El Asesino de Alexandra Daddario

Alexandra Daddario, bella actriz y youtuber americana, se encontraba en España, disfrutando del sol de Andalucía. Una yanqui como ella, imaginaba a España como un país de toreros al estilo “Sangre y Arena” la película de Tyrone Power y Rita Hayworth de 1941, un país donde la gente cantaba pasodobles y bebe el vino de jerez, y poco más que eso. Quizás debido a ese estereotipo resulto lógico que Alexandra fuera a disfrutar de un tablao flamenco en alguna ciudad andaluza, que pudo ser Sevilla, o tal vez Granada.

A Daddario le gusta el espectáculo que ofrecieron los bailaores y cantaores flamencos, muy dirigido al público yanqui, y no a los españoles, pero un joven alto, patón, muy guapo, semidesnudo le dijo mientras se escuchaba el lamento flamenco de don Juan Gómez de Gallardo:

-          Yo os enseñaré otra España, otra Andalucía, no somos un pueblo de toreros y cantaores flamencos, como vosotros las americanas imagináis.

-          Who are you? – preguntó Daddario, para saber quien era aquel joven tan guapo.

-          Mi nombre es Carlos, Carlos Luis Maturana Alvarez, me podréis llamar Carlillos, si os quereis, he sido Mister España y Mister Universo Mundial.

-          Oh Carlillos! – exclamó Daddario – yo are a bull in the place (Tu eres un toro en la plaza).

Rato despues, Alexandra estaba en el departamento de Carlos Maturana, mientras sonaba muy fuerte la música de los pasodobles, las coplas y las sevillanas, como si fuera un toreo…

-          Mira niña, la luna roja que brilla sobre Andalucía, a disfrutar de los toros, el sexo y el Queso. Luna Roja como la sangre que se esparce en una tarde de toros. Granada, tierra ensangrentada en tardes de toros… Mujer que conserva el embrujo de los ojos moros…

Así fue que mientras se escuchaba la música, comieron unas tapas con vino de jerez, en realidad las tapas, solo las comió el, que ingirió unos bocadillos de Queso, ella no paraba de mirarlo, estaba como prendida de la belleza del andaluz, y tras tomar un sorbo del jerez, empezó a hacerle cosquillas en los pies, enormes y olorosos pies, para despues lamérselos, besarlos, chuparlos y olerlos, aquellos pies olían a Queso, y a Alexandra parecía gustarle, tras eso jugaron al toreo, el hizo de torero con una capa roja y ella de toro, y tras varias corridas al grito de “¡Olé!”, el le puso encima la pija, cogiéndola con la furia del toreo y la suavidad del andaluz, por adelante y por atrás, con una belleza imposible de imaginar, Daddario quedó como prendada de todo aquello, y fulminada por el hechizo del torero, como Linda Darnell o Rita Hayworth en “Sangre y Arena” no se dio cuenta que Carlos tomó un enorme cuchillo, se acercó a ella, y al grito de: “¡Viva España!” la apuñaló salvajemente, fueron decenas de cuchillazos, así fue asesinada Alexandra Daddario.

-          Queso – dijo Carlos Maturana mientras tiraba un enorme Queso Emmenthal sobre el cadáver de su víctima, al mismo tiempo que lo contemplaba como un cazador contempla a su presa.

Carlos salió a dar una vuelta por las calles de Sevilla, Granada, Jaen, Malaga, Almería o donde estuviese en cualquier parte de Andalucía. Cuatro mujeres, vestidas de toreras, las Santillanas, se encargaron de limpiar la escena del crimen y del cadáver, y así finaliza nuestra historia, que ya no es Sangre y Arena, sino Queso y Arena. ¡Olé! #Queso.