El Asesino de Julieta Díaz
- ¿El papel de una asesina de clase alta? – preguntó sorprendida la actriz Julieta Díaz al escuchar el papel que le estaba ofrecía la Piruli Filmes, la más prestigiosa productora cinematográfica y de series del mundo de habla hispana, tras dudar un instante no dudo en contestar – sí, acepto, por supuesto, filmar para la Piruli Filmes es un prestigio enorme para mi carrera. ¿Es una serie?
Julieta cortó la llamada por el celular, la idea de ser “una asesina de clase alta” le entusiasmaba, y además de ninguna manera iba a dejar de participar en una serie de una productora tan prestigiosa.
Por mail le enviaron un adelanto de guión, Julieta lo leyó con gran interés durante toda la noche y al día siguiente, fue a los Estudios Piruli Filmes. La recibió el director de la película proyectada, el famoso Alfredo Jichcock.
- ¡Qué honor ser recibida por el mismísimo Alfredo Jichcock! – exclamó Julieta.
- Gracias, Julieta, siempre me gustaron las rubias, pero esta vez decidí innovar, ja, ja, fue una sugerencia de Lady Dumitrescu.
- ¿Lady Dumitrescu?
- Sí, la principal financista de nuestros estudios. Me dijo “llama a alguien diferente”, ja, ja.
- ¿Así que una asesina de clase alta tengo que interpretar? En cada capítulo de la serie asesinó a un hombre.
- Habrá más crímenes, ja, ja, seguramente en algunos capítulos asesinarás a más de uno, el título de la serie será “La Quesona Asesina” con guión de Josh Torres, un autor colombiano, tendrá elementos sobrenaturales, una mezcla de terror y suspenso.
- ¿Quesona? ¿Porqué “Quesona”?
- Porque sobre el cadáver de cada víctima, la asesina de clase alta arroja un Queso sobre su víctima, ja, ja.
- Me causa gracia lo de “Quesona”.
- Ja, ja, sí, mejor aún, la idea es que la serie no sea algo de terror y suspenso solamente, sino que también combine elementos delirantes.
- ¿Y el nombre de la asesina? ¿O será solamente “la Quesona”?
- Tu papel será el de “Carla Monzón” y ya están escritos los primeros cinco capítulos, en el primero asesinas a Martín, un futbolista, goleador de un equipo muy popular, lo apuñalas en forma salvaje con un gran cuchillo.
- ¿Un equipo popular, Martín? ¿No será Martín Palermo?
- Esta inspirado en ese ex jugador el personaje. La segunda víctima será Gonzalo, un rugbier, integrante de Los Pumas, lo asesinas a balazos mientras se ducha, despues de tener sexo por supuesto.
- ¿Y la tercera víctima?
- En el tercer capítulo asesinas a Mario, un modelo, un sex symbol, el clavas un cuchillo en el cuello, mi intención es que también liquides a un delivery, que es el que lleva el Queso. Al delivery le cortas el cuelo, je, je.
- ¿Siguen los asesinatos?
- Por supuesto, en el cuarto a Iván, un conductor y viajero televisivo, lo asesinas a balazos con una ametralladora con silenciador.
- ¿Conductor y viajero? Me suena a Iván De Pineda.
- Sí, por supuesto, de el estoy hablando y en el quinto, la víctima es Luis, un basquetbolista, estrella de su deporte, lo secuestras, lo sometes a toda clase de torturas y finalmente lo asesinas con tus propias manos, con guantes claro, simultáneamente lo estrangulas con una soga y lo asfixias con una soga.
- Muy sádico.
- Por supuesto, además estoy analizando que le cortes los pies antes de asesinarlo, será parte de esas torturas previas. Muy interesante será la idea de que asesines a un basquetbolista, un dedo de él equivale a una mano tuya, pero igual lo asesinarás.
- ¿Habrás más víctimas? Ya veo que seré una asesina muy cruel.
