El Espectro de Gabriela Spanic (o la Posesión de Astrid Breitner)
En las crónicas de los Carlos Asesinos y asesinas rituales, o sea de los Quesones y las Quesonas, ya se ha contado que la amada Lady Dumitrescu, como la talentosa Marquesa de Ávila, estuvieron en peligro. La primera, la rumana fue prisionera de La Liga de la Pureza, por su enemiga, la malvada Lady Katyushka. La segunda, la española, cantaora y bailora, por una misteriosa falla en la magia que la mantenía siempre joven.
Astrid Breitner lo comentó con sus ayudantes, sus amantes lesbianas, que conformaban un particular trío amoroso, las carceleras Rummenigge y Schumacher, que a veces se sacaban sus uniformes, para intimar con la jefa. Recordemos que Astrid Breitner es la directora de la Unidad Penal Charlotte Corday, una misteriosa cárcel de mujeres ubicada en algún lugar recóndito de la Provincia de Corrientes, donde según algunas fuentes, se clonan a las víctimas de los Quesones, o sea las mujeres asesinadas por los Carlos, y también se clonarían a los chabones asesinados por las Carlas y las Ravelias.
- Yo no canto ni bailo como esas dos o como mi amada Marlene Dietrich. Aunque las ayudo con sus espectáculos musicales, películas – dijo Astrid, en referencia a Dumitrescu y Avila – si no fuera por mí, no existirían. Ellas son populares, yo no, será porque soy nazi. Me desprecian, porque estuvimos en bandos contrarios. Y me tocó estar del lado perdedor. Debieron unirse todos para ganarnos, si no hubiéramos conquistado el Mundo. Pero ellas se ablandaron, la Marquesa hasta se asustó de Carlos Delfino. Temió que el basquetbolista le cortará el cuello, je, je, como suele hacer con las chicas. Y la Lady, como la llama ese amante de las ninfas, llora por Carlos Matías Sandes, ese patón que huele a Queso. A mí nunca me va a pasar.
- Anoche la escuchamos gritar - dijo Schumacher, recibiendo un codazo de su compañera, Rummenigge. Astrid la miró con furia y desprecio. Porque era cierto. Era verdad que había gritado.
La malvada nazi, estaba en una etapa de pesadillas, en que sus fieles ayudantes, la arrastraban hacia el ring, donde la esperaba Gabriela Spanic, que fuera asesinada por Carlos Baute. En el sueño Spanic estaba viva, o era quizás un clón, o un espíritu errante del más alla.
- Estás muerta. No podés contra mí. Fuiste asesinada por Carlos Baute, yo ví como el venezolano te asesinaba y te tiraba un Queso. Lo vimos todas.
- No debí ser asesinada –contestó la rival- Y por eso volví. Para vengarme, no de Carlos Baute, aunque haya mi asesino, sino de ustedes, que me condenaron a muerte.
Y la actriz quesoneada la golpeaba una y otra vez, disfrutando de Astrid, vencida, humillada, la sometía a una violación lésbica, tan violenta, que Astrid no lo disfrutaba. El sufrimiento era tal que la malvada alemana comenzaba a gritar en medio de la pesadilla. Y ahí era cuando Astrid despertaba gritando de esas pesadillas, siendo asistida por las oficiales Rummenigue y Schumacher.
- Tenga cuidado, Fraulein Breitner. Recuerde que esa actriz juró venganza – dijo Rummenigge.
- Es solo un sueño – le dijo Schumacher, como tratando de quitarle importancia al asunto.
- Si soñaras siempre lo mismo, no pensaría de esa forma, Fraulein Schumacher – le contestó Breitner – esta bien que masacre pueblos enteros en Polonia, Austria, Hungría y Checoslovaquia, pero bueno, esas son cosas del pasado.
- Recuerde esa novela de la Spanic, en que moría por un motivo absurdo, reencarnando en una boxeadora que peleaba en bikini – le dijo Rummenigge.
- Y esa novela podría ser cierta. Y ahora la quesoneada por Baute clama venganza.
- ¡Parece mentira! Dos oficiales arias viendo novelitas de sangre impuras latinoamericanas -contestó Astrid - Yo estoy a salvo, no soy como ustedes dos.
