El Asesino de Sabrina Rojas y Alejandra Martínez
Gran conmoción mediática se produjo aquel día: por un lado Cristina Pérez apareció ahorcada con la vestimenta de su personaje en la nueva versión de Lady Macbeth, por otro lado, Nancy Pazos y Analia Maiorana aparecieron asesinadas en forma feroz en un templo egipcio. Todos los medios hablaban de estos nuevos crímenes Quesones, a pesar de que el Comisario Miguel había tratado de ser preciso al hablar con los medios.
- Todo indica que la conductora de Telefé se suicidó al estar totalmente loca y obsesionada con Macbeth y la obra shakesperiana, en cuanto a las otras dos mujeres, fueron asesinadas en un extraño rito egipcio, por una secta consagrada al culto de Isis y Osiris, dioses del Antiguo Egipto.
La Ministra Bullshit fue también contundente:
- El Comisario ya ha hablado, no queda más nada por decir.
Mientras tanto, en su departamento, el basquetbolista Carlos Matías Sandes acababa de levantarse tras una jornada muy agitada, no era pare menos, el día anterior había asesinado a Nancy Pazos y Analia Maiorana.
- Ahora tengo que asesinar a Sabrina Rojas. Yo lo tenía decidido pero bueno este tema de Nancy Pazos me hizo atrasar los planes, espero que no se me adelante otro Quesón, no quiero amanecer mañana con la noticia que Carlos Delfino, por ejemplo, decapitó a esta Sabrina Rojas. Claro que asesiné también a Gisela Van Lacke y a Claudia Fernández, conductoras de El Garage, Ursula Vargues fue asesinada por Carlos Fernández Lobbe, sí, debería asesinar a Alejandra Martínez.
Sandes pensaba todo esto en voz alta, mientras con sus manos, enfundadas con guantes negros, sostenía el machete, y con el machete cortaba un enorme Queso Emmenthal, que se lo iba comiendo de a poco. Carlos estaba sentado con sus enormes gigantescos pies talle cincuenta descalzos apoyados sobre la mesa.
El basquetbolista puso Youtube en su Smart, ahí comenzó a ver un video de Sabrina Rojas, uno tras otro, Carlos empezó a masturbarse, no podía contener su deseo sexual mientras veía a Sabrina Rojas, con el machete en la mano, y compartandose en forma salvaje, pegó un brutal golpe sobre la mesa, con el primer golpe partió un Queso en dos, con otro golpe, casi parte la mesa en dos.
- Tanto anuncié este asesinato que ahora lo tengo que cometer, tengo que tirar ese Queso, si no un día me despierto y recibo la noticia que Carlos Delfino la decapitó y le tiró un Queso, y aunque Carlos es un amigo, me va a dar mucha bronca, Sabrina Rojas debe ser mía – reitero una vez el basquetbolista – claro que la idea de asesinar a Alejandra Martínez también me gusta, ja, ja. Pero tengo que elegir, Sabrina Rojas o Alejandra Martínez.
Carlos pensó en llevar a cabo una encuesta en sus cuentas de twitter e Instagram @quesocmsandes, “¿A quien tengo que asesinar? Alejandra Martínez o Sabrina Rojas”, ya estaba escribiendo en las redes sociales cuando se frenó, como de improviso, y dijo:
- No, de ninguna manera, ¿Qué carajo estoy haciendo? Mi próxima víctima debe ser Sabrina Rojas. No tengo que darle más chances, ni a ella de no ser quesoneada, ni a otro Quesón para que la quesonee antes que yo. Voy a quesonear a esta Sabrina Rojas.
Carlos Matías Sandes comenzó a preparar la mochila donde guardó los Quesos y el machete, además de otras cosas, se puso los guantes negros, e iba a salir a quesonear, iba a apagar el Smart, pero salió una placa roja:
“ULTIMO MOMENTO” decía la placa.
- ¿Qué paso? – pensó Carlos Matías Sandes.
