El Asesino de Rocío Robles

Luego de una mala racha de varios partidos en la Liga Nacional, el basquetbolista Carlos Matías Sandes necesitaba un descanso para reponer fuerzas y recuperar el nivel perdido. Con sus 2,02 metros de altura, su calzado talle 52 europeo 16 americano y el olor a Queso que siempre lo acompañaba en sus pies olorosos y sudados, se fue a pasar unos días de descanso junto a Maru, su mujer y compañera de vida. El lugar elegido era un centro de esquí, tal vez Las Leñas, en Mendoza, la provincia natal de Carlos Matías Sandes. Al basquetbolista no le gustaba el esquí ni pensaba esquiar, si lo hacía, dado el tamaño de sus pies, necesitaba un esquí de una talla super gigantesca, y quizás incluso le quedaba chico. Al registrarse en el Hotel, en el formulario donde tenía que llenar los datos personales, Carlos estuvo a punto de poner “basquetbolista” pero cuando iba a hacerlo, se frenó y puso “QUESÓN” así en mayúsculas. Maru no lo vio, pero el empleado del hotel que lo recibió sí, y al hacerlo, l...