- La intención es que haya también muchas víctimas colaterales, todos hombres por supuesto, a los que vas asesinando en busca de la víctima principal, y por supuesto sexo, mucho sexo.
- ¿Carla Monzón es mi papel? Parece un homenaje oculto a Carlos Monzón.
- Algo de eso hay, je, je. Además del Queso, la asesina se quedó como trofeo con los zapatos o zapatillas de sus víctimas, je, je.
- Creo haber leído alguna historia similar en algún sitio de internet.
- Puede ser, las historias están basadas en relatos publicados en un blog.
- Muy interesante.
- De todas formas, estimada Julieta, tengo pensado ofrecerte un papel para una películas, además de la serie, una remake de “Frenesí”.
- ¿”Frenesí”?
- Mi penúltima película, perdón, la penúltima del verdadero Alfred Hitchcock, yo uso este nombre en homenaje a el.
- Es igual a Hitchcock. No se mucho de cine, debería saber más, pero por lo que sé es muy parecido.
- Me hice una cirugía y quede igual a el, ya era pelado y gordo, no debía hacer mucho esfuerzo, ja, ja. Bueno, te cuento lo de “Frenesí”, era un asesino serial que estrangulaba mujeres con una corbata. La idea es hacer una nueva versión, ambientada en Buenos Aires, por supuesto.
- ¿Yo que papel haría ahí?
- Una de las víctimas.
- Pasaría de asesina a asesinada.
- Sí, por supuesto.
- ¿Y el rol del asesino?
- Esta reservado para Charly Alberti, el baterista de Soda Stereo, que se interpretará a sí mismo.
- ¿Así mismo?
- La historia estará ambientada a principios de los 90, cuando Soda Stereo presenta el disco “De música ligera”, nadie puede imaginar que una estrella de rock sea un serial killer, un ruin y pueril estrangulador de mujeres, pero lo será, y además…
Jichcock tenía ganas de seguir hablando, contra la idea que el mismo tenía, Julieta parecía entusiasmada con estos proyectos cinematográficos, obviamente millones de dólares y euros la llevaban a ese entusiasmo, pero justo en ese momento, apareció la Marquesa de Avila, vestida como una bailaora y cantaora gitana andaluza, del muy sevillano barrio de Triana.
- ¡Julieta Díaz! – exclamó la Marquesa.
- ¿Necesita algo, Marquesa? – preguntó Jichcock, molestó por la interrupción del dialogo que tenía con Julieta Díaz.
- Es que nos hemos quedado sin una bailaora de flamenco para el número que estamos haciendo, estamos haciendo un gran homenaje a Sandro.
- ¡A Sandro! ¡Yo me ofrezco! – dijo Julieta Díaz - ¡Yo trabajé en la novelas de los gitanos en el 2003!
- Pero Julieta no figura en el contrato – dijo Jichcock – no quiero tener problemas con el Sindicato.
- No se preocupe Alfredo – dijo Julieta – quiero participar.
- Le pagaremos un buen cachet – apareció Lady Dumitrescu, la financista – se lo agregaremos al gran contrato que en breve firmaremos.
La Marquesa de Avila le guiñó el ojo a Jichcock, mientras muy entusiasmada Julieta Díaz se vistió de gitana y fue entonces a participar del número de flamenco. Junto a ellas, las Santillanas, los clones de María Laura Santillán.
- ¡Increíble! – dijo Julieta Díaz al ver a las Santillanas.
La Marquesa cantó “Herencia gitana” del film de “Las Cosas del Querer”. Las Santillanas la rodearon y la empezaron a toquetear, lamer, besar y chupar toda, toda, pecho, pezones, culo, concha, toda.
