El Asesino de Debora Bello



Aunque Diego Torres y Debora Bello llevaban ya hacía un tiempo considerable radicados en Miami, la pareja se encontraba ocasionalmente en Buenos Aires, pasando algunas semanas en un campo alejado más de cien kilómetros de la capital. En un día de verano, soleado y con altas temperaturas, Debora se despertó, y vio que el lado de la cama que debía ocupar Diego, estaba vacío. 
Juliana, la joven mucama, entró a la habitación de Diego y Debora, a llevarle el desayuno.
- ¿Y el señor Diego? ¿Lo vio Juliana?
- Se fue muy temprano, dijo que tenía que preparar un par de discos.
- ¿Un par de discos? No me dijo nada. Bah, las últimas semanas estuvo muy raro, casi no me habla, se lo ve concentrado en otras cosas, no se que le pasa, en cualquier momento me vuelvo a Miami, ya me pudrió todo aca, además tampoco hemos tenido relaciones sexuales, todo muy raro.
- Hablo de dos discos, señora Debora, un recopilatorio de sus éxitos, titulado “Color Esperanza” y una colección de veinte canciones españolas titulado “Viva España”, en homenaje a su madre, la gran Lolita Torres.
- Sí, si, si, siempre cantaba canciones españolas en sus películas, aunque jamás pisó el Reino de España, ya me obligaron a ver como doscientas veces “La mejor del colegio”, “Más pobre que una laucha”, “Un novio para Laura”, “Joven Viuda y Estanciera”, y todas esas películas. Bueno, ya volverá, de mi parte, voy a preparar las cosas, mañana vuelvo a Miami.


Debora le mandó un mensaje por el WhatsApp a su esposo, que nunca tuvo respuesta, mientras las horas pasaban, y no había novedades de Diego Torres, muy concentrado en los dos discos que preparaba. “Discos” es una manera de decir, en realidad, era un disco virtual, dos colecciones de canciones que se difundirían por Instagram, YouTube y Spotify. 
Ocurrió entonces que, mientras la tarde avanzaba, sin rastros ni noticias del señor Diego Antonio Caccia (el verdadero nombre del cantante), Debora ya tenía todo preparado para volver a Miami en un vuelo esa misma noche. Juliana, la mucama, y la señorita Giselle, una cuarentona que hacía la veces de chofer y secretaria personal, estaban guardando las cosas en el auto, para partir rumbo a Ezeiza.
- Son las seis, el avión sale a las once, estamos a más de 100 kilometros de Ezeiza, lo mejor es ir saliendo ahora, aunque todavía falten varias horas – le dijo Giselle.
- Ya nos vamos, y no voy a volver por un largo tiempo. Ni noticias de Diego, parece mentira. Como si tuviera bloqueado el celular, pero figura que esta activo.
- Se fue con una vieja, la Marquesa de Avila, dijo llamarse, es la que va a financiar ese disco de canciones españolas.
- Ay sí, esa vieja es un plomo – dijo Debora – dice que trabajo mucho con Lolita Torres, en fin, vamos.


Cuando estaban por salir para Ezeiza, de repente, como salido de la nada, apareció un auto en el camino, algo extraño, no pasaba nunca nadie por ahí, por eso, pensaron que sería Diego Caccia que regresaba, pero no fue así, el auto se detuvo, y del mismo, bajo un tipo alto y patón, con aspecto de basquetbolista. Debora, Juliana y Giselle lo vieron asombradas.
- Buenas tardes – dijo el joven alto y patón – soy Carlos Leonel Schattmann, basquetbolista profesional de la Liga Nacional. Disculpenme, estoy medio perdido, estoy buscando la estancia “Color Esperanza”.
- Es esta – dijo Debora – pero no esperamos a nadie.
- Sin embargo, la Marquesa de Avila me dijo que viniera aca, a grabar un videoclip con Diego Caccia, perdón, Diego Torres.
- ¿Vos sos actor? ¿No dijo que jugaba al básquet?
- En el videoclip, una fanática admiradora intenta asesinar a Diego, y lo hiere, y el canta “Ay, de mí, esa Maldita Carla”, la asesina le va a disparar el balazo final, pero justo en ese momento, llegó yo, y salvo a Diego, asesinando a la asesina con un arma ninja.
- ¿Armas ninjas? Que argumento de mierda para un videoclip, ¿Cómo va a filmar algo tan horrible? Una basura es eso – dijo Debora.
- Mire aca tengo las armas ninjas – dijo Carlos mostrándole un bolso donde efectivamente tenía una gran cantidad de armas ninjas, ninjato, kunai, shuriken, fukiya, sais, bo, bokken, de todo, tenía el basquetbolista, todas armas muy mortales, eran distintos tipos de espadas, puñales y estrellas.


- Que interesante todo eso – dijo Juliana, la mucama.
- ¿Y ese palo? ¿Cómo se utiliza? – dijo Giselle, la asistente.
- ¿El fukiya? Es una cerbatana de bambú , usada para lanzar dardos envenenados. ¿O te referías al bo? El Bō es un bastón largo de madera, su nombre cambia según su tamaño y sus usos, también es un arma peligrosa y compleja en su manejo – contesto Schattmann.
- ¿Pero es ninja o basquetbolista, Señor…? ¿Cómo es que dijo llamarse? – preguntó Debora, mientras observaba el tamaño de los pies de Schattmann, de donde salía un olor a Queso bastante fuerte.
- Carlos Leonel Schattmann. Soy basquetbolista, pero experto en armas ninjas.
- ¿Cuánto calza? – dijo Debora.
- Cuarenta y nueve, eso calza, me falta apenas uno para llegar a cincuenta.
- Qué olor que despiden los pies, parecen muy sudados – dijo Debora – por favor pase Carlos.
- ¿Pase? – le dijo Giselle – Si íbamos a salir a tomar el avión a Miami.
- Ahora no tengo ganas de ir a Miami, no si antes estar con el señor Carlos – dijo Debora – pase por favor, quiero saber más de esos pies olorosos y esas armas ninjas. Esa semanas que no tengo sexo, pienso que quizás Diego se este haciendo gay.
- No, no creo – dijo Schattmann – esta muy ocupado con la Marquesa.
- ¿Esta insinuando que soy una cornuda? – dijo Debora.
- No, que va, hablo de la carrera musical, de esas canciones españolas – dijo Carlos.
- Pase, así charlamos con tranquilidad, señor Carlos.


El basquetbolista estaba por entrar en la casa, pero Juliana, la mucama, dijo:
- Yo también quiero charlar con el señor Carlos.
- Y yo también, aunque soy lesbiana, me interesan las armas ninjas – dijo Giselle.
- Lo quiero para mí solo, chicas, deberán esperar – dijo Debora – soy la dueña de la casa, y decido yo.
- Tranquilas chicas, ya habrá tiempo para todas – dijo Schattmann, mientras agarraba la fukiya, y le lanzó un par de dardos, uno cayó sobre Juliana, el otro sobre Giselle, ambas quedaron fulminadas en el piso.
- ