El Asesino de Candela Vetrano

Carlos “el Cali” Izquierdoz no había tenido un buen partido en Boca Juniors aquella tarde. Todo lo contrario: era un partido decisivo, histórico y determinante. Carlos había metido un gol en contra. Ese gol en contra evito que su partido ganara aquel día. Era una noche triste para el Cali mientras reflexionaba porque había jugado tan mal, y en que debía mejorar. Carlos olio las calcetines que había usado en el partido. Olían a Queso. Era un olor muy fuerte, apestante y profundo. A Carlos le gustaba. Le dio ganas de comerse un Queso, a ver si pasaba el mal momento. Movido por un instinto muy extraño, Carlos se puso los guantes, unos guantes negros que tenía, y tomó un enorme cuchillo. Un cuchillo largo y filoso. Se acercó a la heladera y sacó una enorme horma de Queso. Era un gran Queso Maasdam, importado de los Países Bajos. La puso en una bandeja y la llevó a la mesa. Carlos empezó a cortar el Queso con el cuchillo y comenzó a devorarlo. Fue cuando estaba comiendo el ...