El Asesino de Valentina Krip

Valentina Krip, otra bella cosplayer, se encontraba en Alemania, caminando por las calles de Berlín en una noche de luna roja, der Rote Mond, así disfrazada de cosplayer, en el mítico Check Point Charlie, el puesto fronterizo entre el este y el oeste en tiempos de la Guerra Fría.

-          Das kann in meinem Land, Deutschland, als Cosplayer getarnt werden, und wenn ich die Kleider des III. Reiches anziehe, nehmen sie mich gefangen, was für eine große Ungerechtigkeit (Esta puede andar disfrazada de cosplayer en mi país, Alemania, y si yo me pongo la ropa del III Reich me llevan presa, que injusticia tan grande) – pensó en su idioma, Astrid Breitner, que quería ir disfrazada con trajes nazis, pero se lo prohibieron.

-          Eso se puede arreglar – le dijo Carlos Prieto Martos a la nazi Breitner, un español jugador de balonmano con residencia en la capital germana desde hace varios años.

           Es gehört alles dir, Karl, in einer Rotmondnacht muss Karl einen Käse werfen (Es toda tuya, Carlos, en noche de luna roja, todo Carlos debe tirar un Queso) – dijo Astrid.

Carlos Prieto, con su enorme altura, y sus dos enormes pies, entonces, se disfrazó de cosplayer el también, como guerrero medieval, portando una gran espada, y con una gigantesca rueda de Queso como escudo, saliendo al encuentro de Valentina Krip.

-          ¡Ohhhhh! ¡Gran disfraz medieval! ¡El guerrero del Queso! ¡Lucharemos! – dijo en inglés Valentina Krip.

Y la cosplayer se batió en lucha con el cosplayer, fue un juego muy divertido, donde los dos la pasaron muy bien, el con el Queso como escudo, de todas formas, a ella el juego la cansó mucho, Carlos, por su condición de deportista, estaba bien entero, Valentina cayó al piso, muy cansada, Carlos entonces puso sus gigantescos y olorosos pies sobre su rostro, el olor a Queso que emanaban aquellos pies fue como un resurgir para la cosplayer, como si hubiera cargado las pilas, empezó a oler, besar, chupar y lamer aquellos pies, y tan atrapada quedo con los grandes pies de Carlos, que quería que el balonmanista la cogiera con los pies, y Carlos accedió gustoso, a Valentina le encantó y luego la penetró por el culo y por la vagina, algo que lleno de gozo y alegría a la cosplayer, pero que la dejó exhausta, muy cansada.

-          Me has hecho muy feliz, guerrero medieval – le dijo Valentina a Carlos.

-          Gracias cosplayer – le contestó Carlos, y entonces enarboló su espada, la blandió y se la clavó en el pecho a la cosplayer.

-          Aaaaaaajjjjjjjjjjj – exhaló su último suspiro Valentina Krip mientras recibía aquella herida mortal en el pecho.

-          Queso – dijo Carlos Prieto Martos mientras tiraba un enorme Queso Emmenthal sobre el cadáver de su víctima, al mismo tiempo que lo contemplaba como un cazador contempla a su presa.

-          Es wird immer ein Deutschland geben (Siempre habrá una Alemania) – dijo Astrid Breitner.

Y ya no hubo más acciones ni palabras, porque ya estaba todo hecho y dicho, el asesino desapareció sin dejar rastro, porque un Carlos tiró un Queso en la noche berlinesa de la luna roja, der Rote Mond, #Queso.

Comentarios

  1. Astrid no es como Lady Dumitrescu y la Marquesa, tiene un perfil odioso, no atenuado por lo artístico.
    Tiene morbo el relato, como el despertado por sugestivos disfraces.
    Fue rápido pero hubo prolongado sexo, luego de un simulacro de lucha.

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  2. los Carlos españoles uno mejor que el otro

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  3. ja ja ja ja la cosplayer quesoneada

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  4. murio feliz la asesino jugando

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