La Asesina de Matías Ale, Santiago Artemis y Matías Fioretti
LA SAGA DE CARLA ROMANINI, LA QUESONA ASESINA
LA ASESINA DE MATÍAS ALÉ, SANTIAGO ARTEMIS Y MATÍAS FIORETTI
La imagen de un asesinato: el basquetbolista Matías Fioretti, víctima del crimen, con su asesina, Carla Romanini, momentos antes de ser asesinado y quesoneado
Dicen que esto ocurrió después de que Carla Romanini asesinará a Martín Naidich y antes de que asesinará a Santiago Artemis. Como sabemos esta sanguinaria, cruel e implacable asesina de hombres, amante de los cuchillos y las armas blancas, tiene una especial predilección por asesinar a hombres llamados Matías. Por eso resulta lógico que entre sus víctimas potenciales figurara Matías Alé, el popular actor, figura mediática y ex pareja de Graciela Alfano. La razón, sin embargo, por la cual Carla fue postergando el asesinato se debió a la sencilla razón de que el nombre completo de Matías Alé es Juan Matías Eslaiman Alé, o sea que se hizo famoso por su segundo nombre y su segundo apellido… Carla se acordó que entre sus víctimas figuraba Juan Pérsico…
- Ya asesiné a un Juan, y a Matías Alé todos lo conocen por su segundo nombre, o sea que lo asesinaré, y listo – pensó Carla, mientras se miraba al espejo, en su lujoso departamento de Puerto Madero, escenario de muchos de sus asesinatos.
Revolviendo entre sus armas, Carla encontró un cuchillo con forma de katana, un arma similar al que uso Ravelia Zamas, la gran maestra de las Quesonas Asesinas, para asesinar a Fabricio Oberto. Carla no dudó: esa sería el arma a usar para asesinar a Matías Alé.
Decidida a cometer ese asesinato, Carla se trasladó a la ciudad de Mar del Plata donde el señor Alé se encontraba realizando una temporada de verano, con esas obras tan malas que se suelen ofrecer en estos contextos. Alé se hospedaba en el hotel Costa Galana, el más caro de la Ciudad Feliz, y Carla no tuvo problemas en conseguir una lujosa habitación por una noche, justo la misma que había usado la Señora Mirta Legrand, la eterna e inmortal conductora de los almuerzos.
- Quizás logre contagiarme de la eternidad que parece rodear a esa señora – comentó Carla – sobre todo ahora, que quesonearon a Juanita Viale, ja, ja, ja, ja.
Para una asesina de hombres tan experta y sanguinaria como Carla Romanini, resultó fácil esperar el momento adecuado para asesinar a Matías Alé, cuando se dio cuenta que el ex novio de Alfano estaba en su habitación, se dirigió a ella, con los guantes negros, el cuchillo en forma de katana, y el Queso, un gran Queso.
Matías Alé estaba tirado en una especie de diván, con un calzón como única prenda, Carla entró a la habitación con total impunidad, la llave de la suya le servía también para entrar ahí.
- Se ve que Legrand entraba a la habitación de Ale.
Alé miró sorprendido a Carla, mientras avanzaba hacia ella, quedo prendado de la rubia…
- ¿Quién sos? ¿La reencarnación de Graciela Alfano, tal vez?
- Ja, ja, ja – río Carla – ya sé que tenes experiencia místicas, a Madame Alfano se la comieron las ratas, despues que le tiraran un Queso, yo también vengo a tirarte un Queso.
Carla, con la fuerza que sola una Quesona mientras esta quesoneando suele tirar, tomó el gran Queso que tenía y lo tiró sobre Matías Alé. El actor quedo sorprendido por aquello, y mientras tenía el Queso encima, se quedo quieto, Carla agarró un par de botellas de champagne que había en un costado, las agarró y ahora bañó a Ale con el champagne.
- Podríamos haber compartido el champagne, era para beberlo, igual me gusta que me bañes así, me encanta – le dijo Matías.
- Es que quiero Queso con Champagne, al estilo Matías Ale, ja, ja – dijo la asesina.
Carla en ese momento levantó el cuchillo en forma de katana, podría haber partido en dos a Alé si quería, pero lo que hizo fue cortar el Queso, lo partió en dos mitades, cada una con sus voluminosos agujeros, y a una de las mitades, la empezó a cortar en cubos, cientos de cubos, todo encima del cuerpo de Alé.
- Me encanta esto, me da mucha potencia sexual – dijo Alé.
