El Asesino de Betina Capetillo
En medio de la exigencia que impone la Liga Nacional de Basquet, el basquetbolista de Boca Juniors, Carlos Leonel Schattmann (1,94 metros de altura y 49 de calzado) fue a descansar unos días junto a su madre, la popular Vivi Chaves , considerada la Pacha Mama de los Quesones, según algunas fuentes, y especialista en cocinar altas empanadas, al estilo de “La Chacha”, la popular y querida nodriza del Cacique Patoruzú.
Pero para un Quesón nunca hay paz, siempre existe el deseo, la necesidad y el impulso de tirar algún Queso, y por eso luego de un par de días tranquilo, a Schattmann se le despertó el instinto asesino, más cuando se entero de que los Quesones habían cometido algunos crímenes, por ejemplo, su amigo Carlos Matías Sandes había quesoneado a Lucian Rubinska, la conductora de C5N y comentarista deportiva.
- No podes ser menos que ellos, tenes que salir a quesonear – le dijo Vivi a Schattmann, mientras tomaban unos mates en la tranquilidad de la tarde provinciana cordobesa.
- Tenés razón, vieja, pero ya quesonearon a tantas minas que no se me ocurre nadie.
- Vos sos el asesino de Jimena Barón, quesonear a esa alimaña fue un gran servicio a la humanidad, y a otras minas buenas, como Debora Bello, Celeste Cid o Floppy Tesouro, y hubo muchas más, no podes quedarte así tranquilo, sin hacer nada, salí y tira un Queso. Sos el Queso de Oro, no sos un un Queso de segundo nivel.
- Si estuviera en Buenos Aires sería más fácil – le contestó Carlos Leonel a su madre – pero aca, en Córdoba, es todo más complicado.
- Siempre con esa mentalidad provinciana, Carlos Leonel, no puede ser, por algo te decían “el Quesón del Interior”.
- La mayoría de los Quesones nació en el interior – contestó Schattmann – pero fueron a Buenos Aires a triunfar como Quesones, es la ley del Queso, en Estados Unidos pasa lo mismo, hay que ir a Nueva York, en Mississippi , Iowa o Arkansas no pasa nada.
Vivi no contestó nada, pero agarró el celular, y se fijó en un página de modelos y bonitas argentinas, o algo así, y comprobó que su hijo tenía razón, la mayoría, o casi todas, ya habían sido quesoneadas, pero por descarte, logró encontrar a alguien: Betina Capetillo.
Betina Capetillo, vedette y actriz, hoy es una figura un tanto olvidada, pero en su momento, fue la diosa de “El Champán las pone mimosas” entre tantas obras de nivel shakesperiano que interpretó.
- Aca tenés una Carlos Leonel: Betina Capetillo.
- ¿Quién es?
- ¿Cómo quien es? Es más conocida que la ruda – y Vivi Chaves le explicó a su hijo quien era la tal Capetillo.
- No sirve de nada, no esta en Córdoba, tendré que ir a Buenos Aires.
- Está aca, Carlos Leonel, vivió aca un tiempo, y esta aca, tu instinto quesón te va a conducir a donde esta, ahora agarras el Queso, tus armas ninjas, y la próxima vez que hablemos será con Betina Capetillo quesoneada – dijo Vivi, que ejercía sobre su hijo una dominación muy fuerte, digna de un complejo de Edipo de alto desarrollo.
Carlos Leonel Schattmann obedeció a su madre, y agarró las armas ninjas, y guiado por su instinto quesón, se dirigió a un departamento de una de las zonas más caras de la capital cordobesa, en realidad, era a muy pocas cuadras de donde estaba el, o sea, que tardó apenas unos minutos. Tocó el timbre y le abrió la puerta la mismísima Betina Capetillo, semi desnuda.
- ¿Sos un cliente, verdad? Te estaba esperando, no te va a salir barato esto, cobró tarifas muy altas – al parecer Betina Capetillo se había convertido en una simple trabajadora sexual, o quizás siempre lo fue.
