El Asesino de Zoé Bogach #QUESO
Zoé Bogach, 22 años, ex Gran Hermano, rubia platino de extensiones, labios inflados y culo, vivía en un departamento de lujo. Se había pasado la tarde haciendo Reels en ropa interior de Shein, lloriqueando porque Manu la había dejado por una morocha de Pilar y subiendo historias con la frase “busco hombre que banque y no joda”. A las 2:13 de la mañana, alguien tocó el timbre del portero eléctrico.
En el monitor apareció un pibe alto y patón, con una remera que decía “CARLOS”:
—Buenas, Barbie. Traje delivery especial. Abrime.
Zoé, en shortcito de algodón rosa y remera de Wanda Nara, abrió sin preguntar. Error fatal.
Ante ella Carlos Ignacio Pirovano, alias “Charles”, 24 años, talle 48 de pies, olor a Queso que tumbaba a cualquier mortal, entró cargando una caja gigante envuelta en papel dorado.
- ¿Quién sos, pibe?
- ¿Cómo quien soy? ¿Nunca vistes los streamings de Mernosketti o de Bauletti? ¡Ahí estoy yo, piba!
Zoe no contestó, y lo miró como sin saber de que hablaba…
- Bueno, entonces te digo que soy Carlos “Charles” Pirovano, el asesino de Sasha Ferro, el asesino de Valu Cervantes, el Quesón de la Nueva Generación. El Carlos que desafía al mundo casalarguista donde casi no existimos los Carlos, pero abundan los Lautaro, los Thiago y los Benjamín.
Zoe con una mezcla de asombro, sorpresa y perplejidad, en suma, no entendía nada… llegó a decir, casi en forma inconsciente:
- ¿Vos sos el que asesinó a la de Enzo Fernández y a la tal Sasha?
— Exacto, reina. El mismo que le abrió el pecho a Sasha Ferro con “Sasho” (la sacó de la mochila y la apoyó en la mesa como si fuera un Oscar, el cuchillo espada), el mismo que le atravesó el corazón a Valu Cervantes con esta misma hoja templaria y el mismo que esta noche viene a convertirte en una nueva víctima oficial del Quesón de la Nueva Generación. Pero primero… traigo un presente. Traje un regalito para la princesa de Gran Hermano —dijo con voz de streamer recién levantado, dejando la caja en la mesa ratona de vidrio—. Un Queso Gruyere premium, agujeros así de grandes (hizo un círculo con los brazos como si abrazara una pelota de básquet). Para que recuerdes quién manda de verdad. Nosotros, los Quesones.
Carlos abrió la caja. Dentro había un Gruyère colosal, de casi 10 kilos, agujeros tan grandes que parecían cráteres lunares. Zoé abrió la caja y retrocedió tres pasos. El olor a Queso era apestoso e intenso, algo que jamás había olido.
—¿Qué mierda es esto, loco? ¿Me traés un Queso apestoso a las dos de la mañana? ¡Me das asco, salí ya!
Carlos se rió, se sacó las zapatillas de un saque y los pies descalzos (uñas largas, sudor brilloso, olor nuclear) quedaron apuntando directo a la cara de Zoé.
—Primero olé esto, después hablamos de asco.
El olor a Queso fue tan fuerte que Zoé se tapó la nariz y casi vomita.
—¡Sos un enfermo, un Carlos de mierda! ¡Andate o llamo a la policía!
- ¿A que policía vas a llamar? ¿Al Comisario Miguel?
Pero Carlos ya se había sentado en el sillón blanco de terciopelo, estirando las patas como si estuviera en su casa.
—Dale, Barbie, un olorcito nomás. Después te hago famosa de verdad.
—¿Qué… qué me estás haciendo, Carlos…? —susurró, acercando la nariz al dedo gordo.
—Te estoy quesoneando, Barbie. El Asesino de Sasha Ferro y de Valu Cervantes te está quesoneando.
Zoé, entre arcadas, se acercó (curiosidad morbosa, o el olor ya le estaba quemando las neuronas). Primero fue un asco puro, puro asco. Después… algo raro. El olor se volvió salado, dulce, hipnótico, adictivo. Como cuando te acostumbrás al olor a nafta y terminás queriendo dormir en una YPF.
—Qué… qué mierda me pasa… —murmuró mientras se arrodillaba sola y empezaba a oler los dedos gordos de Carlos como si fueran el perfume más caro del mundo.
Carlos, disfrutando el show, le acarició la cabeza con el pie:
—Así me gusta, princesita. Chupá, lamé, adorá al Quesón.
Y Zoé obedeció. Chupó, lamió, besó, se metió los dedos enteros en la boca, lloriqueando de placer y asco al mismo tiempo.
Media hora después estaban en la cama king size con sábanas de satén rosa. Carlos la dobló como un origami, la hizo cosas que ni en OnlyFans se animan a subir. Zoé gritaba “¡más Queso, papi!” y “¡sos mejor que Sasha o Valu!” mientras él la penetraba como si quisiera romperle la columna.
Cuando terminaron, Zoé estaba tirada boca arriba, jadeando, con la cara llena de sudor, pero repleta de gozo y satisfacción.
—¿Viste, Barbie? Los Carlos de antes seguimos mandando —dijo él, levantándose tranquilo, poniéndose los guantes negros.
Zoé, todavía en la nube, sonrió boba:
—Te doy veinte lucas (de los verdes) si repetimos mañana…
Carlos sacó de su mochila el legendario cuchillo espada “Sasho” (la misma hoja que le abrió el cuello a Sasha Ferro y atravesó a Valu Cervantes). La hoja brillaba bajo la luz LED rosa del departamento.
—¿Veinte lucas? Te las doy yo, pero en el cielo, reina.
Zoé abrió los ojos como platos.
—Espera… ¿qué?
Carlos la agarró del pelo, le levantó la cabeza y con un solo movimiento limpio y teatral le clavó “Sasho” en el pecho. Una, dos, siete, doce puñaladas. La sangre salpicó las paredes blancas, el espejo, el cartel luminoso que decía “Good Vibes Only”. Zoé gorgoteó balbuceo el nombre del asesino mientras agonizaba, puñalada tras puñalada “Caaaaarloooosssssss” y se quedó quieta.
Carlos se limpió la hoja, agarró el Queso Gruyere gigante y se lo estampó en la cara al cadáver. Los agujeros del queso encajaron perfecto con los ojos abiertos de la muerta.
—Queso —dijo el asesino en voz alta, solemne.
Se sacó una selfie con el cadáver de fondo, la subió a su cuenta privada de Telegram y salió caminando tranquilo por la avenida Alvear. En la puerta del edificio lo esperaba un Uber (un venezolano llamado Carlos, que decía haber huído de la “dictadura infame y criminal” del señor Nicolás Maduro que pedía un pasajero llamado “Charles Quesón”.
Mientras el auto arrancaba, Carlos miró el cuchillo ensangrentado y sonrió:
—Próxima parada… ¿Y si me dedico a quesonear a las de Gran Hermano? Decí que Furia es fea y desagradable, si no iba para allá, a esa mejor no, quizás tenga alguna protección de Dumitrescu, pero ya va a haber alguna, como diría Enzo Fernández, viudo gracias a mí, un campeón del mundo hace lo que quiere, y un Quesón también.
Y gritó por la ventanilla, despertando medio Recoleta:
- ¡QUESOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!













se viene con todo el quesón de la nueva generación!!!!!
ResponderBorrarESOS VIDEITOS... ME VUELVO LOCOOOOOOO
ResponderBorrarrelato simple: queso, quesón y quesoneada, lo que siempre esperamos, y ahora también con una live action, excelente
ResponderBorrarNo cabe duda que todas estas minas son quesoneables, y que seguramente a cada una le espera un queso, que ya llegará en su momento, sin embargo, el relato dice que Furia sería protegida (porque?), un relato con un quesón decidido a tirar un queso, y que se comparta como un maestro Quesón, nada que envidiar a Bossio o Delfino, muy bueno los videítos, ahora se puede hacer de todo
ResponderBorrarlos quesos siguen y se modernizan, eso es una buena noticia
ResponderBorrarEste queson leyó el mismo el cuento donde asesina a Sasha Ferro, y le encanto, la nueva generación tiene futuro, con el español Carlos Alcaraz y algunos otros, un gran asesino este Pirovano, a quien matara ahora? No hubiera estado mal que el espectro de Sasha Ferro le de consejos de a quien quesonear
ResponderBorrarque Carlos Pirovano no te mande una carta documento
ResponderBorrarno menciona el asesino que también asesino a Milica, pero claro ahi participó con otros Carlos, será por eso?
ResponderBorrareste es queson en serio, nada de ficcion, este es queson en serio, yo se porque se los digo
ResponderBorrarUn relato quesón nuevo siempre es bienvenido.
ResponderBorrarNo está mal que haya Carlos de nueva generación.
Las de Gran Hermano son propicias para ser quesoneadas.
Esta chica le tenía asco pero igual cayó bajo el influjo hipnótico de los pies. Este relato confirma mi teoría de que los quesones tienen altos niveles de feromonas, hormonas de atracción, que le dan mal olor a los pies.
Furia será desagradable pero tiene que serle asignada a un quesón.
No veo razón para que sea una protegida de Lady Dumitrescu.
El Fauno-
Robaron la casa de San Isidro de Valeria Mazza, que fue quesoneada en la continuidad de estos relatos. ¿Qué pasaría si esos ladrones se encontraran con con Ravelia Zamas. ahora llamada Carla la quesona?
ResponderBorrarValeria Mazza, es decir Ravelia Zamas, está conduciendo Bailando con las estrellas, en España. Una oportunidad para quesonear.
En ambas opciones podría colaborar su hija, la tatuada.
Me gustaría aparecer en un relato, nuevamente, con las Santillanas o alguna Carla.
El Fauno