- Lo sé – contestó la asesina – por eso lo hago, ahora comete los cubos de Queso, dale, hacelo.
Y así hicieron, ella le fue dando los cubos de Queso uno a uno, mientras lo seguía bañando con botellas de champagne, había decenas en la habitación, al mismo tiempo, mientras Alé comia los cubos de Queso, ella le hacia cosquillas en los pies, los pies de Alé no eran muy grandes (talle 42/43), pero estaban muy bien cuidados para compensar, y no tenían mal olor, sino todo lo contrario.
Carla se tiró encima y ahí empezó la cogida, fue algo muy intenso, en medio de todo ese baño de Queso y Champagne, cogieron en forma muy intensa y apasionada, fue algo sensacional, Alé quedó impregnado de gozo y placer como nunca.
- Y falta lo mejor – señaló Carla, que con el cuchillo en forma de katana en la mano, se puso detrás de Alé, que seguía acostado en el sofá.
Carla empuño con fuerza el cuchillo y ¡raaaaaajjjjjjjjjjjj! le cortó el cuello con dos profundas heridas, una de izquierda a derecha, y otra de derecha a izquierda….
- ¡Aaaaaajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj! – fue el grito de dolor de Matías, mientras era asesinado.
- Ravelia no decapitó a Fabricio Oberto, se contentó con degollarlo – pensó Carla – pero de este sí, me llevó la cabeza, ja, ja.
Y así fue que Carla siguió rebanando el cuello de Alé, hasta cortarle la cabeza.
- Queso – dijo Carla mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Matías Alé.
Con total impunidad, esa extraña y repetitiva impunidad que rodea a las grandes asesinas, a las Quesonas, Carla abandonó la escena del crimen y un par de horas el Hotel Costa Galana, en una valija especial se llevaba como trofeos, la cabeza (ya embalsamada por ella misma en ese rato) de Matías Alé, más un par de zapatos de su víctima. Se sentía que había cometido un gran asesinato, uno más en su sanguinaria carrera, eso sí, este era una suerte de cuenta pendiente, ahora saldada.
El diseñador de moda y heterofobico, Santiago Artemis, se encontraba en su departamento. El excéntrico modisto gay, que en más de una ocasión tuvo palabras de rechazo, odio y animadversión hacia los heterosexuales, acababa de regresar de un evento muy importante. Tan cansado estaba, que ni siquiera se desvistió, y así como estaba, con su traje y sombrero, se acostó.
Cerró los ojos, tan cansado estaba que pensaba que se iba a dormir muy rápidamente, pero escuchó ruidos, como si alguien caminará en la habitación. Santiago prendió la luz, y se levantó, miró para todos los costados, rastreo todo el departamento, no sin cierto temor, pero no vio nada, no había nadie, era todo producto de su imaginación, se volvió a acostar, sin desvertirse ni nada. Cerró los ojos y se preparó para un buen sueño.
Pero no habían pasado ni treinta segundos cuando Santiago sintió un fuerte golpe sobre su cabeza, se despertó sobresaltado y para su sorpresa, sobre su cuerpo, había… ¡Un Queso!
- ¡Un Queso! – exclamó aterrorizado Santiago - ¿Qué es esto?
- Regalo de Carla, de Carla Romanini, la Quesona Asesina – dijo una voz de mujer, y ante Santiago, estaba la modelo Carla Romanini, con guantes negros sosteniendo un gran cuchillo.
- ¡Carla! – dijo aterrorizado Santiago - ¡Carla Romanini! ¡Vos estabas en el evento hace un rato! ¡Eras una de las modelos!
- Claro que ahí estaba – dijo la asesina – y no me gustó ese discurso que dijistes, donde creyéndote superior por ser gay, dijiste que todos los heterosexuales eran una mierda.
- Yo no quise decir eso, estas equivocada, me referí a situaciones de mi infancia, mis padres eran mormones, fanáticos religiosos, lo que quise decir es… - decía Santiago, balbuceándose y tragando saliva, pues tener a una asesina como Carla Romanini enfrente, con un cuchillo en la mano, es algo que provoca terror en cualquiera.
- Ya es tarde, Santiago Artemis, o Santiago Navarro, como es tu nombre real, Artemis, como la diosa de la noche y de la caza, ja, ja, solo una mujer puede ser eso, querido Santiago, y vos sos una escoria humana – Carla levantó el cuchillo como preparándolo para apuñalar a Santiago.
