Seis Quesos y Seis Quesoneados de Carla, la Quesona Asesina

 
 
LA SAGA DE CARLA ROMANINI, LA QUESONA ASESINA
 

 
1° PARTE DEL POST
 
LA ASESINA DE SANTIAGO "CHANO" CARPENTIER, MATÍAS SESTO Y MATÍAS DE FEDERICO

LA ASESINA DE SANTIAGO "EL CHANO" CARPENTIER


El conocido músico Santiago “Chano” Moreno Charpentier, ex Tan Biónica, se encontraba haciendo lo único que puede y saber hacer: consumir drogas. Estaba tirado en el piso de su departamento, después de inyectarse y de fumar de todo, viendo toda clase de alucinaciones a su alrededor, por ejemplo imaginaba frente a el una pantalla de cine donde proyectaban una película. En la misma, se descubría que Superman se llamaba en realidad Carlos (Kal-El es el equivalente de Carlos en Krypton) y dado que era Quesón, asesinaba a la Mujer Maravilla, entre otras cosas.
- Qué buena película – murmuró Chano – seguro que el Comisionado Gordon lo va a atrapar a Superman y lo va a mandar a Arkham con el Guasón y el Pingüino.
- No creo – dijo una voz de mujer – porque el Comisionado y Arkham pertenecen a la sagas de Batman.
- ¿Y vos quien sos? – pregunto Chano al ver ante el a una mujer rubia y muy bella - ¿Sos real o sos una alucinación? ¡Decime que sos real así te cojo!
- Claro que soy real – dijo la rubia – soy Carla, la modelo Carla Romanini, ¿No oíste hablar de mí? Me llaman la Quesona Rubia.



- Nunca sentí ese nombre, vos sos Celeste Cid, que fue asesinada por Carlos Leonel Schattmann, que volviste de la muerte y te disfrazaste de esa Carla.
- Sí te complace que sea eso, soy eso, ja, ja – río Carla.
- Yo hubiera sido un gran Quesón pero mis viejos me pusieron Santiago, un error, no hubiera sido un Quesón de la talla de Delfino o Sandes, pero sí uno como Eisler, tendría que llamarme Carlos, quizás sería “Charly Charpentier”. ¿Así que te dicen Quesona Rubia? Eso significa que hay una morocha.
- Sí, hay una, es Carla Conte, pero prefiero no hablar de ella.
Carla se acercó a Chano y puso sus pies encima del músico, este empezó a besarlos y chuparlos, y la rubia se puso encima, el Chano generalmente se inhibía sexualmente cuando consumía una gran cantidad de drogas, pero no fue este el caso, los pies de Carla sobre su rostro sirvieron como gran estimulante sexual, y la pija se le paró, y entonces cogieron de una manera espectacular, fue algo sublime, Chano nunca disfrutó tanto, y en su historial tiene muchas cogidas dignas de ser recordadas.



Al terminar el sexo, Chano estaba aún más eufórico y contento que antes, miró a Carla y le dijo:
- ¿Vos no estabas muerta? ¿No te había asesinado un basquetbolista? Yo algo leí en un blog de internet, escrito por un tal Carlos Queso, Carlos Quesote o Carlos Quesón, algo así.
- Quizás era un clón mío, ja, ja, aca si hay alguien muerto, ese sos vos – dijo Carla.
Y Carla se dio vuelta, y cuchillo en mano, con un cuchillo gigantesco, se tiró encima del Chano, y le clavo el cuchillo en el pecho, y a continuación, le aplicó más de cien cuchillazos, lo destrozó a cuchillazos al Chano, cuyo cadáver quedó totalmente ensangrentado.
- Queso – dijo Carla Romanini mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Chano.
La asesina se fue del lugar tan misteriosamente como había llegado, sabiendo que aquello no fue un simple asesinato más en su larga y sangrienta lista de crímenes, fue una verdadera ejecución, un acto de justicia.