A Julieta le gustó mucho, pues había actuado en la novela de los gitanos en 2003, y despues interpretaron la canción de Sandro “Yo soy gitano”, pero en versión femenina, juntas cantaron:
“Señora de muchos caminos amante y aventurera
Soy de la raza gitana su princesa y heredera
(Es de la raza gitana su princesa y heredera)
Una raza que de vieja su historia lleva perdida
Cabalga junto a la muerte y en su caballo la vida
(Cabalga junto a la muerte y en su caballo la vida)
Vengo de tierras lejanas de allá donde nace el día
No tengo nación ni patria, pues la tierra es toda mía
(No tengo nación ni patria, pues la tierra es toda mía)
Soy madre de la alegría y hermana de la tristeza
Peleo ante la injusticia y me rindo ante la belleza
(Pelea ante la injusticia se rinde ante la belleza)
Y aunque no tengo corona soy de reyes soberanos
Pues es mi mayor orgullo, señores, yo soy gitana
(Pues es mi mayor orgullo, señores)
Yo soy gitana
Una multitud reunida allí, aplaudió aquella representación, fue magnífica la labor de Julieta Díaz en el rol de gitana, actuando a duo con la Marquesa de Avila, una extraordinaria artista de todas las artes musicales españolas, un auténtico furor. Las Santillanas se fueron en medio de ovaciones.
- Buena niña, tu interpretación fue brillante – le dijo la Marquesa.
- Todo bien, pero yo la quiero para el papel de la “asesina de clase alta” – dijo Jichcock.
- ¿Ya empieza las filmaciones?
- No, primero haremos unas pruebas, una serie de ensayos, tu rol como asesina esta asegurado, pero quiero ver el de las víctimas.
- Leí los personajes, tengo interés en saber a quien voy a asesinar primero. Me refiero a las escenas, en el guión se que primero está Martín Palermo, si mal no me equivoco.
- A Iván De Pineda, lo interpretará un actor muy parecido a el que se llama Carlos Monzón - le dijeron.
La actriz tenía expectativas, sin saber que había una conspiración contra ella.
Le presentaron al actor que haría de víctima. Era igual a Iván De Pineda, pero se llamaba Carlos Monzón. Sí, Carlos Monzón, como el boxeador. Tenía olor a Queso.
- Huele a Queso como todos los Carlos - pensó Julieta para sí.
Hubo escenas, que serían toda una previa a la escena de asesinato. Julieta Díaz escuchó Corten y se preparó para tener una expresión de fría asesina. Tomó el arma que le alcanzaron, que le pareció más pesada de las armas de fogueo que había utilizado en alguna ficción.
- Me gusta que vos seas mi asesina - le dijo Carlos Monzón.
- Te asesinaré con gusto, Carlos Monzón. Y además de asesinarte, debo tirarte un Queso.
- Un Queso, que gracioso - dijo Monzón.
Al escuchar Acción, Julieta Diaz desenfundó y disparó.
Y entonces, comenzó el desastre para ella.
Hubo un estruendo y una explosión que la aturdió. Fue como si hubiera disparado un arma de verdad.
Y entonces vio a la actor cubierto de sangre, sangre de verdad. Apenas tuvo tiempo para hacer una expresión de sorpresa.
Julieta Diaz estaba espantada. Eso no podía pasarle a ella.
-¿Que hiciste Julieta? Si no te gustaba como actor, podrías haberlo dicho.
-Yo no fui, fue un accidente. Un accidente.
Y entonces fue rodeada por cuatro mujeres que se parecía a María Laura Santillán, que le quitaron el arma. Y quisieron sujetarle. No fue fácil porque la actriz, en su desesperación repartió golpes, que hizo doler a más de una. Entonces llegó el comisario Miguel, héroe de la patria y de la fe.
-¿Que pasó, señorita Diaz? En la repartición la admiramos por su trabajo en 099 central.
-Yo no hice nada, fue un accidente.
-Pretende que creamos que una productora tan serie permitió que sucediera una accidente como en la filmación de El Cuervo, esa película de culto. Y tal vez sea cierto, pero será difícil probarlo. Mientras tanto... Usted es una asesina, asesinó a Carlos Monzón, y encima ¡No le tiró un Queso! Eso constituye el mayor delito que podamos imaginar. Detengan a Julieta Díaz, es una asesina. Y se negó a su rival de Quesona. Y un Carlos es el asesinado.
