El Asesino de Justina Bustos
Todo ocurrió cuando Justina Bustos se separó de Mariano Bustillo, un agente de bolsa. La actriz, para despejarse de la tensión acumulada en las últimas semanas, fue a recorrer la zona del Tigre. No era una figura muy popular, aunque quizás alguien la conocía, de todas formas decidió ir medio de incógnito. Era una tarde sol, Bustos caminaba por la costa del Río Tigre, se sentó, y decidió quedarse a descansar allí. Comenzó a recordar cuando, siendo niña se disfrazó de Olivia Newton John en una recreación de Grease. Obviamente, estamos hablando de You’re the One that i Want.
Aquel pensamiento se interrumpió cuando Bustos observó una pelea entre una pareja, ambos morochos, bastante violenta, con golpes, forcejeos y gritos, tanto que tuvieron que intervenir las fuerzas policiales.
- Qué cosa – dijo Justina en voz alta – Qué le vamos a hacer, cosa de negros del Conurbano.
- ¿Negros del Conurbano? ¿Acaso los chetos de Nordelta son mejores? Nordelta también esta en el Conurbano, piba.
Justina se dio vuelta, la voz que lo decía era nada más ni nada menos que Carlos Ariel Luna, “el Chino” Luna, el jugador de Tigre, estrella y símbolo del equipo de Victoria. Justina no lo conocía: su conocimiento sobre el mundo del fútbol era absolutamente nulo.
- Ay discúlpame pibe, no quise ofender, fue una cosa que dije sin darme cuenta.
- Yo no tengo problemas – le dijo el Chino Luna – el problema es esta gente a la cual tu comentario no le gusto para nada.
El Chino Luna tenía razón, alrededor de Justina empezaron a verse ocho o nueve personas, gente de rasgos oscuros, todos del Conurbano, una de ellas, una gorda bien morocha gritó:
- ¡Debe ser juzgada por discriminación! ¡Vamos a lincharla!
- ¡Ay no! – exclamó Justina.
- Tranquilo gente, fue un comentario sin importancia – dijo el Chino Luna.
- Si el Chino lo dice está bien – dijo la gorda – por algo sos el ídolo de Tigre.
- Mejor ándate de aca – le dijo Carlos a Justina.
El Chino Luna agarró a Justina de la mano y la sacó de aquel pequeño tumulto que no llego a mayores. Fueron a un costado. El futbolista emanaba un fuerte olor a Queso, Justina lo olió e hizo un esfuerzo para soportarlo. Lo cierto es que aquella fragancia a Queso la hizo entrar a Justina en una suerte de trance.
- ¿Quién sos? Veo que la gente te señaló como alguien muy importante.
- En estas zonas lo soy. Soy Carlos “el Chino” Luna, futbolista y figura del club Tigre.
- ¿Hay un club que juega al fútbol que se llama Tigre? Debe otro que se llama León, León vs Tigre, debe ser como un clásico.
- Sí, una institución muy importante – dijo el futbolista – no existe el equipo León.
- Mira vos – le dijo Justina – Siempre tuve la fantasía de tener sexo con un futbolista. Unos días atrás me separé de mi novio, necesito una alegría.
- Era un negro del conurbano y ahora queres tener sexo conmigo. Que bueno.
El Chino Luna quedó descalzo y puso sus pies encima del rostro de la actriz. El olor a Queso era muy fuerte, intenso, asfixiante, más fuerte que el de un futbolista ni bien termina el partido. Justina empezó a olerlos, besarlos, lamerlos, chuparlos.
- Como huelen los Quesos de los futbolistas – dijo Justina.
- No todos huelen así, yo huelo así porque soy un Carlos, soy un Quesón.
Tras disfrutar de aquel olor a Queso, Justina estaba como hipnotizada, había perdido el control de sus propias decisiones, pero sí sabía que lo hacía le daba placer y goce infinitos. Quedó con el culo al descubierto ante el Chino Luna y le dijo al futbolista:
- Dame una patada en el culo como cuando haces un gol en Tigre.
Luna lo hizo, parecía que pateaba una serie completa de penales, con furia le pegó en el culo, a Justina le gustó mucho las patadas, al terminar el Chino le empezó a tocar las tetas, chuparle los pezones, le hizo caricias y cosquillas en todo el cuerpo, ahí la penetró por la vagina, el sexo fue intenso.
- No solo sos un gran futbolista, Chino, también sos una verdadera máquina sexual. ¿Sos algo más?
- Sí, soy un asesino.