“ESCANDALOSA SEPARACIÓN DE LUCIANO CASTRO Y SABRINA ROJAS”
- ¡Justo Sabrina Rojas! – pensó Carlos.
“SABRINA ROJAS DETENIDA POR INTENTO DE ASESINATO”
La noticia lo impactó: Sabrina Rojas había sido detenida y conducida a la Unidad Penal Charlotte Corday, acusada de intento de asesinato. Sí, el actor Luciano Castro afirmó que su ex esposa, tras una fuerte discusión, tomó un cuchillo y se lo lanzó, salvándose de milagro porque el cuchillo apenas le rozó el pecho.
- Oh, no – pensó Carlos Matías Sandes – ahora debo ir a la Charlotte Corday. No me queda otra. Y tengo partidos esta noche en la Liga Nacional. Llamaré a Gabriel.
Sandes se refirió a su amigo y compañero Gabriel Deck, con el que se comunicó por telefono.
- Tengo una bursitis, no voy a poder jugar esta noche.
- ¿Estas hablando en serio, Quesón? ¡Va a ir el médico del equipo a revisarte!
- No, no, ya lo dije, no voy a jugar, tengo una bursitis.
- No te cree nadie Quesón, ¿Otra vez vas a asesinar a otra chica inocente? Quizás tengas que replantearte muchas cosas Carlos, o sos Quesón o sos Basquetbolista.
- Hasta ahora fui Basquetbolista, Quesón y Asesino. Todo junto. Bueno, no se puede ser Quesón y no ser Asesino, pero sí se puede ser Asesino y no ser Quesón.
- Estas loco Quesón, muy loco.
- Estoy sediento de sangre. Sediento de Queso.
- ¿No te alcanzó con Van Lacke y las demás? Yo creo que vos sos el asesino de Nancy Pazos y Analia Maiorana, no me creo lo del rito egipcio, las mató un Quesón, y ese Quesón sos vos.
- Ayúdame Gabriel, ayúdame.
- No te puedo ayudar, Quesón, ya te ayude demasiado, ¿Qué queres que te metan en cana a mi también?
- Sí te vas al Madrid, vas a jugar en la Liga Endesa, en la Euroliga, dale Gabriel.
- Que lo decida el Doctor Chapatín.
- Es que no me puedo retrasar más, la Charlotte Corday está en Corrientes, muy lejos.
- Quedate piola Quesón. Espera treinta minutos, tene paciencia.
Como vemos, Gabriel Deck le decía “Quesón” a Sandes, nunca “Carlos”. Aunque sabía que su amigo era un asesino, y que estaba cometiendo un delito de complicidad con un criminal, Deck no se podía negar a ayudar a Sandes: si no era por el “Quesón”, seguramente a Gabriel Deck lo habría asesinado una Quesona. Se decía que una Quesona (Ravelia la tatuada) ya tenía preparado un Queso para tirarle a Deck, y que pensaba asesinarlo con una soga para estrangularlo y una bolsa para asfixiarlo. Sandes le salvó la vida, pero la Quesona le pidió a cambio que le entregara a otros dos basquetbolistas, así fueron asesinados Nicolás Brussino y Patricio Garino, pero esa es otra historia…
Muy impaciente, lleno de furia y salvajismo, Carlos Matías Sandes esperó la llamada de su amigo, pero sonó el timbre, era el Doctor Chapatín.
- ¡Hola señor Sandes! – dijo Chapatín.
- ¡Usted! A mí se me hace que cuando los faraones empezaron a gobernar en Egipto, usted ya era viejo.
- Lo veo experto en Egipto, Sandes, ya asesinó a esas dos idiotas en un templo egipcio, ¿Qué quiere ahora?
- Tengo una bursitis, no puedo jugar.
- A ver – dijo Chapatín, agarró un papelito y firmó el certificado – Perfecto, quedó exceptuado de jugar y entrenar por una semana, para la bursitis le recomiendo una alimentación basada en el Queso como plato principal.