- ¡No me asesines! ¡No me asesines! ¡No me asesines! – comenzó a suplicar Santiago Artemis, sin moverse de la cama, del terror que tenía.
- He asesinado a muchos hombres, a muchos les tiré un Queso, y muchos me han dado goce sexual antes de recibir su Queso, pero con vos no vale la pena, Santiago, ja, ja.
Carla, cuchillo en mano, se tiró sobre Santiago Artemis, y comenzó a apuñalarlo en forma salvaje, una, dos, tres, diez, veinte, cincuenta, sesenta, setenta y ocho puñaladas, una tras otra, el cadáver del diseñador de modas quedó ahí, con tajos y cortes en todo el cuerpo, la sangre desparramada por todos lados.
Con el asesinato ya cometido, y la satisfacción del deber cumplido, la asesina limpió el cuchillo con las cortinas, lo guardó, y agarró el Queso.
- Queso – dijo Carla Romanini – Santiago Artemis, o mejor dicho, Santiago Navarro, tal el nombre de esta escoria humana – dijo la asesina.
La asesina continuó contemplando el cadáver de su víctima por algunos minutos más, y con total impunidad, abandonó la escena del crimen, uno más en su larga lista de hombres quesoneados.
- Ja, ja, ja – río Carla - ¿Quién será el próximo? Ya ni se cuántos van. Lo que se sí es que seguiré asesinando tipos, seguiré quesoneando chabones, porque soy Carla Romanini, la Quesona Asesina.
LA ASESINA DE MATÍAS FIORETTI
Dos semanas después del asesinato de Santiago Artemis (o Santiago Navarro)
Pudo ser un día como cualquier otro día, en el cual Carla Romanini solo se preocupaba por ver a que nivel podía llegar del Candy Crush o del Farm Heroes Saga, los populares juegos de Facebook, pero dado que Carla Romanini, además de ser una bella y consagrada modelo, es también una asesina serial de hombres, cruel, sanguinaria e implacable, también comenzó a pensar en quien podría ser su próxima víctima, cuando se aburrió de dichos juegos.
- ¿Un rugbier, tal vez? Ya asesiné a varios, ja, ja – río Carla - ¿Un basquetbolista tal vez? Ja, ja, ¿Se llamará Matías, como muchas de mis víctimas? ¡Ja, ja! – seguía riendo Carla.
Carla tomó unos dados, dejo uno en el cubilete, y pensó: “Si sacó hasta tres, la víctima será un rugbier, si sacó más de tres, la víctima será un basquetbolista”.
Carla tiró el dado y sacó un cuatro: “La víctima será un basquetbolista, ja, ja, Queso”, y sacó un puñal y, con sus guantes negros, lo clavó sobre un Queso.
“Tiraré los dados nuevamente” pensó la asesina “Si sacó hasta un seis, mi víctima se llamará Matías, cualquier otro número, mi víctima se llamará de otro modo, ja, ja” y volvió a decir en voz alta:
Y clavó otra vez el puñal sobre el Queso. Tiro el dado, y para su placer y satisfacción, el veredicto del azar fue inapalable: un seis.
- ¡Un seis! – dijo Carla – Mi víctima será un basquetbolista y se llamará Matías.
Googleo entonces “Matías basquetbolista” y encontró una noticia que le llamó la atención “Repudio hacia el relator que se burló del jugador Matías Fioretti” (1).
El encabezado completaba la noticia: ““Fioretti vende `yugo´ y ¡`Queisho, queisho´!”, dijo Facundo Bonetto sobre el ex Monte Hermoso Basket. Es el relator del straming de Unión Vecinal (La Plata) en el Torneo Federal”.
- ¿Queisho, Queisho? – se preguntó Carla – Ja, ja, muy gracioso, debe ser algo relacionado con la droga, sin duda, pero no importa, Queisho suena a Queso, y con esto ya es suficiente. ¿Dónde juega? ¿Los Indios de Moreno? Que equipo tan pedorro, ja, ja, a mí me gusta asesinar a hombres más refinados, pero ya esta, la decisión esta tomada, ya sé quien será mi próxima víctima, Matías Fioretti. ¡Queso!
Y nuevamente Carla clavó el cuchillo en el Queso, que bastante apuñalado quedo. Obviamente no probó ni un bocado de aquel Queso, ella solo las usaba para tirárselos a sus víctimas, nunca los comía, se los tiraba porque era sus víctimas, solo Queso.
