El Asesino de Monica Farro
Ha sido de dominio público el romance de la vedette uruguaya Monica Farro con Juan Suris, preso por narcotráfico en una penitenciaria de Bahía Blanca. Aunque Farro terminó con esta relación, no quería pegar de ninguna manera a causa judicial alguna (menos aún de narcotráfico), y por eso solía visitar en forma asidua a una abogada penalista, la Doctora Juliana Leyes.
Farro deseaba que aquella tarde, fuese quizás la última tarde en que visitaría a la Doctora Leyes. Y recibió con satisfacción cuando esta le dijo:
- Al fin Monica, ninguna causa existe contra usted, quedese tranquila.
- Ay Doctora Leyes, no se imagina lo mal que estuve todos estos meses, que digo meses, años.
- Jamás debio involucrarse con ese Juan Suris, tenga cuidado ahora con quien se mezcla, estimada Farro.
- Lo sé Doctora Leyes, lo sé. Bueno, me voy muy tranquila, ahora pasó al baño.
Farro se encontraba en el baño, tras hacer sus necesidades fisiológicas, empezó a cambiarse y prepararse para asistir a un importante evento. Escucho que alguien entró al estudio jurídico, Farro dejó entre abierta la puerta del baño mientras se arreglaba, y empezó a ver algo desde el reflejo del espejo del baño.
Un hombre muy alto y patón, de pelo canoso aunque joven, con guantes negros, entró al estudio jurídico. Farro escuchó que se presentó como “Carlos Kramer” y que empezó a hablar con la Doctora Leyes. El baño estaba en un cuarto contiguo, Farro salió del baño y se quedó en aquel cuarto contiguo, espiando en forma silenciosa a Carlos Kramer y a la Doctora Leyes. Para asombro de Farro, Carlos había llevado un Queso muy grande y lo dejo sobre la mesa.
- Ya sabe para que estoy aca “Doctora” Leyes, doctora en trampas y leyes – le dijo Carlos a la abogada.
- Vayase señor Kramer, nada tenemos que hablar. Retírese de mi estudio jurídico ahora mismo, usted es un Quesón, y yo nada tengo que hablar con un Quesón como usted, saque el Queso de la mesa, señor Kramer – dijo la abogada.
- Claro que me iré, pero antes la asesinaré doctora Leyes, y le tiraré un Queso, ese Queso, porque como dijo usted, soy un Quesón – dijo Carlos Kramer, que en ese momento sacó un cuchillo gigantesco de sus pertenencias.
- ¡Nooooooooooooooooooo! – exclamó en forma silenciosa Mónica Farro mientras veía aquella escena.
La abogada, aterrorizada, comenzó a retroceder, pero se encontró con la pared a su espalda, Carlos, cuchillo en mano, se acercó ante ella y la apuñaló en forma salvaje y con furia. No fueron diez o quince cuchillazos, fueron como más de cien, con cortes y tajos en todo el cuerpo, aunque la primera cuchillada que le asestó fue tan profunda que quizás hubiera alcanzado para provocarle la muerte a la Doctora Leyes.
- Queso – dijo Carlos Kramer mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de la Doctora Leyes.
Aterrorizada y presa del pánico y del horror, por haber sido víctima de un asesinato, Farro permaneció en el cuarto contiguo pero se escondió en un armario. El asesino intuyó que alguien había ahí pues entró con el cuchillo. El olor a Queso que sintió Farro en aquel momento era impresionante, y eso la hizo permanecer en un extasis, que la dejó paralizada, escondida dentro del armario. El asesino miró varias veces y a punto estuvo de abrir aquel armario, Farro se veía perdida y estaba convencida que ahora las cuchilladas serían para ella, pero un ruido de la calle la distrajo, y ahí el asesino se fue del lugar, abandonando la escena del crimen.
Farro quedó aterrorizada, y luego de que pasaran varios minutos, salió por fin del armario, gritando desesperadamente: “¡Han asesinado a la Doctora Leyes! ¡Han asesinado a la Doctora Leyes!”, como una loca salió del departamento y del edificio, mucha gente la rodeo, y verificaron que la historia que contaba Farro era auténtica: la Doctora Leyes había sido brutalmente asesinada.
- ¡Tengo que denunciar el crimen ante la fiscalía!
Desesperada y descontrolada, Mónica Farro entró a los Tribunales, gritando “La Doctora Leyes ha sido asesinada, un Carlos, alto y patón, con olor a Queso, es el asesino, ¡Quiero ver al fiscal!”. Un grupo de policías la rodeo. “¡Calmense!” le dijeron “La podemos arrestar por escandalo público”.
- ¿Qué pasa aca? – dijo el Fiscal Carlos Gonella que justo pasaba por el lugar.
- Esta mujer esta denunciando un asesinato – dijo uno de los policías.
- Un asesinato brutal – dijo Farro – la Doctora Leyes fue masacrada a cuchillazos, el asesino es un Carlos, una especie de Hombre Queso que anda por ahí.