- ¡Nooooooooooooooooo! - gritó la actriz - ¡Yo no asesiné a nadie! ¡Es una ficción!
Julieta Díaz fue conducida entonces a un camión de la policía, la durmieron con una inyección. Permaneció dormida horas y horas. Al despertar, sintió que estaba en un lugar con mucho calor, una mujer de rasgos germánicos, muy aria, vestida con un uniforme nazi, estaba ante ella.
- ¿Qué es esto? ¿Qué significa todo esto? ¿Dónde estoy?
- Estas presa por ser una asesina serial.
- ¡Noooooooooooo! ¡Soy inocente! ¡Quiero ver a mi abogado! ¡Soy inocente!
- Tendrás un juicio rápido, como corresponde a nuestro Reich, ja, ja, ja.
La bajaron a Julieta del camión, las mujeres policías, todas con uniformes nazis, la maltrataron, haciéndole toda clase de burlas, y golpeándola, estaban en un lugar de la Provincia de Corrientes.
La directora del lugar, la carcelera nazi Astrid Breitner, salió al encuentro.
- Frau Breitner – le dijo la policía – le presentó a la nueva prisionera.
- Bring sie zu den Duschen – dijo Breitner.
- ¿Qué, qué dijo? – preguntó Julieta Díaz.
- Que te llevemos a las duchas, perra – le dijo la oficial, cuyo apellido era Rummenigge.
Las oficiales Rummenigge y Seeler llevaron a Julieta Díaz a las duchas, mientras le daban latigazos, al llegar a las duchas, Julieta creyó que la iban a duchar, pero las dos nazis agarraron una manguera y le dieron un manguerazo, la bañaron toda. Cuando salieron, las dos nazis la llevaron de nuevo ante Fraulein Breitner.
- In der Sonne trocknen – dijo la directora de la carcel.
- ¿Qué dijo? – dijo en medio del horror Julieta Díaz.
- Que te quedes aquí bajo el sol para que te saques bien, je, je – exclamó la Oficial Rummenigge.
Julieta Díaz quedó ahí, bajo el sol, pero vencida por la insolación, se cayó desmayada.
- Muy débil esta tirifila – dijo la Oficial Rummenigge.
- In der Keken – dijo la Fraulein Breitner.
- ¡Al calabozo! ¡Al calabozo! – dijo la Oficial Rummenigge.
- Nein, ändern Sie die Entscheidung, nehmen Sie sie besser mit den Insassen, zähmen Sie diese Schlampe – dijo Breitner, que traducido significa “No, cambie de decisión, mejor llevenla con las reclusas, así la domestican bien a esta zorra”.
Desmayada como estaba, las dos oficiales nazis tiraron a Julieta Díaz en medio de las reclusas, siendo objeto de toda clase de maltratos, lo más suave fue que la sometieron a una múltiple serie de relaciones lésbicas, además de golpes, puntapiés y patadas.
La directora se acercó a las reclusas y les dijo:
- Was ist das für ein Skandal? – dijo la directora – “Que es todo este escandalo”
- La culpa la tiene esta puta – dijo Jacinta, la líder de estas reclusas.
- Ich habe es mir vorgestellt, ihr seid alle gute Mädchen – dijo la directora “me lo imaginaba, ustedes son todas buenas chicas” – In die Strafzelle (“a la celda de castigo”).
Las carceleras agarraron otra vez a Julieta Díaz y la condujeron a la celda de castigo, pero justo en ese momento llegó el camión de la policía, con el oficial Carlos Gabriel Cáceres.
- Directora, por orden del juez, Julieta Díaz, la asesina, esperará el juicio en libertad.
- ¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh! – respiró aliviada la actriz.
- Verdammt! – dijo la directora de la cárcel que en alemán significa “carajo”.
Resignada ante la orden judicial, la directora de la cárcel entregó a Julieta Díaz a las autoridades. La actriz estaba ya, muy tranquila, le iba a ser juicio a aquella cárcel y estaba convencida que la declararían inocente.