No le resultó fácil a Carla, una chica tan refinada acostumbrada a las bondades de la Costa Azul Francesa, trasladarse hasta Moreno, una ciudad de lo más profundo del Conurbano Bonaerense, repleta de pobres y marginales, pero su deseo de asesinar era tan alto, que no le hizo asco a nada, y hacia allí fue, sabiéndose que la verían como un bicho de otro pozo. O quizás no tanto, al fin y al cabo, es un equipo de basketball, y los pobres no se dedican a eso, sino al fútbol, en la lógica cartesiana de Carla Romanini.
Lo cierto es que aquella tarde, Matías Fioretti se fue a entrenar como cualquier otro día, sin imaginar que figuraba en la lista de una asesina serial, y en esa lista, como su próxima víctima, su objetivo más inmediato. Al finalizar, se fue a bañar como siempre, pero por imperio del azar, o mejor dicho de los dados, debía esperar ser el último en bañarse. No se hizo problema, y tras tomar una cerveza, esperó que todos sus compañeros se bañaran. Cuando ya no quedaba nadie, Fioretti entró al mismo.
Creyó estar solo, pero grande fue su asombro y sorpresa, cuando vio que en realidad no estaba solo, sino que ante él, estaba una rubia muy bella, una rara avis en esas geografías del Conurbano Bonaerense.
- No te bañes, Matías, te quiero así, sucio, con olor de entrenamiento.
- ¿Quién sos? ¿Qué haces aca? – dijo asombrado Matías.
- Carla, así me llamo, Carla Romanini, a ver decilo conmigo, Carla, Caaaarrrlaaaaaaa…
- Caaaarrrlaaaaaaa – dijo Matías - ¡Pero! ¿Qué haces aca? ¿Quién sos?
Carla se acercó a Matías y comenzó a acariciarlo, entonces dijo:
- Leí esa noticia. Te dijeron ““Fioretti vende `yugo´ y ¡`Queisho, queisho´!”.
- Sí, una vergüenza lo que hizo ese tipo. Por supuesto, el tema esta en la justicia.
- Olvidate de eso, Matías, estoy para aca para que la pasemos bien, dale, a ver esos pies, que grandes que son, dale, los quiero oler así, sucios, sin que te los hayas lavado.
- Mira que huelen fuerte, Carla.
- Decimelo de vuelta pero no así, decime Caaaarrrlaaaaaaa.
En ese momento, Carla se acostó en uno de los bancos largos del vestuario, Matías le puso el pie derecho encima, olían realmente muy fuerte, y los pies efectivamente eran muy grandes, un 48/49 seguramente, Carla, como extasiada o poseída, comenzó a olerlos, besarlos, lamerlos, chuparlos, Matías quedó extrañado, jamás se imaginó aquello.
- Dado que no te llamas Carlos, y que no sos un Quesón, tus pies son muy ricos – le dijo Carla – huelen a lo que me gusta a mí, a Queso, quizás por eso ese tipo te dijo lo de “Queisho, Queisho”.
- No fue por eso, pero sí, ahora, sin lavármelos, mis pies huelen fuerte.
El basquetbolista le hizo caso a Carla, y esta ahora, disfrutó de aquel pie izquierdo, con tanto frenesí como había hecho con el derecho, cuando se dio por satisfecha, Carla se levantó del banco y le pidió a Matías que se acostará ahora el. El basquetbolista, como un varón domado, le hizo caso, y Carla empezó a hacerle cosquillas en los pies, a Matías le encantó aquello, y las cosquillas se extendieron a todo el cuerpo, y entonces Carla, sacó un latigo, y empezó a darle latigazos al basquetbolista, que extrañado por que jamas se imaginó que sentiría semejante placer con el sadomasoquismo, se dejó arrastrar hacia aquellos que tanto placer le daba.
Carla entonces se tiró encima de el, y el la penetró con fuerza y salvajismo, a pesar de los latigazos, sentía una potencia sexual desenfrenada y no podía parar, y de hecho, no paró, se arrastraron en el piso, y el gozo fue tan fenomenal que no se puede explicar con palabras.
- Jamás imagine que iba a sentir este placer, gracias Caaaarrrlaaaaaaa – le dijo Matías – pero me tengo que ir, ya es muy tarde, me voy a bañar.
Carla se quedó parada, mientras Matías fue a la ducha, y empezó a bañarse, creyó que la rubia se había ido, sin entender si todo aquello había sido un sueño, dado que era hermoso para haber sido realidad, pero de repente, estaba ahí, ante el, mientras se estaba bañando, le cayó un Queso encima, un gran Queso Emmenthal encima, no un Queso pequeño, un gran Queso, de un tamaño realmente colosal.
