El asesino de Flor Vigna

Era verano en Pinamar. Aunque en realidad esto ocurrió en Cariló. Primeros días de enero. Cuando el aluvión turístico esta llegando a esos lugares. En un bar, nuestro héroe, el rugbier Carlos “Charlie” Elder estaba tomando unas cuantas cervezas. Una birra tras otra. Y no de baratas marcas criollas, sino de marcas etiquetadas en Alemania o Francia. Tenía las zapatillas sobre la mesa, enormes pies sobre la mesa pues calza 46, con una mano chupaba las birras, con la otra comía los dados de Queso, que cortados acompañaban a la bebida. En la TV estaban dando un programa de los Pumas. Charlie entusiasmado veía el programa. Ahora jugaba en el modesto equipo de San Albano. Pero en algún momento, allá por el 2005, llegó a integrar el equipo de Los Pumas en un par de partidos. Birra va, Queso viene, parecía la tarde perfecta para disfrutar para Charlie. Pero al lado de él, había un grupo de pibes. Eran cuatro. Charlie escuchó sus nombres, Benja, Thiago, Joaco y Lauti. Así se ll...