El Asesino de Ingrid Grudke
Sabado por la mañana, mientras el cadáver de Belen Francese era descubierto en su mismo edificio, Carlos Bossio se trasladó al famoso Hotel Las Pleyades, ubicado en algún lugar equidistante entre Mar del Plata y Villa Gesell.
Allí se desarrollaba en aquel fin de semana de otoño una gran Feria de Quesos. Carlos Bossio simuló ser un empresario agropecuario, el papel visible que desempeñaba para la sociedad además de su rol de futbolista. Estaba convencido que allí encontraría a quien sería su víctima.
Era solo cuestión de tiempo. Estaba lleno de damas elegantes, entre esposas y amantes que asistían al evento. Una cuestión de saber elegir, ya sea por azar.
Allí se desarrollaba en aquel fin de semana de otoño una gran Feria de Quesos. Carlos Bossio simuló ser un empresario agropecuario, el papel visible que desempeñaba para la sociedad además de su rol de futbolista. Estaba convencido que allí encontraría a quien sería su víctima.
Era solo cuestión de tiempo. Estaba lleno de damas elegantes, entre esposas y amantes que asistían al evento. Una cuestión de saber elegir, ya sea por azar.
No tuvo que esperar mucho: en la Feria estaba la modelo Ingrid Grudke, pareha de un conocido empresario de medios de comunicación. Carlos decidió que Grudke tendría el sangriento honor de ser la “víctima número cien”.
Para ello, Carlos consiguió las dos hormas de Queso Gruyere.
más grandes que podamos imaginar. Una era para comérsela entera, otra para tirar sobre el cadáver de Grudke después de apuñalarla. Al mismo tiempo, Carlos compró dos gigantescos y enormes cuchillos, las armas con las que pensaba cometer el asesinato, mucho más grandes que cualquier cuchillo de carnicero.
Para ello, Carlos consiguió las dos hormas de Queso Gruyere.
más grandes que podamos imaginar. Una era para comérsela entera, otra para tirar sobre el cadáver de Grudke después de apuñalarla. Al mismo tiempo, Carlos compró dos gigantescos y enormes cuchillos, las armas con las que pensaba cometer el asesinato, mucho más grandes que cualquier cuchillo de carnicero.
Aquella noche, sábado por la noche, vio a Ingrid Grudke, se dio cuenta que el famoso empresario no dejaba a la modelo. En un principio, Carlos Bossio pensó en cambiar de víctima pero luego se arrepintió y pensó “mejor no, ya veremos mañana”.
El domingo, para beneplácito de Carlos, Ingrid Grudke apareció sola por en la Cena. El futbolista no dudo en acercarse y le dijo:
“¿Sola?”
“Sí, sola” fue la respuesta de Ingrid “Yo te conozco, vos sos Chiquito Bossio”
“Sí, así me conocen en el fútbol. Pero decime Carlos”
“Qué alto y patón que sos, ¿Cuánto calzas?” preguntó Ingrid mientras contemplaba los pies del futbolista.
“Cincuenta. Podemos pasarla muy bien esta noche”
“Te espero en mi habitación”.
Tuvieron sexo aquella noche, y la pasaron muy bien. Grudke permanecería aún una noche más en el hotel, la noche del lunes, la noche que el Quesón pensaba actuar.
Era aún temprano, las siete y media de la noche, antes de la cena, cuando Carlos decidió actuar.
Vestido totalmente de negro, la ropa que solía siempre que cometía un crimen, incluyendo unos guantes que le cubrían las manos y un pasamontañas que le tapaba la cara, con los Quesos y los cuchillos, Carlos se dirigió hacia la habitación del hotel donde se alojaba la modelo.
Era aún temprano, las siete y media de la noche, antes de la cena, cuando Carlos decidió actuar.
Vestido totalmente de negro, la ropa que solía siempre que cometía un crimen, incluyendo unos guantes que le cubrían las manos y un pasamontañas que le tapaba la cara, con los Quesos y los cuchillos, Carlos se dirigió hacia la habitación del hotel donde se alojaba la modelo.
Cuando la modelo ingresó a la habitación, Carlos la tomó por sorpresa desde atrás y la durmió con cloroformo. Después la ató a la cama, y cuando la chica se despertó, la obligó a chuparle, besarle, olerle y lamerles los pies.
Una y otra vez Grudke le besó, olió, chupó y lamió las pies. Como drogada o inconsciente, Ingrid le dijo a Carlos:
- Me encantaron tus Quesos, Carlos. Cogeme de vuelta, como anoche.
- Con mucho gusto, Ingrid.
Carlos le chupó las tetas, la concha, le hizo cosquillas en todo el cuerpo, le dio patadas en el culo y la penetró por la vagina. Goce sexual total para Ingrid Grudke. Carlos Bossio le hizo pasar un extasis nunca visto.