- ¡Muchas gracias Doctor Chapatín! Ahora dígame… ¿Cuántos años tiene?
- Todos.
- ¿Qué lleva en la bolsita?
- Queles…
- ¿Queles?
- Que les importa – dijo Chapatín haciendo su típico gesto – Menos mal que me tocó venir a mí, mire si le tocaba al Doctor Cureta.
Carlos Matías Sandes ahora sí partió para la Colonia Charlotte Corday en su camioneta…
Mientras tanto Sabrina Rojas también era trasladada a la famosa Unidad Penal, modelo en el mundo penitenciario para mujeres, dos oficiales nazis, Rummenigge y Seeler, la condujeron en el camión de la penitenciaria, con toda clase de maltratos y burlas.
- Hija de puta – le decían mientras le daban patadas, y la sometían a vejaciones de tipo lésbico, tocándole las tetas, chupándole la concha, tocándole los pezones, dándole golpes en todos lados.
El camión se detuvo en algún lugar de la Provincia de Entre Ríos. Las oficiales nazis le dijeron a Sabrina:
- ¿Tenés sed piba?
- Sí, denme algo de beber, por favor – suplico Rojas.
- ¡Aca tenes perra! – le dijeron las oficiales nazis mientras le tiraron una serie de baldazos encima, bañándola a Sabrina Rojas.
- Por favor, dejenme - suplicó Sabrina.
- Pregunta por que lo hacemos - le dijo Rummenigge.
- Nena, vos sos rubia, con ojitos claros - insistió Seeler.
- Pero se te dio por matar al galán con que te casaste - remarcó Rummenigge.
- Nos encantan las novelas de Luciano. Y a las reclusas también. Y ahora tomá por asesina... - dijo Seeler y le pegó con las cadenas.
- Por favor, dejenme - suplicó Sabrina.
- Pregunta por que lo hacemos - le dijo Rummenigge.
- Nena, vos sos rubia, con ojitos claros - insistió Seeler.
- Pero se te dio por matar al galán con que te casaste - remarcó Rummenigge.
- Nos encantan las novelas de Luciano. Y a las reclusas también. Y ahora tomá por asesina... - dijo Seeler y le pegó con las cadenas.
- No puede haber tanta maldad – dijo Silvio Soldan que justo pasaba por ahí.
- ¡Para vos también hay! – dijeron las nazis y tomando la mangueras lo bañaron a Soldan, que fue así humillado delante de todos.
Las dos oficiales nazis metieron otra vez a Sabrina Rojas en el camión policial. La prisionera quedó dormida, exhausta ante las vejaciones y torturas que fue sometida. Rummenigge la iba a despertar para continuar el suplicio, pero Seeler la frenó.
- Ja, ja, dejala descansar, ya se va a encargar de ella nuestra Führer, Astrid Breitner.
- Du hast recht – fue la respuesta de Rummenigge que en alemán significa “Tenes razón”.
El camión continuó su marcha hacia la Charlotte Corday, al llegar bajaron a Sabrina Rojas totalmente encadenada, mientras Rummenigge le daba latigazos. Breitner la recibió.
- Sie haben versucht, Luciano Castro zu ermorden. Jetzt werden Sie der Justiz begegnen, frustrierter Mörder – dijo la malvada Astrid, la directora de la cárcel con su uniforme nazi, que en castellano significa “Intentaste asesinar a Luciano Castro, ahora conoceras a la justicia, asesina frustrada”.
Las oficiales nazis le dijeron a Astrid:
- Wir haben sie auf der Reise so oft geärgert und gefoltert, dass wir nicht mehr wissen, was wir mit ihr machen sollen, wir sind müde. (La sometimos a tantas vejaciones y torturas en el viaje que ya no sabemos que hacer con ella, estamos cansadas).
- Was für Idioten sie sind, sie haben die ganze Batterie erschöpft. Nun, gib es mir (Que idiotas son, agotaron toda la batería, bueno, denmela a mí).
