El asesino de Emilia Mermes
Verano de 2025, Pablo Tamagnini (La Konga) y Carlos Baute, se reunieron para grabar el videoclip de su nueva colaboración, “Ladrón”. Si bien presentaron la canción como un cuartetazo cordobés era más pop latino que otra cosa. Menos mal que le pusieron “Ladrón” y no “Asesino”, dada las inclinaciones criminales y el instinto Quesón de Carlos Baute.
Cuando se encontraron, Pablo y Carlos, bromearon con sus nombres, en medio de las luces, cámaras y la producción del estudio.
“¿Oye, Pablo, tú no eres Carlos Tamagnini?” dijo Carlos, mientras guiñaba su ojo y desparramaba su sonrisa.
“Ja, ja, y vos sos Pablo Baute, culiao” respondió el cuartetero, dándole a Carlos una palmada en la espada “Pero aca, el Quesón sos vos, vos sos Carlos, ja, ja, porque yo no ando tirando Quesos por ahí, como vos, ja, ja”
El equipo de producción estalló en risas, pero la palabra “Quesón” hizo que los ojos de Carlos Baute brillaran con un destello criminal.
“Yo soy un Quesón, es cierto, ja, ja” río Baute “cada tanto quesoneo a una alguna dama, a veces respetable y otras veces no tanto, pero si yo soy un Quesón, vos sos un Quesoneado, hay una historia, donde Carla Conte te da unos chumbazos y te tira un Queso”. (1)
“Quesoneado? Ja, ja, ja, muy divertido, sí, era un doble al que quesonearon, ¿no ves que yo estoy aca?, y además esa Carla Conte no la habían quesoneado hace algunos años atrás, fuiste vos, Carlitos”
“No, no fui yo, lo hubiera hecho con gusto, ja, ja, pero fue Carlos Roa, que la estranguló y le tiró el Queso, ja, ja, y si cambiamos la canción de Ladrón a Asesino mejor?”
“Ja, ja, no, no, dejemos todo como esta, que el Queso abra sus caminos, yo soy un Pablo, culiao, totalmente afuera de los Quesones, ja, ja, ja, y si quesonearon a un Pseudo Pablo Tamagnini, que quede claro que no fui yo, aca estoy, ja, ja”.
Carlos se rió “Ja, ja, ahora, volviendo a ‘Ladrón’, ¿vamos a empezar grabando o vamos a seguir quesoneando al aire?”
El director del videoclip, mientras tenía un ataque de risa, aplaudio. “¡Basta, ustedes dos! Vamos a grabar, pero mantengan esa química, que esto va a ser un hit. Y nada de tirar Quesos en el set, ¿eh?”
La filmación fue un éxito, los dos cantantes se sacaron unas cuantas fotos, mientras deliraban.
—¡Jaja, loco, qué delirio! —respondió Tamagnini, limpiándose una lágrima de la risa—. Pero no me vengas con pavadas, Quesón. Vos sos el original, el rey de los Quesos. ¡Mirá lo que dicen de vos desde 2012! —dijo, señalando el blog “Cuentos Sangrientos” en su propio celular, donde “Una Aventura Criminal de Carlos Baute” lo pintaba como un asesino serial de mujeres
“Todo eso es verídico, Pablito, verídico, Más que un Quesón, soy un Quesonazo” dijo Carlos, mientras se dobló de la risa, apoyándose en una mesa llena de cables. Los dos se miraron, cómplices, sabiendo que estaban en el centro de un chiste cósmico. El equipo de producción, ajeno a la mitología de Cuentos Sangrientos, los observaba como si estuvieran locos.
“Che, Quesonazo culiao —dijo Pablo, dándole un codazo amistoso a Baute—, ¿a quién vas a asesinar hoy?
“¿Hoy? Aca en Córdoba, tengo un show, me tengo que ir ya mismo, si no llego tarde, tengo un show para la Fundación Dumitrescu, que inaugura un Hotel cerca del Uritorco, me voy ya Pablito!
“Mandale muchos saludos a Lady Dumitrescu, es una gran fan mía, yo le cante Ya no más, El Mismo Aire, Te mentiría, Me vas a ver, No se va y junto con Luck Ra, Bebe Dame, es muy fanática de esas canciones”.
“A mí me pidió En el Buzón de tu corazón, que rima con Quesón, y Dame de Eso, que rima con Queso, ja, ja”.