- Soy Carlos Leonel Schattmann, basquetbolista de la Liga Nacional, juego en Boca Juniors, vine unos días a Córdoba a visitar a mi vieja, y ahora quiero divertirme con vos.
- ¡Un basquetbolista! – dijo Capetillo – ustedes calzan mucho, y veo que un olor a Queso se esta desparramando por aca, seguro son tus pies.
Schattmann puso sus pies sobre una silla, y Capetillo, arrodillada, le fue sacando las zapatillas, las medias, oliendo todo y disfrutando de aquello, hasta que Carlos Leonel quedó descalzo y ahí empezó a oler, chupar, besar y lamer aquellos pies, que olían a Queso de manera muy fuerte y apestosa.
Tras jugar con los pies, Capetillo empezó a acariciar y a hacerle cosquillas en todo el cuerpo a Schattmann, hasta que se puso encima de este, y entonces, el basquetbolista la penetró de manera muy fuerte, violenta y salvaje.
- Desde que Gerardo me cogió no viví nada igual – dijo Capetillo – y Gerardo ya tenía más de setenta años cuando me cogió, el viejo era espectacular.
Schattmann nada dijo pero se dio cuenta que “Gerardo” era Gerardo Sofovich, el Ruso, símbolo de la televisión argentina durante más de cuarenta años, y creador de inolvidables éxitos y personajes.
- Bueno, Carlos Leonel, fue excelente coger con vos, pero seguro vendrán otros clientes – le dijo Capetillo, dando por terminada aquella experiencia.
Schattmann nada dijo, se paró, se vistió, se puso los guantes negros, se vistió con la casaca de Boca Juniors, y agarró la ninjato, a la vez que sacó un enorme Queso de sus pertenencias y lo puso sobre una mesa.
- ¿Qué haces pibe, estamos en Semana Santa, carnaval ya fue? ¿Vas a jugar un partido de basquet ahora, ja, ja? ¿Te vas a comer el Queso? Si te quedas, tarifa triple, no doble, triple, como en el básquet.
- Soy un Quesón, y te asesinaré, Betina Capetillo – Carlos Leonel Schattmann blandió la ninjato y gritó hasta quedarse sin voz - ¡Queeeeeessssoooooooooooo! – y entonces le atravesó la ninjato a Capetillo en el cuello, asesinándola en forma inmediata.
- Queso – dijo Carlos Leonel Schattmann mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Betina Capetillo.
Muy contento y satisfecho tras quesonear a Betina Capetillo, Carlos Leonel Schattmann regresó a su casa, donde lo esperaba su madre, Vivi, sin decir palabra, le mostró la ninjato ensangrentada.
- Así es mi hijo, ¡Bravo Carlos Leonel! ¡Sos un gran Quesón! ¡Sos el Queso de Oro!
- Gracias vieja, sabes lo que mas me llamó la atención, Capetillo dijo que nadie la había cogido mejor desde que tuvo sexo con Sofovich.
- ¡Es que Gerardo era un tigre en la cama, un rinoceronte en celo, un toro campeón de la Rural, no te imaginas!
- No me digas que vos vieja, estuviste en la cama con Sofovich.
- Y, minas fieles de gran corazón, éramos las de antes, las de ahora, solo merecen un Queso. Por suerte hay Quesones como vos, que tiran Quesos donde hay que tirarlos.
Grande fue la sorpresa de Carlos Leonel Schattmann al escuchar las palabras de su madre.
Y colorin colorado, este cuento y este Queso, se han acabado.