Terminó de decir esto, Astrid Breitner, cuando sufrió una convulsión, tembló toda, se le dieron vuelta los ojos, abrió la boca, era como si se hubiera transformado o mucho peor… como si hubiera quedado poseída. Se escuchó una voz, una voz que venía dentro de Astrid pero que no era ella.
-¡Rubia teñida y tramposa!- exclamó la voz.
-¡Es Gabriela Spanic! Se encarnó en nuestra líder, en nuestra führer – dijo Rummenigge.
Y en un momento, algo levantó a Astrid por el aire, y la hizo chocar con el techo y las paredes. Hasta que sus ayudantes la sujetaron.
- ¡Esta poseída! – exclamó Schumacher.
En el cuerpo de Astrid, Gabriela Spanic insultó a las presentes, acusó a la carcelera de haber hecho trampa, de no haber reconocido su triunfo.
-Llamemos a Lady Dumitrescu -dijo Rummenigue- Ella sabe de magia, y esto requiere hechizos muy complejos.
-Leia es más poderosa- contestó Schumacher, que quería evitar a Dumitrescu a cualquier precio.
Aunque Astrid parecía descontrolada, raptado su cuerpo por el malvado espectro de Spanic, lo que quedaba de su conciencia llegó a exclamar.
- ¡No! No quiero que esas dos me vean débil. Activen el, Protocolo Exorcista.
- ¡Necesitamos a un Quesón! La posesión de de Astrid hace necesario un exorcismo muy especial, pero el riesgo es muy alto – dijo Schumacher - ¡No tenemos a ninguno cerca y corremos el riesgo de que la quesoneen, ellos son asesinos implacables!
- No importa, salvenme, socorro – dijo Astrid, pero otra vez cayó raptada por el malvado espectro de Spanic - ¡Sí! ¡Llamen a un Carlos, así Astrid es asesinada y ustedes dos también! ¡Llamen a Charly Alberti así las estrangula mientras suena la música de Soda Stereo! ¡Llamen a Carlos Matías Sandes, así las asesina con sus machetes! ¡Llamen a Carlos Delfino, así las decapita con la katana! ¡Llamen a Carlos Bossio, así las masacra a decenas de cuchillazos! ¡Llamen a Carlos Ignacio Fernández Lobbe así las somete a sus Quesos en el rugby! ¡Llamen a Carlos Reich, así las asesina a balazos!
- ¡Basta! ¡No puedo escuchar más a esta tipa! ¡Llamemos a algún Quesón! ¡Dicen que Sandes tiene el poder de la teletransportación! ¡Llamemoslo a el! – dijo Rummenigge.
- A ese no, es el amante de Dumitrescu y se niega a quesonear a su esposa, es el único Quesón que no asesinó a su esposa, novia, amante o concubina. El mapa del merodeador nos indicará que Quesón está más cerca y ese vendrá.
Entre las posesiones de Astrid, obtenidas en oscuras circunstancias, había cofres con procedimientos mágicos, para ciertos casos. Era parte del misticismo al que la nazi era afecta. El mapa del merodeador era uno de ellos, permitía localizar al Quesón más cercano, y además con otro procedimiento, el de los cuatro Quesos, emanaba un olor que permitía que ese Quesón fuera teletransportado, era un procedimiento de alta hechicería oscura, que solo se puede utilizar una vez cada diez años. Pero esta urgencia lo requería. Y el Quesón, o sea el Carlos Asesino, más rápido en ser encontrado fue Carlos Angel Roa, el Lechuga, arquero de Argentina en Francia 1998.
- ¡El asesino de Carla Conte! – exclamaron Rummenigge y Schumacher al ver frente a ellas a Carlos Roa.
- Aca estoy, aunque por una falla temporal dicen que esa perra anda por ahí asesinando tipos, Je, je, je, ¿Y qué les dije? ¿No les anuncié el fin del mundo? ¡El Apocalipsis! ¡El fin de los tiempos! Justo un año antes de la pandemia. Y todavía no terminó. Lady Dumitrescu y la Marquesa de Avila fueron victimizadas. ¡El día del juicio se acerca!