- Denmela a mí, soy un Quesón, reclamó el derecho del Queso – irrumpió nuestro conocido Carlos Matías Sandes, que había llegado en tiempo record a la Unidad Penal, viajando por tramos a una velocidad supersónica desde Buenos Aires a esa parte de la provincia de Corrientes.
- ¿El Derecho del Queso? – dijeron las dos oficiales nazis.
- Ja, der richtige Käse – dijo resignada la carcelera, que significa “Sí, el derecho del Queso”, ahora la carcelera dejó de hablar en su lengua natal, el alemán, y empezó a decir en castellano – el reglamento de la Charlotte Corday indica que sí un Quesón reclama a una reclusa, debemos entregárselo.
- ¿Pero el señor es Quesón? – dijeron las dos oficiales nazis.
- Vean mis documentos – dijo Sandes y les mostró su identificación “Sandes Carlos Matías, ciudadano argentino nacido el 14 de junio de 1984, en Mendoza, redes sociales @quesocmsandes”.
- Para ser Quesón te tenes que llamar Carlos, todos los Quesones son Carlos, pero no todos los Carlos son Quesones, Que te llames Carlos no significa que seas Quesón – dijo la oficial Rummenigge.
- ¿Tienen alguna duda? – Sandes levantó sus pies, sus enormes pies talle cincuenta y dos, y el olor a Queso que se expandió por toda la penitenciaria fue enorme, gigantesco, ni la directora, ni las carceleras, ni las reclusas, que no le hacían asco a nada, lo pudieron aguantar, muchas se desmayaron, casi ninguna pudo resistirlo.
- Der Käse gehört dir, gib ihn mir – dijo Astrid que significa “El derecho del Queso es tuyo, entréguensela”.
Las dos oficiales nazis entregaron a Sabrina Rojas al Quesón, a Carlos Matías Sandes. El basquetbolista le dijo a su prisionera:
- Tengo una sorpresa para vos.
Las nazis siguieron al Quesón, y se metieron en la especie de bungalow, como una casilla amplia adonde el basquetbolista llevó a Rojas. Rojas quedó atada, de pies y manos, a una especie de diván, mientras el Quesón fue a su camioneta, y para sorpresa de las nazis, sacó a otra prisionera de la camioneta, atada también de pies y manos, y arrastrándola, la llevó al lado de Rojas.
- ¿Quién es? – le preguntaron las dos oficiales nazis a Carlos Matías Sandes.
- Alejandra Martínez, la conductora de El Garage. Será mi prisionera junto a Sabrina Rojas. Hoy será una gran noche para los Quesones, y yo soy un gran Quesón.
- ¿Pero? ¿Cómo apareció aca? – preguntó la Oficial Rummenigge.
- ¿Cómo piensan que llegué tan rápido desde Buenos Aires? Salí cuatro horas despues de ustedes y llegué apenas unos minutos despues, les voy a contar…
“A mitad de camino entre Buenos Aires y la Charlotte Corday, en algún punto de la Provincia de Entre Ríos, me paré a cargar nafta, creo que es cerca de Concordia, o más cerca de Colón, por ahí, apareció Silvio Soldán, todo mojado y me dijo “creeme pibe dos minas nazis disfrazadas como agentes de las SS me bañaron así” yo le pregunté “pero Silvio ¿Porqué no se seca?” y el ex marido de Silvio Süller me contestó “Las voy a denunciar pibe, por eso sigo mojado, un corte, una quebrada y volvemos, feliz domingo para la juventud, un programa hecho con amor”.