LA ASESINA DE MATÍAS SESTO


Se habían conocido la noche antes, de casualidad, en la presentación de un evento deportivo. Ella era Carla Romanini, una modelo rubia y bella; el era Matías Sesto, un basquetbolista, de un equipo menor, lejos de las grandes competencias de ese deporte. El solo quería tener sexo con ella, y lo había conseguido, consiguió que lo fuera a visitar a su departamento. Y tuvieron una relación sexual muy salvaje y apasionada, que incluyó fetichismo de pies, y una suerte de juego sexual intenso, ella olió, lamió, besó y chupó los pies del basquetbolista, el hizo lo mismo con las tetas, el culo y todo el cuerpo de la modelo, hubo cosquillas, patadas, golpes, sexo violento, hasta la penetración. Pero aunque el disfrute y el gozo de ambos fue mayúsculo, terminó. El se quedó en el dormitorio, mientras ella fue a vestirse para irse.
Carla se puso los guantes negros, y tras hacerlo, abrió un bolso, del cual extrajo un cuchillo muy largo y filoso, en realidad era uno de esos cuchillos al que se denominan machetes. Sostuvo el cuchillo con la mano derecha, mientras con la mano izquierda, agarró un Queso. Con el cuchillo en una mano y el Queso en la otra, Carla comenzó a avanzar hacia la habitación de Matías.


En forma silenciosa, tratando de no llamar la más mínima atención, Carla ingresó a la habitación de Matías, pero el basquetbolista no estaba allí. Carla escuchó el ruido de la ducha y se dio cuenta que Matías se estaba bañando. La asesina entonces se dirigió al cuarto de baño. Siempre con el cuchillo en una mano y el Queso en la otra.
Matías se estaba bañando y escuchó que alguien entraba al cuarto de baño. El basquetbolista corrió la cortina de la ducha, y vio a Carla, ante el, con el cuchillo y el Queso.
- ¡Carla! – exclamó el muchacho - ¿Qué haces aca? ¿Qué queres ahora?
- Vine a asesinarte, Matías – fue la fría respuesta de Carla.


En un rápido movimiento, Carla le clavó el cuchillo a Matías en el pecho, se lo atravesó literalmente hasta que la punta salió por la espalda. 
- ¡Caaaaaarrlaaaaaa! – exclamó el basquetbolista, mientras la asesina le asestaba la cuchillada.
La herida fue muy profunda, Carla sacó el cuchillo, y le asestó una segunda puñalada, aún más profunda que la anterior. El basquetbolista, con sus dos metros de altura y sus enormes pies, se desplomó sobre la pared, mientras su cuerpo descendía al piso. La asesina le asestó una tercera herida, ahora un profundo corte en el cuello, si le hubiera dado solo esa, hubiera bastado para asesinarlo. El basquetbolista quedó muerto , y su última expresión fue una mirada a su asesina.
- Queso – dijo Carla, mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de su víctima.


La ducha siguió corriendo, y la asesina dejó abierta el agua, mientras abandonó la escena del crimen, con una impunidad  total y impunidad, dejando la puerta del baño abierta y cerró la puerta del departamento sin llave. 
- Fue como asesinar a Matías Fioretti, como me gusta asesinar a estos tipos - dijo Carla en voz alta.
El hecho de que el agua siguiera funcionando sin parar, produjo que el departamento se inundará, y el enorme cadáver del basquetbolista asesinado, con sus dos metros y sus pies talle cincuenta, comenzó a flotar. Así, empezó a salir el agua, hacia los pasillos del edificio.
Cuando esto ocurrió, hacía ya algunas horas que la asesina había dejado la escena del crimen. Las vecinas de aquel piso del edificio, todas señoras ancianas, se asustaron al ver salir el agua, y pidieron al portero que fuera a ver que ocurría en el departamento de Matías, el Basquetbolista. El portero así lo hizo, y al abrir la puerta del departamento, salió el agua, y el cadáver del basquetbolista flotando, con el Queso encima.
El portero y las ancianas se horrorizaron. 
- La rubia – dijo el portero – la rubia que salió, esa es la asesina.
- Un asesinato más de Carla, la sanguinaria Quesona Asesina – dijo el Comisario Miguel, resignado, al visitar la escena del crimen - ¿Quién será el próximo deportista en ser asesinado?.



LA ASESINAD DE MATÍAS DEFEDERICO


De baja estatura (1,68), el futbolista Matias Defederico alcanzó más notoriedad por haber estado casado con Cinthia Fernández que por su mediocre trayectoria futbolística, que incluyó equipos como Huracán, Independiente, Nueva Chicago y Agropecuario de Carlos Casares, en todos con un nivel pobre, además de otras instituciones, como el Corinthians de Brasil, Al Dhafra de Dubai, el Eskişehirspor de Turquía y la Universidad Católica de Ecuador. 



