carlos se acercó al paquete, lo abrió    y para su sorpresa, se trataba de un Queso. Era un Queso pategras, con cáscara roja. -           ¿Quién envió esto? -           No lo sé, no tiene remitente, pero se lo envían a usted, fíjese, dice “Sr. Carlos Grosso”. Quizás sea una atención de Barclays & Mason, ellos comercian alimentos. -           Puede ser, sí, puede ser – contestó Grosso, que de todas formas continuaba intrigado ante el Queso que había recibido. Matías, el asistente, se retiró de la

La Asesina de los Carlos 02: Carlos Gerardo Russo

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Despues del asesinato de Carlos Grosso Carlos Russo era un muchacho alto, joven y rubio, que todos los días iba a un gimnasio. Allí conoció a una chica que se presentó así mismo como Carla. Era una joven muy bella, irresistible para el deportista, y por eso resulto lógico que una noche ambos resolvieran encontrarse en un departamento para tener sexo. Carlos estaba desnudo, con solo un calzoncillo que le cubría los testículos, mientras esperaba acostado a la chica. La joven se acercó hacia él, casi desnuda, pues la única parte del cuerpo que tenía cubierta eran sus manos, donde lucía un par de guantes negros. Con sus manos sostenía una bandeja que tenía un Queso. La asesina dejó el Queso sobre un mueble y se acercó adonde estaba Carlos. La chica tomó los enormes pies de Carlos y le dijo: -           ¡Qué pies grandes que tenes! ¿Cuánto calzas, Carlitos? -           Cuarenta y cinco – fue la respuesta de Carlos. -           ¿Puedo oler tus pies? – dijo la chica. -           Bueno, pero m

La Asesina de los Carlos 03: Carlos Eduardo Vazquez

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Después del asesinato de Carlos Gerardo Russo Carlos Eduardo Vazquez era un muchacho alto y morocho que trabajaba en un taller mecánico. En otros tiempos hubiera aspirado a algo mejor, pero la vida lo llevó a tener que conformarse con eso. Una tarde, atendió a una clienta que era una chica rubia, joven y bella. Dijo llamarse Carla. Cada vez que iba al taller quería que la atendiera Carlos. No quería que la atendiera Juan, Roberto o Santiago, los otros empleados del taller mecánico. Un buen día, Carla le dijo: -           ¿Querés tener una noche de sexo conmigo? Si tenes un buen departamento, esta noche te visito. No es necesario que me contestes ahora, tomate tu tiempo. Carlos Vazquez se sorprendió ante el ofrecimiento de la chica. Dejo pasar un rato y esa misma tarde, cuando la chica regresó, le dio la respuesta: -           Te espero esta noche en mi departamento, es la Calle de los Imbéciles n° 236 departamento 17. Así fue como esa noche la chica fue al departamento de Carlos Vazque

La Asesina de los Carlos 04: Carlos Isidro Olarán

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Despúes del asesinato de Carlos Eduardo Vazquez En alguna capital de provincia del norte del país, un muchacho llamado Carlos Olarán salía de un entrenamiento de fútbol. Se dirigió con total tranquilidad al estacionamiento donde se encontraba su auto. Estaba abriendo la puerta del vehículo cuando escuchó una voz de mujer que pronunció en voz alta su nombre: -           Carlos Isidro Olarán. Carlos se dio vuelta y se sorprendio al ver a una mujer joven, rubia, muy bien vestida, delante de él. Pero la sorpresa se convirtió en pánico cuando Carlos se dio cuenta que la chica con sus manos, enfundadas en guantes negros, sostenía un revolver con silenciador que apuntaba directamente hacia él. -           ¿Quién sos? ¿Qué querés? – dijo Carlos con un tono de susto y terror más que evidente. -           Llegó tu hora, Carlos Olarán – respondió la asesina – Soy Carla, la hija de Ana Quesada, ¿Te acordás de ella? La mataron en forma salvaje, a ella, a mi tía, a mi hermana y también a la mucama.