- ¿Un asesino?
- Un asesino de mujeres.
Justina se dio vuelta y vio ante ella a Carlos “Chino” Luna sosteniendo un gran revolver con silenciador ante ella, lo que siguió a continuación fue una suerte de fusilamiento, una lluvia de balas disparadas a quemarropa pusieron fin a la existencia de la actriz.
El asesino contempló el cadáver de su víctima, fue al auto que tenía y de una mochila, sacó una gran horma de Queso Pategras, esos de cascaras roja tan populares en las picadas.
- Queso – dijo Carlos Luna mientras tiraba el Queso sobre su víctima.
Estaban en el Tigre, el asesino no tuvo problemas en tirar el cadáver de la infortunada actriz en un riacho: en los últimos meses las apariciones de minas quesoneadas por allí había pasado a ser algo frecuente.
Dicen que una dama de origen rumano fue vista en aquel riacho, también se dijo que una bailaora española, una gitana andaluza, fue vista; otros vieron a un viejo estanciero, fanático de los caballos por ahí; el Comisario Miguel decidió mandar a su ayudante, el Oficial Cáceres.
- Una actriz de poca monta, los medios ni siquiera la mencionaran – comentó el Oficial Carlos Gabriel Cáceres cuando descubrieron el cadáver.
Cuando en la concentración de Tigre se menciona brevemente la aparición de otra mina asesinada con un Queso en aquella zona, el goleador, Carlos el Chino Luna, dijo:
- El Queso tiene tantos agujeros que uno más no se le va a notar. Es como la Luna, que tiene tantos cráteres que uno más no se le va a notar. ¿Acaso se notará un cráter más en la Luna si cae un meteorito? Es como los chinos, en China hay tantos chinos, que da lo mismo que haya más o menos chinos. Lo digo yo, Carlos el Chino Luna.
- Carlos Ariel Luna, gran filósofo de nuestro tiempo – comentó Martín Galmarini, que escuchó el comentario.
la asesinó sin motivos... que frío y certero asesino es el chino luna
ResponderBorrarun relato clásico de un quesón que amasija a una mina y le tira un queso
ResponderBorrarActuó en Los Padecientes, no están desconocida, en que actuó la China Suarez.
ResponderBorrarNo sabía que era tan discriminadora. Ese Luna la quesoneó sin motivo, sin excusa, hace que este relato tenga menos morbo que otros, aunque está bien. Que cosa las multitudes furiosas, de no haber sido víctima de Luna, habría terminado prendida fuego. Esa gorda se cree mucho por ser no-quesoneable, se merece un hechizo que la vuelva delgada y atractiva, para tener una muerte de lo más violenta.
Están tirando minas a los ríos y sin las barcas, como tuvieron Pamela David y Daniela Cardone. Merece ser vampirizada, para el burdel vampírico de la Marquesa de Avila. Si no tiene ese prostíbulo, debería crearlo.
Una famosa que debería ser quesoneada, Andrea del Boca. No hace falta que le toquen un pelo.
Mónica Guido y Mónica Gonzaga estuvieron en Casados con hijos. No se supo mucho de ellas, después de eso. Seguro que fueron quesoneadas. Estaría bien contar esas historias.
Cristina Alberó debería ser quesoneada en los 90, luego de hacer fotos para Playboy.
cómo podrían ser esas historias de quesones? y los relatos que faltan... ser cronista de los Quesos no es fácil... de tanta indigestión de Queso a veces uno se queda sin ideas
BorrarEl asesino de Cristina Alberó podría relacionarse con El origen se screto de los quesones. Podría ser elegida como víctima, sólo para que pueda iniciarse un Carlos como asesino. Podría ser alguno de los que presenciaron como fueron quesoneadas Nancy y las Guerreras, sin intervenir. Como Carlos Reich o los mellizos. Carlos Calvo podría colaborar en llevar a la actriz a una trampa mortal. Ya que el relato estaría ubicado en los 90, con una Cristina Alberó de unos 40 años, cuando hizo fotos para Playboy.
BorrarLo de Casados con hijos fue entre el 2005 y el 2006, con los quesones más famosos ya activo. Podría inventarse la Protección de Mitos, una constumbre de matar famosas, cuando están desesables, para evitarles la decadencia física. O simplemente, porque ver esos episodios les despertó el instinto de matar, que para los quesones está cercano al deseo.
de tanto escribir relatos dónde Carlos Luna asesina mujeres le diste suerte y Tigre salió campeón
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