- Ocupese de nuestra ama, Astrid Breitner, esta posesionada por el espíritu maligno de Spanic, una actrizuela que fue asesinada por Carlos Baute.
Astrid estaba realmente fuera de atar, pero en ese momento, y parecía abrir la boca para mostrar sus dientes de vampira, aunque era el cuerpo de Astrid, pero el espíritu de Spanic, Carlos Roa, con gran tranquilidad, tomó un lazo y lo tiró como si fuera a atrapar a un animal, atrapando a Astrid / Spanic, que quedó atada, y ahí el arquero jugó con la atada Astrid, poniendo sus pies sobre la cara de la prisionera. Quien aspiró con placer, el fuerte olor. Y hasta lamió los pies, los chupó, besó y olió, una y otra vez.
- Me gustan las mujeres arias. Y algunas impuras. Pero...dame más, Quesón. Haceme tuya – dijo Astrid / Spanic. Parecía que el exorcismo estaba funcionando. Pero la Spanic quería vengarse.
- Hagan lo que tengan que hacer, estimadas Rummenigge y Schumacher, traigan un par de clones de algunas quesoneadas – dijo Carlos Roa.
Las dos oficiales trajeron a las clones de Sabrina Rojas y Alejandra Martinez, ambas asesinadas y quesoneadas por Carlos Matías Sandes. Creadas en uno de los experimentos de Astrid Breitner, con algún tipo de Queso, como se cuenta en El asesino de Sabrina Rojas y Alejandra Martínez.
El cuerpo de Astrid se sacudía y se convulsionaba, por momentos era Spanic, que insultaba a la alemana, por momentos era Astrid, que quería intimar a las clones de las asesinadas por Sandes.
Las clones golpearon a Astrid, alternando con algunas caricias, besos , intrusiones en el cuerpo esbelto y portador de maldad. Era parte del exorcismo. Y pareció funcionar. Luego de que Astrid quedara paralizada, vieron a una fantasmal Gabriela Spanic, con una tonalidad azul, apenas vestida con una breve bikini, abandonar el cuerpo.
Pero la fantasmal actriz se burló de la poseída, de las presentes.
-Van a tener que asesinar a su jefa. Y entonces la voy a llevar conmigo, como mi mascota. Me apoderaré de otro cuerpo, no podrán vencerme.
Y entonces, como en una casualidad, como alguna comedia de situaciones, en un Deux ex Machina alguien entró en la habitación, sin pedir permiso. Era la doctora Cora Cluney, quien venía a supervisar, a hacer un informe sobre la Charlotte Corday, verificando el plan de rehabilitación.
- Llevo una media hora esperando – dijo Cluney.
-¿No estaba muerta? Dicen que un colega la asesinó. A usted la asesinó Carlos Kramer.
- Es verdad, una homónima mía fue asesinada por Carlos Kramer, que la asesino a puñaladas y le tiró un Queso, como hizo con Paula Pestarino, su esposa, pero yo soy otra persona, con el mismo nombre, je, especialista en Quesones, con maestrías en Harvard y La Matanza, una profesional de la salud mental como yo no caería en ninguna trampa, nunca perdería el control. Y no me cambien de tema! ¿Qué está pasando acá?
Parecía que Cora había aparecido en un momento inoportuno. Es que tanta preocupación por Astrid Breitner, había hecho olvidar la visita de la Doctora, que era muy relevante para la institución penal.
- Ya veo. La directora está teniendo un brote psicótico. Y Esto se soluciona con una inyección y una internación bajo mi supervisión.
- - ¿Inyecciones? – pensó Carlos Roa - ¿Especialista en Quesones? ¿Maestrías en Harvard y La Matanza? ¡La quesonearé! – y entonces el arquero apuntó un Queso sobre la doctora. Pero algo lo interrumpió. Fue como si un relámpago azul pasará por el lugar y penetró en el cuerpo de Cora Cluney.