Una tarde, regresó a su departamento. Le llamó la atención que Rafael, el portero paraguayo, no estaba aquel día, en cambio había un viejito, como de noventa años, pero con una vitalidad asombrosa, el viejito le dijo:
- ¿Usted es Matias Defederico? Dejaron estos cuadros para usted.
El futbolista agarró un paquete y al llegar a su departamento, los abrió, eran dos cuadros, titulados “el asesino de Cinthia Fernández”, en uno, la vedette olía los pies de Carlos Matías Sandes, su asesino, en el otro, el basquetbolista se disponía a asesinarla con el machete. Defederico quedó aterrorizado, además junto al paquete, había un Queso, un enorme Queso. El futbolista quedó tan presa del pánico, que apenas pudo moverse, y desesperado, agarró unas pastillas para dormir, y se quedó dormido.
Durmió profundamente, y pareció hacerlo durante más de un día entero, el sueño fue muy placentero y lo vivió como si fuera real. Matías estaba en un lugar como la antigua Grecia, rodeado de doncellas, el estaba acostado sobre un diván y todas lo servían, tenían sexo con el, hasta que una rubia muy bella se acercaba a el, y tras jugar con cosquillas en todo el cuerpo, cogían de manera muy placentera, pero al terminar la cogida, la rubia le decía: “Lo siento, pero te dí gozo porque ahora debo asesinarte”, y ahí la rubia ponía una espada sobre el cuello del futbolista, y se disponía a ejecutarlo, y le decía “Todos los hombres que pisan esta isla, deben entregar su cabeza”.



- ¡Nooooooooooooooooo! – gritó Matías, despertándose bruscamente de la pesadilla, abrió los ojos con dificultad, estaba como perdido, y vio en su habitación a una rubia, una rubia muy bella, preciosa.
- Hola Matías.
- ¡Nooooooooooooooo! ¿Qué significa esto? ¡Sos la rubia del sueño! ¡La asesina!
- Claro, soy la Quesona, la asesina de los Matías, Vine a asesinarte, lo siento, Matías Defederico, pero tengo que hacerlo.
- ¡Noooooooooooooooo! – grito aterrorizado el futbolista, que intentó moverse, pero estaba atado, y no pudo moverse en la cama.
Carla descargó sobre el toda su furia asesina, fueron como treinta o cuarenta puñaladas, una tras otra, y al finalizar, la asesina tiro un Queso sobre su cadáver, diciendo en voz alta:
- Queso. Matías DeFederico – dijo Carla Romanini.
Con total impunidad, Carla, la asesina de los Matías abandonó la escena del crimen, sin la satisfacción de otros asesinatos, como quien cumple con una obligación y listo,  considerando que había sido una víctima de poca monta, preguntándose ahora, ¿Quién será el próximo?


 
 2° PARTE DEL POST

 
LA ASESINA DE ALEJANDRO LACROIX, LUCIANO DE CECCO Y PABLO CRER


LA ASESINA DE ALEJANDRO LACROIX


Alejandro Lacroix (se pronuncia “Lacrua”) es un DJ de gran fama, con una más que importante notoriedad. “Me defino como un “entrepreneur”. Me identifico con todas esas actividades, soy todo eso, me define. Soy dj, modelo, gastronómico, padre, conductor. Me siento muy cómodo cuando hago cada una de ellas, todas forman parte de mi vida y hacen que sea quién soy” así se presentó el mismo día en una entrevista.
En esa misma entrevista, habló de la importancia de los zapatos en su vida, “Mandé a hacer un guarda zapatos para organizar todos mis pares. Está al lado de mi cama y tiene casi 32 casilleros. Me gusta estar organizado, saber lo que tengo, sino la mitad de las cosas uno ni sabe que las tiene. Hace poco, me compré unas botas de lluvia; tuve que cubrir un festival en Atlanta y llovió 3 días seguidos, fueron una de mis mejores adquisiciones. También tengo unas botas de cuero color suela, bajas, muy cancheras, que uso mucho. Cuando era más chico era más de comprar por comprar, pero ahora soy más consciente de la compra. Generalmente, hago una distribución del calzado en el día, voy cambiando depende de la ocasión. Considero que el calzado es importante, el conjunto del todo te hace lucir bien y vestir con éxito”.



