El Asesino de Pamela Anderson

Pamela Anderson se encontraba pasando unas vacaciones en las Islas Canarias, disfrutando de la playa, del sol, del aire y del mar de Tenerife. Tan relajada estaba que se quedó dormida y durmió largas horas, tanto que cuando despertó ya era de noche, y en el cielo se veían las estrellas y la luna roja.

-          Red moon! – exclamó Anderson, extrañada al darse cuenta las horas que había dormido y que estaba totalmente sola en la playa canaria – I am alone!.

-          Alone no, dear Anderson – le contestó una voz – estoy yo, Carlos San Juan, modelo español.

Anderson entonces vio frente a ella a un hombre flaco, bien delgado, alto y patón, dotado de dos enormes pies, pies de los que emanaba un olor a Queso tan fuerte como apestante.

-          The air of the Canaries, what a fragrance of cheese, rich cheese, beautiful cheese – exclamó Anderson, algo así como “el aire de las Canarias, que fragancia a queso, a rico queso, bello queso”.

Si bien estaba algo perdida y confundida, Anderson también estaba algo como alegre y eufórica, le sonrió primero y le guiñió un ojo despues a Carlos San Juan, y le dijo: “Charlie Saint John, i love you”. Carlos realizó un streap tease ante Anderson, y esta no pudo evitar sentirse atraída a los pies del joven modelo, al punto que se arrastró como un bicho de la arena, y al punto que los empezó a empezó a oler, besar, lamer y chupar aquellos pies, de considerable tamaño, y Carlos, aunque tenía fama de ser gay, no lo pareció en ese momento, no por lo menos en la dimensión donde se desarrollan nuestros relatos, al contrario, se tiró sobre la arena, y luego de disfrutar por un largo rato que Anderson jugara con sus pies, empezó a hacerle cosquillas a la modelo, y se arrastraron por la arena, chupándose todo el cuerpo, y penetrándola con cierta suavidad, quizás para hacer el sexo más largo, sí, Carlos fue muy elegante y suave para cogerla, lo que llenó de gozo y placer a Anderson.

-          Que belleza las islas Canarias, que belleza esa luna roja sobre nosotros – dijo en inglés Anderson.

-          Tan belleza como el Queso que te voy a tirar – dijo Carlos San Juan, a la vez que le tiraba un enorme Queso Emmenthal.

Anderson, esta entendió aquello como una parte del juego sexual, y muy alegre y contenta, se sacó encima el Queso, pero cuando lo hizo, vio ante ella a Carlos San Juan con un picahielos, sí, un picahielos, arma femenina de la asesina de “Bajos Instintos”, ahora en manos de Carlos San Juan. Anderson gritó aterrorizada pero era tarde, y todo lo delicado y suave que fue Carlos a la hora de cogerla, se convirtió en furia salvaje ahora, mientras la apuñalaba con el picahielos, asesinándola de esa manera tan brutal.

-          Queso – dijo Carlos San Juan mientras tiraba un enorme Queso Emmenthal sobre el cadáver de su víctima, al mismo tiempo que lo contemplaba como un cazador contempla a su presa.

Y ya no hubo más acciones ni palabras, porque ya estaba todo hecho y dicho, el asesino desapareció sin dejar rastro, porque un Carlos tiró un Queso en la noche de la luna roja, #Queso.