- La historia del asesinato es cierta – dijo el Fiscal Carlos Gonella – ahora eso del Hombre Queso, parece algo bastante delirante. Traigan a la Señora… ¿Cómo se llama?
- Mónica Farro – dijo la vedette uruguaya.
- Pero usted es una vedette – dijo el Fiscal Carlos Gonella.
- Por supuesto – aclaro la vedette.
- Tranquilícese señora Farro – le dijo Gonella a Farro y dirigiéndose a los policías les dijo – llevanla a mi despacho.
Condujeron a Mónica Farro al despacho de Carlos Gonella, quedaron los dos solos, Farro empezó a tranquilizarse un poco. No se dio cuenta que Carlos se puso unos guantes negros y se acercó a ella.
- ¿El asesino se llamaba Carlos, tenía pies grandes y olor a Queso?
- Sí, era muy alto, muy alto, como dos metros, y los pies eran gigantescos. Dijo ser un Quesón.
- Quizás yo no seré muy alto, no mido dos metros – dijo Gonella – pero… ¿Sabe como me llamo?
- No.
- Carlos. Carlos Gonella.
- ¿Y? Hay cientos de Carlos, miles de Carlos, millones de Carlos.
- Mire mis pies, ¿Le parezco que tengo pies grandes?
Farro bajó la vista y observó los pies de Gonella.
- Sí, tiene pies grandes.
- Y ahora huela, huela el ambiente, ¿Le parece que hay olor a Queso?
Farro empezó a oler, y sintió un olor, no igual, pero sí muy parecido al que emanaba del asesino de la Doctora Leyes.
- Usted como huele como el asesino, se llama Carlos, y tiene pies grandes.
- Soy un Quesón como el – dijo Carlos.
- ¡Noooooooooooooooo! – exclamó Monica Farro.
- Tranquila mi amiga, vamos a divertirnos. Hagame un streap tease, así se la pase esa mala onda que tiene.
Farro se paró entonces, e hizo una serie de movimientos sugestivos. Vio que Carlos Gonella se acercaba con un cuchillo, un cuchillo gigantesco, nada le gusto a la vedette, pero el Fiscal la tranquilizó.
- Un cuchillo de los que usan en el cine, ja, ja.
Carlos entonces con el cuchillo comenzó a arrancarle la ropa a Farro, que fue quedando desnuda de a poco, primero la bombacha, despues el corpiño, hasta quedar totalmente desnuda, en forma minuciosa y sensual, el Fiscal tuvo su streap tease privado.
- Espero disfrutes de este olor a Queso – dijo Carlos.
Gonella se tiró sobre la vedette, y esta le sacó los zapatos, olió los zapatos que olían muy mal, casi se desmaya, pero resistió aunque quedó como en trance, después le sacó las medias, las olió, chupó, besó y lamió, despues los pies descalzos, con gran goce y satisfacción, también le hizo cosquillas en los pies al Fiscal.
En ese momento, la vedette quedó en el piso, y el Fiscal empezó a olerle, chuparle, besarle y lamerle las tetas, la concha, el culo, los pies, todo el cuerpo, al mismo tiempo le daba caricias, masajes y cosquillas en todo el cuerpo. La diversión era muy grande, pasaron al sexo, la penetró por la vagina, todo el edificio de Tribunales tembló.
Al terminar, Carlos se vistió otra vez, guantes negros incluídos (nunca se los sacó), y Farro lo miraba en forma sensual, el Fiscal le pusó otra vez el cuchillo sobre las tetas.
- ¡Ja, ja! – dijo la vedette uruguaya – el cuchillo que usan en el cine.
- Sí, en el cine – dijo Carlos Gonella – pero en las películas de Alfredo Jichcock donde los asesinatos son reales.
- ¡Noooooooooooooooooo! – gritó la vedette uruguaya, pero ya era tarde, Carlos le hundió el cuchillo en medio de las tetas.
Tras hundirle el cuchillo hasta el mango, le dio una serie de cortes profundos hacia un lado y otro, siempre en las tetas, la sangre fluía en todas partes, la siguió apuñalando en forma brutal, le aplicó mas de cien puñaladas, con tajos, cortes y penetraciones en todos lados. “No puedo ser menos que Carlos Kramer con la Doctora Leyes” razonó el Fiscal Gonella.
Cuando terminó el asesinato, el cadáver de Monica Farro yacía en el piso cubierto de sangre. El asesino fue al armario, sacó un Queso, un Queso gigante, y lo tiró sobre el cadáver de la vedette uruguaya.
- Queso – dijo el asesino mientras cumplía el ritual.
Se sentó y espero unos minutos, entonces el asesino sacó una bolsa de dormir, y metió ahí al cadáver de la vedette uruguaya, Queso incluído. Sin hacerse mayores problemas, llevó la bolsa a la terraza de los Tribunales y desde allí tiró el cadáver al vacío.
- ¡Queeeeesssoooooooooooooooooo! – dijo Carlos Gonella.
