El Asesino de Julieta Cardinali
Alfredo Jichcock continuaba la filmación de “La Marca del Zorro” ahora convertida en “El Queso del Zorro” una película de tipo gore, o más bien que hacía referencia al cine de terror italiano (el denominado “giallo”) con mucho sexo y sangre, y muchos asesinatos, muchos de ellos reales, tal como consignado en algunos relatos anteriores.
Julieta Cardinali quedó sorprendida al ser convocada para esa película, no sabía si aceptar o no el ofrecimiento, sabía que no se sabía nada de Griselda Siciliani o Romina Gaetani, se rumoreaba toda clase de versiones: desde que habían sido asesinadas, hasta que fueron secuestradas por extraterrestres, o que se habían pasado a nuevos planos físicos o espirituales.
Cardinali iba caminando por la calle cuando se cruzó con una joven gitana, de muy agraciada belleza y gran atractivo físico, que cantaba canciones andaluzas por las calles:
- Niña, no lo dudes ni un instante, ve a la filmación, te pagaran millones.
- ¿Cómo sabes vos del ofrecimiento?
- Lo dicen por los callejones, mi niña, to’ el mundo lo comenta, hazme caso, no lo dudéis, es un buen papelillo, esa película marcará un antes y un después en la historia del biógrafo, en la historia del séptimo arte.
Cardinali no lo dudó más y se fue directamente a los Estudios Piruli Filmes, ubicados en Martínez, Partido de San Isidro, el feudo de la familia Posse.
- Știam că nu mă vei lăsa frumoasă - dijo una mujer muy bella, con acento rumano que recibió a Cardinali en el set de filmación.
- ¿Quién es usted y qué dijo? No entendí nada.
- Disculpame hermosa – dijo la mujer – soy rumana y te hable en mi lengua, soy Lady Dumitrescu, presidenta de la Fundación Dumitrescu, principal financista de los Estudios Piruli Filmes.
- Gracias a su aporte el cine está filmando estas obras de arte – dijo Jichcock que apareció en medio de la conversación – gracias Julieta por venir, esta filmación será un suceso nunca visto.
- ¿Cómo es mi papel? – preguntó Cardinali, bastante ansiosa por cierto.
- Vamos a sentar para hablar del guión – dijo Jichcock.
Sobre una mesa se sentaron Julieta Cardinali, Lady Dumitrescu, Alfredo Jichcock, un hombre muy viejo que fumaba todo el tiempo un habano también se sentó y se presentó como don Emilio Hardoy y llegó también un muchacho, alto, muy patón, de cuya piel parecía emanar un fuerte olor a Queso.
- Hola, Soy Carlos Eisler, el actor de esta película.
- Parece Bob Patiño – pensó Julieta sin decirlo en voz alta – al ver las gigantescas patas de Eisler, su pelo, y su aspecto de flaco desgarbado.
- El falso zorro, el serial killer, don Carlos de Quesada su personaje, tu harás de la Virreina, serás asesinada por el, te clavará la espada del zorro, haciéndote la marca C de Carlos – dijo Jichcock.
- Qué sea una escena muy sangrienta – acotó Dumitrescu.
- ¿Ese era mi papel, el de víctima de un asesinato?
- Sí, la Virreina llegó de España, y se ofrece una fiesta en su honor, don Carlos Quesada irrumpe en la misma, y la secuestra, disfrazado del Zorro por supuesto, llevándosela de ahí, entonces fuera de la mansión, la asesina a sangre fría – dijo Jichcock.
- Qué la fiesta tenga mucho sexo, si no retiro la financiación del film – dijo Dumitrescu.
- Puede ser una orgía con un descontrol total - dijo Jichcock.
- No me convence eso, lo podemos estudiar – dijo don Emilio Hardoy – comencemos con la escena del asesinato.
- Estoy indeciso, así como el Zorro hace la Z del Zorro, yo te haré la marca C de Carlos, pero no sé si usar esta espada de espadachín o asesinarte usando la pistola de clavos, ¿Qué hago? – le dijo Carlos a Julieta.
- Empecemos la filmación – dijo Julieta.
Repasaron por un largo rato el guión y despues empezó al filmación. Cardinali estaba ya con la ropa de su personaje, la Virreina, cuando aparecieron cuatro clones de María Laura Santillán, una igual a otra.
- ¿Qué es esto? – dijo Cardinali sorprendida.
- Las Santillanas – dijo Jichcock – las sirvientas de la virreina ¡Comienza el rodaje!