Carlos tomó el cuchillo y se acercó a Ingrid, le paso el cuchillo por todo el cuerpo, la modelo sintió así el frío filo del arma blanca sobre su cuerpo. Carlos levantó el cuchillo y le asestó una profunda puñalada, la primera puñalada.
Primero un corte profundo en el estomago, clavándole el cuchillo hasta el mango, para luego hacerle un tajo profundo de izquierda a derecha, y luego otro de derecha a izquierda. A continuación, otra cuchillada en el pecho, también hasta el mango. Y luego vinieron cuchilladas y cuchillazos. Una tras otra, hasta totalizar como ciento veinte cuchillazos, después le tiró el Queso, tras lo cual dijo en voz alta:
- Queso.
Carlos estaba satisfecho: había cometido el crimen número cien, era el más grande asesino serial de mujeres que la historia moderna conoce...
Una y otra vez Grudke le besó, olió, chupó y lamió las pies. Como drogada o inconsciente, Ingrid le dijo a Carlos:
- Me encantaron tus Quesos, Carlos. Cogeme de vuelta, como anoche.
- Con mucho gusto, Ingrid.
Carlos le chupó las tetas, la concha, le hizo cosquillas en todo el cuerpo, le dio patadas en el culo y la penetró por la vagina. Goce sexual total para Ingrid Grudke. Carlos Bossio le hizo pasar un extasis nunca visto.
Carlos tomó el cuchillo y se acercó a Ingrid, le paso el cuchillo por todo el cuerpo, la modelo sintió así el frío filo del arma blanca sobre su cuerpo. Carlos levantó el cuchillo y le asestó una profunda puñalada, la primera puñalada.
Primero un corte profundo en el estomago, clavándole el cuchillo hasta el mango, para luego hacerle un tajo profundo de izquierda a derecha, y luego otro de derecha a izquierda. A continuación, otra cuchillada en el pecho, también hasta el mango. Y luego vinieron cuchilladas y cuchillazos. Una tras otra, hasta totalizar como ciento veinte cuchillazos, después le tiró el Queso, tras lo cual dijo en voz alta:
- Queso.
Carlos estaba satisfecho: había cometido el crimen número cien, era el más grande asesino serial de mujeres que la historia moderna conoce...
JAJAJAJA. Conozco a Ingrid, le voy a pasar tu historia, se ca a cagar de risa ja ja ja hubo un encuentro con Chiquito Bossio ja ja ja a partir de ahí siempre la quiso Quesonear
ResponderBorrarqué habrá hecho Cristóbal López despues de que quesonearon a Ingrid Grudke?
ResponderBorrarPor lo menos disfrutó de Ingrid Grudke antes de matarla. Eso revela algo de buen gusto.
ResponderBorrarUh, Otra vez el loco de los quesos
ResponderBorrarExcelente historia. Siempre sospeché que Chiquito Bossio era un Quesón, se le ve hasta en su forma de caminar. Y en el rostro tiene cierto parecido con Delfino, quizá el Quesón más famoso y brillante que ha dado el planeta hasta hoy; yo creo que debe existir cierto patrón fenotípico entre los Quesones, no creo que sea casualidad que se parezcan tanto. Tipos generalmente altos y delgados, de pómulos prominentes y con enormes pies.
ResponderBorrarJAJAJAJA. Conozco a Ingrid, le voy a pasar tu historia, se ca a cagar de risa
ResponderBorrarAlgún tipo de trastorno de chiquito con los quesones papu?... aflojale a la obsesión, mentira, vos dale pa delante hasta que la home reviente de esta maravilla.
ResponderBorrarQue mierda es esto ??????????????? Parece que vos soñas con comerte el queso de bossio
ResponderBorrarsegui así, terminas en hollywood o trabajando en area quesos de la serenisima ...no tiene techo ...
ResponderBorrarDame mi queshitoo
ResponderBorrarQuesooo
ResponderBorraryo no entendí el final... Bossio sabía que Grudke le tendió una trampa?
ResponderBorrarcómo le gusta Quesonear minas a Chiquito Bossio
ResponderBorrarLa historia está bien con el morbo. Podría agregarse algo más de detalle en el primer encuentro. Alguna foto trucada, cuando el narrador tenga tiempo. Y el detalle de la clonación de Ingrid, alguna de las cuales podría llegar a la carcelera Astrid.
ResponderBorrarParece que han clonado nuevamente a Ingrid Grudke, sólo que esta vez salió un tanto fisicocultorista. Que puede ser quesoneada o entrar al servicio de Astrid Breitner.
ResponderBorraryo creo que un equivalente de "quesonear" y "quesoneada" podríamos ser "carlosear" y "carloseada" dado que para el blog "Queso" y "Carlos" son sinonimos
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