- ¿Y este Queso? – exclamó Matías - ¡Qué Queso!
- ““Fioretti vende `yugo´ y ¡`Queisho, queisho´!” ¡Ja, ja! El Queso que te tira la asesina – dijo Carla, que apareció ante Matías – la Quesona Asesina.
- Claro que no fue un sueño, Matías, todo fue realidad, pero ahora viene lo mejor.
- ¿Y qué es lo mejor?
- Arrodillate a mis pies, dale, yo lo hice con los tuyos, pero falto esto – dijo Carla.
Sin que la ducha dejara de funcionar ni un momento, y mientras caía agua, Matías se arrodilló ante Carla, no vio entonces que con sus guantes negros, Carla sostenía un machete, un gran machete, con el que era capaz de partir un árbol, y entonces ahí, Carla agarró el machete con todas sus fuerzas y le aplicó una profunda herida a Matías en la espalda.
- Aaaaaaaajjjjjjjjjjjjj – gritó de dolor el basquetbolista, que mientras se desangraba por la herida, tras revolcarse, quedó tendido en el piso de frente.
- Ahora morirás, Matías Fioretti – dijo Carla y agregó - ““Fioretti vende `yugo´ y ¡`Queisho, queisho´!”.
Carla entonces comenzó a apuñalarlo en forma salvaje con el machete, fue algo realmente muy violento, machetazo va y viene, cortes, tajos y heridas en todo el cuerpo, la sangre fluía en todo el cuerpo, Carla levantó el machete como para cortarle la cabeza, pero cuando iba a hacerlo, se detuvo…
- No hace falta, ja, ja – río la asesina – que encuentren así el cadáver.
Le clavó entonces el machete en el cuello hasta el mango, con el mango clavado del lado izquierdo, y la punta saliendo por el derecho.
- Queso. Matías Fioretti. Queso. ““Fioretti vende `yugo´ y ¡`Queisho, queisho´!” – dijo la asesina mientras tiró el Queso sobre el cadáver de Matías Fioretti.
La asesina se fue del vestuario pero fue prendiendo una a una las duchas del mismo, que quedaron todas en funcionamiento al mismo tiempo, y al salir, cerró las puertas del mismo.
Mientras tanto, en el club, muchos se extrañaron al ver salir a una rubia del vestuario masculino, sin embargo, muchos no sabían si eso era real, un sueño o una alucinación y no le dieron mayor importancia, hasta que como diez o quince minutos despues, un grupo de deportistas se acercó a la puerta del vestuario.
- ¡Pero miren, se esta inundando, miren el agua que sale de ahí! – advirtieron y entonces abrieron la puerta, el agua que salió fue enorme, y flotando, con el Queso encima, el cadáver de Matías Fioretti, para espanto y horror de los presentes.
Con total impunidad, sin que nadie la persiguiera ni sospechara de ella, Carla se alejó del lugar, mientras decía en voz alta:
- Como disfruté con este asesinato, Ja, ja, ja, me imagino las caras de estos chabones del Conurbano cuando descubran el cadáver del quesoneado flotando en medio de tanta agua, quedará todo inundado, con agua y sangre – río Carla - ¿Quién será el próximo? ¿Será un Matías? ¿Carlos Matías Sandes, tal vez, el preferido de la rumana esa asquerosa? ¡Ja, ja, ja! Ya ni se cuántos van. Lo que se sí es que seguiré asesinando tipos, seguiré quesoneando chabones, porque soy Carla Romanini, la Quesona Asesina.
BONUS TRACK: el Cómic de
La Asesina de Matías Fioretti
que miedo! si esta asesina te encuentra, zas, te parte en dos, y te deja como un Queso, no hay dudas, igual me encanta, por su forma de seducir y de asesinar
ResponderBorrarcreo que Carla Romanini esta desatada y parece que quiere desafiar a Dumitrescu, Carla va por todo, aunque deberá tener cuidado, no sea cosa que le tiren un Queso, ja, ja
ResponderBorrarCUANDO ESCRIBIS DE ESTA CARLA, TE DEBES HACER LA PAJA, SON BUENISIMOS SIEMPRE LOS CUENTOS DE ESTA ASESINA, ME FASCINA
ResponderBorrarle encanta asesinar a tipos que se llaman Matías, también a basquetbolistas, ahora uso un machete, una provocación para Sandes?