Pero el camión de la policía se quedó sin nafta, si, aunque parezca mentira, y quedó varado en medio de la ruta, en la Provincia de Corrientes.
- ¡Con estos recortes presupuestarios! – dijo el Oficial Cáceres.
Julieta entonces aprovechó el momento y se escapó, sí se escapó, sin problemas, mientras el Oficial Cáceres seguía hablando del presupuesto con su acompañante, cuyo apellido desconocemos, no se dieron cuenta que Julieta se escapó, o no quisieron darse cuenta…
La actriz salió corriendo, por la ruta, pasaba un auto, Julieta empezó a gritar…
- ¡Socorro! ¡Ayudenme! ¡Unas locas vestidas de nazis me han secuestrado! – exclamó Julieta Díaz - ¡Me acusan de un crimen que no cometí! ¡Todo esto es una pesadilla!
- ¡Vos sos Julieta Díaz! – dijo el hombre que conducía el auto, muy alto, patón y robusto, con aspecto de rugbier.
- Sí, ayúdame, por favor.
- Subí al auto, dale – le dijo el muchacho.
Julieta se subió, el automovilista tenía un banderín de los Pumas y para sorpresa de Julieta, olía a Queso de una manera muy intensa, la actriz casi no lo resistía.
- Soy Carlos Ignacio Fernández Lobbe, ¿No es cheto llamarse así? Juego al rugby, ahora soy entrenador ja, ja, pero jugué muchos años en Los Pumas. Vine a comprar un campo acá, en Corrientes, ¿En serio te secuestro una banda de nazis?
- En serio.
- Cosa de locos.
- Todo empezó cuando fui a hablar con un tipo igual a Hitchcock, y la gitana, ¡Esa gitana! ¡Esa gitana! ¡Todos locos! ¡Me acusan de ser una asesina!
- Tranquilizate, piba – le dijo Fernández Lobbe – toma, chupa este caramelo.
Julieta Díaz agarró el caramelo, y empezó a sentir sueño, mucho sueño, mucho sueño, se quedó profundamente dormida. Sintió que durmió horas, horas, quizás pasó una noche, o dos, al despertar, exclamó:
- ¿Dónde estoy?
Díaz intento moverse pero estaba atada de pies y manos, observó a su alrededor, era una tapera, en medio del campo.
- ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Ayudenme!
- Estamos en medio de los Esteros del Iberá, nadie vendrá a ayudarte, quizás algún aguará guazú o un yaguareté, que se yo, ellos no serán tan amables como yo – le dijo Carlos Ignacio Fernández Lobbe.
- ¡Nooooooooooooooo! ¡Vos sos un loco igual que los demás! ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Ayudenme!
- Que divertido. Me gusta cuando las nenas malas me suplican. Soy un Quesón, nena, asesiné a cientos de mujeres, a minas famosas como Andrea Frigerio, Daniela Cardone, Soledad Solaro, Viviana Canosa, Coki Ramírez, Ursula Vargues, María Vazquez, Gisela Barreto, y seguramente algunas más que ya me olvidé, ja, ja, ahora te tocó a vos Julieta Díaz.
- ¡Nooooooooooooooooooooo! – gritó espantada Julieta.
- Soy el rugbier asesino, el rugbier Quesón….
- ¡Socorro! – Julieta no paraba de gritar, de gemir, de sollozar, el rugbier le pusó sus enormes pies talle 49 sobre el rostro.
El olor a Queso era apestante, intenso, fuerte, sofocante, asfixiante, ningún mortal podría aguantarlo, y Julieta no fue la excepción, aunque para ella fue como un elixir, un bálsamo, una anestesia, lo gozó y disfrutó. Como en trance, Julieta empezó a decir:
- Queso, Queso, Queso, Queso, Queso.
El rugbier la tomó con furia, la dio vuelta, y la cogió por el culo, con salvajismo y furia, una auténtica violación, nada de modales suaves, como si estuviera jugando un partido de rugby. Julieta Díaz gritó de horror, pero nadie la escuchaba, quizás algún yacaré o carpincho.