Astrid había quedado exhausta, desvanecida en el piso, mientras el Quesón y las dos oficiales nazis vieron una extraña escena, como el cuerpo de Cluney era poseído por Spanic, que empezó a temblar y a convulsionar, mucho peor que con Astrid, fue poseída en más de un sentido, fue como una violación lésbica y espectral. La doctora fue tomando la apariencia de la actriz de telenovelas.
- Volví. Me las vas a pagar, rubia nazi. Te voy a... – dijo Spanic, agarrando un lazo y dispuesta a atacar a la indefensa y desvanecida Astrid Breitner.
No hubo tiempo para palabras, porque las oficiales la atacaron. Y fueron derrotadas, con un par de golpes. Mientras que las clones de Sabrina y Alejandra se limitaban a mirar. Como clones que eran, eran media bobas, casi robóticas, solo obedecían ordenes, sin capacidad de pensamiento propio.
- La situación esta fuera de control – pensó Carlos Roa – menos mal que hay un Carlos presente, si no, esto termina mal.
Y entonces, en ese momento, Gabriela Spanic en el cuerpo de la doctora, recibió un Queso sobre la cabeza. Que la aturdió. Y en Carlos Roa usó su influjo quesón.
- ¡No! ¡Otra vez no! -exclamó Cora / Spanic.
Pero Carlos Roa la agarró del cuerpo, la zamarreo y la desnudó. Y se tomó todo el tiempo que quiso, que fue mucho. Le arrancó la ropa y beso en todo el cuerpo a esa mujer poseída. Hizo que se arrodillara, mostrando sus nalgas. La sometió a patadas, fuertes patadas, salvajes patadas. Penetración con los pies, primero el izquierdo, luego el derecho. Le metió el miembro viril en el culo. Y la dio vuelta, para succionar los senos, los pezones. Y le abrió las piernas, para penetrarla por la vagina, con la furia de un rinoceronte. Cora / Spanic quedó destruída, pero Carlos Roa la entregó a las oficiales nazis, que fueron rudas, para vengar a su líder.
- Gut danke, großer Käse ¡Bien, Quesón! - Exclamó una recuperada Astrid, mezclando los idiomas - Termina con ella, con ellas.
Luego de que las dos oficiales nazis violaron a Cora / Spanic, Carlos Roa la apretó del cuello a la mujer poseída y la levantó en el aire, le apretó el cuello fuertemente, y medio muerta, la dejó caer. Entonces puso un pie sobre el cuello y otro sobre el pecho.
- Aggh - fue lo que se escuchó, y vieron surgir a la forma espectral de Gabriela Spanic.
- ¡Hoy me vencieron! – dijo el espectro de Spanic - ¡Pero volveré y me vengaré! ¡No podrán usar ningún otro hechizo! – y fue desapareciendo de a poco, como si se sumergiera en un remolino. El cuerpo de esta Cluney quedó ahí, estrangulado y quesoneado por Carlos Roa.
- Queso - Gabriela Spanic en el cuerpo de Cora Clunet. ¡Queso! -dijo Carlos Roa, cumpliendo con el ritual, a la vez que tiraba el Queso sobre el cadáver – Y era una experta en Quesones, je, je, no hay expertas en Quesones, solo hay quesoneadas.
Las dos oficiales nazis temieron por un momento que Carlos Roa las asesinará a ellas, por eso fueron muy cuidadosas, no le regalaron un Queso al arquero, porque si no este se veía obligadas a asesinarlas (recordemos que si una mujer le regala un Queso a un Quesón, este debe asesinar a esa mujer y tirarle ese mismo Queso) (1), por eso les entregaron los clones de Sabrina Rojas y Alejandra Martínez.
- No esa falta, son clones, no vale la pena asesinarlas, porque ya están muertas, Cluney era diferente, porque era una mujer poseída por un espíritu demoniaco, y recuerden el dia del juicio esta cerca, el fin se aproxima, hoy he cumplido una misión mística, adiós queridas, y usted Fraulein Breitner curese bien, Wiedersehen! – dijo Carlos Roa, mientras se iba del lugar.
