El Asesino de Martina Cortese

Siempre después de un partido de básquet donde las cosas le iban muy bien, y aquella temporada en Houston Rockets era muy placentera, Carlos Delfino estaba siempre muy “cachondo” como dirían los españoles. Por eso, a su esposa, la italiana Martina Cortese no le llamó la atención que Carlos le pusiera sus enormes y olorosos pies talles cincuenta sobre su rostro. La italiana estaba acostumbrada a oler aquel Queso suculento, pero esta vez olían de un modo espectacular, para cualquier mortal hubiera sido un olor asqueante e insoportable, pero para Cortese era algo sublime, y así, olió, chupó, besó y lamió los pies de Carlos, que no son los pies de alguien cualquiera, son los pies de un basquetbolista de la NBA. Resulto lógico que después de aquel verdadero festival de pies, Martina chupara durante largo rato la pija de Carlos. Calza cincuenta, imagínense el tamaño de su miembro viril. Y despues, Carlos le dio una penetración tan fogosa, como delicada, suave e intensa, para que la it...