El Karma de Ravelia capítulo 10 "El Londres de la Reina Victoria"



Desde su Ucrania natal, Ravelia imaginaba a Londres como una tierra de promisión y oportunidades. Pero el Londres que conoció en tiempos de la Reina Victoria estaba muy lejos de aquellos deseos. La realidad de Ravelia era ejercer la prostitución en alguna zona al este de Trafalgar Square, cerca de la catedral de Saint Paul.
- No te acerques a Whitechapel – le advirtieron – allí hace algunos años estuvo Jack el destripador, que descuartizó a cinco prostitutas.
Ravelia no sabía si aquella historia que le contaron había sido realidad o leyenda. Lo cierto es que todos sus clientes siempre habían sido inofensivos. Ravelia sabía que muchos de esos clientes provenían de las familias de clase alta de Londres, las que viven del otro lado de la ciudad, en las zonas de Belgravia o Kensington.
Una fría tarde de otoño, en pleno noviembre, Ravelia no tenía suerte para conseguir algún cliente. Cosa extraña en ella, pues siempre era una de las chicas con mejor suerte a la hora de conseguir algún cliente. Pero aquella tarde, casi noche, nada aparecía.
Comenzó entonces a caminar y llegó hasta la plena zona del Strand, a pocos metros de la tienda de té Twinnings.
Un hombre joven, de buen parecido, alto y patón, muy bien vestido, en forma elegante y totalmente de color negro, se le acercó. Al acercarse hacia ella, Ravelia creía reconocer al joven de algún lado. Como que ya lo había visto en alguna otra ocasión. El hombre alto y patón le preguntó:
- Good evening girl, Do you want to come with me? (¿Buenas noches, niña, quieres venir conmigo?)
- Cincuenta chelines, ese es el precio.
- Muy buen precio – fue la respuesta – What’s your name?
- Ravelia.
- I am Charles. My name is Charles. Charles Kesson. In spanish my last name would be “big cheese”. (Soy Carlos, mi nombre es Carlos, Carlos Queson, en español mi apellido sería “el gran Queso”).
- Nice name. It’s the best name (Hermoso nombre, el mejor nombre).
- Come on, baby.
Ravelia siguió a Charles hasta un carruaje. El joven abrió la puerta y le indicó que subiera. La prostituta le hizo caso y Charles ordenó al chofer que arrancara.



Ya arriba del carruaje, Charles abrió un maletín y extrajó del mismo un gran Queso, con voluminosos agujeros, entonces mostrándoselo, le preguntó a Ravelia:
- Do you like cheese?
Ravelia se sobresaltó al escuchar esa pregunta. Creyó haberla escuchado alguna otra vez. Un tanto asustada y sorprendida, la prostituta respondió:
- I don’t like cheese (No me gusta el Queso).
- You like cheese tonight (Esta noche te gustará el Queso).
Charles no terminaba de pronunciar estas palabras cuando Ravelia observó que sostenía un gigantesco puñal con su mano derecha. En un rápido movimiento, Charles le clavó el puñal en el estomago a la mujer. Se lo atravesó una y otra vez. Luego la apuñaló en el pecho y finalmente, en el cuello.
Era ya de noche, cuando el carruaje se detuvo cerca del Tamesis, pero del otro lado, en Lambeth. Charles se bajó del mismo con el cadáver de la prostituta y lo arrojó sobre el descampado. Luego de tirar el cadáver, tomó el Queso y lo tiró sobre al cadáver.
- Cheese (Queso) – dijo en voz alta.
Charles se dio vuelta y le dijo al chofer:
- Charlie, was a good job. For this month it is enough. Next month we'll find another. (Charlie, ha sido una buena tarea. Por este mes es suficiente. El mes que viene ya encontraremos otra).
Las luces de la noche terminaron de caer sobre Londres, gente de Scotland Yard encontraría el cadáver de Ravelia, pero nadie lo reclamaría en la morgue...


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