“Me quede en la estación de servicio, justo ahí veo que se detiene un auto, veo bajar a una chica, y para mí sorpresa era ella, Alejandra Martínez, la conductora del Garage, pensé “Justo esta mina se cruza en mi camino, yo que soy el asesino de Gisela Van Lacke y de Claudia Fernández, no tengo opción, tengo que asesinarla”. Ahí pensé en asesinarla ahí, agarré el machete, el Queso, y empecé a acercarme a ella. Ella me miró y dijo “Qué olor a Queso”, la iba a someter a mis pies, la iba a asesinar, le iba a tirar un Queso, pero…
“Silvio Soldán empezó a gritar como un loco, provocando un escándalo en la estación de servicio, denunciando conspiraciones nazis, y cantando el Horst Wessel Lied, entonces decidí no cometer el asesinato en ese momento, y saqué los típicos pañuelos que usamos los Quesones, y la dormí a Martínez, la meti en mi camioneta, atada de pies y manos, no se resistió, el olor a Queso que emanaban mis pies ya la había atontado.
“En ese lapso, mi camioneta no solo quedó con el tanque de nafta lleno, sino que además me pusieron un combustible especial, en prueba, Soldán lo estaba promocionando e iba a hacer una propaganda de YPF “Y pesan fuerte” decía pero el tipo estaba loco, por eso pude llegar tan rápido, alcanzando velocidades de hasta 300 kms/h, y llegué hasta aca, acá tengo a la prisionera…
Las dos oficiales nazis entonces entraron al bungalow donde estaban como prisioneras Alejandra Martínez y Sabrina Rojas, otra vez las sometieron a las vejaciones lésbicas: le tocaron y chuparon la concha, el culo, los pezones, el cuerpo entero, una y otra vez, a Sandes le encantó ver aquella escena, se masturbó con el Queso, no lo pudo evitar.
Cuando las dos oficiales nazis se dieron por satisfechas, abandonaron el bungalow, Carlos entonces, machete en mano, empezó a pasarle el machete a las dos prisioneras por todo el cuerpo, las acarició con el machete, les hizo sentir el frío del filo del machete, por los pies, las tetas, la concha, el culo, tomó el machete y le dio un montón de patadas en el culo. Después las bañó a manguerazos.
El basquetbolista puso su pie derecho encima del rostro de Alejandra Martínez y el pie izquierdo sobre Sabrina Rojas, el olor a Queso era impresionante, las mujeres empezaron a chuparle, besarle, lamerle y olerle los pies, una y otra vez, despues el Quesón intercambio los pies, y cuando las dos prisioneras se dieron por satisfechas, les empezó a darle patadas en el culo.
Con la mano, como buen basquetbolista, Carlos tomó las pelotas de básquet que tenía y los tiró, como si fueran un triple, sobre las dos mujeres, sobre el culo primero, la concha despues, y por último los triples sobre las tetas.
Carlos tomó a las dos prisioneras y con furia, las dejó de espaldas a el, con el culo, entonces las cogió con el Queso, sí con el Queso, después las cogió con los pies, las zamarreó con fuerza, el pie derecho en el culo y la concha de Alejandra Martínez, el pie izquierdo en el culo y la concha de Sabrina Rojas, despues intercambió los papeles.
Tras eso, las cogió con la pija otra vez por el culo, con mucho salvajismo, parecía temblar todo, despues las penetró con la vagina. Las dos mujeres, aunque sentían gozo y placer, ya estaban exhaustas, y suplicaban al basquetbolista que terminara la agonía.
Carlos agarró los Quesos, dos gigantescos Quesos, uno lo tiró sobre Alejandra, el otro sobre Sabrina, los Quesos quedaron encima del cuerpo de las dos mujeres. El basquetbolista tomó el machete, lo agarró y partió en dos el Queso encima de Alejandra Martínez, para terror de la mujer, pasándole el machete sobre el cuerpo, dándole un profundo tajo y corte; a continuación hizo lo mismo pero con el Queso que tenía encima Sabrina Rojas, también asestándole un profundo corte y tajo en el cuerpo.
Sobre Alejandra Martínez quedaron dos mitades de Queso, una Carlos la tiró al piso, con la otra, sobre el cuerpo de la conductora del Garage, tomó el machete, y partió el Queso en cubos, pero mientras lo hacía cortaba y tajeaba a la mujer, mezclando el Queso y la Sangre; a continuación hizo lo mismo con Sabrina Rojas, con furia y salvajismo.