Carlos Baute viajo desde Córdoba a Capilla del Monte, y llegó a la inauguración de un nuevo gran hotel de la Fundación Dumitrescu, apenas tuvo tiempo de prepararse, el show consistía en un dueto de con… ¡Emilia Mermes!
María Emilia Mernes (nacida el 29 de octubre de 1996 en Nogoyá, Entre Ríos) conocida simplemente como “Emilia”, es una cantante que empezó su carrera como vocalista de la banda Rombai, donde estuvo hasta 2018, para comenzar su carrera solista.
Antes de empezar el show, y para recuperarse de la grabación del videoclip, Carlos Baute se comió un Queso Gruyere, y quedó como celular con la carga en un cien por cien, salió al escenario entusiasmado, ni tiempo tuvo de saludar a Lady Dumitrescu, que estaba en primera fila, con el Comisario Miguel y Leia Organa.
“Gracias por invitarme, Lady Dumitrescu, un orgullo estar aca”.
Si Baute estaba entusiasmado, todo lo contrario ocurría con Mermes, se la veía de mala gana, sin entusiasmo, y con poca gana de participar en el show…
“Que mierda hago aca con esta gente tan rara, pero bueno, me llevo los quinientos mil euros y a la mierda” pensó la cantora “encima con el Queso este de Carlos Baute, y ni siquiera ensayamos, una garcada total”.
El dueto empezó con el tango “Malevaje”, luego el chamame “Kilómetro 11”, siguió con la chacarera “De mis pagos”, luego la “Zamba de los Chalchaleros”, una canción cordobesa “El Burrito Córdobés” y cerraron con la tonada “Canto a Mendoza”, un homenaje a las canciones de varias provincias argentinas.
Pero mientras lo de Baute fue sensacional, con la ovación y aplausos del público, lo de Mermes fue lamentable, generando sinfín de silbidos y abucheos.
El show terminó con una mezcla de emociones en el aire. Carlos Baute, aún cargado de energía y con el público a sus pies, intentó salvar la situación levantando los brazos y gritando un “¡Gracias, Argentina! ¡Gracias Córdoba! ¡Gracias Capilla del Monte! ¡Gracias Fundación Dumitrescu” que resonó en el teatro.
Lady Dumitrescu, imponente en primera fila, aplaudía con elegancia, mientras el Comisario Miguel y Leia Organa intercambiaban miradas de sorpresa por el contraste entre los artistas.
Mermes, por su parte, no pudo disimular su frustración. Bajó del escenario con el rostro endurecido, murmurando para sí misma: “Quinientos mil euros, Mermes, quinientos mil euros, ya está, a casa, me chupa todo un ovario”.
Sin siquiera despedirse del equipo, se dirigió al camarín, donde arrojó su micrófono sobre una mesa y pidió un auto para irse de inmediato. Los abucheos del público aún resonaban en su cabeza, pero ella los atribuía más a la “falta de ensayo” y a la “energía rara” del lugar que a su propia actuación.
Baute, en cambio, se quedó un momento más en el escenario, agradeciendo con una sonrisa radiante. Luego, se acercó a la primera fila para saludar personalmente a Lady Dumitrescu, quien le dedicó un cumplido con su voz grave y seductora: “Querido Carlos, has brillado como el sol de las Sierras de Córdoba”.
Baute, halagado, le respondió con un guiño: “El orgullo es mío, Lady, gracias por estar aquí”.
El Comisario Miguel le estrechó la mano con firmeza, y Leia Organa, siempre diplomática, le dijo: “Tu pasión es contagiosa, Carlos, ojalá todos hubieran traído esa energía”.
“La energía la da el Cerro Uritorco, estamos aca,, en este porta¡Por el Queso, esto es épico! —gritó Baute, dando un salto de euforia que hizo temblar sus mocasines—. ¡Tangos con extraterrestres, chacareras con energía cósmica! ¡Voy ya mismo!”
“Por algo al hotel le pusimos “Estrella de Erk”, aca hay un portal al más allá, y al más aca, al mundo intraterreno, al espacio exterior, y a las dimensiones paralelas, y los multiversos, esto no es joda, aunque muchos se la toman para el churrete” dijo Leia.
El contraste entre Baute y Mermes había generado una ola de comentarios en las redes sociales, con hashtags como #BauteRey y #MermesQuéTePasó trending en X. Algunos fans defendían a Mermes, argumentando que no estaba en su elemento con canciones folklóricas argentinas, mientras otros la criticaban por su actitud desganada.
