El Asesino de Valeria Bertuccelli


El encuentro ocurrió en el supermercado casi por azar. Se encontraba Carlos Alejandro Elder, el rugbier de San Albano conocido por todos como “Charlie” revolviendo la heladera donde se encontraban los Quesos. Quería un buen trozo de Queso Pategras. Vale aclarar que Charlie había tenido un paso fugaz por la selección argentina, por “Los Pumas”. 
Unos pibes lo reconocieron y le dijeron a Charlie:
- Ahí esta ese pelotudo que juega al rugby.
- Perdedor como todos los rugbiers.
- Anda a chuparle el culo a tu tía con eso de la derrota digna.
Charlie se enfureció, se acercó a los pendejos y les dijo:
- La derrota digna las pelotas, pendejos de mierda, ahora van a ver.
Charlie estaba dispuesto a protagonizar una escena digna de un día de furia y a cagar a trompadas y patadas a los pibes, pero justo en ese momento, una voz femenina lo paró al tocarle el hombro y le dijo:
- Calmate pibe, son unos niños.
Los pendejos provocadores se esfumaron, y Carlos se dio vuelta. La mina que lo calmó era Valeria Bertuccelli, la actriz, la mujer de Vicentico, la niña mimada de Polka y las producciones de Suar.


- Ví toda la escena – le dijo Bertuccelli – así que jugas al rugby, pibe, siempre soñé con tener sexo con un rugbier, debe ser algo excitante.
- Sí, te aseguro que lo es – respondió Charie, algo más calmado.
- ¿Cómo te llamas?
- Carlos, Carlos Alejandro Elder, pero todos me dicen Charlie.
- Carlos, un nombre muy masculino. Si querías que me cogieras por ser un rugbier, ahora además quisiera que me cogieras por ser un Carlos. Un Caaarrrrloooossss.
- Vaya, vaya, no debemos perder tiempo entonces – le dijo Charlie.
- Terminemos las compras en este market – le dijo Bertuccelli – en media hora te espero al costado del estacionamiento, si queres claro, ahí no nos verá nadie.
Carlos Elder terminó las compras y fue al lugar. Estaba seguro que todo había sido una broma, que Bertuccelli ya se había ido. Pero para su sorpresa, ahí estaba, esperándolo.
- Hola Carlos – le dijo Bertuccelli - ¿Qué compraste? Veo que solo llevas Quesos.
- Sí. Vine a comprar Queso . Casi no como otra cosa. Mira que hormas de Queso Pategras.
Carlos Elder le mostró entonces una horma de Queso Pategras, esos Quesos de cascara roja, ideales para una picada. Se lo mostró y se lo tiró encima a Bertuccelli.
- ¿Me tiras un Queso? – dijo Bertuccelli.
- Es parte del juego, porque vamos a coger, no?
- Por supuesto.
- Te tiro el Queso, y ahora proba mis Quesos.


El rugbier se sacó entonces los zapatos, las medias y puso sus pies sobre el rostro de la víctima.
- Oh, oh – dijo Bertuccelli – veo que te gusta el fetichismo de los pies.
Bertuccelli empezó a olerle los pies al rugbier, después se los chupó, lamió y besó, fue una escena de mucho placer, ella misma estaba asombrada de haber gozado tanto la experiencia.
Entonces Valeria le dijo a Carlos Elder:
- Vicentico tenía olor a sucio, porque era un sucio, por la sencilla razón que no se bañaba, pero lo tuyo es diferente, vos tenes olor a Queso, porque..
- Porque soy un Quesón – dijo Charlie.
- Sí, debe ser por eso, porque sos un Quesón.
- Soy un Quesón – remarcó Carlos Alejandro Elder – y como soy un Quesón, te cogeré con mucho gusto.
- Hazlo – dijo Bertuccelli.


Y efectivamente, a continuación, Carlos Elder cogió a Valeria Bertuccelli. Fue una gran cogida, imposible de describir con palabras, solo diremos que los dos disfrutaron mucho del gozo y del placer, aunque ella disfrutó mucho más que el.
- Nunca creí que me harías sentir esto – dijo Valeria – Y mira que con Vicentico la pasamos muy bien, no te imaginas…
- Falta lo mejor – dijo Carlos Elder.
- ¿Y qué es lo mejor?
- Lo mejor es lo mejor, te dije que soy un Quesón…
En ese momento, mientras pronunciaba con énfasis la palabra “Quesón” , Carlos Elder la tomó del cuello y empezó a estrangularla. Bertuccelli se resistió con fuerza, más que lo que el asesino se imaginaba, y este debió hacer un esfuerzo mayor. Finalmente, el asesino terminó imponiéndose, y al terminar su tarea, tomó el Queso, lo tiró sobre el cadáver de Valeria Bertuccelli diciendo en voz alta:
- Queso.
Carlos Alejandro Elder no tardó en irse del lugar, satisfecho por el nuevo asesinato que había cometido y el nuevo Queso que había tirado. 


Comentarios

  1. fiestera Bertolucci, el encuentro fue casual o Darín se encargo de que este Quesón estuviera ahí, ja, ja

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  2. Algo beneficioso para el cine. Ya no habrá sus aburridas actuacionees, aunque se pondrá de moda por algún tiempo.

    Una quesoneada en los 90, podría ser La masacre de Las Jau match

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  3. este relato me gusto... ahora esperamos que vuelva pronto Carla Conte... a quien puede asesinar? el Chino Darín merece que le tiren un Queso

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