El Asesino de Luciana Rubinska

De regreso en San Lorenzo, el basquetbolista Carlos Matías Sandes se fue una semanita a jugar unos partiditos en Santiago del Estero, por la Liga Nacional. Su esposa, la siempre celosa, obsesiva y posesiva Maru Sandes no podía soportar la ausencia del basquetbolista y publicó en las redes sociales “Como te extraño @matisandes22”, era como si no soportara una breve ausencia de unos pocos días.

- Me iría a Santiago del Estero solo para oler esos pies talle 52 que siempre huelen a Queso, los pies de Carlos Matías, tengo la necesidad de oler esos pies, esos Quesos – le dijo Maru Sandes a Luciana Rubinska, la afamada comentarista deportiva, a quien encontró en alguna institución deportiva.

- Ya vuelve, son solo unos días, no es para tanto, además le hace bueno a la pareja estos distanciamientos breves, sirven para renovarse, para resetearse un poco, es lo mejor que hay. La vida del deportista es así.

- Esa es tu opinión, de pensar que puede estar con otra mujer, que otra puede olerle los pies esta misma noche, me da cosa…

- Yo creo que Mati te es muy fiel, no me lo veo haciendo ninguna barrabasada. ¿Son para tanto esos pies?

- No te imaginas, es algo impresionante.

Rubinska ya había oído rumores sobre aquellos pies, pero la verdad que despues de escuchar a Maru quedó muy intrigada, tan intrigada, que armó un bolso, y se fue al aeroparque, y tomó el primer vuelo que había a Santiago del Estero, no se iba a quedar con ninguna intriga. Se dirigió al lugar donde se jugaba la Liga Nacional y espero que terminar el partido. Se acercó entonces a Carlos Matías Sandes.

- Hola Carlos Matías – le dijo Rubinska a Sandes – hoy estuve con tu mujer, no sabes como te extraña, dice que todas las noches juega con tus pies, que son algo impresionante, por su tamaño, su sudor y su olor.

- Son Quesos, no son pies, señorita Rubinska – le dijo Carlos Matías – Y veo que ya tienen mucha fama, aunque la única mujer que vive y los olió es mi esposa, Maru.

- ¿No me das el placer de jugar con esos pies y ser la segunda en tener ese privilegio? ¡Es solo por hoy!

- Por supuesto, vayamos a un lugar comodo y ahí jugamos lo que quieras.

Fueron al lugar comodo, y Rubinska no quiso esperar ni un segundo, desesperada, le sacó las zapatillas a Sandes, los calcetines, todo en forma despaciosa, oliendo, besando, chupando, lamiento, las zapatillas, las medias y los pies descalzos, el olor a Queso era impresionante, capaz de fulminar a cientos de mortales, pero para Rubinska era como un elixir del que no podía salir, se arrastró realmente para hacer esto, estaba como fuera de sí, atraída y prisionero de los pies de Carlos Matías Sandes, que despues la penetró con furia y salvajismo, con mucha intensidad, la cogió de parada, lo que a Rubinska le gusto muchísimo, la comentarista deportiva quedó eufórica y satisfecha, se había dado el gran gusto.

- Ahora ya hay otra mujer que ha olido tus pies, además de tu esposa, y son Quesos, porque sos un Quesón.

- Y porque soy un Quesón – dijo Carlos Matías Sandes – por poco tiempo habrá dos mujeres vivas, porque salvo Maru, mi Maru, las demás no viven para contarlo, porque son asesinadas, y yo las asesinó, porque soy un asesino, un asesino de mujeres, un matamujeres y un tiraquesos.

Carlos Matías Sandes blandió entonces el machete y le asestó unas brutales heridas a Rubinska, unos feroces machetazos, fuertes, intensos, y salvajes, no tantos en cantidad, pero si los suficientes para catalogar al asesinato de brutal y sanguinario.

- Queso – dijo Carlos Matías Sandes mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Rubinska y se iba de ese lugar cómodo.

Rato después, Carlos Matías Sandes hablaba con Maru Sandes…

- Yo también te extraño mucho, Maru, pero quédate tranquila mi amor, ya voy a volver y vas a volver a oler mis Quesos… #Queso.