Precisamente una tarde de lluvia, en Buenos Aires, para colmo, sin fútbol, un triste domingo sobre la ciudad, nuestro Ale Lacroix se encontraba en su residencia, mezclando músicas, para ver como destrozar algunas canciones clásicas del rock nacional. Había comprado un par de zapatos nuevos por delivery. Mientras la música sonaba al más alto volumen, sonó el timbre, era el delivery, sin duda. Ale pensaba que el chico del delivery seria algún morochito de la villa, pero para su sorpresa, era una chica, rubia, muy bella y despampanante.
- Hola – le dijo la rubia – soy Carla, Carla Romanini, acá tenés los zapatos, Alejandro.
- ¡Qué sorpresa! Yo te conozco, te ví en algún programa de Kuarzo, con Pablo Giménez y los demás, estaba Juan Pérsico también, ¿Ahora repartís zapatos?
- Es que comencé con un emprendimiento por Mercado Libre, “Zapatos Carla”, son zapatos de alto costo, los compro en Europa, yo misma los repartó, y sobre los de Kuarzo, sí es verdad, pobres Pablo y Juan, pero bueno, los asesinaron, que en su Queso descansen.
Lacroix se sintió movido por un extraño impulso, irrefrenable, y sin pensar, le dijo a Carla:
- ¿Querés entrar, Carla? Te voy a mostrar mis zapatos.
- Gracias, Alejandro, sí, quiero entrar. Cuando me compraste estos zapatos, googlee tu nombre y me llamó la atención eso de los zapatos.



El DJ la hizo entrar a Carla, que vio aquella colección de zapatos. A Carla, a la asesina, le llamó mucho la atención, era como la mítica colección de Ravelia, la Quesona, donde tenía acomodados de manera muy prolija, y ordenadas, los pares de zapatos o zapatillas, también algunas ojotas, de sus víctimas, de todos los hombres que había asesinado, la mayoría de ellos famosos deportistas. Ella misma, Carla Romanini, tenia una colección similar, junto a los retratos de sus víctimas. La chica quedó embelesada viendo aquello. Mientras tanto, la música estaba a todo volumen.
Lacroix notó a Carla como poseída viendo su colección de zapatos, le llamó la atención.
- ¿Carla? ¡Veo que te gusta mucho esto! ¡Estas como obsesionada!
- Sí, es una colección muy excelente. ¿Sabés una cosa, Alejandro? Conozco una historia donde una asesina serial iba asesinando deportistas y se llevaba las zapatillas y los zapatos de sus víctimas, y las guardaba en un lugar como este, con los nombres y todo, de los tipos que asesinaba.



- Boludeces – dijo Alejandro – puras leyendas urbanas, yo también oí que vos asesinastes a tu novio, a Emilio Di Marco, y a los demás, Pablo Giménez y Juan Pérsico.
- Y a muchos más, muchos más, soy una asesina, ja, ja – río Carla.
- Vos debes ser una asesina en la cama – le dijo Lacroix.
- Probemoslo.
Lacroix puso sus pies sobre una mesa, y Carla le sacó los zapatos, las medias, y empezó a acariciar, besar, lamer, chupar, y oler los pies del DJ. Estaban bastante bien, la verdad, que Carla quedó sorprendida en forma grata. Le hizo cosquillas, Alejandro estaba muy satisfecho con aquello. Tras el juego de los pies, pasaron al sexo total, de manera muy intensa y salvaje, tanto, que la música, que nunca paró, parecía elevarse de volumen mientras Carla y Alejandro cogían.



- Qué bueno que te dediques a vender zapatos – dijo el DJ al finalizar el sexo, muy cansado pero feliz con la experiencia – de lo contrario, no te hubiera conocido, de esta manera, claro, ya te había visto en Kuarzo.
- Soy la única viva de los que estábamos en Kuarzo aquel día.
- Somos dos, vos y yo, los demás pobres están muertos, asesinados – le aclaro el DJ.
- Solo yo, Alejandro, porque vos, también estas muerto, te asesinaré en este instante – y Carla, con sus guantes negros, levanto un enorme cuchillo en forma de katana – te asesinaré como la gran Ravelia, la Quesona, asesinó a otro Alejandro, a Alejandro Fantino.
- ¡Nooooooooooooooooooooooooo! – grito el DJ aterrorizado y presa del pánico.
Pese a los gritos, y a la resistencia física que como hombre podía oponer, la furia de la asesina pudo más que todo. Fueron treinta y seis puñaladas, una tras otra, hechas con aquel cuchillo en forma de katana. La asesina le dejó clavado el cuchillo en el pecho, tal como Ravelia había hecho con Alejandro Fantino.
- Queso. Alejandro Lacroix – dijo la asesina tirando el Queso sobre el cadáver de su víctima.
Carla se llevó todos los zapatos de su víctima, sin excepción alguna, dotada de una fuerza que solo una Quesona puede tener, cuando está en trance de Quesonear a un chabón. En su colección pensaba poner un lugar especial para “los zapatos de Alejandro Lacroix”.