En una mesa había un gran Queso Gruyere, con sus agujeros múltiples y voluminosos, Carlos Baute, con sus guantes negros, tomó el Queso, y pensó en comerlo, pero mientras veía como Dumitrescu, Miguel y Leia se alejaban ¿para contactarse con Erks?, Baute miro al Uritorco, agarró el Queso y pensó:
“Se lo voy a tirar a Mermes, je, je, Queso”
Lady Dumitrescu, el Comisario Miguel y Leia Organa se habían retirado a una terraza privada del hotel Estrella de Erk, donde, según Leia, “las energías del Uritorco se alineaban con los portales interdimensionales”.
“Carlos, únete,” dijo Dumitrescu con su voz hipnótica. “El Uritorco nos habla esta noche.” Pero al darse vuelta, Baute ya no estaba.
“El Queso abre sus caminos” dijo Leia, mientras se sentaron a ver la energía cósmica.
“Yo lo conocí a José De Zer, cuando hacía las coberturas aca” (2) dijo el Comisario Miguel mientras miraba el Uritorco “Seguro que Carlos le va a cantar Dame de Eso a Mermes, je, je”
Carlos tocó la puerta del camarín de Mermes…
“¿Qué queres?” le dijo de mala gana Mermes “Sí, ya se, el show fue una cagada, es que lo mío no son esas canciones del orto, para viejos chotos de cien años, yo vine porque dijeron que me iban a pagar quinientos mil euros”.
Carlos Baute la miró, levantó el Queso y lo tiró sobre Mermes, gritando “Queeeeeeeeeeesooooooooooooo”.
El Queso Gruyere voló por el aire, girando como un platillo volador en cámara lenta, y cayó encima de Mermes, quien se quedó congelada, con los ojos abiertos como platos. Por un segundo, el camarín quedó en un silencio absoluto, roto solo por la risa estruendosa de Carlos Baute y repetía: “¡Queeeeeeeeeeesooooooooooooo!”
Mermes reaccionó con horror, con el Queso todavía encima suyo, lo miró como si fuera un artefacto alienígena traído del mismísimo Uritorco.
“¿Vos sos pelotudo o qué?” exclamó “¿Estan todos locos aca? Encima de que el show fue una mierda, ¿venís a tirarme un Queso? ¿Qué sigue, Baute? ¿Me vas a cantar ‘Dame de Eso’ como dijo el Comisario?, había oído algo de vos y los Quesos, era cierto”
Baute, aún riendo, respondió: “Mermes, el Queso es cósmico, ¿no ves? Esto es Capilla del Monte, hay que conectar con la vibra. Olvidate de los abucheos, de los quinientos mil euros, de todo. Vení con nosotros a la terraza, que Dumitrescu y Leia están abriendo portales a Erks. ¡Traé el Queso, es la llave, la llave al Cosmos, a los sistemas de Alfa Centauro y Sirio, más allá de nuestro sistema, a Andromeda, más allá de nuestra galaxia, a Agartha, en la Tierra Hueca o a uno de los Mundos paralelos, hay cientos, en uno, sigue la pandemia y Alberso sigue de presidente !”
“¿Portales? ¿Erks? ¿Qué carajo fumaste, Baute? Yo me voy al aeropuerto, que se queden con su energía rara y sus canciones de abuelos.”
En ese momento, Carlos Baute quedo descalzo, y extendió sus enormes y olorosos pies sobre el rostro de Mermes.
“Que asco” comenzó a gritar Mermes “hace años que no te lavas los pies”, el olor a Queso de Carlos Baute era asqueroso, apestante e intenso, Mermes sintió asco al principio, pero luego empezó a gustarle, se sintió como fascinada, y fue chupando, lamiendo, besando y oliendo los pies de Carlos Baute.
“Considero que sos un viejo choto, Carlos” dijo Mermes “Tus pies son asquerosos y repugnantes, pero me gustan, me encantan” y la cantora empezó a gritar “Cógeme Carlos, cógeme, quiero que tu pija entre, como entran a Erks los extraterrestres, cógeme, cógeme”
Carlos la penetro en forma salvaje, como una bestia de la selva cuando lleva largo tiempo sin acción sexual, a Mermes le encantó y le fascinó, gritaban de satisfacción, todo el tiempo “Caaaarloooossss, Caaaarloooossss, Caaaarloooossss, Caaaarloooossss”.
