El Asesino de Nastassja Kinski

Corría el año 1999, cuando Nastassja Kinski, una actriz alemana muy popular y reconocida en el cine de los ochenta, cuya fama prácticamente desapareció en los noventa, y precisamente fue en 1999, se encontraba en Lisboa (Portugal), sin saber bien que hacer, a tal punto, que para hacer ver si alguien la conocía fue a la presentación que hacía el Benfica para la temporada 1999/2000. A Nastassja le llamó especialmente la atención el nuevo arquero del equipo portugués, principalmente por el enorme, casi gigantesco, tamaño de sus pies, dado que calzaba cincuenta, pies más propios de un basquetbolista que de un futbolista. El arquero en cuestión era Carlos Gustavo Bossio, el mítico “Chiquito”, que había en Estudiantes de La Plata durante cinco temporadas y ahora iniciaba una nueva aventura europea.

-          Increíble – pensó en alemán Nastassja – y pensar que le dicen “Chiquito”.

Al terminar la presentación, Nastassja se acercó a Carlos y lo saludó de manera muy entusiasta y efusiva, “esta mina esta con vos” le dijo un compañero argentino a Bossio, el arquero no tenía ni idea de quien se trataba, pero un portugués le explicó que era una estrella de la cinematografía internacional, cuyas mejores horas ya habían pasado una década atrás. “No te la pierdas Chiquito” le dijo el compañero argentino, “Por supuesto que no, sabes el Queso que le voy a tirar” le comentó Bossio. Para el compañero argentino, “el Queso que le voy a tirar” era una manera de decir “no te imaginas como me la voy a coger”.

Lo cierto es que esa noche de luna roja, Carlos, vestido totalmente de negro, ingresó a la habitación de Nastassja, con una bandeja donde llevaba un Queso gigantesco.

-          Quiero Queso, Quiero Queso, Dame Queso, Dame Queso, Caaaaarlooooooussssssss – dijo en alemán Nastassja, mientras se revolcaba en la cama, semidesnuda.

El arquero le hizo caso al pedido de la actriz y le tiró el Queso encima, Nastassja exclamó “Carlos, Carlitos” varias veces y a continuación, Bossio le puso encima su enorme y oliente pie, Nastassja le saco las medias a mordiscones y tras dejarlo descalzo, empezó a olerle, besarle, chuparle y lamerle los pies, con furia, dando vueltas en la cama, así un largo rato, demasiado incluso para Carlos, acostumbrado a hacer eso, pero Nastassja quería más, y más, y entonces Carlos se tiró encima de ella en la cama, y la cogió de manera salvaje y feroz, una cogida tan intensa como larga, muy larga, demasiado, Nastassja estaba más que extasiada, no daba más pero quería más, y Carlos le dio más, tanto hasta casi exprimirla. Exhausta, por más que le encantaba todo aquello, pidió terminar diciendo una vez más “Carlos, Carlitos”, dígamos que durante toda la cogida, que fue muy larga, se la pasó repitiendo una y otra vez, sin cansarse “Carlos, Carlitos”.

Nastassja quedó tumbada sobre la cama, cuando Carlos, con sus guantes negros, tomó el enorme cuchillo, y mientras gritaba “Queso, Queso, Queso” y ella seguía gritando “Carlos, Carlitos”, se tiró encima de Nastassja y la apuñaló salvajemente, con cuchillazos en todo el cuerpo, decenas, centenas de cuchillazos, así fue asesinada Nastassja Kinski.

-          Queso – dijo Carlos Bossio mientras tiraba un enorme Queso Emmenthal sobre el cadáver de su víctima, al mismo tiempo que lo contemplaba como un cazador contempla a su presa.

Y ya no hubo más acciones ni palabras, porque ya estaba todo hecho y dicho, el asesino desapareció sin dejar rastro, porque un Carlos tiró un Queso en la noche de la luna roja, #Queso.