Astrid logró salvar su cuerpo y a Charlotte Corday, pero quedó exhausta y debió ser internada, permaneció un par de semanas hasta que le dieron el alta, semanas en las que consumió a los dos clones de Rojas y Martínez, que ya no servían para nada, y quedaron totalmente consumidos, dicen que el clon de un Quesón aparentemente quesoneado, Carlos Diego Scott, se encargo de quesonearlas, pero lo hizo sin placer, solo disparándole un tiro a cada una, acorde con el miserable estilo de este miserable asesino, al que muchos catalogan como el peor de los Quesones, pero ya contaremos algo de esa historia.
Lo importante es que la Charlotte Corday quedó a salvo, aunque el espectro de Matías Candia, el influencer asesinado y quesoneado por Carla Romanini, empezó a clamar venganza desde el más alla.
(1) Aunque suene reiterativo es bueno ecordar esta norma del Codigo Quesón. En algún pasado remoto, una mujer le regaló un Queso envenenado a un Carlos y así lo asesinó, desde entonces el Carlos que recibe un Queso de una mujer no solo no lo come ni lo prueba, sino que debe asesinarla y tirarle ese mismo Queso. Quizás en algún momento, debemos contar la historia de ese asesinato con el Queso envenenado.
FALTARON LAS SANTILLANAS Y BINGOOOOOOOO!!!!!!!
ResponderBorrarRelato original, que mezcla el terror, el sexo y el queso, la verdad, muy bien lograda, Astrid es odiable pero al mismo tiempo tiene un que se yo, lo que sí yo hubiera puesto de nuevo como asesino a Carlos Baute, pero excelente la historia de El Fauno
ResponderBorrarPuede ser el comienzo de una nueva saga, más misteriosa y fantasiosa, como la de los espectros, un paso adelante este relato, sale del tradicional encuentro sexual del asesino, la asesinada y el queso (que nos gustan mucho pero bueno algo diferente viene bien cada tanto)
ResponderBorrarSexo, exorcismo, violencia, asesinato, cárcel de mujeres, perfectos ingredientes para un logrado relato y el infaltable queso, grande Fauno por esta historia original tuya
ResponderBorrarEn cualquier momento viene mi historia, donde el asesino va a ser Carlos Quesón, y el Fauno, el testigo que tiene sexo con la víctima de Carlitos, jua, jua, jua
ResponderBorrarUn autor más de fanfictions, que bien.
BorrarY yo con una famosa, nuevamente. Muy bien.
Despertó mi curiosidad.
Falta algún relato en que Futbolero Vélez tenga sexo con Carla Romanini, sin ser quesoneado. Y uno en que Lady Dumitrescu le conceda un deseo a Paul Toombes, como alguna vez se insinuó.
Buena historia por lo original y repetido que tiene a la vez, eso sí, innecesaria la mención a Scott al final del mismo
ResponderBorrarSádicas las imágenes del final, me gusta más el tradicional queso, pero bueno es mi opinión
ResponderBorrarLo original sería que tiraran un salame en vez de un queso, o el asesino pizzero, que en vez de quesos tira pizzas, que tienen queso, o sea que sería lo mismo, “los crímenes de Carlitos, el pizzero”, reparte pizzas y mata mujeres, que tal esa?, “entre pizza y pizza, Carlitos, mata a una mujer y le tira una pizza”
ResponderBorrarme gusto, pero que tal hubiera estado el Bebe Contepomi como Quesón?
ResponderBorrardebería haber un post especial, o quizás dos o tres, que describan a los personajes que salen en los Relatos Quesones
ResponderBorrarQuedó muy bien con la adaptación final del cronista. Y con sus imágenes que agregó.
ResponderBorrarLas clones duraron menos que las Sabrina Rojas y Alejandra Martínez originales. Por el clon de un quesón de baja categoría. Todo un fracaso las clones.
Un intento de venganza, que falló. Pero con la ayuda de un quesón, con algo místico.
Podría ser la venganza espectral de Matías Candia. Algo así como El Ente, pero en forma masiva. Y Carla Romanini, la asesina de los Matías podría recurrir a un arma mística.
O Matías Candia podría renacer como un grupo de clones, actuando como una mente colectiva. Para poseerla. Y entonces aparecerían clones de la rubia quesona, clones Vs clones. O por otras Carlas, como Conte y Quevedo.