Mermes quedó muy contenta, y Carlos Baute dio un salto de victoria, como si hubiera ganado un Grammy. “¡Esa es mi Mermes! Vamos, que el Uritorco nos espera”.
“Sí, vamos a la Eternidad del Uritorco” dijo Mermes, gozando aún del sexo, aún cuando ya había finalizado “Sos un Quesón, Carlos, y que Quesón”.
“Más que un Quesón! ¡Soy un Quesonazo! ¡Y vos, ahora vas a conocer el Queso verdadero!, Mermes” dijo Carlos Baute.
Carlos, habló con una voz que resonaba como si viniera de un calabozo medieval.
“No es una joda, Emilia. Es un juicio. El Queso exige un sacrificio. Y vos, con tu desprecio al show de Dumitrescu, te ofreciste como víctima“
Hizo una pausa, de un cofre, saco una cuerda y un hacha, “Serás ejecutada a la usanza medieval” y levantando la cuerda y el hacha agregó “¿Cómo querés ser ejecutada? ¿Con la horca o con el hacha?”
“Ja, ja” dijo Mermes creyedo “La horca, seguro es otro placer sexual”
Carlos Baute entonces le rodeo la soga al cuello de Emilia…
“El Queso no perdona, Emilia. No es personal. Es… destino” dijo Carlos Baute.
Carlos Baute, con una expresión que mezclaba solemnidad y locura, ajustaba la soga alrededor del cuello de Emilia Mermes.
Mermes, aún creyendo que todo era una broma retorcida, soltó una risa nerviosa. “Ja, Baute, ¿esto es por el queso? ¿En serio? ¡Qué producción barata! ¿Dónde está la cámara?”
Pero su risa se desvaneció cuando vio el destello frío en los ojos de Baute, un brillo que no era el del showman carismático de minutos atrás, sino el de alguien poseído por una criminal. La soga, áspera y pesada, rozaba su piel, y el peso del nudo comenzó a apretar.
“El Queso no es una broma, Emilia,” dijo Baute, su voz resonando con un eco que parecía venir de las entrañas del Uritorco. “Es el guardián de Erks, el juez de los que desprecian la energía cósmica. Tu desdén en el escenario fue un insulto a la Fundación Dumitrescu, a Capilla del Monte, al portal. El Queso exige un sacrificio, y tú lo elegiste al arrojar tu micrófono.”
Mermes intentó zafarse, pero sus movimientos eran lentos, como si la energía de la terraza la envolviera en una red invisible. “¡Estás loco, Baute! ¡Soltame, esto no es gracioso!”
Carlos Baute con un movimiento lento y ceremonial, tiró de la cuerda, hasta tanesarla, levantando a Mermes apenas unos centímetros del suelo. Sus pies pataleaban, buscando apoyo, mientras sus manos arañaban el nudo en vano.
“No… Carlos… por favor…” jadeó Mermes, su voz quebrándose. “Aj, aj, aj, aj, aj” se fue quedando sin aire, hasta que su cuerpo dejó de moverse.
“Queso” dijo Carlos Baute mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Mermes.
El cantor venezolano permaneció unos minutos en la habitación, cantando “Dame de eso” y “En el buzón de tu corazón”, hasta que entraron las Santillanas, cuatro seres similares a María Laura Santillán, con movimientos torpes, sincronizados y robóticos.
“El Uritorco está satisfecho. Erks está protegido” dijo una de as Santillanas: “José de Zer lo hubiera entendido. Esto no es para todos, nosotras nos encargamos del cadáver de esta tipa.”
Carlos Baute se fue a encontrarse con Dumitrescu, Leia y el Comisario Miguel, este le dijo: “¿Paso lo que tenía que pasar”.
“Paso” dijo Carlos Baute y añadió “Queso”, y empezó a llorar.
“¿Por qué lloras Carlitos?” preguntó Dumitrescu “¿Por qué le tiraste un Queso a Mermes’”
“Noooooooo” dijo Carlos Baute “Lloro por mi Venezuela, no puedo volver por la dictadura de Maduro”.
“Mejor miremos el Uritorco” dijo Leia, y los cuatro empezaron a mirar al Cerro.
