El Asesino de María Ford

María Ford, una actriz de películas de serie B, con gran actividad en los noventa, pensaba en que volver a hacer para que la convocaran para alguna bizarra película.

-          Una película sobre un asesino de mujeres por ejemplo, algo bien bizarro, ultra bizarro – dijo María Ford, en inglés, por supuesto, mientras contemplaba el cielo de Wyoming una noche de luna roja, desde la ventana de alguna casa, en medio del bosque, quizás en el Parque Nacional Yellowstone, sí, donde vivía el Oso Yogui.

-          Lo bizarro es más de los ochenta, my dear, en esta década lo exitoso pasa por elfos, hobbits y magos – le dijo una voz masculina, que sorprendió a Ford, que se dio vuelta, y vio frente a ella, a un hombre alto, patón, con aspecto de deportista y apariencia bien latina.

-          ¿Qué haces aca? ¿Quién sos? Tenes aspecto de ser jugador de la NBA.

-          No importa como vine, sí importa quien soy, soy Carlos Arroyo, jugador de la NBA, estoy en Orlando, y aunque Florida esta muy lejos de Wyoming, aca me ves. Porque soy puertorriqueño, y me gusta el reggaetón, aunque siempre es bueno recordar que I like to be in America, O.K. by me in America, Everything free in America.

-          Oh! – exclamó entusiasmada María Ford – la letra de “America” de “West Side Story”, ahí esta la clave de todo, una película bien bizarra, mezcla de terror, western y musical, donde un basquetbolista esta cortando cabezas y…

-          Tirando Quesos, y que el basquetbolista se llame Charlie, ¿Qué tal?, despues vendrán las secuelas, donde la asesina sea una mujer, que estrangule a los basquetbolistas…

-          No llegaré a la secuela – dijo María Ford – seguro que a mí me asesinan en la primera película de la saga, ja, ja, ja.

-          Ja, ja, ja, ja – río Carlos Arroyo, y mientras eso sucedía, el basquetbolista puertorriqueño se fue sacando las zapatillas y las medias, hasta quedar descalzo, de sus enormes pies, comenzó a salir un fuerte olor a Queso, tan intenso como asfixiante.

-          ¡Qué olor que tienes, Carlos! – exclamó Ford - ¡Eso, eso, el asesino debe oler fuerte y así atraer a sus víctimas!

-          Excelente, ves, como van saliendo los guiones, my dear Ford.

-          Esos pies tan irresistibles – comentó Ford – que bizarrón tan grande, y para estar a tono, agregamos elfos, unos hobbits que tienen que destruir el anillo en Mordor y un mago, con anteojos y una cicatriz que tiene que estudiar en Hogwarts. Éxito total. Y vendrán la una, la dos, la tres, y hasta llegar a la diecisiete como Friday the 13th, Halloween y Freddie Kruger.

-          Y que el asesino se llame Carlos Arroyo, para que buscar mas nombres, como este servidor, “Charles Stream”, así será el nombre del serial killer.

Mientras Carlos Arroyo decía esto con énfasis, como un político en campaña, María Ford comenzó a sentirse atraída por los pies del basquetbolista y no lo pudo aguantar, se arrodilló, y como una esclava sexual, comenzó a olerle, lamerle, besarle y chuparle los pies, con mucha pasión e intensidad, algo prolongado, y comenzó a decir, “I am your sex slave, I love your feet” una y otra vez, tan entregada estaba que recibió con satisfacción y placer los latigazos que a continuación le dio Carlos Arroyo, ni tampoco recibió con dolor el Queso, sí, el gigante y colosal Queso Emmenthal que el basquetbolista le tiró encima como si fuera una pelota de baloncesto, al contrario, se diría que lo recibió con placer, porque despues sintió un placer imposible de describir, mientras Carlos Arroyo la penetró, con furia y salvajismo, en una relación sexual que se prolongó bastante en el tiempo, mucho más alla de lo normal, que dejó a María Ford, tan eufórica como exhausta.

-          Me diste tanto placer – le dijo María Ford a Carlos Arroyo – que ya me olvidé de todo lo que hablamos de la película, esa obra maestra que hemos estado preparando.

-          El sexo debe tener un rol fundamental en esa película – dijo el puertorriqueño – y que el asesino use una hoz, como si estuviera trabajando los campos como en la Rusia soviética.

-          ¡No! – dijo Ford - ¡Propraganda comunista, de ninguna manera! This is America! Que use una sierra eléctrica, un arma ideal para un bosque como estos de Wyoming.

-          ¡Sierra eléctrica, no! ¡Una hoz! – dijo Carlos - ¡Como esta! – y enarboló una gran hoz, tirándose encima de la actriz, atacándola de manera feroz, la asestó brutales heridas, pero no fue nada fácil, dado que la bizarra actriz se defendió todo lo que pudo, pero el asesino no se cansó de atacarla, sino todo lo contrario, dobló los esfuerzos, y siguió asestándole brutales heridas con la hoz, hasta acabar con Ford, que quedó muerta sobre el piso.

-          Queso – dijo Carlos Arroyo mientras tiraba un enorme Queso Emmenthal sobre el cadáver de su víctima, al mismo tiempo que lo contemplaba como un cazador contempla a su presa.

Y ya no hubo más acciones ni palabras, porque ya estaba todo hecho y dicho, el asesino desapareció sin dejar rastro, porque un Carlos tiró un Queso en la noche de la luna roja, #Queso.

Comentarios

  1. un auténtico relato de terror, muy bien Carlos Arroyo, que asesino

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  2. Buen detalle que Maria Ford ser defendió, no estaba en ella ser una víctima pasiva, como otras famosas, más famosas que ella. Sino el resistir. Como está su carrera en el cine clase B, tan conectada con asesinos seriales. Este relato recuerda a algunas de sus películas.
    Buen nivel de morbo.

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  3. LA TENDRÍAN QUE HABER ATROPELLADO CON UN AUTO EN FORMA DE QUESO (DIGO POR EL APELLIDO)

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  4. Carlos Arroyo es medio Candy Man

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  5. La Niña de Embajadores15 de agosto de 2021, 2:16 a.m.

    excelente este relato, un gore muy bien logrado

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  6. una nueva versión del asesino de Shakira con Carlos Arroyo no estaría mal

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