Las santillanas rodearon a Cardinali y le desnudaron, comenzando a chuparla, besarle, lamerla y olerla por todo el cuerpo, pies, cuello, espalda, tetas, concha, culo.
- Perfecto – dijo Jichcock - ¡Sigue el rodaje!
- Una escena de fuerte contenido lésbico – dijo Dumitrescu sentada a un costado junto a don Emilio Hardoy.
Las santillanas mientras rodeaban a Cardinali cantaban:
Flaca, no me claves, tus puñales, por la espalda
Tan profundo, no me duelen, no me hacen mal
Lejos, en el centro, de la tierra, las raices
- ¡Excelente, excelente! – dijo Jichcock.
- ¡Socorro! ¡Ayudenme! – gritó Cardinali mientras las Santillanas continuaban con su goce sexual lésbico.
- ¡Aquí estoy yo, para salvarte! – Carlos Eisler, disfrazado del Zorro, irrumpió en la escena.
- ¡El Zorro! – dijo Cardinali, o la Virreina.
- ¡Fuera Santillanas! – Carlos echó a latigazos a las cuatro clones, que se fueron de la escena.
- ¡Maravilloso! – gritaba excitado Jichcock.
- ¡Gracias Zorro por salvarme! – exclamó Julieta Cardinali.
- No me des las gracias – dijo Carlos – porque ahora te tiró un Queso.
Y como salido de la nada, Carlos tomó un enorme Queso, y lo tiró sobre Cardinali.
- ¡Me has tirado un Queso! – dijo Cardinali, que seguía pensando que estaba interpretando a la Virreina.
- ¡Es que me llamó don Carlos de Quesada! – dijo Carlos Eisler muy compenetrado en el papel.
- ¡Que pies grandes que teneis don Carlos! – dijo la Virreina.
Cardinali le sacó las botas a Eisler, las medias, Carlos quedó descalzo, ahí el “Zorro” le pusó los pies encima, sobre el rostro, la actriz empezó a chuparlos, lamerlos, besarlos, olerlos, con fuerza, intensidad y pasión, todo el tiempo.
- ¡Muestrale tu culo Cardinali! – gritó Dumitrescu.
- ¡Hazlo, Julieta, hazlo! – decía Jichcock mientras continuaba el rodaje.
Cardinali, que se sentía como extasiada o en trance, le mostró el culo a Eisler, que otra vez con las botas puestas le empezó a dar patadas, patadas muy fuertes, latigazos en la espalda, uno tras otro, entonces la penetró con furia y salvajismo, le metió el pene en el culo, despues también la cogió por la vagina, y al mismo tiempo le chupaba las tetas, una escena real de sexo de alto voltaje, el set de filmación pareció temblar.
Al terminar la penetración vaginal, Carlos Eisler miró a las cámaras y dijo:
- ¿Y ahora?
- ¡Quesoneala! ¡Quesoneala! ¡Quesoneala! ¡Quesoneala! – gritaron las Santillanas.
Carlos Eisler entonces tomó el latigo y rodeó con el mismo el cuello de Cardinali, comenzándola a estrangular, con fuerza, con salvajismo, la iba estrangulando cuando tomó la espada y se la clavó en el culo, sacó la espada, y siguiendo haciendo fuerza con el latigo, se la clavó en los pechos, haciendo la marca “C” de Carlos primero, tras clavársela en los pezones, le hizo la marca “Q” de “Queso”, una estocada final en el estomago y Carlos dio por terminada la faena.
- Queso – dijo Carlos Eisler mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Julieta Cardinali.
Todo los que estaban presentes en el set de filmación, Jichcock, Dumitrescu, Hardoy, los operarios del cine, el personal de segunda línea, la gente de la limpieza, todos irrumpieron en un fuerte aplauso, ovacionando al asesino.
- La filmación quedará perfecta – dijo Jichcock.
- ¿Qué haremos con el cadáver de Julieta Cardinali? – preguntó don Emilio Hardoy.
- De eso se encargaran las Santillanas – dijo Dumitrescu - ¡Niñas, por favor! ¡Llevense a la quesoneada con el Queso incluído!
- A la prensa le diremos cualquier cosa, los políticos dicen cada boludez y la gente los vota – acotó la Marquesa de Avila, que justo llegaba en ese momento, y había visto la escena final de la filmación.
