El Asesino de Agustina Cherri


Agustina Cherri, la célebre Mili de la noventosa serie “Chiquititas”, se encontraba viajando en auto por la Ruta 12, de Posadas a Corrientes. Despues de tres exitosas presentaciones en “La Casa de Bernardo Alba” en el Teatro Ramón Puerta de Posadas, iba ahora a continuar el éxito de la misma obra en el Teatro Romero Feris de Corrientes. A mitad de camino entre la capital misionera y la correntina, la ruta se encontraba totalmente despejada, sin embargo, comenzó a aumentar la cantidad de autos y la marcha se fue haciendo lenta.
- ¿Qué pasa? – preguntó Cherri.
- No lo sé, vamo’ a ver m’Hijita – le dijo Ruperto, el conductor de aquel Uber con tonada litoraleña – Uyyy…. Un control policial.
Un oficial de policía, identificado como Carlos Gabriel Cáceres, se acercó al auto donde viajaba Cherri.
- Buenas tardes, vamos a revisar el auto, han escapado unos presos muy peligrosos y los estamos buscando.
Cherri no le dio importancia al asunto, esperando que controlaran el auto, total no tenía nada que perder ni temer, solo esperar que pasara el momento.
- Vos sos Mili, la de Chiquititas – le dijo Cáceres.
- Ah, sí, sí, soy yo. Voy a Corrientes a interpretar la “Casa de Bernarda Alba”.
- Parece que fue un suceso en Misiones, yo además de policía, soy actor.
- Qué bien – le dijo Cherri sin darle mayor importancia.



Cáceres fue a revisar la parte posterior del auto, lo abrió, la actriz vio que el oficial llamó a los otros policías, se quedaron un rato largo, ¿Qué pasaba? Cáceres se acercó:
- Quedan detenidos los dos – dijo el Oficial.
- ¿Quéeeeeeee? – dijo Cherri.
- Contrabando ilegal de yerba mate y marihuana en este auto.
- ¡Usted, Ruperto, el conductor de Uber! ¡Usted esta trayendo eso en el auto!
- Es para el Tereré Volador, un nueva infusión a base de yerba y marihuana que de Corrientes va a conquistar Europa, se lo aseguró.
El conductor de Uber prácticamente reconoció ser culpable y se entregó a la policía.
- La chica es inocente – dijo Ruperto – yo soy el traficante.
- Eso lo determinará la justicia – dijo Cáceres – los dos presos, que conduzcan a la Cherri a la Unidad Penal Femenina Charlotte Corday.
- ¡Nooooooooooooooo! – gritó Cherri - ¡Soy inocente!
Dos oficiales mujeres con aspecto de nazis, bien arias, agarraron a Cherri y se la llevaron a la Unidad Penal, en medio de gritos de parte de la actriz, que no paraban en ningún momento.
Al llegar a la Unidad, la recibió Astrid Breitner, una tipa de rasgos germánicos, que parecía haber sido carcelera en algún campo de concentración nazi.



- ¡Ja, ja! ¡Agustina Cherri, das Mächden de Chiquititas. (1) Ya estuvistes en “Rincón de Luz”, ahora estarás aquí, en la Charlotte Corday.  Begrüße ihn, den er verdient, Mädchen (Haganle la bienvenida que se merece, chicas). Hier überlebt nur die überlegene Rasse (Acá solo sobrevive la raza superior).
Las dos nazis se llevaron a Cherri a un costado, agarraron una manguera y la sometieron a una intensa ducha, muy fuerte, Cherri gritaba de terror y horror, y tras haber sido sometida a semejante tortuta, las dos nazis la llevaron a una cama, la comenzaron a acariciar, le tocaron los pezones la concha, la chuparon toda, algo propio de una relación lésbica.
Cuando todo terminó, Cherri comenzó a gritar:
- ¡Quiero ver a mi abogado! ¡Han violado todos los derechos humanos! ¡Soy inocente! ¡Estoy presa por algo que no hice!
Las dos nazis le dijeron a la Directora Breitner:
- Sigue gritando la tipa de Chiquititas, y eso que le dimos placer.
- Ja, ja, ja – lanzó una risa sarcástica la directora de la Unidad Penal – esto es una cárcel, aca hay asesinas, ladronas, narcos, pero todas entendieron nuestro código y por eso Charlotte Corday es un modelo en el mundo de las penitenciarias, pero esta mina, malcriada por ser la tipa de Chiquititas, se ve que no aprendió.
Breitner iba a lanzar una orden pero de repente llegó un auto policial y un camión.
- ¿Qué pasa? ¿Traen otras detenidas?
La directora de la Cárcel salió afuera, era el Oficial Cáceres junto a una comitiva importante.
- No me diga Cáceres que ha venido el gobernador – dijo Breitner.
- No, esos están preocupados por otros temas, como la ley que quiere legalizar el Tereré Volador. Vengo con un el equipo de fútbol de la Liga de Corrientes, Lipton, que compite en la liga amateur, y un invitado especial, Carlos Izquierdoz, “el Cali”, quieren dar un partido de fútbol, para entretener a las reclusas. Juega en Boca Juniors.



