El Asesino de Kenya Kinski Jones
Estaba muy expectante dado que por fin había llegado el día: tenía que tirar un Queso, al fin y al cabo me llamo Carlos Quesón, le tengo que hacer honor a mi nombre y apellido, y pies grandes no me faltan, calzaba 46, pero ahora ya calzo 47, los pies cada vez me crecen más, me tuve que comprar unas yantas talle 47, ¡Y como huelen! será de tanto escribir sobre pies grandes y de tanto comer Queso.
La
víctima era una sorpresa de mis amigas Lady Dumitrescu y la Marquesa de Avila,
y me estaba esperando en un hotel de Puerto Madero. Yo me fui con el equipo
completo: guantes negros, un gran cuchillo y un gran Queso. El cuchillo era una
copia del que usó Carlos Kramer para asesinar a Paula Pestarino, su esposa.
Descarté la idea de usar el cuchillo “grabado con el nombre de la víctima” con
el que Carlos Sebastián Beneitez apuñalaba una y otra vez a Ravelia Zamas, la
tatuada fetichista de los pies. El cuchillo de Carlos Kramer además era el
mismo modelo que solía usar Carlos Gonella, el Fiscal Quesón, en sus
innumerables asesinatos.
Llegué
al hotel de Puerto Madero y fui a la suite, la misma en la que se alojaron
importantes figuras internacionales, la puerta se abrió ante mí y me esperaba
una mina espectacular, abrí los ojos y la boca sorprendido al ver tanta
belleza, la chica se presentó ante mí, dijo llamarse Kenya Kinski Jones (Kenya
Julia Niambi Sarah Jones), supermodelo de las grandes firmas de Nueva York,
Londres y París, esas ciudades que tanto me gustan a mí. Me dijo que había
viajado al extremo sur del Mundo contratada por la Fundación Dumitrescu.
Se
escucharon esas músicas que tanto me gustan a mí, los repertorios completos de
Soda Stereo y Virus, y nos hicimos un streap tease conjunto, nos desnudamos los
dos juntos, bailando, y tomando copas de champagne, ahí ella se acostó, y yo
empecé a hacerle cosquillas en todo el cuerpo, le tiré el Queso, y comenzamos a
jugar, le puse los pies encima, ella me las chupó, lamió, besó y lamió, con
mucha intensidad y fogosidad, pie por pie, dedo por dedo, fue un placer, así
sentí en carne propia, o en Queso propio, el placer que sienten los Quesones en
esta circunstancia.
Pude
ser violento y darle algunas patadas, pero algo me freno, preferí acariciarla
una y otra vez, y ella hizo lo mismo, caricias, chupadas, fellatios, le chupe
los senos, la vagina, todo, y ella hizo lo mismo conmigo, y después el sexo
completo, no se lo hice por atrás (no es mi estilo) pero lo de adelante fue
antológico, yo creo que ni Carlos Bossio con Ingrid Grudke o Carlos Delfino con
Valeria Mazza llegaron a tanto, mucho menos Carlos Reich con Nicole Neumann o
Carlos Elder con Rocío Marengo, no, esto debió haber sido superior.
El
placer fue infinito pero sabía que tenía que terminar eso, de una única manera
posible, y siempre con los guantes negros tomé el cuchillo y me acerque a la
chica, no se porque, pero recordé la escena inicial de la película “Al filo de
la sospecha (Jagged Edge)” (1985) de Richard Marquand, e hicé lo mismo que el
asesino hace en esa escena, o sea, acuchillar a la chica. Fue algo salvaje,
mejor no lo cuento, se los dejo para su imaginación. Sí les digo que ahí
comprendí la satisfacción de asesinos como Carlos Bossio, Carlos Ignacio
Fernández Lobbe y Carlos Izquierdoz; Carlos Delfino es distinto, prefiere los
cuellos sangrantes y las cabezas cortadas; y Carlos Matías Sandes, es adicto a
los machetes o Carlos Leonel Schattmann, a las armas ninjas, en fin, cada uno
tiene su estilo y hay que respetarlo.
-
Queso – dije mientras tiraba el enorme Queso
Emmenthal sobre el cadáver de mi víctima, al mismo tiempo que la contemplaba
como un cazador contempla a su presa.
Y ya
no hubo más acciones ni palabras, porque ya estaba todo hecho y dicho, yo, o
sea, el asesino desaparecí sin dejar rastro, contemplando la luna roja mientras
me alejaba por Puerto Madero, sabiendo que había cumplido con mi obligación
como Quesón, del resto se encargaron el Fiscal Carlos Gonella y las
Santillanas, para mí fue simplemente #Queso.
ahora a las minas las quesoneas vos? te avivastes pibe
ResponderBorrarTE RECIBISTES DE SERIAL KILLER CARLITOS!!!!!!
ResponderBorrar¿Será el comienzo de una nueva saga con asesinatos cometidos en primera persona?
ResponderBorrarnada boludo para elegirte la víctima, una casi desconocida y al mismo tiempo, un minón
ResponderBorrarla confesión que todos esperabamos, el autor del blog confiesa ser un asesino
ResponderBorrarexcelente esta saga de la luna roja por más quesos y más cuentos!
ResponderBorrarTodo un regalo el de la Lady y la Marquesa.
ResponderBorrarBuena variante lo de la suavidad, las caricias combinadas con intensidad sexual.
Y nada menos que la hija de Natassia, tan bella como la madre.
Podría tratarse de un programa de protección de testigos. El cronista dice que la envió al más allá, mientras que ella adopta otra identidad.
¿Estará el cronista usando el derecho de protección con alguna mujer?
ja ja ja brillante relato donde el autor del blog se despacha con todo, otro asesino más
ResponderBorrar¿Se supone que el autor del blog es el asesino de esta mina?
ResponderBorrarMuy excitante el relato. Me gustó mucho la intro. Los quesos cada vez más grandes!!!! Alta Facha el asesino. Ojalá sigas escribiendo
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