El Asesino de Celeste Muriega
 
      Se encontraba Carlos Gonella, el Fiscal Queson, descansando en un spa de la Provincia de Entre Ríos. Alejado del estresante mundo del Derecho, la jurisprudencia y los estrados judiciales, Carlos necesitaba pasar dos o tres de total descanso. Era una jornada muy soleada, estaba sobre una pileta, descansando en una reposera, desnudo, con un malla como única prenda. Sus enormes y olorosos pies talle 47/48 sobresalían en la punta de la reposera.   Había poca gente en el Spa aquel fin de semana pues era temporada baja, digamos que se trataba de una jornada de primavera u otoño. Una chica, bastante agraciada, se acercó también a la pileta. Carlos la observó, parecía que tenía intenciones de reposar cerca de donde estaba el. Pero la chica se detuvo: no pudo aguantar el olor a Queso que desprendían los pies del Fiscal.         -  ¡Qué olor a Queso! – murmuró en voz alta la chica – es ese tipo que esta ahí, que tiene pies muy grandes, no se debe lavar nunca los pies.   Carlos se dio cuent...
 
 
 
 
 
 
 
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