El Asesino de Maby Wells


Carlos Alberto Reich, “Charlie” Reich, el modelo, el asesino serial de mujeres conocido como el Quesón del Silenciador, que a veces asesina por placer y a veces por encargo, se encontraba esperando su turno en el odontólogo, el famoso Doctor Dientuddi, especialista en ortodoncia.
Sabemos que esas salas de espera suelen ser lugares donde hay revistas viejas. Charlie empezó a hojear algunas. De repente, levantó la vista, y vio que había una pacienta esperando a la que le encontró la cara conocida… pero estaba más vieja.
- ¿De donde recuerdo a esta mina? – empezó a pensar Charlie Reich.
La enfermera, con acento rumano, y que se hacía llamar “Señorita Dumitrescu” le dijo a esa pacienta…
- ¡Como recuerdo aquel programa Sorpresa y Media! ¡Cuando trabajabas con Julián Weich! ¡Yo era fanática! – dijo la enfermera.
¡Claro! Esa mina era Maby Wells, la co-conductora de “Sorpresa y Media”.
- Qué programa pelotudo. Yo lo veía porque despues venía “Fútbol de Primera” con los comentarios insípidos, incoloros e inodoros de Macaya Marquez – pensó Charlie – Que raro que ninguno de mis colegas Quesones quesoneo a esta mina. Que raro que yo no la hecho. Bueno, quizás ahora sea la oportunidad de hacer justicia.



De repente, el Doctor Dientuddi, llamó a su próximo paciente…
- Villalba, Elsa Mabel.
Maby Wells se paró y entró. ¡Maby Wells se llama Elsa Mabel Villalba! Reich no lo podía creer, esta bien, a el también lo conocían como Charlie, pero bueno, es normal que a los Carlos se los conozca como Charlie, y Reich era su apellido real.
- Qué nombre de mierda esa Maby Wells. ¿No le daba vergüenza usar el apellido Wells? Me había olvidado de su existencia si no la veía aca, ahora creo que merece un Queso.
De repente, se abrió la puerta del dentista y Maby Wells salió horrorizada…
- ¡El doctor Dientuddi se desmayó! ¡Ha sufrido un infarto!
- ¡Oh, Cielos!  – dijo la enfermera – llamaré al SAME.
Todos quedaron ahí, el SAME llegó y se llevó internado al Doctor Dientuddi. No era un infarto, solo un desmayo, un soponcio, producto de la mala alimentación que tenía.
- ¡Oh, fue solo un susto! – dijo la enfermera rumana.



Wells salió entonces del consultorio, Reich la seguía de cerca, se metieron en el ascensor. Reich miró a Maby Wells. Esta si sintió intimidada por el Quesón, pero le preguntó en tono desafiante:
- La sorpresa y media que se llevó el doctor Dientuddi. Se desmayó por mi mal aliento.
- ¿Mal aliento? – dijo Charlie Reich – será que nunca oliste mis pies.
- ¿Tus pies’
- Huelen a Queso. Queso. Queso. Queso.
El ascensor se detuvo. Maby Wells tocó el último piso. Le dijo a Charlie:
- Quiero oler esos Quesos.
- Y lo harás – le dijo Reich.
Fueron a la azotea, salieron, Wells se tiró al piso, y empezó a oler, chupar, lamer y besar los pies de Carlos Reich, que olían en forma intensa, apestante, sofocante y asfixiante a Queso. Se arrastraron por el piso, cogieron en forma intensa. Wells quedó tendida en el piso. No vio que Reich sacó un silenciador y un Queso, de su portafolios.
- Ahora vas a tener tu sorpresa y media – le dijo Charlie a Maby Wells. 
No hubo más palabras, Charlie miró a la chica, apuntó el revolver y silenciador, y efectuó el primer disparo.



- Queso – dijo en voz alta Charlie mientras efectuaba el primer disparo que impactó en el estomago de Wells.
- Queso – dijo en voz alta Charlie mientras efectuaba el segundo disparo que impactó en el abdomen de Wells.
- Queso – dijo en voz alta Charlie mientras efectuaba el tercer disparo que impactó en la teta derecha de Wells.
- Queso – dijo en voz alta Charlie mientras efectuaba el cuarto disparo que impactó en la teta izquierda de Wells.
- Queso – dijo en voz alta Charlie mientras efectuaba el quinto disparo que impactó en el cuello de Wells.
- Queso – dijo en voz alta Charlie mientras efectuaba el sexto disparo que impactó en el craneo de Wells.
El cadáver de Maby Wells yacía en el piso totalmente ensangrentado. El asesino amagó con realizar un séptimo disparo, pero al darse cuenta que ya estaba muerta, guardó el arma.
- Je, je – exclamó Charlie – el séptimo balazo me lo guardo para mi próxima víctima.
Mientras contemplaba el cadáver de Maby Wells, Charlie agarró el Queso que llevaba en el portafolios y lo tiro sobre el cadáver de su víctima.
- Queso – exclamó con frialdad mientras tiró el Queso.
Charlie bajó de la azotea y al salir del edificio, se cruzó con la enfermera rumana, que le dijo:
- Sorpresa y media, ja, ja, sorpresa y media, ja, ja.
Y así concluye nuestra historia, la historia del asesinato de Maby Wells.


Comentarios

  1. Tiene su morbo el liquidar a una chica con cara de buena. Yo la imaginaba para un decapitador, como Quintana. Para esamblar el cuerpo con la cabeza de Sabrina Garciarena. Y que Astrid hiciera algo al estilo Frankenstein.
    Pero funciona el relato.

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  2. no estaría mal que Carlos Reich use los Quesos como silenciador

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  3. Reich siempre mata a estas minitas

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