La asesina de Patricio Garino
Ocurrió en Mar del Plata, la ciudad natal
del basquetbolista Patricio Garino, que se encontraba de paso por ahí, solo por
unos pocos días, aunque no dejo de entrenar ni de mantener su estado físico en
ningún momento.
Salió de un lugar de entrenamiento, y
mientras regresaba a su casa, antes de subirse a una Minivan, de repente, ante
el, estaba una mujer, joven, bella y muy rubia, casi igual a Valeria Mazza,
pero Valeria Mazza versión 1992.
-
¡Valeria
Mazza! ¡No puede ser! ¡Sí fue asesinada por Carlos Delfino!
-
Todos
dicen que soy igual a esa chica, pobre, la decapitaron y le tiraron un Queso.
¿Te gusto Patito? Me dicen la Quesona.
-
Sos
hermosa – le dijo Patricio – sos hermosa Quesona.
-
Entonces
vamos a compartir una tarde de sexo, hagamoslo en la Minivan.
Patricio no pudo resistir a aquello, y lo
hicieron en la Minivan, el sexo fue intenso, apasionado, la Quesona lo exprimió
a Patito, que quedó exhausto, casi hecho una piltrafa, tanto que se quedó
dormido profundamente, del cansancio que tenía.
Al verlo dormido a Patito, la Quesona agarró la Mini Van y secuestró literalmente al basquetbolista.
El basquetbolista Patricio Garino se despertó y para su sorpresa, estaba sentado en una silla, encadenado de pies y manos, sin poder dar movimiento alguno. Al lado de él había una mesa, donde había un Queso sobre una bandeja. El Queso, un Emmenthal, relucía sus grandes y voluminosos agujeros.
Preso del pánico ante la situación en la que se hallaba, desesperado, intentó levantarse pero nada pudo hacer nada. De repente, detrás de él escuchó la voz de una mujer:
- Buenas tardes “Patito”.
- ¡Sos la Quesona! ¡Qué querés de mí! ¡Socorro! ¡Me secuestraste!
- Una loca no, estimado Patito, una asesina, la Quesona Asesina. Te dejo exhausto en el sexo, je, je.
- ¡Soltame, loca!
- Grita lo que quieras – dijo la Quesona – pero nadie te escuchará, espero que sepas complacerme un poco más.
A continuación, la Quesona se sacó las medias y puso sus pies talle 42 encima del rostro del basquetbolista.
- Espero
que te gusten los pies de mujer – dijo la Quesona – chupamelos, lamelos,
besalos.
El basquetbolista no tuvo otra opción que hacer lo que
quería la Quesona, y comenzó a besarle, lamerle y chuparle los pies. Una y otra
vez. Cuando la Quesona quedó satisfecha, le dijo al Patito:
- Ahora
seré yo quien jugará con los pies, te haré cosquillas.
Las cosquillas en los pies hechas con una pluma por
parte de la Quesona, fueron para el basquetbolista una verdadera tortura.
Garino no lo pudo aguantar, al punto que terminó gritando:
- ¡Basta!
¡Basta de este sufrimiento!
La Quesona entonces tiró la pluma al piso, agarró una
soga muy gruesa y le dijo al Patito Garino:
- Lo
siento Patricio, pero ahora debo asesinarte.
Puso la soga al cuello del basquetbolista, y a
continuación, lo ahorcó. No fue nada fácil, la Quesona tardó varios minutos
pues el basquetbolista medía como un 2,00 metros de altura y calzaba alrededor
de un 50. Pero tras un gran esfuerzo, la Quesona cumplió con su objetivo.
El cadáver quedo sobre sentado, con la soga al cuello, tumbado, justo al lado del Queso. La Quesona tomó el Queso y lo tiró sobre el cadaver de Garino, dijo entonces en voz alta:
- Patricio Garino. #Queso
Y se fue del lugar del crimen en forma tan misteriosa como había llegado. Pero antes tomó las zapatillas de su víctima como trofeo, gigantescas zapatillas, y rato después lucían en la vitrina con los demás pares de zapatos y zapatillas de cada uno de los hombres que había asesinado, ahora con un nuevo cartel que señalaba "Patricio Garino”.
creatividad
ResponderBorrarSe confundió de pastillitas y se mandó la colorada sin la verde y la azul juntas ...después escribió
ResponderBorrarChapita mal ...
El sexo con las quesonas puede ser tan agotador como peligroso. Que tan fácil quedan indefensos ante Ravelia la rubia.
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