La Asesina de los Carlos 05: Carlos Alberto Enrique

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Despúes del asesinato de Carlos Isidro Olarán Carla ya había cometido su venganza. Los asesinos de su familia, quienes apuñalaron a su madre, a su hermana, a su tía y a la mucama, y la violaron a ella misma, estaban muertos. Los había asesinado a todos. Uno a uno fueron asesinados. Carlos Grosso, el autor intelectual, asesinado a balazos; Carlos Russo, uno de los asesinos, apuñalado en la cama; Carlos Vazquez, otro de los asesinos, asesinado de un cuchillazo en la nuca; Carlos Olarán, participe necesario y complice del crimen, ejecutado a balazos. Los cuatro se llamaban Carlos y la asesina entonces comenzó a tener un odio visceral y psicotico hacia los hombres que se llamaban de esa manera. La asesina se dio cuenta que su sed de venganza no tenía fin y comenzó a buscar nuevas víctimas. Carlos Alberto Enrique era un hombre que solía acostarse con prostitutas en un tugurio ubicado en la zona del puerto. Aquella noche estaba desnudo esperando a Roxana, su prostituta favorita. Para su sorp

La Asesina de los Carlos 06: Carlos Alejandro Alfaro Moreno

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Después del asesinato de Carlos Alberto Enrique Algún tiempo después de acuchillar a Carlos Enrique, su quinta víctima, Carla Quesada, “la Matacarlos”, la asesina de los Carlos, fue a vacunarse contra la Gripe A. Un muchacho llamó a Carla, la chica se acercó y contempló la credencial que tenía el joven. -           Carlos Alejandro Alfaro Moreno – decía. La asesina sintió un fuerte impulso y pensó: “este enfermero será mi sexta víctima, el sexto Carlos al que voy a asesinar”. Debió tranquilizarse un poco, mientras el enfermero, Alfaro Moreno, le dio la vacuna dándole una inyección en el brazo. En los días siguientes, la asesina comenzó a investigar al enfermero, y tras averiguar que el jueves se quedaría toda la noche haciendo guardia, resolvió asesinarlo ese día. Llegó así el jueves por la noche, la asesina fue a la Farmacia y tocó el timbre. Carlos, el enfermero, acudió a abrirle la puerta. -           Buenas noches, ¿En qué puedo ayudarla? -           Vengo por la vacuna. El otro dí

La Asesina de los Carlos 07: Carlos Javier Netto

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Después del asesinato de Carlos Alejandro Alfaro Moreno No pasó mucho tiempo de su último asesinato, cuando Carla, la asesina de los Carlos, la temible cruel y sanguinaria Matacarlos, decidió satisfacer su último criminal cometiendo un nuevo asesinato.  ¿La víctima elegida? Esta vez era un muchacho llamado Carlos Javier Netto, según le dijeron un destacado jugador de fútbol, con una trayectoria que incluía Argentinos Juniors, San Lorenzo, el Racing Club de Avellaneda y River Plate. Famoso por su pegada en los penales y en los tiros libres. Fiel a su estilo, la asesina no tuvo problemas en seducirlo durante una concentración y un domingo por la noche, después de un partido, ya lo tenía en una cama a Carlos Netto. - Seguro que tus pies deben oler muy bien después de un partido – le dijo Carla. - Seguro, nena, seguro, dale, olelos, y juguemos con los pies. Olió los pies y olían muy fuerte. Carlos Netto era muy alto (1,78 metros) pero sus pies alcanzaban un talle cuarenta y cuatro, muc

La Asesina de los Carlos 07: Carlos Nicolás Ciochetto

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Despues del asesinato de Carlos Alejandro Alfaro Moreno Con media docena de crímenes en su haber, la temible “Matacarlos” (la asesina de los Carlos) decidió cambiar de aires y se radicó en la zona norte del Conurbano. Adopto un nuevo apellido, el de Monzón, aunque prefirió mantener su nombre, Carla. Al poco tiempo ya trabajaba en un multimedio relacionado con el rugby. Fue así como conoció a cientos de rugbiers, y lógicamente algunos de ellos se llamaban Carlos. Carlos Nicolás Ciochetto, de Atlético del Rosario, fue su próximo objetivo. El rugbier era fácilmente seducible y una noche Carla logró que Carlos la invitara a su departamento. Ciochetto imaginaba una buena cena, disfrutar después de una copas y de la música, y finalmente tener sexo con Carla. Muchas chicas desfilaban por su departamento. Sobre una mesa muy bien servida había una bandeja con un Queso Gruyere. Carlos estaba sentado sobre la mesa y le daba la espalda a la chica. Carla se dio cuenta que era el momento para asesin

