Carlos Fernando Navarro Montoya, asesino Queson
Buenos Aires, fines de los años ’80.
Una contadora se encontraba aún en su
estudio contable a altas horas de la noche. Eran los tiempos de la
hiperinflación y la especulación financiera y por eso esta contadora, a la que vamos
a llamar Susana, trabajaba sin descanso “dibujando” los números de las empresas
para las cuales trabajaba.
De repente, la contadora escuchó un ruido
extraño, parecía como que alguien había abierto la puerta y entrado a la
oficina. Susana se asustó, tomó con sus manos un picahielos, para usarlo como
arma de defensa, y comenzó a caminar hacia la puerta. Llegó al lugar y para su
sorpresa, la puerta estaba abierta, la contadora se asustó, y el susto se
convirtió en terror al escuchar una voz masculina que le decía:
-
Buenas noches contadora Susana Rebeca
Zysmann.
La contadora se dio vuelta, y se paralizó
al ver frente a ella a un hombre alto, muy bien vestido, con unos guantes
negros sosteniendo una escopeta con silenciador del tipo red jacket. De nada le
sirvió a la contadora tener el picahielos como arma de defensa, pues del susto,
lo soltó y cayó al piso.
-
Pero, ¿Vos sos...?
-
Sí, soy Carlos Fernando Navarro
Montoya, el arquero de Boca Juniors, en mi vida pública juego al fútbol, pero
en la privada soy un asesino Queson de mujeres, a veces asesinó por placer, a
veces por dinero, hoy asesino por dinero.
No hubo más dialogo pues Carlos Fernando
Navarro Montoya disparó el arma varias veces asesinado a la contadora. Cuando
terminó, abrió el maletín que llevaba, guardó el arma y sacó un Queso de gran
tamaño y cascara roja, arrojándolo sobre su víctima, mientras decía en voz
alta:
Un par de meses después, en horas de la
noche, una chica joven de cabellos negros, de nombre Constanza Bonifacini, se
encontraba sola en su casa esperando a su mejor amiga. La chica salió al
escuchar el timbre y preguntó quien era.
- Romina – fue la respuesta del otro lado
de la puerta. Ese era el nombre de su mejor amiga.
Constanza abrió la puerta, pero para su
sorpresa, su amiga no estaba sola, sino junto a ella estaba nada más ni nada
menos que Carlos Fernando Navarro Montoya, el “Mono”, el arquero de Boca
Juniors, vestido de ninja.
Romina gritó desesperada:
-
¡Socorro! Navarro Montoya quiere
asesinarme.
-
Navarro Montoya no quiere asesinarte –
fue la respuesta del arquero – Navarro Montoya va a asesinarte.
El arquero tiró entonces un puñal que
impactó en el pecho de la chica, a continuación Navarro Montoya tiró también un
Queso de gran tamaño y cascara roja sobre la chica, ya muerta, y dijo en voz
alta:
-
Queso.
Constanza contempló horrorizada la escena
de cómo Navarro Montoya asesinaba a su mejor amiga, y paralizada por el miedo,
no podía reaccionar.
-
Soy Carlos Fernando Navarro Montoya,
el arquero de Boca Juniors, en mi vida pública juego al fútbol, pero en la
privada soy un asesino Queson de mujeres, a veces asesinó por placer, a veces
por dinero, hoy asesino por placer – le dijo Navarro Montoya.
No hubo más dialogo pues Carlos Fernando
Navarro Montoya sacó otro puñal y lo tiró sobre la chica, clavándoselo
directamente en el corazón. a la contadora. Cuando terminó, abrió el maletín
que llevaba, sacó un Queso de gran tamaño y cáscara roja, arrojándolo sobre su
víctima, mientras decía en voz alta:
Queso.
hay gente q se droga fuerte y le pega tan bien, q salen cuentos de carlos asesinos y quesos !
ResponderBorrarfabulosoooooooooooo
ResponderBorrarGruyere y Roquefort.
ResponderBorrarComo olvidar cuando a Navarro lo asaltaron al terminar un partido en sus ultimos dias de arquero (creo que en la B) y lo dejaron en bolas en la cancha,
Si un asalto siempre es feo que te pase, pero cuando lo vez por tele alguna que otra risa te saca.
Me parece que lo vi en el noticioso de ''Azul television''
El Mono, Oscar Cordoba y el Pato Abondanzieri. Mis 3 grandes ídolos de infancia y adolescencia. Esa época en la que se jugaba por la camiseta y no por el ego. Hoy en día cualquier jugador del asecenso a la liga europea se cree lo más.
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