LA ASESINA DE LUCIANO DE CECCO

En la época en que aún había fiestas y reuniones sociales, o en una realidad paralela donde eso aún existe, o en una reunión clandestina que desafía al aislamiento obligatorio, lo que cada uno prefiera, ocurrió esto que les voy a contar ahora.

La modelo Carla Romanini concurrió a una de esas reuniones, la bella y rubia asesina estaba muy contenta pues se reencontró con muchas amigas a las que hacía tiempo que no veía. Recordó viejas anécdotas, se reía más de lo habitual y ya estaba con algunas copas de más, encima, las copas se notaban más pues casi no comía, y el alcohol tiene más efecto cuando el estómago esta vacío.

En algún momento, Carla notó que un muchacho alto, con aspecto de deportista, dotado de buenos pies, y un cuerpo muy espigado, se acercó a ella.

- Hola, ¿Vos sos Carla, no? ¡La novia de Emilio Di Marco!

- Sí, soy yo – contestó Carla, al mismo tiempo, que tembló al escuchar el nombre de su novio, al que había asesinado de numerosas puñaladas, al que le había tirado un Queso, y del que tenía el cadáver embalsamado en su departamento - ¿Vos quien sos? ¿De donde te conozco? La verdad no me acuerdo – mientras decía esto, con algún dejo de desprecio, Carla pensó “¿Y este Queso de donde salió?”.

- Soy Luciano De Cecco, jugador de vóley, juego en la selección y en la liga italiana. ¿No me recordas? Compartimos una fiesta, un casamiento, recuerdo, que nos divertimos mucho. ¿Y tu novio?

- Sí, puede ser, la verdad que concurró a muchas fiestas, mi novio esta en un viaje espiritual recorriendo el continente asiático – dijo Carla, mientras pensaba “en realidad lo asesiné a cuchillazos y tengo su cuerpo embalsamado” – pero que alto y patón que sos, pibe, ¿Luciano tu nombre?

- Sí, ja, ja, soy alto, sí, 1,94 metros, y buenos pies, buenos pies.

- Me gustaría ver esos pies – dijo Carla, mientras pensaba “No tenía intención de asesinar a nadie hoy, vine a una fiesta, pero este chabón vino solo ante mí, y soy una asesina, una depredadora a la que no se le escapa ninguna presa”.

- ¿En serio queres ver mis pies?

- Sí, pero no aca, en medio de todos. Decime un lugar.

- Bueno, Carla, te espero en el hotel donde me alojó. Desde aquella fiesta te tengo ganas, esa vez estuvimos a punto de hacerlo, estabas muy borracha, ja, ja, y como bailabas.

Carla no recordaba nada de aquella fiesta ni tampoco al voleibolista Luciano De Cecco, no sabía ni a cual se refería, aunque pensó que sí, que debía ser cierto eso de que estaba muy borracha, lo cierto es que después de ese encuentro, Carla ya no pudo disfrutar más de la reunión, estaba desconcentrada, y como la gran asesina que era solo podía pensar en De Cecco como su siguiente víctima. Se dio cuenta que el voleibolista ya no estaba en la fiesta, saludó a sus amigas, adujo un compromiso profesional que tenía al día siguiente a hora muy temprana, y se fue al hotel donde estaba el voleibolista. 

Un hotel muy importante, donde otra Quesona Asesina, Carla Conte, había cometido varios asesinatos. Carla, como toda gran asesina, y como toda gran Quesona, llevó un bolso donde tenía las armas y los Quesos. No tuvo problemas en entrar al hotel y buscar la habitación señalada. Esa extraña impunidad que siempre tienen las Quesonas la acompañaba una vez más.

Carla estaba por tocar la puerta donde se encontraba Luciano De Cecco, cuando por el pasillo, apareció otro tipo, con toda la pinta de ser también jugador de vóley, aún más alto que De Cecco, este medía más de dos metros y era más patón.

- Hola piba – le dijo el chabón a Carla – Vos debes ser la rubia que va a pasar la noche con Luciano.

- Sí, soy yo – contestó Carla, mientras pensó “Que tipo desagradable, que asco me da” y le preguntó - ¿Y vos quien sos?

