El Asesino de Penelope Cruz


Un espléndido día del verano español en la siempre soleada muy andaluza ciudad de Málaga. Para Carlos Maturana, Mr Universo Mundial (2), el Quesón de Andalucía (1), era un día más en su exitosa rutina de modelaje, y estaba participando en un mega desfile, ahí, en la costanera de Málaga, donde se encuentra una sede del Centro Pompidou.
Gran cantidad de gente se congregó para ver el desfile, y si bien muchos modelos participaron del mismo, quien se llevó las mayores ovaciones fue Carlos Maturana, a quien todas gritaban “guapo, guapo, guapo”. Carlos estaba eufórico al ver el enorme éxito que tenía. 
Finalizado el evento, Carlos salió y comenzó a firmar cientos de autógrafos a grupos de admiradoras fanáticas que no dejaban de lanzarle toda clase de piropos y elogios.
- Eres muy guapo Carlitos, el más guapo de todos, algo me dice que en la cama debes de tener la fuerza de un toro de miura (3).
Carlos escuchó aquel piropo y levantó la vista. No era una chica cualquiera quien había dicho eso, era nada más ni nada menos que la mundialmente famosa actriz Penelope Cruz, una chica almodovar, una chica Woody Allen.
- Si quieres puedo darte una demostración de toreo en mi propia plaza de toros, o sea mi cama, puedo demostrarte en carne propia si soy o no soy un toro de miura.
Esa fue la respuesta de Carlos. Penelope no se quedó atrás…
- Pos mira que yo conozco el torero de Javier Bardem, no creo que tu seas un miura mejor que el.
- Te lo demostraré mi niña, os lo juro, como que me llamo Carlos Luis Maturana Alvarez, o simplemente “Carlillos”, aunque preferiría que tu me digas “Carlos”, a ver repite conmigo mi salerosa niña “Caaaaaaarrrrloooooosssssss”.
- Caaaaaaarrrrloooooosssssss – dijo Penelope Cruz.



Rato despues, en un apartamento malagueño donde se veía la Plaza de Toros “La Malagueta”, Carlos y Penelope estaban solos, con una enorme horma de Queso Emmenthal como única compañía.
- Tienes un cuerpo espectacular Carlos.
- Te dije que no me dijeras “Carlos”, mi niña, tu debes decirme “Caaaaaaarrrrloooooosssssss”.
- Caaaaaaarrrrloooooosssssss.
- Así me gusta.
Penelope se tiró sobre un sofá, Carlos puso sus enormes pies sobre su rostro. Eran pies olorosos y carnosos, talle cuarenta y siete para más datos, repletos de una fragancia realmente apestante.
- Tus pies huelen a Queso, Caaaaaaarrrrloooooosssssss.
- Me dicen “el Quesón de Andalucía” Penelope.
- ¿Quesón? Ja, ja, había oído del Quesón de Barcelona, pero no sabía que había uno de Andalucía.



- Pues debe haber un Quesón de Madrid, otro de Valencia, otro de Bilbao, y así con toda España mi niña, toda España, vascos y catalanes, incluídos.
- ¿El Quesón de Galicia también existe?
- Por supuesto, es Carlos Nuñez (4).
- Como huelen tus pies Caaaaaaarrrrloooooosssssss.
Penelope chupó, lamió, olió y besó los pies de Carlos Maturana. Despues de eso, el andaluz se bajó los calzoncillos, y Penelope le chupó la pija, y entonces Carlos le chupó las tetas y las conchas.
- ¿Por qué ese Queso, Caaaaaaarrrrloooooosssssss?
- Ese Queso te lo pondré en tu concha Penelope.
Y eso fue lo que hizo Carlos a continuación, la cogió por la concha metiéndole el Queso adentro, despues los pies, la pija, todo, despues lo mismo, pero por el culo, y otra vez por la concha.



Penelope Cruz estaba repleta de gozo y placer, pero exhausta, quedo hecha una verdadera piltrafa, ni Javier Bardem le había dado tanto, y eso era mucho decir sin dudas, tampoco el malagueño Antonio Banderas, con quien también tuvo sexo al por mayor en aquellas tierras andaluzas.
- El placer que me has dado no tiene comparación con nada en la vida.
- Ya lo creo Penelope. Por eso ahora viene algo todavía mejor.
- ¿Mejor? Mejor que esto es imposible.
- Pues mira, te tiro un Queso. Y dí fuerte “Queeeeeessssoooooooooooo”.
- Queeeeeessssoooooooooooo – repitió Penelope Cruz.
Carlos agarró el Queso y lo tiró sobre Penelope Cruz.
- Y ahora dí fuerte otra vez Caaaaaaarrrrloooooosssssss.
- Caaaaaaarrrrloooooosssssss.
- De vuelta.
- Caaaaaaarrrrloooooosssssss.
No terminaba Penelope Cruz de decir bien fuerte “Caaaaaaarrrrloooooosssssss” cuando Carlos, sí, el mismo Caaaaaaarrrrloooooosssssss se tiró encima de ella, pero esta vez con un enorme cuchillo, y se lo clavo, en el medio de las tetas, hasta hundirle el mango.
- Caaaaaaarrrrloooooosssssss – fue diciendo casi sin fuerza Penelope mientras Carlos le clavaba el cuchillo.



Carlos sacó el cuchillo y le dio una segunda puñalada sobre la teta izquierda, luego otra sobre la derecha, despues un corte y tajo profundo sobre el cuerpo, otro en el abdomen, el cuello, brazos y piernas, y así, una y otra puñalada, hasta sumar como cien puñaladas, una tras otra.
Al terminar, Carlos contempló el cadáver de Penelope Cruz con la sangre desparramada por todos lados, agarró el Queso y lo tiró sobre su víctima.
- Queeeeeessssoooooooooooo – gritó el asesino.
- Queso – dijo en forma más seca otra vez el asesino.
Carlos Maturana abandonó el lugar sin mayores inconvenientes. El impacto mediático fue enorme, los medios españoles otra vez le echaron la culpa de todo a “El Quesón de Andalucía”. Dicen que en un lugar de tablao flamenco, una gran cantaora andaluza le dedicó muchas canciones al “Quesón de Andalucía”. Una dama que se hacía llamar “la Marquesa de Avila”.

Comentarios

  1. TODOS QUISIERAMOS SER CARLOS MATURANA Y QUESONEAR A PENELOPE CRUZ

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  2. Gran Cuento! Un Queso merecido

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  3. pobre Penelope Cruz, aunque creo que se lo merece un Queso

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  4. Bien, porque hay fanfictions de violación de Penelope Cruz, no está mal una fanfiction de queso letal.
    Bien por darle lo que quería, por no matarla antes de satisfacerla. Aunque es para remarcar otra vez, que algunas famosas se la dan de sexies, provocativas, pero apenas resisten, quedan hechas unas piltrafas. Mientras que la original María Laura Santillán, tan recatada, tuvo sexo sadomasoquista durante seis horas. Y quedó cansada, pero hecha piltrafa.

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  5. ¿No te gusta la Penélope? Yo no veo que sea ninguna gran actriz, y pienso que su promoción es cosa de márketing. Pero sí que me gustaría estar en el puesto de ese Carlos pero sin cuchillo, ni queso. Otro relato en el que por debajo de las apariencias se puede esconder el mal

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