La Asesina de los Carlos 08: Carlos Alberto Di Masi

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Despues del asesinato de Carlos Nicolás Ciochetto Asesinado Carlos Ciochetto, Carla se dio cuenta que nadie sospechaba de ella y podía elegir alguna víctima más proveniente del mundo del rugby. Su siguiente objetivo paso a ser Carlos Alberto Di Masi, un rugbier de cabellos colorados que jugaba en Alumni. Una noche, Di Masi, salió del entrenamiento y se dirigió al estacionamiento. Carlos    comenzó a percibir que una figura femenina se estaba acercando. El muchacho se dio vuelta y contempló frente a él a la asesina, que muy bien vestida, esta vez de rojo, con los guantes negros, lo estaba apuntando con un arma. Era una revolver calibre 45 con silenciador. El rugbier quedó estupefacto al contemplar a la asesina. Nada pudo decir, se limitó a escuchar las palabras de la asesina que pronunció su nombre: -           Carlos Di Masi. Terminó de decir eso cuando la asesina empezó a disparar y lo llenó de balazos al muchacho. Fueron muchos disparos. Di Masi quedó muerto y la asesina no se retiró

La Asesina de los Carlos 09: Carlos Enrique Arguindegui

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Después del Asesinato de Carlos Alberto Di Masi Los crímenes de los rugbiers provocaron una gran conmoción. Lógicamente, la policía creyó que había pruebas suficientes para pensar que estaban vinculados con los anteriores y que la culpable era una mujer joven. Carla se dio cuenta que debía actuar con gran cautela. Debía abandonar la zona donde habitaba y el lugar donde trabajaba, pero todavía tenía margen para cometer algún nuevo crimen. Otro rugbier llamado Carlos, Carlos Enrique Arguindegui, del club Pueyrredón, pasó a ser su siguiente objetivo. Sabiendo que el rugbier se encontraba solo en su casa, la asesina se dirigió al lugar y entró por una ventana. Arguindegui iba a dormir y se dirigió al baño. La chica, entonces, armada con un cuchillo ingresó al dormitorio. Cuando Carlos entró a la habitación, la chica, cuchillo en mano, se tiró sobre él, y comenzó a apuñalarlo en forma salvaje. Le dio como veinte o treinta puñaladas. Cuando terminó, el cadáver del rugbier, totalmente ensangr

La Asesina de los Carlos 10: Carlos Horacio Compagnucci

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 Después del asesinato de Carlos Enrique Arguindegui Ya eran nueve las víctimas de la Matacarlos, cuando Carla volvió a mudarse, y se trasladó a un barrio de la zona oeste de la ciudad. Como siempre, Carla empezó a mutarse con la gente del barrio. Dotada de unos buenos ahorros, se dio cuenta que por un tiempo era mejor tener un trabajo con un sueldo bajo, para pasar desapercibida durante unos meses.    Empezó a trabajar en una verdulería. Se dio cuenta que muchos de sus clientes se llamaban Carlos. Pero al mismo tiempo, no resultaban atractivos como víctimas. “Sí, se llamarán Carlos, pero mi target de víctimas debe ser más exigente” reflexionó “tiene que ser alguien atractivo”. Pasado un tiempo empezó a frecuentar por la verdulería un cliente cuarentón, medio alto, pelado, dientudo. Había algo que a la chica le atraía. Un día el cliente sacó una tarjeta y por casualidad, la asesina pudo ver el nombre. “Carlos Horacio Compagnucci” rezaba la identidad de la tarjeta. Carla ya no dudó más.

La Asesina de los Carlos 11: Carlos Luciano Raúl Giacobone (Luxiano Bone o Raúl Giaco)

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Después del asesinato de Carlos Horacio Compagnucci Tiempo después de asesinar a Carlos Compagnucci, la asesina empezó a trabajar como asistente en una agencia de extras para TV, Cine y Teatro. Carla escuchó hablar de una publicidad donde iban a trabajar una gran cantidad de artistas. La chica leyó el reparto, y había como diez hombres, su instinto criminal se despertó y pensó “¿Si hay algún Carlos, no sería una buena oportunidad para que fuese mi próxima víctima?”. Hacía un tiempo que no asesinaba a nadie y su sed asesina ya quería saciarse. Carla repasó los nombres del staff, Hernán Drago, Ivo Cutzarida, Iván De Pineda, Juan Cicala, Mario Guerci, Rodrigo Orihuela, Luxiano Bone, Diego Ballut, Ezequiel Lavezzi y Bruno Labaque. “Qué desilusión” pensó la asesina “ bueno, ya encontraré a alguien para asesinar”. Le trajeron los n° DNI y los nombres de quienes trabajaban para cargarlos en una planilla y liquidar los sueldos. La chica empezó a pasar uno despreocupada cuando de repente se fij