- Soy Pablo Crer, de la selección de vóley, campeón panamericano y olímpico de Londres de 2012.

- ¿Campeón Olímpico? – mientras decía esto, Carla pensó “Pablo, como Pablo Giménez, el que se hacía llamar Pablo Sinema, el productor de Guido Kaczka, otra de mis víctimas, otras de las que más recuerdo. A ese lo asesiné a balazos, algo poco habitual en mí, amante de los cuchillos”.

- No, participante, ja, ja, sí, soy campeón panamericano.

- ¿Cuánto medís?

- 2, 05 metros.

- Que alto que sos. Mira Pablito, ahora voy a encontrarme con Luciano, pero te prometo que cuando termine con el, sigo con vos.

- Te espero, ¿Cómo te llamas?

- Caaaaaaarrrrrlaaaaaaaaaaaaaa – dijo Carla.

- Que bello nombre, nombre de asesina, ja, ja – dijo Pablo.

- Sí, nombre de asesina – pensó Carla, mientras pensaba “creo que tendré que tirar dos Quesos dos, pero que tipo tan desagradable y repugnante este Pablo”.

Carla entró por fin a la habitación de Luciano De Cecco, el voleibolista la esperaba, casi desnudo, con un calzoncillo como única prenda. 

- Hola Carla, te estaba esperando, sos hermosa, dale, haceme un streap tease.

- Con mucho gusto, Luciano.

Comenzó a sonar muy fuerte una música, primero la de “Nueve Semanas y Media”, despues rock pesado, temas de The Who, Led Zeppelin y Sex Pistols, la música a todo volumen, Carla se fue desnudando de a poco, ofreciendo un espectáculo digno de verse, mientras bailaba, le hacía cosquillas a Luciano, le chupaba los pies, agarró una botella de champagne y se la tiró completa al voleibolista, y mientras bailaba tomó un Queso, lo corto en cubos y se los iba tirando a Luciano, todo con mucha sensualidad, todo con mucho morbo, y entonces después de eso, Carla se zambulló en la cama y cogieron de una manera extraordinaria, Luciano quedó exhausto pero mu feliz, mientras se revolcaban en la cama, sintió como que Carla le daba mucha felicidad, un extasis de alto vuelto, algo extraordinario y único, pero que al mismo tiempo lo dejó sin fuerzas.

- Nunca la pasé mejor que hoy, sos algo fabuloso, Carla, pero me siento como si hubiera jugado veinticuatro horas seguidas al vóley.

- Ja, ja, ja – río Carla – y bueno, soy una gran amante, ja, ja.

- ¿Me dijiste que tu novio esta en un viaje espiritual?

- Eso le digo a la gilada, en realidad, mi novio esta muerto, asesinado, yo lo asesiné de numerosas puñaladas.

- ¿Qué estas diciendo Carla?

- Que lo asesiné de numerosas puñaladas – dijo Carla – de la misma manera en que te asesinaré a vos – y Carla, como salida de la nada, levantó un enorme cuchillo, que sostenía con sus guantes negros.

- ¡Noooooooooooooooooo! – gritó de terror Luciano De Cecco.

Carla entonces le asestó una brutal puñalada en el estomago, que le atravesó todo el cuerpo, luego una segunda, en el pecho, una tercera en el cuello, y así, le fue asestando puñalada tras puñalada, incluyendo cortes en los pies, las piernas y los brazos, hasta llegar a unas cincuenta y seis cuchilladas, una tras otra.

El cadáver de Luciano De Cecco, con las puñaladas y la sangre por todos lados, quedó en la cama, mientras Carla agarraba el Queso, otro de los Quesos que había llevado, un enorme Queso Emmenthal, y lo tiró sobre el cadáver del voleibolista.

- Queso – dijo Carla mientras tiraba el Queso – Luciano De Cecco.

Con total impunidad, la asesina se retiró del lugar del crimen, sabiendo que su obra estaba inconclusa. Tocó la puerta de la habitación donde estaba Pablo Crer. El otro voleibolista, el que medía 2,05 metros, la estaba esperando.

LA ASESINA DE PABLO CRER

- Hola Pablo – le dijo Carla – espero que la pasemos bien.

- Por supuesto, habrás hecho muy feliz a Luciano.

- Quedo muerto pobrecito – le dijo Carla.

- Ja, ja, ja, seguro yo tengo más aguante.

- Sí, seguro – le dijo Carla, mientras pensaba “que tipo desagradable”.

