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Mostrando las entradas de octubre, 2017

El asesino de Zaira Nara

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Una noche como cualquier otra, Zaira Nara salía de su departamento, estaba cerrando la puerta cuando se dio cuenta que un hombre joven, muy alto y bien parecido, vestido en forma muy elegante, todo de color negro, incluyendo un par de guantes que le cubrían las manos, estaba saliendo del ascensor. Daba toda la sensación de que era un basquetbolista por su altura (dos metros), sus pies (calzaba cincuenta) y su cuerpo atlético y espigado. Llevaba un gran paquete en sus manos, muy sonriente, el muchacho le dijo a Zaira: - Buenas noches Zaira. - Hola – contestó sorprendida la ex novia de Forlán – Disculpame, pero, ¿Quién sos? -¿No te acordas de mí? Nos vimos hace dos semanas en un programa de televisión... -¡Ay, sí! – contestó Zaira – sos Carlos Delfino, el basquetbolista. -Soy Carlos Delfino, el basquetbolista – reafirmó Carlos. -¿Qué vinistes a hacer aca, Carlos? – preguntó Zaira – No sorprende mucho que hayas venido a mi departamento. -Vengo en nombre de todo el equipo de

El asesino de Silvina Luna

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La opinión pública continuaba estupefacta por los asesinatos de Valeria Mazza y Julieta Prandi, cuando un par de semanas después, los muchachos de la selección de básquet fueron invitados a una fiesta de disfraces. No concurrieron todos, pero Emanuel Ginóbili, Luis Scola y Carlos Delfino confirmaron su asistencia. Lo curioso es que, además de ir disfrazados, los invitados debían llevar algún tipo de alimento o comida. Los tres basquetbolistas se hicieron presentes en el lugar. “Manu” ingresó vestido de Rambo, portando una gran metralleta y llevando un pavo como comida. Luis Scola, se disfrazó de monje y llevó un gran jamón. Carlos Delfino se vistió como samurai, portando una gran espada y llevando un Queso, una gran horma de Gruyere, de un tamaño colosal. Los tres basquetbolistas creyeron que iban a ser las grandes celebridades del mega-evento, pero para su desilusión, muchos eran los deportistas, modelos, actores y actrices que estaban allí, todos disfrazados. Trataron

El asesino de Julieta Prandi

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El entrenamiento de básquet había terminado y los jugadores comenzaron a retirarse del lugar, cuando Carlos Delfino le dijo a Emanuel Ginóbili:   -  Tengo que confesarte algo muy serio e importante, Manu. Soy un asesino serial de mujeres, soy un “Queson”. Me gusta degollar chicas con un cuchillo y a veces les cortó las cabeza con una espada samurai. Siempre les tiró un Queso.  Yo maté a Valeria Mazza y a muchas chicas más, tantas que ya ni me acuerdo. Ginóbili se dio vuelta y le dijo a Carlos: -          ¿Qué Carlitos? ¡No te escuche! Manu llevaba puestos unos aurículares en sus oídos y estaba escuchando un MP3. Nada había escuchado de lo que había dicho Carlos. -          Nada, Manu – contestó Carlos con cierto alivio al saber que Ginóbili no había escuchado nada - Te comente que los Lakers quieren formar un equipo para arrasar con todo en la próxima temporada. La impunidad seguía rodeando a Carlos Delfino. Al llegar al hotel los dos basquetbolistas vieron

El asesino de Valeria Mazza

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Quiso el destino que aquel martes 22 de septiembre de 2009, el basquetbolista Carlos Delfino, también conocido como el “Lancha” o el “Cabeza” Delfino, se encontrará en Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay. La selección argentina de Basquet iba a jugar un par de partidos con su similar uruguaya en vistas del Mundial de Turquía 2010. Era un día de descanso en medio de los dos partidos programados, Carlos se encontraba en el Hotel Sheraton, en la zona de Punta Carretas. El basquetbolista estaba descansando, como siempre tenía muy sudados los pies, que olían intensamente a Queso. Su almuerzo, quizás para estar a tono con aquella fragancia, había sido tres suculentos trozos de Queso, uno de Parmesano, otro de Emmenthal y el tercero de Gruyere. El basquetbolista salió a pasear un rato por el shopping de Punta Carretas. Podría haber estado acompañado de Fabricio Oberto o de Luis Scola, pero preferió ir solo. Le llamó la atención una tienda de ant