El Asesino de Karina, La Princesita
Sonaba
la música de la cumbia, al ritmo del sonido que ofrecía Karina la Princesita en
una serie de mega recitales en el Estadio Olímpico de Córdoba, la Docta, otrora
Chateau Carreras. Con su 1,60 de estatura, la actriz y cantante estaba teniendo
un resonante éxito en la tierra natal del “Potro” Rodrigo y de Carlos
“Chiquito” Bossio. Quizás por eso resultó lógico que después de cada recital la
vinieran a saludar grandes celebridades de la provincia del Marqués, Duque y Conde
don Juan Schiaretti. El basquetbolista Carlos Leonel Schattmann, con su 1,93
metros de altura y su calzado número 50 (sus pies cada vez crecían más) fue uno
de ellos, el que se define como un “Maragato en Córdoba”.
A la
Princesita le llamó la atención el olor a Queso que Schattmann tenía, era
impresionante, al punto que todas las demás personas evitaron la presencia del
basquetbolista, y quedaron los dos solos, la Princesita ya casi no lo
soportaba.
-
Tenes un olor a Queso insoportable, pibe – le
dijo La Princesita a Schattmann.
-
Primero, no soy pibe, soy Carlos Leonel
Schattmann, segundo, si yo tengo olor a Queso, vos tenes olor a pescado, me
imagino esa concha, donde la pusieron El Polaco y el Kun Agüero.
-
Que grosero, además de pata sucia – dijo La
Princesita – sos un mal educado.
-
Es curioso pero las partes más importantes del
cuerpo huelen a comida, je, je, y mis pies, huelen a eso, a Queso, ja, ja, ja.
No me hagas cortarte el cuello sin probar mi Queso, Princesita, eso se lo hice
a Jimena Barón, pero esa era fea, raaaaajjj, le corté la garganta y después
Queso, con vos quiero divertirme un rato.
-
¿Sos un asesino, Schattmann? ¡Voy a llamar a la
policía!
-
Es inútil Princesita, la custodia policial la
controla uno de los nuestros, el oficial Carlos Gabriel Cáceres.
-
¡Nooooooooooooooooo! – reaccionó con espanto La
Princesita.
-
No te asustes, Princesita, la vas a pasar bien,
solo huele, huele el Queso, olé mis pies, es noche de luna roja, y aca en
Córdoba, la luna roja es al ritmo del cuartetazo.
-
El Rey del Cuarteto es Carlitos “la Mona”
Jiménez, uno de los de ustedes.
-
No puede ser Quesón, aunque todos lo conocen
como “Carlitos” su nombre completo y verdadero es Juan Carlos, je, je, de todas
formas, en vez de “Quien se ha tomado todo el vino” cantaremos “Quien se ha
comido todo el Queso”, ja, ja, ole mis pies, Karina, ole mi Queso.
Y
eso hizo entonces la cumbianchera, oler el Queso, y el olor era tan fuerte, que
en vez de sentir rechazo, empezó a sentir atracción, y Karina empezó a
arrastrarse por el piso, para chuparle la pija a Schattmann, luego hacerle
caricias en todo el cuerpo, oler, lamer, besar, lamer y chupar los pies del
basquetbolista, y dejarse coger por adelante y por atrás, Schattmann lo hizo
con tanta suavidad y dulzura, que el placer que sintió Karina pareció
multiplicarse por mil.
-
Por un momento sentí miedo y me creí que eras un
asesino, se comentan tantas cosas, pero la verdad Schattmann, sos un asesino,
pero del amor, porque lo tuyo fue algo tan sublime, que ya no me voy a volver a
acostar con otro hombre, y mira que el Kun Agüero es un Kun dentro de la
cancha, además como jugó en Inglaterra, un subdito de su majestad reptiliana.
Carlos
Leonel Schattmann tomó entonces el tridente mientras la Princesita le daba
vuelta la espalda, y seguía hablando, el basquetbolista le dijo:
-
¡Karina!
La
Princesita y se dio vuelta y entonces ahí, aaaaaaajjjjjjjjjjjjj, le clavó el
tridente en el cuello. La herida fue mortal y no se necesitaron más. Así fue
asesinada Karina Jéssica Tejada, conocida como “la Princesita”.
-
Queso – dijo Carlos Leonel Schattmann mientras
tiraba un enorme Queso Emmenthal sobre el cadáver de su víctima, al mismo
tiempo que lo contemplaba como un cazador contempla a su presa.
Y ya
no hubo más acciones ni palabras, porque ya estaba todo hecho y dicho, el
asesino desapareció sin dejar rastro, porque un Carlos tiró un Queso en la
noche de la luna roja, al ritmo del cuarteto y del fernet.
Y
muy lejos de Córdoba, en Londres, llegó la noticia del asesinato de Karina
Jéssica Tejada, conocida como “la Princesita” y a diferencia de otros crímenes
quesones, este sí llegó a oídos de la Su Majestad Reptiliana, que entonces,
emitió una orden contundente: “El Próximo Queso de Oro ya tiene dueño: Carlos
Leonel Schattmann”. #Queso.
una negra teñida de raza conurbano bonaerense
ResponderBorrarque bien Schattmann, ya es un asesino de gran estirpe, y no tuvo piedad con alguien que merecía ser asesinada
ResponderBorrarDE QUESÓN DIGNO A QUESO DE ORO
ResponderBorrarQUE BUENO SCHATTMANN
una sierra eléctrica no era mal método para asesinarla
ResponderBorrar¿Un encargo de melomanos?
ResponderBorrarEse shortcito incursionador de anatomía es un hallazgo en esa imagen.
Bien por la aparición del policía Carlos Gabriel Caceres?
Jeje. La mató de miedo, luego de placer y luego la mató del todo.
QUIEN QUIEN SE HA COMIDO TODO EL QUESO? CARLOS X SUPUESTO
ResponderBorrarque belleza de asesinato
ResponderBorrarhay que ser un gran queson para amasijo a una perro de este calibre
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