El Asesino de Clara Alonso
Carlos Alberto García Cabrera, bello modelo español, muy alto (1,92 metros) y patón (calza 48) que fue Mr España 2010 (1) se encontraba una tarde descansando plácidamente en alguna playa andaluza, después de una jornada donde había hecho un par de trabajillos, nada cansadores por cierto, esos trabajos propios de un holgazán. Seguramente esto ocurrió en algún lugar de la Provincia de Málaga, en medio del sol andaluz, donde Carlos estaba tirado en una reposera, con sus olorosos pies descalzos, desplegados por el mismo. Pese al calor que hacía, y que se encontraba semi desnudo, Carlos tenía guantes negros.
Sus tiempos en Londres habían quedado atrás (2), pero Carlos se consideraba siempre un Quesón al acecho, jamás dejó de tirar Quesos, y cuando tuviera la oportunidad de tirar un nuevo Queso, lo iba a hacer, como de hecho lo hacía.
Aquella tarde, Carlos escuchó un cerca suyo, levantó la vista, y reconoció a las dos personas, uno era Chema, un asistente de modelos, y la otra, una mujer, la modelo Clara Alonso, que fue parte de Victoria’s Secret. (3).
- Tengo miedo. Dicen que hay unos asesinos llamados Carlos que están asesinando mujeres y les tiran un Queso por toda España y por toda Europa – dijo la mujer.
- ¿Se llaman Carlos? Ja, ja, parece gracioso el asunto – contestó el Chema.
- No te rías, dicen que hay figuras involucradas importantes que podrían ser los asesinos, como el que corre en Fórmula 1, Carlos Sainz, o el tenista Carlos Moyá, el basquetbolista Carlos Suarez, y uno que juega al balonmano, Carlos Prieto Martos, el actor Carlos García.
- Y te falto el Príncipe Carlos de Inglaterra. Tonterías, ja, ja. La gente ya no sabe que giripolladas inventar. No me preocupa, no me llamo Carlos, entonces no puede ser el asesino, y no soy mujer, por lo que no puedo ser víctima. Yo soy Chema, el José María de la gente, el que vive en Andalucía, al que le gustan las tapas y los pasodobles.
Carlos escuchó todo aquel dialogo, simuló estar dormido, y rato después, se levantó y se acercó a Clara Alonso, mientras el citado y afeminado Chema, dormía profundamente al lado.
- ¿Así que tienes temor a los Carlos Asesinos? – le dijo Carlos a la modelo.
- ¿Y tu quien eres? – le preguntó Clara un poco intimidad.
- Alberto – fue la respuesta de Carlos, que prefirió hacerse conocer por su segundo nombre, algo que en realidad solía hacer, pero no ser confundido con otros Carlos García.
- ¿Eres modelo, no? Creo reconocerte.
- Sí, pero te hago la pregunta de nuevo, ¿Temes a los Carlos Asesinos?
- Tonterías – dijo ahora la modelo parafraseando al Chema, que ya estaba en el séptimo sueño – todo eso no existe, je, je.
A continuación Carlos, siempre con guantes negros, estiró sus pies sobre la modelo, que empezó a olerlos, besarlos, chuparlos y lamerlos, de aquel juego de pies, no tardaron en pasar a otras escenas, donde se chuparon las partes íntimas, y por supuesto, sexo de alto nivel, mientras el Chema, al lado de ellos, seguía durmiendo plácidamente y se encontraba en el decimosexto sueño.
La modelo quedó exhausta, aunque repleta de gozo y placer, mientras Carlos le dijo:
- Hay algo más. Ahora vuelvo.
No tardo en regresar, lo hizo con una bandeja donde portaba un gran Queso, y un puñal, para cortar el Queso, siempre con guantes negros, es bueno aclararlo aunque suene reiterativo y cansador.
- ¿Y ese Queso? – preguntó Clara.
- Te dije que me llamaba Alberto, lo cual es cierto, pero no te aclare que es mi segundo nombre. Adivina cual es mi primer nombre…
- ¿Luis Alberto, acaso? ¿José Alberto? Quizás Enrique Alberto…
- No, ninguno de esos tres – en ese momento, Carlos dejó el Queso sobre una mesa, y con el puñal, comenzó a hacerle caricias en el cuello a Clara, que ya tragaba saliva, respiraba hondo y exhibía un evidente pánico – Adivina cual es mi primer nombre.
- Caaaaaarloooooooooooooooooosssssssssss – balbuceó Clara.
- Sí, Carlos. Y soy uno de ellos, soy un Carlos Asesino. Soy un Quesón.
Pero ya era tarde, en ese mismo momento, Carlos le clavó el puñal en medio de las tetas y la apuñalo salvajemente. Al terminar, le tiró el Queso encima.
- Queso – dijo Carlos Alberto García Cabrera, mientras contemplaba a su nueva víctima, una más en una larga lista, y de a poco, se alejo de la escena del crimen.
El Chema siguió durmiendo, y tras el trigésimo sueño, se despertó, y vio el cadáver de su amiga, con el puñal clavado entre las tetas y un Queso sobre el mismo.
- ¡Nooooooooooooooooooo! – gritó el Chema.
Se vio rodeado de guardias civiles que lo llevaron a la Jefatura de Policía, y lo acusaron de ser el asesino. El Chema se declaró inocente y dijo que no era el asesino, por la sencilla razón que no se llamaba Carlos. Estuvo preso un tiempo, algunos días, hasta que gracias a otros crímenes Quesones que ocurrieron, y el indulto de su majestad, el rey Felipe VI, lo dejaron en libertad.
(3) No debe confundirse con la argentina Clara Alonso, que ya recibirá su Queso, quizás por el basquetbolista Carlos Delfino https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Clara_Alonso
ya se podría hablar de "Andalucía tierra de Quesones" estan matando minas a lo loco ahí
ResponderBorrarLo de Victoria Secret es algo conocido, aunque esta modelo no sea una de las más nombradas.
ResponderBorrarTal vez la marca arregló con la Fundación Dumitrescu, pero esta modelo ya no trabajaba para esa marca.
Y ahora hay asesinos trabajando para Leia.
estos Quesones españoles estan buenos, son Quesos muy Quesos
ResponderBorrarUn relato tremendo, y muy bien tratado. Las apariencias siempre engañan. En medio de una situación festiva, lúdica puede suceder lo peor
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