- Hagamos un equipo mixto, ¿Qué le parece? Las reclusas juegan muy bien, ahora que quieren promover el fútbol femenino, yo soy alemana, o sea que de fútbol se mucho, por algo hemos ganado tantos mundiales, y se los ganamos a ustedes, je, je.
- Perfecto. Dos equipos, seis reclusas en cada uno y que cinco de Lipton, todos mezclados, seis mujeres y cinco hombres en cada equipo. O mejor cuatro hombres y un Quesón, ja, ja. Izquierdoz, por ser profesional, jugará un tiempo para cada equipo.
Breitner, que era fanática del fútbol, hincha venenosa de la Mannschaft (la selección alemana) y del Bayern Munich, cuando hablaba de fútbol solía decir:
- Alle Deutschen sind gut, aber sie kommen aus Bayern München, sie sind bessere Deutsche. (Todos los alemanes son buenos, pero sí son del Bayern Munich, son mejores alemanes).
La directora de la cárcel se acercó a Izquierdoz y le dijo:
- Qué buenos pies tenes, Cali.
- Gracias, si soy patón, le veo cara conocida, ¿No nos hemos visto ya?
- No, siempre estoy acá, en medio de Corrientes, en esta cárcel, me gustaría ir a mi patria, allá en mi querida Deutchsland, pero estoy cumpliendo una misión aca en pos del IV Reich, con cerveza, chucrut y salchichas, la patria se extraña menos.
- Yo la conozco – insistió Carlos Izquierdoz – o al menos usted, en modo germánico, se parece mucho a dos personas…



- Ah, puede ser – dijo la alemana – tengo dos primas que se parecen mucho, primas lejanas, del mismo linaje, una es rumana, Lady Dumitrescu, otra española, la Marquesa de Avila, yo soy de la raza superior. 
- Claro, claro – dijo Izquierdoz – claro, esas dos primas suyas.
- ¿Sos Quesón, no?
- A mucha honra. Muy Carlos, muy Quesón, mire los pies que tengo y como huelen. Hay días que como solo Queso. No pruebo otros alimentos.
- Deberías vivir en Holanda, un país que debería ser parte de nuestro Reich.
- Nací en Bariloche, San Carlos de Bariloche, por eso soy Quesón, por eso me llamó Carlos. Y Bariloche es muy nazi, yo de la Segunda Guerra Mundial no sé nada, pero dicen que Hitler estuvo ahí…
- Stille! Davon ist nicht die Rede, Karl Linke (Silencio, de eso no se habla, Carlos Izquierdoz, en alemán “Linke” significa “Izquierda”.
La directora de la cárcel decidió cambiar de tema, y ordenó:
- ¡Qué Agustina Cherri sea la arquera del equipo de los “azules”!



Las dos malvadas nazis agarraron a Cherri, y le pusieron el uniforme de arquera del equipo “azul” que se enfrentaría a los “rojos”. El partido de fútbol comenzó, en medio de la alegría de todas las reclusas, parecía un circo romano, las reclusas cantaban, se burlaban de sus compañeras, e insultaban a Cherri, que como arquera sufrió una verdadera paliza, el equipo azul perdió 15-7 ante los Rojos, un metegol.
- ¡Hija de puta! ¡Volvé a Chiquititas! ¡Eso no es una arquera, es una puta de cabaret!
- Y yo fui novia de Sepp Maier – dijo Astrid Breitner.
Cuando terminó el partido, Cherri se sentía humillada, encima las demás reclusas pasaban y la escupían, las dos carceleras nazis le iban a dar una nuevo manguerazo.
- ¡Noooooooooooooo! – las paró en seco el futbolista Carlos Izquierdoz – acá rige la Constitución Nacional, voy a hablar con la reclusa, a ver si entra en razones.
Cherri estaba llorando en un costado, no la veía nadie, Izquierdoz se acercó a ella y le dijo:
- Eras mi ídola en Chiquititas, aunque mi personaje preferido era Roña, ahora el destino me puso en el rol de ser tu asesino.
- ¿Asesino? – a Cherri le causó gracia y comenzó a reir - ¿Asesino? ¡Ja, ja, ja! Despues de tantos tormentos vos que jugas al fútbol profesional decís que sos un asesino, ja, ja. A ver, matame, Carlos.