La terraza del hotel Estrella de Erk estaba envuelta en un silencio místico, solo roto por el leve sollozo de Carlos Baute, quien, repetía “Queso” mientras miraba al Cerro Uritorco junto a Lady Dumitrescu, el Comisario Miguel y Leia Organa. El sacrificio de Mermes, la intervención de las Santillanas y la carga emocional de la noche pesaban en el aire, pero el Uritorco, imponente bajo la luz de la luna, parecía prometer algo más, algo cósmico.
“Tranquilo, Carlitos,” dijo Dumitrescu, posando su mano elegante sobre el hombro de Baute. “El portal está sellado, Erks está a salvo. Y tu Venezuela… algún día será libre.” El Comisario Miguel, con su tono pragmático, añadió: “José de Zer siempre decía que el Uritorco resuelve todo. Dejá que las energías fluyan.” Leia, siempre la voz de la calma, señaló el cielo estrellado. “Miren, algo está pasando.”
En ese momento, luces multicolores comenzaron a danzar en el cielo, como si alguien hubiera derramado un arcoíris sobre Capilla del Monte. Primero eran destellos suaves, pero pronto se convirtieron en un espectáculo de rayos verdes, azules y dorados, girando en espiral sobre el Uritorco.
Una música celestial, mezcla de arpas y sintetizadores cósmicos, llenó el aire, haciendo vibrar el suelo de la terraza. Los cuatro, boquiabiertos, se pusieron de pie, con los ojos fijos en el espectáculo.
“¡Es Erks! ¡El portal se abrió!” exclamó Leia, con una emoción que contrastaba con su habitual serenidad. Dumitrescu, con su voz grave, murmuró: “Nunca vi algo así… ni en los castillos de Transilvania.”
El Comisario Miguel, más escéptico, sacó su celular para grabar, pero la batería se apagó de inmediato. “Maldita sea, José de Zer tenía razón, estas cosas no se filman,” gruñó.
Baute, levantó los brazos y gritó: “¡Queso! ¡Estamos conectando con los multiversos!”
La música celestial alcanzó un crescendo, y una nave plateada, con forma de un Queso suizo gigante lleno de agujeros, descendió lentamente desde el cielo. Los cuatro se quedaron petrificados, con una mezcla de asombro y nerviosismo, mientras la nave aterrizaba en la terraza con un zumbido suave.
Una compuerta se abrió, y de ella emergió una figura alta, desgarbada, con piel verde brillante y antenas que se movían como si tuvieran vida propia. En una mano llevaba un balde metálico, y en la otra, un micrófono intergaláctico.
El alien, de pies muy grandes y olorosos, dio un paso adelante, miró a los cuatro y, con una voz que resonaba como si estuviera atravesando galaxias, proclamó: “¡SOY CARLOS BOLSURF, EL ALIEN QUESÓN QUE CAGA EN UN BALDE!”
El silencio que siguió fue tan profundo que hasta el Uritorco pareció contener la risa. Baute, Dumitrescu, Miguel y Leia se miraron entre sí, sin saber si reír, gritar o salir corriendo. Finalmente, Baute, incapaz de contenerse, soltó una carcajada.
“¡Queso, Bolsurf! ¡Esto es mejor que cualquier show!” exclamó, limpiándose las lágrimas, esta vez de risa.
Bolsurf, imperturbable, levantó su balde con orgullo. “El balde es sagrado en mi planeta, Zurgon-9. Cada caca es una ofrenda al cosmos. Ustedes, terrícolas, con su Queso y su soga, han despertado la atención de los Ancianos de Erks. Pero…” hizo una pausa dramática, señalando a Baute, “tu ‘Dame de Eso’ es una abominación musical. ¡Deben mejorar su arte!”
Leia, tratando de mantener la diplomacia intergaláctica, dio un paso adelante. “Eh, Bolsurf, gracias por la visita. ¿Qué quieren los Ancianos de nosotros?” Bolsurf agitó sus antenas y respondió: “Quieren un concierto. Un show de verdad, no como el desastre de hoy. Pero sin sogas ni sacrificios. Y con más Queso. ¡Mucho más Queso!”
Dumitrescu, con una sonrisa pícara, susurró a Baute: “Carlitos, parece que tu Gruyere es la clave del universo.” El Comisario Miguel, todavía procesando la situación, murmuró: “Si José de Zer viera esto, estaría entrevistando al alien con una grabadora rota.”