Los machetazos siguieron, las podría haber partido en dos, la sangre se desparramaba por todas partes, pero el asesino prefirió asestarle un brutal machetazo en el cuello a Martínez, despues un segundo y con el tercero, le arrancó la cabeza; a continuación hizo lo mismo con Sabrina Rojas, un primer machetazo en el cuello, un segundo y con el tercero, la decapitó.
Pero no conforme con la decapitación, Carlos agarró el machete y ¡zas! cortó en dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete partes a sus dos víctimas, con una violencia no común en los Quesones, que salvo decapitaciones, no suelen destripar ni desmembrar así a sus víctimas.
- Queso – dijo Carlos Matías Sandes mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Alejandra Martínez.
- Queso – dijo Carlos Matías Sandes mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Sabrina Rojas.
El asesino se llevó las cabezas, las oficiales nazis vieron todo con gozo y placer, también la malvada Astrid Breitner, fue una espectadora de lujo.
- Dadme las cabezas – le dijo Breitner a Sandes.
- No, son mías, tengo el Derecho del Queso, ustedes se quedan con las demás partes.
- Perfecto – dijo Astrid – Chicas, mezclen las partes con el Queso.
Mientras el basquetbolista se iba, las oficiales nazis cumplieron con la orden de su superiora, todo quedo como un Queso, un Queso gigante, de donde salieron extraños clones, diferentes a las que ya conocemos, como Las Santillanas…
Mientras tanto, Carlos Matías Sandes regresó de esa parte de Corrientes a Buenos Aires, dicen que todo la Mesopotamia, y el Uruguay también, incluso el Estado Brasilero de Rio Grande Do Sul, se inundaron de un olor a Queso nunca visto, dicen que incluso mucha gente debió ser hospitalizada.
Luciano Castro, que había exagerado la denuncia contra Rojas, con un incidente que en realidad nunca existió, al día siguiente, recibió una caja por correo.
- Qué raro – pensó Luciano – ¿Qué tendrá?
Castro abrió la caja, y primero vio un gran trozo de Queso.
- ¡Un Queso! – dijo asombrado Luciano, pero detectó que algo más había en la caja.
- ¡Oh, no! – exclamó horrorizado Luciano - ¡Noooooooooooooooo!
¡Era la cabeza de Sabrina Rojas!
Esa misma mañana, a la Producción del Programa “El Garage”, llegó un extraño paquete. Agustín, un muchacho que trabajaba ahí como un cadete de segundo orden, no pudo evitar la tentación de abrirla.
- Qué raro – pensó Agustín – ¿Qué tendrá?
Agustín abrió la caja, y primero vio un gran trozo de Queso.
- ¡Un Queso! – dijo asombrado Agustín, pero detectó que algo más había en la caja.
- ¡Oh, no! – exclamó horrorizado Agustín - ¡Noooooooooooooooo!
¡Era la cabeza de Alejandra Martínez!
Mientras tanto Silvio Soldan denunció en la TV haber sido bañado por lo que el creía eran dos locas disfrazadas de nazis:
- No puede haber tanta maldad.
LAS PARTIÓ COMO UN QUESO A LAS DOS... QUE GRAN CUENTO
ResponderBorrarUy, que se cuiden los quesones, porque los fans de El Garage se van a enojar. Lo que tal vez incluya a los mecánicos que le arreglan los autos a la policía. Tal vez el comisario Miguel tenga que enfrentarse con ese problema. ¿Así que no pagaron protección a los quesones?
ResponderBorrarSabrina: Por favor, dejenme.
Rummenigge: Pregunta por que lo hacemos.
Seeler: Nena, vos sos rubia, con ojitos claros.
Rummenigge: Pero se te dio por matar al galán con que te casaste.