El rugbier agarró un enorme cuchillo, Julieta Díaz lo vio acercarse con mucho temor, la actriz pensó que la iba a acuchillar, y hasta lo veía como un alivio, quería terminar ya con tanto sufrimiento, el rugbier empezó a pasarle el cuchillo por todo el cuerpo, el frío del filo se lo paso una y otra vez, por las tetas, el culo, la concha, la espalda, Díaz, resignada, esperaba que la acuchillaran.
Pero Carlos, en vez de acuchillarla, tomó el cuchillo y con el mismo, partió el Queso, un enorme Queso Gruyere que estaba ahí en un costado, sacó un trozo de Queso, mientras comía un suculento trozo, cortó otras partes del Queso en cubos y le dijo a Díaz:
- ¿Queres comer Julieta?
El rugbier tiró los cubos de Q ueso sobre Julieta Díaz, que lejos de tener ganas de comerse el Queso, sintió asco, y seguía gritando.
- ¡Qué gritona Julieta!
Fernández Lobbe agarró otro Queso y lo tiró sobre Julieta, que quedó desvanecida del impacto, entonces la sacó afuera, la actriz, al despertarse, se vio atada, en un palo, en medio de los Esteros del Iberá.
- ¡Socorro! ¡Saquenme de aca! ¡Auxilio! – gritaba desesperada.
- ¡Atraeras a las fieras! – dijo Carlos Ignacio Fernández Lobbe.
No terminaba de decir esto el rugbier, que apareció un aguará guazú, para espanto de la actriz. El animal, un lobo de nuestra fauna autóctona, se acercó a la actriz, que espantada creía que sería atacada por la fiera... el animal lanzó un fuerte aullido, pero dio media vuelta y se fue… Julieta respiró aliviada, pero cuando ya se tranquilizaba, observó que ahora, era un yaguareté el que se acercaba…
- ¡Noooooooooooooo! – gritó Julieta.
El felino, se acercó a Julieta, abrió sus fauces, le mostró los colmillos a la actriz, la olió toda, le pasó las garras encima, abrió la boca, Julieta creyó que iba a ser devorada por el yaguareté.
- ¡Tranquilo yaguareté! – dijo Carlos - ¡Julieta es del Quesón y el Quesón soy yo!
El yaguareté, muy obediente, se fue del lugar, muy tranquilo, como si estuviera pensando “mejor me comó un venado, no a esta pelotuda”.
Carlos salió de la tapera, cuchillo en mano, y se acercó otra vez a Julieta.
- ¡Matame! ¡Termina este sufrimiento! – le dijo.
- Me encanta que me supliquen así – dijo el rugbier.
Levantó el cuchillo, Julieta cerró los ojos, esperando la cuchillada final, pero el rugbier, lejos de eso, clavó el cuchillo en el palo, y Julieta, con los ojos cerrados, notó que otra vez la estaban penetrando por el culo.
La violó salvajemente, al terminar, Julieta estaba exhausta. Dormida, Carlos la metió de nuevo en la tapera, y le puso un Queso, otro Queso al lado. Llegó la hora del amanecer, al penetrar las primeras luces solares, Julieta se despertó, atada de pies y manos otra vez…
- Estaba esperando que te despiertas, nena – le dijo Carlos Ignacio.
- ¡Basta, basta, asesiname de una vez!
El rugbier no contestó, se tiró encima y la volvió a violar, por adelante y por atrás, ante el terror de Julieta Díaz. Al terminar, cuchillo en mano, el rugbier puso el cuchillo sobre las tetas de la actriz, y le hizo un profundo tajo en los pezones….
- ¡Aaaaaaajjjjjjjjjjjjjjj! – gritó Julieta Díaz.
