La Asesina de Luciano Cassin
Seguramente hoy esta totalmente olvidado, pero Luciano Cassin fue un modelo muy exitoso a fines de los 90 y principios de los 2000, su fama era tal, que quizás por cierto parecido físico o gestual, lo llamaban “el otro Iván De Pineda”.
Cuenta la leyenda que en alguna noche de la década de los 2000, vaya a saber uno en que año exacto, ocurrió esta breve historia que vamos a relatar a continuación.
Una década en la que todavía se podía creer y soñar, y vivir en libertad, no estos tiempos horribles y aciagos que nos tocan transitar en estos nefastos y funestos días.
Pero volvamos a la historia…
Luciano Cassin acababa de participar de un mega desfile, de manera muy exitosa, en el que también participó Valeria Mazza, o sea que eso nos permite fechar este relato antes del 22 de septiembre de 2009, día en que Valeria Mazza fue asesinada y quesoneada por el basquetbolista Carlos Delfino, y después de que Iván De Pineda fue asesinado y quesoneado por Ravelia Zamas, la sanguinaria e implacable Quesona Asesina.
Muy contento por la repercusión del desfile, Luciano fue a un cuarto del lujoso hotel donde se llevó a cabo el evento, se estaba desvistiendo cuando tocaron a la puerta, el modelo la abrió, y se encontró del otro lado a Valeria Mazza, semidesnuda, luciendo en forma plena y radiante. Pero Luciano vio algo que no le cerraba del todo, abrió y cerro los ojos, no tuvo dudas, era Valeria, pero más joven, como si tuviera doce años menos, y más también.
- ¡Valeria! ¿Qué haces aca? ¡Lucís mucho más joven! ¡Como si hubieras salido de una máquina del tiempo, pareces la Valeria Mazza que se sacaba fotos en Punta en enero del 92, con ¡Pum para arriba! y la era de los Gomas.
- Ja, ja, ja, ¿Qué te parece Luciano? Quizás no sea Valeria Mazza, sino Carlota Monzón, así dice mi documento, je, je, una especie de hermana gemela, perdida y distanciada en una década, jo, jo, ¡Pum para arriba! ¡Que buen desnudo estas haciendo!
- Ja, ja, me estaba desvistiendo, Carlota.
- Seguí haciendo el streap tease para mí, Luciano.
El modelo, muy obediente, siguió las ordenes de Ravelia, y le ofreció un desnudo, acompañado de la música de “Nueve semanas y media”, al quedar desnudo, Ravelia, se tiró casi sobre el, tocándole la pija, y lo metió en la cama, como un zambullido, allí casi se podría decir que lo violó, sí, porque se puso encima, y tras someterlo a toda clase de lamidas y cosquillas, de una manera muy salvaje y furiosa, cogieron de manera espectacular. Ravelia parecía querer más, de forma insaciable, Luciano, dio todos los polvos que pudo dar, y estaba eufórico por eso, pero quedó exhausto, contento hasta la felicidad plena, pero totalmente exhausto.
- Sigamos jugando, Luciano.
- ¿Y a qué ahora? No la podemos pasar mejor de lo que la hemos pasado. Además, no doy más.
- No creas, Luciano, siempre se puede mejorar todo, incluso este placer que hemos tenido. Y sí no das más, aca tenes lo que necesitas para recuperar fuerzas.
Ravelia abrió un gran bolso que llevaba, se puso los guantes negros, y sacó del mismo, un enorme Queso y lo tiró sobre Luciano Cassin, el modelo recibió el quesazo con cierta fuerza, y despues Ravelia se lo acomodó, de esa manera, el modelo quedó acostado, sobre la cama, como sosteniendo el Queso en sus manos.
- ¿El Queso? ¿Un Queso en mis manos? ¿Tengo que comerme el Queso para recuperar fuerzas?
- Tranquilo, Luciano, tranquilo, ja, ja, je, je, ji, ji, jo, jo, ju, ju.
Ravelia ahora sacó del bolso un arma, un gran arma, una UZI con silenciador, como la que había usado para asesinar a Iván De Pineda en el pasado y la que usaría para asesinar a Emanuel Ginóbili en el futuro.
- Dicen que sos el otro Iván de Pineda, al otro, yo lo asesiné y le tiré un Queso, ahora llegó tu turno, Luciano Cassin.
- ¡Noooooooooooo! – gritó de terror Luciano Cassin - ¡Claro! ¿Cómo no me dí cuenta? ¡Vos sos Ravelia, la Quesona Asesina!
- Ja, ja, ja, sí, Carlota Monzón, AKA Ravelia Zamas, la asesina de Iván De Pineda, y ahora también la asesina de Luciano Cassin.
Y ya no hubo más palabras, sí ocho certeros disparos efectuados con esa arma, cuyo sonidos fueron amortiguados y tapados por el uso del silenciador, ocho balazos que sirvieron para asesinar al modelo, algunos impactaron en el Queso, pero atravesaron este, para liquidar a Luciano Cassin.
Con el arma humeante, la asesina miró el ensangrentado cádaver de Luciano Cassin, con el Queso encima, no fue necesario tirarle el Queso, porque ya lo tenía encima, y entonces, dijo en voz alta:
- Queso. Luciano Cassin.
Y con total frialdad, la asesina se fue de la escena del crimen. Eso, sí, llevándose los zapatos talle 46 de su víctima, para agregarlos para su colección.
Otro asesinato perdido, ahora encontrado, de Ravelia Zamas, la Quesona Asesina, difundido en los Relatos Quesones, aunque muchos sabían que había existido, ¿Habrá algunos más?
brillante, como siempre, que buena asesina, es esta mina, y parece que siempre tiene asesinatos para relatar
ResponderBorrarla verdad que leer los cuentos de Ravelia da placer sexual y temor al mismo tiempo, la mina te da todo lo que tiene pero despues te clava un queso
ResponderBorrarque bellou relatou
ResponderBorrarCrímenes nostálgicos, una buena sección de los Relatos Quesones, avanti con la idea, y mira que yo soy bastante crítico
ResponderBorrar¿no lo habían asesinado ya? bueno, otro queso, siempre viene bien
ResponderBorrarasesina especializada en deportistas y modelos
ResponderBorrarViolenta como es usual en ella Carlota Monzón, la que se parece a Valeria Mazza, también conocida como Ravelia Zamas. Aunque lo del arma de fuego y más un gran arma, le quita algo de estilo. Que hubiera tenido con cuchillos, estrangulamiento.
ResponderBorrarPero le dio el último deseo. Y luego chau. ¿Chau que? Lo liquidó.
Podría de decirse que al quesonear a la verdadera Valeria Mazza, Delfino perjudicó a Ravelia. Que podría haber seguido recurriendo a la impostura, para atrapar a incautos, hacerse pasar por ella.
Incluso en un retro relato, Valeria Mazza podría ser la sospechosa de un crimen de Ravelia. Y hasta podría ser detenida. Y al ser detenida, llamar la atención de Delfino.
Un clásico relato quesón.
esto explica porque este chabón no figuro nunca más en nada
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