Seeler: Nos encantan las novelas de Luciana. Y a las reclusas también. Y ahora tomá por asesina...
Morboso todo lo que pasó, ordenado por la malvada Astrid, Sabrina era la indicada para ser victimizada. Más que Julieta Díaz. Y encima acompañada por Alejandra Martínez. Una rubia y una morocha. Y luego quedaron en poder de Sandes, que las agotó. Hasta pidieron que terminara su agonía. Y así fue.
Que impresión la de la producción de El Garage, ahora tendrán que usar a una conductora virtual, generada por computadora. Y Luciano Castro querrá venganza, lo que terminará en fracaso, en un encuentro mortal con una Carla o Una Ravelia.
Salvo que también se regeneren las cabezas. Las clones podrían sumarse como guardias perversas. Sobre todo las de Sabrina. Las Santillanas se convirtieron en un clásico, podría haber toda una variedad, enfermeras, alguna médica para atender a los quesones y darles certificados como el de Sandes, algunas pandilleras con motos, alguna conductorar para El Garage, todas perversas.
Dos observaciones, lo del Doctor Chapatín tiene su gracias, pero desvía un poco del tema. Y estaría mejor que la denuncia no haya sido exagerada. Sabrina podría haber pescado a Luciano, votando entre Gisella Van Lacke y Ursula Vargues. Si fuera literal, podría agregarse este diálogo:
ahí agregué el dialogo de Sabrina con las carceleras
Borraruna maquina de matar Sandes
ResponderBorraren uno de los primeros relatos de este Quesón decapita a dos minas una maestra y una prostituta y les cambia las cabezas es muy sádico que gran queson
el Fauno la tiene clara... queda alguna conductora de El Garage viva? O los Quesones ya las asesinaron a todas?
ResponderBorrarCarolina Prat y Fernanda Villaverde, que ya no sabrán donde ocultarse. Y un año aniversario tuvo a conductoras ocasionales, invitadas, de distinta partes del país.
Borraryo creo que algún quesón quizás revise ese año aniversario... para ir y asesinar a las que faltan... seguro muchas ya fueron quesoneadas ja ja ja...
BorrarCarolina Prat es medio light para Sandes... Charlie Reich sería un buen Quesón para esa mina
BorrarY que vaya con una quesona, en misión conjunta, así eliminan a Guillermo Andino.
Borraren una época en la Wikipedia de Sandes figuraba que le decían "el Queso" despues lo borraron... yo creo que fue el autor de este blog el que metió ese dato
ResponderBorrarBoca vs San Lorenzo (en basquet) por Tyc Sports... los dos equipos de Sandes, el actual y el pasado, juega Sandes... que olor a Queso debe haber ahí... seguro que sí le revisan el vestuario aparecen asesinadas cuatro o cinco minas todas ensangrentadas y muertas a machetazos
ResponderBorrarsin dudas, y cabezas cortadas me parece, y mucho queso
Borrarun detalle importante: el "derecho del Quesón" al que alude Carlos Sandes, ¿Puede entrar ahí y matar a la mina que sea? Parece que el derecho lo ampara, muy buen detalle
ResponderBorrarsí, claro, es el derecho del Quesón
Borrargran cuento como todos estos ultimos relatos
ResponderBorrarEs muy interesante lo de los quesos clonadores, hay material para avanzar más en lo delirante.
ResponderBorrarPodría basarse en el queso con gusanos, algo sobre que le escuchado alguna vez. En este caso podría tratarse de gusanos mutados, que necesitan de cuerpos de mujeres. Harían todo el proceso, regenarando los miembros faltantes, creando varias copias, algo equivalente a los usurpadores de cuerpo. Las cabezas podrían no regenerarse, por no haberse expuesto a estos quesos. Pero podrían enviar una copia de Sabrina a Luciano Castro y una de Alejandra a El Garage, con la condición de ayudar a un encubrimiento. Estos clones podrían ser parte de un plan de dominación. Astrid podría tener sus propios planes.