El cadáver cayó justo al lado de un limpiavidrios, que se llamaba Carlos, Carlos Alberto Costa, (Charly el 22 en las redes sociales) un Carlos anónimo, no famoso, uno de los amantes de Ravelia Zamas la tatuada, un Quesón, con un respetable historial de decenas de minas asesinadas y Quesos tirados, todos crímenes instigados por “la tatuada”.
- Un regalo del cielo – dijo Carlos Costa, que observó para arriba y vio al Fiscal Gonella – bueno de ese gran Quesón que es Carlos Gonella. Me lo llevó, quizás a Ravelia, o a alguna de esas dos damas tan respetables, la española o la rumana, le pueda servir. También a la alemana, aunque esa es un poco más brava, la que se viste como nazi.
Mientras tanto, Carlos Gonella regresó a su despacho, para su sorpresa, estaba su socio y amigo, el Comisario Miguel.
- ¿Otro asesinato en el ámbito de un edificio del Poder Judicial? Ser Fiscal y ser llamarse Carlos tiene sus ventajas – le dijo el Comisario.
- No crea Comisario, Stornelli también se llama Carlos y es Fiscal, pero no le da el perfil para ser Quesón, el Queso no es para cualquiera – contestó Gonella – además eso de que hubo otro asesinato lo dice usted.
- ¿Y toda esta sangre? – dijo el Comisario.
- Se me rompieron latas de tomate mi amigo. Las chicas de la limpieza se van a encargar de limpiarlo.
- Son iguales a María Laura Santillan – dijo el Comisario.
- ¿Vio Comisario? Igualitas, pero más jóvenes que la plomo esa de Canal 13 – declaró Carlos Gonella mientras tomaba un trozo de Queso Gruyere y se lo llevaba a la boca.
- ¿Quiere un trozo de Queso, Comisario? – le dijo el Fiscal mientras masticaba el Queso.
- No – dijo el Comisario – el Queso no es para mí, no soy Quesón. No lo pruebo, ni siquiera le pongo Queso rallado a los ñoquis y ravioles, y la pizza que como, es la de cancha, nada de muzzarella, solo tomate o cebolla. Voy a tomar un whisky, eso sí me gusta – el Comisario sacó una petaca e ingirió el líquido.
- Yo sí – dijo Carlos Gonella, mientras masticaba el Queso. Justo en ese momento, entraron dos de las empleadas de limpieza, iguales a María Laura Santillán, a limpiar todo. Todo limpió quedó.
- Son más lindas y jovenes que la original – dijo el Comisario.
- Somos carne fresca, la original es una vieja. Y le podemos dar un gran espectáculo, señor Comisario y señor Fiscal.
Las Santillanas se desnudaron ante Gonella y Miguel, no solo le ofrecieron un streap tease muy intenso, sino también una relación lésbica entre ellas.
- El anochecer de un día agitado – dijo el Comisario Miguel mientras se iba de los Tribunales muy contento por cierto y en un acto de beatlemania extrema modelo 1964 empezó a gritar – She loves you yeah, yeah, yeah, yeah.
JA JA JA EXCELENTE GONELLA MI QUESON FAVORITO, Y QUE BUENA ACTUACION DEL COMISARIO MIGUEL,TE PASASTE AMIGAZO
ResponderBorrarmuy bueno... aunque este fiscal esta llenando de cadaveres el edificio del "Palacio de Justicia"
ResponderBorrarun buen relato con dos buenos quesones como Carlos Gonella o Carlos Kramer, que no tendrán la popularidad de Carlos Delfino, pero son dos grandes asesinos, sin duda, yo creo que Monica Farro merecía este Queso, sin dudas
ResponderBorrarbuen relato Carlos Gonella crece como Quesón y ya ha tirado muchos Quesos cuenta con más impunidad del poder judicial que no es poco
ResponderBorrar"la Doctora Leyes" no pensaste mucho el nombre de ese personaje
ResponderBorrarestá vez el cadáver de la víctima, de la Quesoneada, ni siquiera lo encontraron ya se lo llevaron bien llevado muy interesante
ResponderBorrarFuncionó muy bien la historia sugerida, de víctima por ser una testigo accidental.
ResponderBorrarMe gustó lo de abogada Leyes, toda una simbologia. Parece que abogada puede ser tan peligroso como ser famosa. Y ser abogada mediatica riesgo combinado.
}Me gusta el morbo de víctima acorralada, streatease, que debió se todo un espectáculo y queso mortal.
Y que un Carlos se lleve el cadáver, da para una perversión extra. ¿Clonación, necrofilia, vampirización?
Interesante que Ravelia tenga amantes. No toda relación tiene que terminar con una muerte.
Las clones de Santillan son un hallazgo, una forma de resolver la escasez de empleadas, por los quesos.
Y son perversas, tanto que esas dos defenestraron a la original. Además de lebianismo, sería una clase de incesto genético. Si son bisexuales, casi que serían perfectas.