Esta vez Carla dejó el bolso a un costado, y comenzó un streap tease.

- No quiero streap tease, Carla, quiero cogerte – le dijo Pablo.

- Que tipo tan asqueroso – pensó Carla.

Resignada, interrumpió el streap tease y se zambulló en la cama, tal como sospechaba, Pablo era un amante asqueroso, cogieron y para el fue muy divertido, disfrutó mucho, ella lo hizo, digamos con profesionalismo y resignación, el hecho de pensar lo que iba a hacer momentos despues, le permitió pasar el trance de manera digamos digna, pero este Pablo le resultó un tipo de lo más asqueroso. Por momentos le hizo recordar a Matías Fioretti, el basquetbolista al que había asesinado con un machete, pero ese había sido un buen amante, este era un pelmazo.

- Gracias Carla, fue magnifico – dijo Pablo, al terminar, la cosa termino rápido, Carla le dio felicidad pero quería cortar lo antes posible.

- Hay otra sorpresa, pero para eso, tendrás que cerrar los ojos, Pablito.

- ¿En serio? – le preguntó Pablo -¿A ver?

Carla agarró una venda y se la puso a Pablo sobre los ojos. Este no veía nada. No vio que Carla se puso los guantes negros y del bolso sacó una espada, sí, una espada, y se acercó a el, puso la espada sobre el cuello de Pablo, que empezó a sentir el roce frío del filo de la espada.

- ¿Qué es esto, Carla? – preguntó Pablo, mientras sentía la espada sobre su cuello, con los ojos vendados.

- Lo dijiste hace un rato, cuando nos encontramos en el pasillo, ¿No te acordas? Carla, nombre de asesina.

- Sí, Carla – dijo Pablo Crer – Carla, nombre de asesina.

- Y en este caso de decapitadora de hombres, sos un tipo muy desagradable Pablo Crer, morirás ajusticiado como los villanos en otros siglos, ¡Te cortaré la cabeza!

- ¡Nooooooooooooooooo! – gritó aterrorizado Pablo Crer.

Carla entonces blandió la espada y le asestó una profunda herida en el cuello a Pablo, otra segunda herida y con la tercera, le arrancó la cabeza. No hubo más heridas. Carla contempló el cadáver de su víctima, decapitado, y le tiró el Queso, otro gran Queso Emmenthal.

- Queso – dijo Carla Romanini – Pablo Crer.

La asesina se fue del lugar del crimen, con la impunidad que suele rodearla, mientras se iba, se dio cuenta que unos empleados de limpieza, todos clones de Pablo Giménez (o Pablo Sinema), el productor de Guido Kaczka, que limpiaron las escenas de los dos asesinatos. Carla regresó a su departamento y colocó los nombres de sus dos nuevas víctimas en el mural que tenía.

- ¿Quién será el próximo? – pensó Carla Romanini – no lo sé aún, lo que sí, es que me gustaría resucitar a mi novio Emilio Di Marco, al productor Pablo Giménez y al basquetbolista Matías Fioretti, ¿para qué? Para asesinarlos de vuelta, una y otra vez, ja, ja, soy Carla Romanini, la Quesona Rubia, la Quesona Asesina, asesina de hombres.

Comentarios

  1. un relato breve, quizás repetitivo, Carla, la asesina, vuelve a asesinar a Matías, un basquetbolista, bajo la ducha, es repetido sí, pero las asesinas seriales repiten conductas, y esta asesina le encanta hacer esto, asesinarlos así, tirarles un Queso, y dejar que se inunde todo, pobre Matías Sesto, pero la asesina no perdona a nadie, y sí te llamas Matías, corres serio riesgo

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  2. un día uno de nosotros va a aparecer como víctima de esta asesina, yo paso, y no me llamo Matías, aclaro

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  3. googlee un poco, encontre un basquetbolista, medio jovencito, pero a esta Carla le gusta la sangre joven, Matías Solanas, y además, Matías Rossi, un automovilista, y no olvidemos al actor Matías Santoianni, y Matías Defederico, que podría ser considerado viudo de la quesoneada Cinthia Fernández, o sea que esta asesina tiene mucho material por delante, ja, ja, el cuento, aunque repetido, esta bueno, te dejaría tres puntos sobre cinco si tuviera que calificar

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  4. "pobre Matías Sesto" te compadeces de una víctima Carlos Quesón? hace poco también dijiste "pobre mina" en algún relato,

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  5. un queso para más Carla Romanini

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  6. si el cuento justificaba las fotos de Carla entonces esta perfecto, ya que proponen víctimas, propongo a Matías Lammens

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  7. en otro cuento de esta Carla, propongo que la asesina le este dando de comer Queso a su víctima, y mientras este mastica el Queso, le clava el cuchillo, y le dihga "lo siento pibe, pero soy una asesina"

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  8. Es como Psicosis, pero al revés. Es una asesina quien mata y un hombre es la víctima.
    Y antes le dio placer.