Cherri se desnudó ante Izquierdoz, que se sacó los zapatos, las medias y quedó descalzo, todavía con uniforme de futbolista.
- ¡Qué olor a pata! – dijo Cherri.
- No tengo olor a pata, tengo olor a Queso, porque soy un Quesón, soy un Caaaarlooooossssssss. Un Caaaarrrrloooooosssss, ¿Me entendes, nena?
- Sí, te entiendo, Carlos, perdón Caaaarrrrloooooosssss, sácame de aca, Caaaarrrrloooooosssss.
- Chupá mis Quesos.
El futbolista le puso sus enormes pies encima a la estrella de Chiquititas, pies muy olorosos, todavía más quesudos, quesones y quesosos de lo habitual después del partido de fútbol, Cherri los empezó a chupar, oler, lamer y besar, una y otra vez.
- Siempre te tuve ganas, Agustina – le dijo Carlos – Yo creo que vos cogiste con Roña.
- No, jamás, te lo aseguro, sí con el otro, con Ezequiel Castaño. Y con el rubiecito, Santiago Stieben.
- ¡Oooooooohhhh! ¡No lo puedo creer! – dijo Carlos Izquierdoz.


El futbolista le empezó a hacer caricias y cosquillas en todo el cuerpo, mientras Cherri le chupaba la pija, ahí entonces la penetró, disfrutaron mucho del sexo, fue fuerte, intenso y apasionado, todo pareció moverse.
- ¿Qué más, Carlos? – dijo Cherri – perdón, Caaaarrrrloooooosssss.
- Ahora viene el Queso.
- ¿El Queso?
- Perdón, el Queeeeesssoooooooooooooo.
Carlos le tiró un enorme Queso Emmenthal, con grandes agujeros, encima a Cherri, que le cayó sobre el cuerpo, cuando la actriz despejó el Queso que tenia encima, se encontró a Izquierdoz, con un enorme cuchillo, sobre ella.
- ¡Noooooooooooooooooo! ¡Eras un asesino en serio!
- ¡Soy un Quesón! – dijo Carlos Izquierdoz.



Cuchillo en mano, el futbolista se tiró encima de Agustina Cherri, y comenzó a apuñalarla en forma salvaje y violenta, como había hecho con Marina Calabró o Jimena Latorre, cuchillazo, tras cuchillazo, hasta llegar a unas cien puñaladas, más o menos, ahí el asesino se dio por satisfecho.
- Queso – dijo Carlos Izquierdoz mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Agustina Cherri.
El asesino se fue de la escena del crimen, se terminó de duchar, se bañó, no se lavó los pies, y regresó junto a la comitiva del Oficial Cáceres, abandonando la Unidad Penal. Breitner se acercó al lugar donde estaba el cadáver de Cherri, no sabemos que hizo, pero sí sabemos que al salir estaba contenta, repleta de energía, recordando a su prima rumana, Lady Dumitrescu.
- Seguiré comiendo chucrut, aunque a veces quiero comer paella como mi prima, la Marquesa de Avila. Deutschland über alles.
Y le dijo a las dos oficiales nazis:
- Tiren el cuerpo de esta mina quesoneada sobre el río Paraná, ja, ja. 
Y otra vez entonó el himno de Alemania: Deutschland über alles. El oficial, y también el otro, el Horst Wessel Lied.


Comentarios

  1. Una nueva villana, que recuerda a Ilaa. Y además está emparentada con la admirada Lady Dumitrescu. Y la recién llegada Marquesa de Avila. Esta también parece una vampira. Morbo que una villana asía esté a cargo de una cárcel del mujeres.
    Morboso que esta actriz haya sido poseída por la fuerza. Tanto que quizás recibió aliviada al quesón. Hasta que le tocó ser asesinada, por supuesto. Manguereada y luego humillada por ser mala arquera.

    Me gusta que no haya clonación ni embalsamamiento, que la tiren al río Parana. Y que sea donde hay palometas, que se coman el cádaver.
    Buena racha de relatos.

    No me convence tanto que la lista incluya a Sabrina Garciarena. Si necesitan una Sabrina, podría ser Sabrina Ravelli.

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  2. me encanto el cuento esa onda de las carceles es muy buena, el personaje nazi creo conocerlo de algún relato anterior

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  3. desde que vino a Boca no deja de amasijar minas Izquierdoz

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  4. surrealismo puro que hace un campo de concentración nazi en medio de Corrientes? y si esto es verdad? Muchas referencias a Chiquititas un relato sorprendente me encantó aunque ya sabía que al final estaba el Queso

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