El Asesino de Eugenia Lemos


María Eugenia Lemos, es una actriz y modelo argentina, reconocida por su participación en distintos programas en los respectivos países, como Bailando o Combate. Actualmente es rostro del canal chileno Mega. Evidentemente su nombre quedó olvidado por todos, no para Lady Dumitrescu, que desde Londres, se dio cuenta que era la única mina que no había sido quesoneada de una lista que figuraba en Google.
- Pobre mina, es la única que queda, pero el círculo debe ser cerrado, no quedar abierto de ninguna manera. Es como cuando no te interesa un libro o un disco de una colección, pero lo terminas comprando igual para completarla. En el Mundo Quesón, las cosas son así. ¿A qué Quesón le toca? Veamos, ya sé, alguien aún desconocido, Carlos Benavídez, un futbolista uruguayo, ahora en Independiente, 1,85 metros de altura, 47 de calzado, promete ser un buen Quesón, ya cometió algunos asesinatos de minas ignotas en el Conurbano bonaerense, tendrá esta chance. Morocho, huele a Queso en la piel, no solo en los pies. Le diré que le lleven el cadáver a Astrid, ja, ja. Un regalo por su lealtad.



Dicen que Independiente fue a disputar un partido amistoso a Chile, pudo ser un amistoso, pudo ser la Copa Sudamericana, algo de eso sería, sin dudas, esa fue la razón por la que Carlos Benavídez estaba allí, del otro lado de la cordillera. Dicen que Eugenia Lemos, salía del canal chileno, cuando de repente, se vio rodeada de cuatro mujeres iguales a María Laura Santillan, la rodearon y la empezaron a toquetear, o a violar lésbicamente hablando.
- ¡Socorro! ¡Estoy sufriendo un ataque lésbico! – gritó aterrorizada Lemos.
- ¡Yo te ayudaré! – se escuchó una voz masculina, era Carlos Benavídez, el jugador de Independiente. 
Simulando una pelea, muy light, Carlos logró apartar a las Santillanas, que se fueron del lugar, mientras se reían, pues sabían que todo era una parodia.
- ¡Gracias! ¡Esas mujeres me estaban atacando! ¿De donde salieron esas minas iguales a Santillan? ¿Quién sos?



- Me llamo Carlos, Carlos Benavídez, soy uruguayo, pero juego en el club de Independiente de Argentina. El Rey de Copas. Los Rojos de Avellaneda.
- De fútbol no sé nada, aunque veo que sos patón, siempre tuve fantasías con futbolistas patones y morochos como vos, y que se llamen Carlos – mientras decía eso, Lemos pensó “¿Qué estoy diciendo?” como si una fuerza oculta la llevara a decir algo y agregó – Quiero coger con vos – Lemos no podía creer que dijera eso, pero lo dijo, como movida por un impulso extraño, ¿Desde cuando le gustaban los patones, los morochos y los Carlos?.
- Perfecto, lo haremos entonces.
Así, Lemos se vio sumado en una intensa y fogosa relación con Carlos Benavídez, de una pasión increíble, primero quedó tendida en el piso, chupando, oliendo, besando y lamiendo los pies del futbolista, después juegos y relaciones sexuales imposibles de describir con palabras.
- No puedo creerlo, es como que acabo de llegar al cielo.
- Es que ahí a donde irás nena, o polola, o guagua, como dicen acá en Chile. 



A continuación Carlos Benavídez se tiró sobre Lemos con un cuchillo y la apuñaló salvajemente, fueron 57 puñaladas, una tras otra, y a continuación, tiro el Queso.
- Queso – dijo Carlos Benavídez.
El asesino finalizó su tarea. Esta vez un crimen con cierta relevancia, ya no era una minita del conurbano o de Montevideo, algo que queda olvidado en medio de todos los Quesos que se tiran a diario en el mundo entero. Las Santillanas regresaron y se llevaron el cadáver de Lemos para enviárselo a Astrid, la carcelera nazi de la prisión Charlotte Corday, donde se solían hacer experimentos genéticos y clonaciones.
- ¿Estuve bien, Lady? – le preguntó Carlos Benavídez a Dumitrescu cuando se comunicó con ella vía Skype.
- Perfecto, sos un buen Quesón, sabía que no fallarías.
- ¿Puedo preguntarle algo, Lady?
- Dime, Carlos.
- ¿Es verdad que cogió con Moyano, el presidente de mi institución?
- Ja, ja, ja – río Dumitrescu - ¿Y porque no? También cogí con Felipe, el Príncipe de Edimburgo, el esposo de la Reina Isabel, la Reptiliana, yo la hice cornuda por primera vez, ni siquiera se habían casado, ja, ja, por eso me teme tanto.
Y sí, era hora que el mundo lo supiera. Y así finaliza este relato Quesón, con la presentación de Carlos Benavídez, un Carlitos más.

Comentarios

  1. excelente la revelación de Dumitrescu, por algo Moyano contrato a este Carlos

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  2. no me acordaba de esta tipa, Carlos Quesón siempre busca víctimas, una víctima que puede funcionar, una cantante idiota de los 90 llamada Twiggy, la pueden quesonear en un esos relatos tipo retro

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  3. No me acordaba de esta chica.
    Hago notar ese detalle de que la Lady la llamó Pobre mina, pero que había que completar un círculo. Como si se ajustara a un orden, algo místico. Tal vez sea un secreto que no revela a los quesones.
    La reptiliana le teme, me gusta eso. Y que el principe Felipe prefiera a la rumana, tiene mucho sentido. Pensé que iba a mencionar a Paul Toombes.

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  4. Que carajos acabo de leer... y como cai aca???

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