El Asesino de Sofía Macaggi


Cuenta la leyenda que Sofía Macaggi acababa de separarse del abogado Marcelo Trimarchi cuando ocurrió lo que voy a relataros a continuación…
La chica se encontraba con los problemas del divorcio, y todos esos temas siempre tan controvertidos, se reunió con un abogado que le habían recomendado. “Carlos Reich” era el nombre que figuraba en la tarjeta. Sofía se imaginaba un abogado veterano, gordo, con barba, pero para su sorpresa se encontró con un hombre alto, guapo y patón, de unos treinta y pico de años.
- Me llamo Carlos Alberto Reich, todos me dicen “Charlie”.
- Sos muy guapo como dicen en España.
- Gracias. Viví un tiempo en España.
- Yo creo Carlos que vos eras modelo o algo así.
- No te equivocas nena, fui modelo. Muy exitoso por cierto, en la década pasada. 
- Vamos a hablar del divorcio.
- Del divorcio hablaremos después Sofía. Te quiero tirar un Queso. Soy un Quesón.
- ¿Quesón? ¿Tirar un Queso?
- Ja, ja, ja, tengamos sexo piba. Dale, ¿Querés que te tire un Queso?
- Bueno – dijo Sofía – si decís que sos Quesón, quiero que me tires un Queso.
- Vamos a un Telo que conozco, a dos cuadras de aca. Es un lugar muy bueno. De lujo y reserva total. Voy a entrar en la habitación y unos diez minutos después hacelo vos. La vamos a pasar muy bien. Eso sí, yo me pongo unos guantes negros, vos ponete estos guantes blancos.


Y mientras Charlie se ponía guantes negros, Sofía se puso los guantes blancos.
Sofía cumplió con lo programado por Charlie. Entró a la habitación y lo vio a Charlie acostado, con las medias blancas puestas sobre sus pies y guantes negros como únicas prendas, sobre un costado, en una mesa había una enorme horma de Queso Pategras, esos Quesos con cascara roja.
- ¿Porqué ese Queso, Charlie?
Charlie miró hacia el costado, vio el Queso y volviendo su vista a Sofía, le dijo:
- Vamos a jugar con el Queso, ja ja. Pero después ahora sácame los calcetines, las white socks por favor.
- No – respondió Sofía - primero quiero oler esa medias, esa White socks.
Sofía comenzó a oler, chupar, lamer y besar las medias de Charlie. El olor a Queso que tenían era impresionante. Queso apestante, intenso y asfixiante. Le sacó las medias, y empezó a hacerle lo mismo con los pies descalzos, lamiendo y besando los huecos entre cada uno de los dedos del pie, además de besarlos y oler las plantas de los pies.
- Dale haceme cosquillas, Sofía.
Sofía hizo cosquillas. Charlie le dijo:
- Agarra el Queso y tíramelo encima.
- ¿Qué?
- Ya te dije Sofía.


La chica, con los guantes blancos, tomó el Queso y se lo tiró a Carlos, que gozó de la situación de una manera tal que la chica no dejó de sorprenderse.
- Ahora Sofía, anda a la mesa de luz, y saca del cajón lo que hay adentro.
Sofía, obediente, cumplió la orden de Charlie, y para su sorpresa, lo que había dentro de la mesa de luz era un arma, un revolver con silenciador… la chica lo agarró.
- Disparame – le dijo Charlie.
- ¿Qué? No soy una asesina. No puedo hacerlo – decía Sofía temblorosa mientras sostenía el arma con los guantes blancos.
- No tengas miedo, disparame, sin miedo.
Sofía disparó mientras cerraba los ojos, pero del revolver no salieron balas, sino flores…
- ¡Ja, ja ja! – dijo Charlie – Qué bueno todo esto. Ahora sí, vení para aca, te voy a coger…
Tuvieron sexo. Disfrutaron, mucho más Charlie, no tanto Sofía, pero disfrutaron. Cuando terminaron Charlie fue al baño. Sofía no se dio cuenta pero el Quesón tomó el revolver.
Cuando volvió, Charlie tenía en sus manos, con los guantes negros, el revolver en una mano, entonces…


Charlie Reich observó a Sofía Maccaggi, apuntó hacia la chica que dijo:
- Dale Charlie, disparame flores, ja, ja
Charlie entonces dijo en voz alta:
- Queso – y efectuó entonces el primer disparo pero no salió una flor de allí, sino una bala certera que impactó en la cráneo de la chica, que empezó a desplomarse hacia el suelo.
- Queso – volvió a decir en voz alta Charlie mientras hacía el segundo disparo que dio en el cuello de la mujer.
- Queso – dijo en voz alta Charlie mientras efectuaba el tercer disparo que impactaba otra vez en el cráneo de la chica, con Sofía ya desplomada sobre el suelo.
- Queso – dijo por cuarta vez el asesino mientras el balazo impactaba en el estómago de la mujer
- Queso – era la quinta vez que decía esto el asesino mientras disparaba el quinto balazo sobre el cuerpo yaciente de Macaggi.
- Queso – dijo por sexta vez que Charlie decía esto mientras efectuaba el sexto disparo, ya de puro gusto, impactando esta vez en los pechos de su víctima.
- Queso – decía por séptima vez Charlie ya disparando el séptimo balazo que dio en el estómago de la chica, a la izquierda del cuarto balazo.
- Queso – pronunció en voz alta por octava vez el asesino dando por finalizada la tarea con un balazo que impactó en el rostro de la chica.
- Queso – dijo por novena vez Charlie, esta vez sin efectuar disparo alguno, solo dejando el revolver con silenciador sobre la mesa y tomando el Queso que estaba sobre la cama con los guantes negros.
- Queso – dijo por décima vez el asesino mientras arrojaba el Queso sobre el cadáver de la chica asesinada que yacía en el piso.
Charlie abandonó el telo. El muchacho que estaba en la puerta le dijo:
- ¿Ocurre algo señor Reich?
- Nada. Nada, nada queda de tu casa natal... Solo telaranas que teje el yuyal. El rosal tampoco existe Y es seguro que se ha muerto al irte tú. Todo es una cruz! Nada, nada más que tristeza y quietud... Nadie que me diga si vives aun... Donde estas... para decirte. Que hoy he vuelto arrepentido. A buscar tu amor.

Comentarios

  1. Che que buen QUESÓN es CHARLIE REICH

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  2. Como le gusta este Carlos, el destruir los cuerpos de las famosas, a balazos. Ese es su morbo.

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