Carlos le dio un profundo tajo en las tetas, otro corte profundo de izquierda a derecha, y otro de derecha a izquierda, otro de arriba abajo, y otro de abajo arriba, una cuchillada profunda en el estomago, otra en el abdomen, otra en el pecho, y así, una y otra vez, Carlos contó como cien cuchilladas, pero le dio muchas veces, como en la ciento treinta o ciento cuarenta el instinto asesino del rugbier quedó satisfecho.
- Queso – dijo Carlos Ignacio Fernández Lobbe mientras tiraba el Queso sobre su víctima.
El asesino ni siquiera se molesto en limpiar la escena del crimen, muy tranquilo, el rugbier se fue del lugar. Dicen que la nazi malvada directora de la carcel, una gitana cantaora y una dama rumana de alta alcurnia (por casamiento, no por linaje) no tardaron en llegar… ¿Eran acaso ellas el aguará guazú y el yaguareté? No, seguramente, no. Solo una casualidad.
Dicen que los Esteros del Iberá aquel día se tiñeron de rojo, y se escucharon fuertes carcajadas y risotadas por todos lados. Asi fue quesoneada Julieta Díaz. No sabemos si merecía o no el Queso, simplemente diremos que recibió su Queso. Y cuando un Quesón decide tirar un Queso, no existe agujero que se interponga con su Queso.
INCREÍBLE! TE PASASTES QUESÓN!
ResponderBorrarme encantó la verdad que los Relatos Quesones se superan día a día el asesinato del rulo un acierto lo mismo las carceleras nazis y lo del yaguarete diez puntos
ResponderBorrarJulieta Díaz trabajo en Soy Gitano o sea que todo fue una conspiración x eso... x eso la mataron
ResponderBorraraunque sabía que al final llegaba el Queso tengo que reconocer que me gustó mucho x momentos creí que el final podía ser distinto igual gran relato la verdad un delirio al extremo buenisimo
ResponderBorrarEstá demostrado que cuando una famosa es señalada, su destino es inexorable. Una actriz víctima de la conspiración de Lady Dumitrescu, la Marquesa de Avila, de Astrid Breiner...y de Futbolero Velez, que se salió con la suya. Y eso que recomendé a Carolina Peleritti como víctima, muy del estilo de víctima del rugbier. Y a las integrantes del olvidado grupo Siderama.
ResponderBorrarHabiendo mostrado mi objeción, el relato tuvo todo el morbo de un relato quesón. Noto que Julieta parecía no estar enterada del símbolo mortal en que se convirtió el queso. Y es curioso que no preguntó sobre Las Santillanas, tal vez porque la trataron bien.
Que conspiración montada para la talentosa actriz. Acusarla de un asesinato, para meterla presa. De paso El "Rulo" de CQC sería como Contempomi, de llamarse Carlos. Ni siquiera lo asesinaron en un relato propio.
La metieron en esa cárcel, donde tuvo el tratamiento que podría tener Sabrina Rojas. Que morbo. Seguro que las presas la hicieron extrañar a Las Santillanas.
Y luego el ser violada reiteradamente por el rugbier, que casi que pudo partirla literalmente en dos, como una fatality de Mortal Kombat, de tanta violencia. Que morbo. Y Julieta Díaz deseando la muerte.
Podrían clonarla. Que haya ´por lo menos dos clones. Una para remplazarla como actriz. Y la otra, para que sea la acusada. Esa ppdría intentar escaparse, para ser encontrada como una famosa (que podría ser Sabrina Rojas). Para que las dos sean atrapadas, la clon y la famosa, quien sería acusada de ser complice de una fuga, siendo llevada a a ya se sabe que cárcel.
El Yaguareté podría ser un capiango, también llamado hombre-tigre.
¿Lady Dumitrescu, la Marquesa de Avila y Astrid son las tres novias de un vampiro?
Algo podría usarse para la próxima víctima del rugbier, esta línea de diálogo.
-Andrea Frigerio fue una buena amante. . Y Julieta Díaz, una buena chica...Las maté a todas, imaginá que tengo para vos.
JA JA JA YA QUE ME HICIERON CASO AHORA EL ASESINO DE CAROLINA PELERITTI CON CHARLY ALBERTI QUE TUL?