UN QUESÓN DIGNO AHORA MANEJADO X LA VIEJA JUA JUA JUA
ResponderBorrarSchattmann una vez demuestra desde su bajo perfil ser un asesino insaciable, una fiera dispuesta a atacar siempre, celebro la incorporacion de este nuevo personaje, el de la madre, nunca vimos en otros relatos, madres de quesones, en cuanto a la víctima, había quedado realmente olvidada, y la mención a Sofo, muy bien ahí
ResponderBorrarSchattmann, un merecido queso de oro
ResponderBorrarmedia veterana la quesoneada, estaba en el limite de edad?
¿Que historia tiene la vieja de Schattmann? ¿Una secuaz de Lady Dumitrescu tal vez? los Quesones siempre rescatan viejas figuras olvidadas, para tirarles un queso, seguro debe haber unas cuantas más
ResponderBorrarde joven estaba buena, de vieja ya no, pero seguro que Schattmann la vio como cuando estaba en El Champan las pone mimosas, no tengo dudas
ResponderBorrarlos Quesones son asesinos de mujeres, sin embargo, hemos aquí dos Quesones (Carlos Matías Sandes y Carlos Leonel Schattmann) que parecen poseídos por mujeres, que de alguna forma u otra, promueven y apoyan sus crímenes, a uno lo domina la esposa, a otro la madre, un aspecto psicológico que debe ser más desarrollado en nuevos cuentos, además al autor le gusta escribir cuentos con estos asesinos más que con otros, o sea que seguro habrá nuevas historias al respecto, la esperamos
ResponderBorrarel Queso de Oro debió ser compartido con la vieja, que le den otro cuentito a la vieja, así le dan una mención de honor
ResponderBorrares más: propongo un mega cuento con Maru Sandes y Vivi, la vieja de Schattmann, que juntas, en forma consciente o involuntaria, da lo mismo, instiguen a los dos Carlos, Sandes y Schattmann (dos Carlos renegados según tengo entendido en la vida real), a cometer algún asesinato bien brutal, con una mega modelo como víctima, como alguna modelo o actriz argentina ya casi no hay, que sea una internacional, que el autor busque a la víctima, o pueden ser dos, o cuatro, dos para cada uno, mi contribución a los Relatos Quesones
ResponderBorrarMe adhiero a la idea de El Gran Timonense.
ResponderBorrarQuedan algunas como Tamara Bello, influencer. Tamara, Baéz, viuda por la quesona que se encargó de L-Gante. Y alguna como Daniela Mori, que cantaba Amor sincero, esa canción que decía Endulzame que soy café-
Interesantes revelaciónes, con respecto a la madre de este quesón. ¿Hace empanadas de jamón y queeeeso?
Una famosa de la TV convertida en profesional del sexo, algo que podría pasar. Y tal vez haya pasado.
Bien, este Carlos cumplió con el ritual. Y sin saña, porque no era odiosa, no era anti vacunas. Ni nada de eso.
Sofía Olekak, que vive en Miami, viuda de Sofovich, quien pudo haber dejado en el testamento, que sea quesoneada. Lo que sería supervisado por Gustavo Sofovich, que podría recompensar al quesón, con una obra de teatro.
Ana Paula Dutil, modelo. Podría haber tenido una protección al estar vinculada con el clan Ortega. Y haberla perdido luego de su separación.
Da para este quesón y Sandes.
podría ser aún mas siniestro, que tal si la vieja de Schattmann hace empanadas con las carnes de las víctimas de su hijo, al estilo el Barbero de la Calle Fleet, terror puro, y venderlas como las empanadas más ricas del mundo, y los que las comen quedan maravillados
BorrarMacabro. Me gusta.
BorrarPero sería para mujeres malvadas, discriminadoras, alguna anti vacunas si queda alguna. De lo contrario, serían candidatas a ser vampirizadas, clonadas o embalsamadas.
Tal vez alguna chimentera, si es que queda alguna. O alguna falsa acusadora.
O si no anónimas, como las llamadas viudas negras.
Noto que algunos relatos tienen comentaristas mujeres.
ResponderBorrar¿Querrán participar como personajes, en algún relato?