ResponderBorrar"la lógica cartesiana de Carla Romanini"
ResponderBorraracaso la asesina representa a la rubia tarada?
NO TE OLVIDES DE "LA ASESINA DE MATÍAS ALE" ES UNA CUENTA PENDIENTE QUE TENES
ResponderBorrardebería ser un crimen muy sangriento, Romanini podría disfrazarse de Alfano (que fue quesoneada por Carlos Calvo por si no lo recuerdan), y ahí lo lleva a Ale a una noche de sexo desenfrenada, Romanini ya uso esto para asesinar a otros chabones, creo que a Camisani y a Cambiaso, despues lo debe llevar a una especie de horca, y ahí asesinarlo al estilo del viejo oeste, como hizo Carla Conte con Mariano Iudica
BorrarYo creo que debería ser una misión para varias Carlas. Por lo menos, tres quesonas.
BorrarPara que le regalen un gran último deseo antes de morir, darle placer con todo. Matías Alé lo pasaría muy bien antes la muerte violenta.
Me gusta que esa Carla imite los métodos de los quesones, como dar latigazos y pedir que le digan Caarrrla.
me encanta esta idea, una excelente propuesta de El Fauno, y propongo un baile de Ale con las tres Carlas, y que antes de asesinarlo, lo llevan arrastrado con cadenas
Borrarsi te googlea y te encuentra, Carla Romanini viene y te asesina
ResponderBorrardos datos: no te olvides de Mathias Calfani con "H", basquetbolista uruguayo, que jugó en San Lorenzo,
ResponderBorrarte olvidaste de poner que a Fioretti le dicen mono al menos así dice en su twitter https://twitter.com/monitofioretti
y además googlea a Matías Bortolin y a Matías Lescano, dos buenos candidatos para la Quesona Asesina, juegan al basquet también
Borrary aunque no juega al basquet, en esta onda de que a esta Carla le gusta matar a deportistas que se llaman Matías y son muy altos te dejo este también
Borrargooglea "Matías Sanchez voley" otro buen candidato para una "visita" de la Quesona
la falta de Carla Romanini apoyada sobre una pelota, es buenisima, además se nota que es patona
ResponderBorrarla falta no, quise poner la foto
Borrarse imagino la puerta abriendose, saliendo el agua y ahí el cadaver con el chabón acuchillado y el queso encima, ja, ja, me causa gracia
ResponderBorrarCuidado, Carla rubia, que hablar mal de la Lady es muy mal visto, como planear algo contra Sandes.
ResponderBorrarMe gusta ella, así que espero siga siendo asesina. Si es castigada, que sea un fin de semana en poder de Astrid, luego de ser adormecida por las Santillanas.
O una misión con alguien como Miguel del Sel. Que podría llegar a hacer una imitación de la Lady. Lo que a hasta Carla le parecería inadmsible.
propongo una historia con esta asesina donde entra a un vestuario y va asesinando a los chabones uno por uno con el machete, una masacre, que sea un equipo de rugby entero las victimas, ya que tiro los dados a ver si le tocaba asesinar a un rugbier o a un basquetbolista
ResponderBorrarPodría ser que se tratara de rugbiers desconocidos, que planeen hacer algunas maldades como filmarse haciéndole scrum personas que duermen en la calle, golpear a alguien entre varios, causar disturbios en boliches y manosear a algunas mujeres. Y que el peor se llame Matías.
BorrarEsta Carla sería una justiciera.
Y hasta podría tener algún momento de peligro. La rubia liquidaría a un par pero sería sobrepasada por los demás hecha prisionera. Los sobreviviente podrían agradecerle por liquidar a un par de "pechos fríos", que dudaban de participar. Y que van a castigarla, la van a tomar por la fuerza. Y entonces aparece Carla Rebecchi, como refuerzo. Y entre las dos los liquidan.
Ha sido un grato momento de Domingo leer tu cuento, hay cosas muy ingeniosas que le dan un toque bizarrezco y la verdad, jamás pensé que se pudiera integrar el queso a los crímenes. Muchos saludos
ResponderBorrarme da la sensación que este Fioretti tiene olor a Queso y debe ser un chabón sucio y grasiento
ResponderBorrarpodría llamarse "al asesinato de un pata sucia"
ResponderBorrarfue muy desquiciada con el basquetbolista pero por asesinar a Artemis deberían nombrarla heroína de la galaxia
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