Baute, recuperando su chispa, se acercó a Bolsurf y le ofreció una mano. “Hermano extraterrestre, hagamos el show del siglo. Tangos, chacareras, y… ¿una cumbia cósmica? ¡Dame de eso, Bolsurf!”
El alien, intrigado, dejó el balde en el suelo y asintió. “Acepto, terrícola. Pero traigan más Gruyere. Y nada de Mermes. Su vibra no es compatible con Zurgon-9.”
La nave de Bolsurf despegó con un destello, dejando a los cuatro riendo y planeando el próximo espectáculo. En X, los fans, que habían visto las luces desde el pueblo, ya estaban subiendo videos con hashtags como #UritorcoInvasion y #BauteAlien. Un usuario escribió: “Si Baute está cantando con extraterrestres, me vendo el auto y me mudo a Capilla del Monte.”
Mientras el grupo brindaba con malbec en la terraza, Baute levantó su copa y dijo: “Por el Queso, por Erks, por Bolsurf y su balde. ¡El próximo show será inter… galáctico!” Todos rieron, y el Uritorco, en silencio, pareció aprobar con un destello en la cima.
FIN #QUESO
(1) https://cuentossangrientos.blogspot.com/2024/06/la-asesina-de-pablo-tamagnini.html

aunque ya conozca esto desde hace muchos años, me siguen cagando de risa los relatos quesones, sos un maestro
ResponderBorrarMermes, mediocre cantante, buena quesoneada, #Queso
ResponderBorrarunos cuentitos más de Baute matando a estas minas, decí que Becerra y Niki Nicole ya recibieron el queso
ResponderBorraresta temporada, aunque tiene un relato por mes, esta muy buena, parece que el autor decidio darle descanso a los quesones mas clásicos, y si bien Baute es el de la vieja guardia, no ha tenido tantos relatos, es un personaje que lo merece, un gran relato este, dividido en tres, el encuentro con la Konga (se confirma que quesonearon a un doble), luego el asesinato, y lo de los aliens al final, magistrales Dumitrescu, el Comisario y Leia, diez puntos sobre diez
ResponderBorrarDumitrescu esta re buena, aunque ya tuvo esa apariencia y despues volvió a ser la vieja del FMI, la sangre de la Sasha Ferro?
ResponderBorrarsiempre arriba los relatos quesones, nunca decepcionan, y siguen dando quesos, Baute es quesonazo, ja, ja, ja
ResponderBorrarel Uritorco también estaba relacionado con los quesones? Lo que hubiera sido De Zer persiguiendo a los quesones, y en esa época había mas Carlos que ahora (pero eran menos quesones también, digamos todo)
ResponderBorrarPablo Tamagnini será un personaje recurrente, sin ser quesón ni quesoneado, estilo “Matías” en versión cordobesa? Se viene nueva saga de aliens quesones?
ResponderBorrarlo sangre de Sasha Ferro debe ser muy cotizada, con gran reputación, ja, ja, muy buen cuento, que suerte que tengamos siempre algún queso, que otras víctimas así puede haber?
ResponderBorrarAsi como hubo un relato donde un Quesón (Lampe) se disfrazaba del Dibu, podría haber otro (un Reich, un Eisler, un Machado) que se disfrace de Tamagnini para cometer algun crimen
ResponderBorrarPablo Tamagnini convertido en un muggle conectado, todo una sorpresa. Un cómplice de los quesones. Lady Dumitrescu como fanática resulta decisivo.
ResponderBorrarInteresante a la vuelta de quesonear famosas.
Una interesante variante es que Emila Mermes no estaba señalada como víctima. Pudo haberse escapado de no haber sido despectiva. Incluso tener sexo sin ser quesoneada.
Pero insistió en ser linda pero mala. Y así le fue.
Una nueva apariencia de Lady Dumitrescu, igualmente bella.
Aprovechando que comento sugiero
El asesino de Sofi Fidalgo. Una de las conductoras de C5N.
El asesino de Lola Ponce. Por su trascendencia, podría ser para el ganador del Queso de Oro 2024.
Me gustaría un nuevo encuentro con Carla Conte, ya que fue mencionada.
hay una cantora chilena: Emilia Dides, para Carlos Palacios
ResponderBorrarvolvió Baute, ahora como el quesonazo, merecía mas relatos, y Mermes, no esta mal el queso, es una idiota, pero sigue la tendencia de las víctimas recientes, vamos los Relatos Quesones!
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