ResponderBorrarPodría ser. Carolina Peleritti podría estar aterrorizada, suplicante. Y Charly Alberti le podría contestar que no se queje. Que de no haberla reclamado el baterista, le habría tocado un rugbier, que le gusta acuchillar a las modelos exuberantes, como Pamela David y Daniela Cardone.
Borrarel yaguarete tiene muchas manchas como agujeros tiene el queso una fiera para quesones
ResponderBorrarel cuento es una obra de arte excelente
Astrid es perversa, en comparación con sus presas, las Santillanas son suaves con las famosas. Podría pasar que una famosa entregada a las detenidas, se resista, se provoque revuelo. Y llegue Astrid para poner orden, diciéndoles que suspenderá un sorteo, cuyo premio será salir de la cárcel durante la gira de las Leonas, siendo la ganadora la msajista del equipo. Las reclusas protestarían, dirían que la culpable fue la famosa de turno, que ellas sólo querían darle calor, porque tenía fría. T Astrid contestaría que les cree, que son buenas. Y que le demuestren a esa desagradecida, lo que aprendieron. Y la famosa sería tendida boca abajo, manoseada. Con Astrid diciendo que masajeen más fuerte, que los que necesitaría una Leona contracturada.
ResponderBorrar¿Y si el yaguarté fuera un capiango, que acecha a las famosas que le tocan como víctimas, se transforma en humano para poseerlas, y en animal para liquidarlas, nuevamente en humano para tirarles un queso?
¿Julieta Díaz leía este blog?
Ya veo por donde vienen los cambios de fuerza mayor. Pero quedó raro.
ResponderBorrarPodría sugerir un cambio más, para conservar el interés, partiendo de un diálogo de Julieta Díaz
- Leí los personajes, tengo interés en saber a quien voy a asesinar.
La actriz tenía expectativas, sin saber que había una conspiración contra ella.
Le presentaron al actor que haría de víctima. Hubo escenas, que serían toda una previa a la escena de asesinato. Julieta Díaz escuchó Corten y se preparó para tener una expresión de fría asesina. Tomó el arma que le alcanzaron, que le pareció más pesada de las armas de fogueo que había utilizado en alguna ficción
Al escuchar Acción, Julieta Diaz desenfundó y disparó.
Y entonces, comenzó el desastre para ella.
Hubo un estruendo y una explosión que la aturdió. Fue como si hubiera disparado un arma de verdad.
Y entonces vio a la actor cubierto de sangre, sangre de verdad. Apenas tuvo tiempo para hacer una expresión de sorpresa.
Julieta Diaz estaba espantada. Eso no podía pasarle a ella.
-¿Que hiciste Julieta? Si no te gustaba como actor, podrías haberlo dicho.
-Yo no fui, fue un accidente. Un accidente.
Y entonces fue rodeada por cuatro mujeres que se parecía a María Laura Santillán, que le quitaron el arma. Y quisieron sujetarle. No fue fácil porque la actriz, en su desesperación repartió golpes, que hizo doler a más de una. Entonces llegó el comisario Miguel, héroe de la patria y de la fe.
-¿Que pasó, señorita Diaz? En la repartición la admiramos por su trabajo en 099 central.
-Yo no hice nada, fue un accidente.
-Pretende que creamos que una productora tan serie permitió que sucediera una accidente como en la filmación de El Cuervo, esa película de culto. Y tal vez sea cierto, pero será difícil probarlo. Mientras tanto...
Julieta Diaz fue dormida por una inyección.
Y el resto seguiría como escribiste.
Muy buen relato, me gustó la historia larga y fascinante el desenlace, pensé que Julieta iba a terminar siendo la asesina pero resultó que no. No pude evitar tentarme de risa con “mejor me como un venado, no a esta pelotuda”. Fue un relato con mezcla de delirio y terminó en una especie de Cazador de Wolf Creek, me gustó la parte de tortura sádica, el asesino resultó todo un semental violador
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