    Lo de Matías Deferico puede ser una venganza frustrada. Al principio logra atraparla y la somete, lo que a ella no le afecta. Y aparecen un par de clones de ella como aliada. O justo llegan otras Carlas, porque tenían planeado reunirse.

    Matías Santoiani. Ella le da una oportunidad, si suplica que lo deje vivir, como si fuera una ficción. Tiene tres oportunidades. Pero este Matías actúa mal.

    Para Carla Rebecchi. Alguien irrumpe en el vestuario de las Leonas, buscando vengarse de Carla Rebecchi. Pero ella no está. Y se le da por la lujuria, al tomar como prisioneras a las jugadores. Puede ser que empiece a disfrutar, cuando llega Carla. Y game over.

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  9. En lo particular, veo que Carlos, el autor de todos estos cuentos, no sabe otra cosa que contar sobre asesinatos y quesos. Tiene un fetiche, no sé si narrativo o en su vida personal, sobre pies oliendo a queso. De tal manera que sus publicaciones me han llegado al aburrimiento. Ni siquiera es cuidadoso en la escritura, sólo escribe y tan pronto lo termina lo publica. Quería expresar mi opinión nada más, veo que a muchos les gusta.

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    1. Es una objeción, con cierto fundamento.
      Aunque se podría tener en cuenta que se trata de un blog de fanfictions, con la temática de sexo, que podría ser más descrito, y asesinatos. Los pies se han convertido en órganos sexuales extras. Tanto que los personajes pueden tener sexo simultáneamente con tres mujeres. Y lo del olor puede ser producto de un alto nivel de feromonas. Tan alto que tienen un efecto hipnótico en sus víctimas.

      Las Carlas asesinas de los relato tienen algo de mujeres fatales.

      Este relato es de los breves, otros más extendidos cuanta con elementos extras. Como vampiras que son las promotoras de los asesinatos, prolongan su existencia y se mantienen jóvenes bebiendo de las sangres de las víctimas. Las más admiradas por los lectores son Lady Dumitrescu y la Marquesa de Ávila.

      Y hay cómplices, como las Santillanas. También está el tema de la clonación.

      Y apareció lo de que los comentaristas aparezcan como personajes.

      Relatos más prolongados.
      El asesino de Daniela Cardone, El asesino de Kate Moss, El asesino de Jennifer López, Las asesinas de Pablo Cosentino.

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    2. ¿Y porqué todos los asesinos de mujeres se llaman Carlos? ¿Tal vez el autor del blog sea el mismo un asesino? ¿Porqué los Quesos? ¿Un simple delirio por el arte quesero?

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    3. Creo que eso está explicado en la entrada que aparece en el blog, en la página principal.
      Funciona bien que todos los asesinos tengan el mismo nombre. Y Carlos, con sus variaciones en distintos idiomas, es tan bueno como otros. Le da el sentido de que es como un destino al tener ese nombre. Y funciona porque es un nombre que tiene una versión femenina, Carla, que suena bien.

      Debe haber algo más con el queso. Porque estoy viendo Scream Queens, serie en que una de las protagonista, la malvada Chanel escribe en una chica con exceso de peso, la palabra Cheese (queso).

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  10. Podría ser el relato La asesina de Diego Torres y el asesino de Debora Bello.
    Herido por esta Carla, Diego Torres se lamentaría cantando. -Ay de miiií. Esta maldita...Caaaarla. Y ahí recibe un ataque mortal.
    El cómplice podría ser Sandes o Schattmann.

    La misión letal terminaría con sexo Carla-Carlos, respetando el pacto, un poco saciados por los asesinatos.

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  11. Una Carla o una Ravelia, para el detestable economista Javier Milei. Alguien que hizo llorar a Sol Pérez. Carlos Bossio la liquidó, sin dudar, pero no la hizo llorar, aunque sí suplicar.

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  12. Original relato de terror y asesinato... Me despistó lo del queso... Saludos cordiales, Rafa Núñez


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