- Ahora filmaremos la escena de la zarzuela de Las Santillanas con la Marquesa de Avila – acotó Alfredo Jichcock.
- Podríamos incluir alguna escena donde intervenga mi prima, la carcelera nazi que está en Corrientes, Fraulein Breitner – dijo Dumitrescu.
- No – dijo Jichcock – su prima merece una película entera, no una escena. Una cosa surrealista donde un grupo de rockeras se pierde en Misiones o Corrientes, le encuentran droga, y las llevan a ese cárcel, ahí un día llega un actor para entretener a las reclusas con una obrita de “El Zorro” y las mata a todas, no a todas las reclusas que son fieles a la carcelera nazi, sino a las rockeras, zas, con el latigo y la espada, y el Queso, mucho Queso, Queso por todos lados.
- Gran papel, me gusta la idea – dijo Carlos Eisler – quiero seguir asesinando minas y tirando Quesos en nombre del séptimo arte, y pensar, que en una época, me encasillaban como “el Novio Quesón”.
- ¿El Novio Quesón? – dijo Dumitrescu.
- Claro, el día de mi boda, invitaba a mis antiguas novias, eran tres minas, las asesinaba a todas, incluyendo a la novia, claro, eran cuatro asesinatos, una por una, en trampas, donde simulaba que le daba una noche de bodas a cada una de ellas, con Queso, cuchillos, sierras eléctricas, pistolas de lanzar clavos, puñales, espadas, revólveres, todo junto – dijo Carlos Eisler.
- Sería una obra maestra del terror, hay que financiar las dos obras, la de la cárcel y la de la boda – dijo Dumitrescu – haremos las dos películas.
- Será como “Bodas de Sangre” – acotó la Marquesa de Avila.
- Tienes razón – dijo Jichcock – tienes razón. Obras maestras del cine.
- Espero ganar el Oscar después de esto – dijo Carlos Eisler – aunque le cambiaremos el nombre, ahora serán los “Carlos” como ese premio de poca monta que dan en Villa Carlos Paz.
Y colorín colorado, un Queso más, con mucha sangre se ha tirado.
EISLER DEBERÍA SER EL QUESON CINEMATOGRAFICO
ResponderBorrarcon esa cara de loco a Eisler no le queda otra que ser muy sadico
ResponderBorrarla filmación va avanzando, el estreno debería ser con la presencia de muchos quesones y quesonear a alguna famosa en el cine, y porque no a varias, con quesos por todos lados
ResponderBorrarCatherine Zeta Jones,
Borrarme gusto, mantiene el espiritu de estos relatos de carlitos eisler con las filmaciones, apruebo la idea de que el estreno sea muy sangriento y alguna estrella de hollywood sea quesoneada
ResponderBorrarMagníficamente morboso este relato. Lo tiene todo.
ResponderBorrarY es un hallazgo lo de las Santillanas, también podrían ser llamadas las MaLauSas o MaLaSas, como villanas asistentes. Bien perversas, la violaron a la Cardinali, hasta que recibieron latigazos. Que seguro disfrutaron. Pódrían ser bisexuales. Como recompensa podrían ser gerentes de noticias del multimedio. Total va a obedecer.
Lo de la cárcel de mujeres podría ser con Las Jau Match.
https://www.youtube.com/watch?v=4Y-wI7FlN6k
https://www.youtube.com/watch?v=Bi_a2xCsr58
Quedó muy bien la canción de las Santillanas, ya que la original manifestó su admiración por Calamaro.
ResponderBorrarPara un relato posterior. podría estar el siguiente diálogo.
-Mamá estaría orgullosa- dijo una Santillana
-Ojalá estuviera acá-
-Está acá- contestó....Señalando el cadaver de María Laura Santillán, embalsamada-La trajimos para ustedes. Ahora la tenemos que devolver al museo quesón.
Las rockeras que terminan en la cárcel, con la carcelera alemana. Podrían ser las guitarristas y la bajista de Siderama. Grupo del que sólo hay un videoclip. Claro que Charly Alberti podría reclamar el quesonear a una de ellas. Podría ser la bajista, estrangulada con cuerdas de bajo, con las medias red que usan en ese único video.. Hay un baterista hombre, podría quedar para una Carla O una Ravelia.
https://www.youtube.com/watch?v=DaIhDPGgCU8
https://es-la.facebook.com/siderama
Deberían ser vampirizadas, para tocar en un prostítubulo de la Marquesa de Avila, siendo entregadas a quienes pague mucho por ellas.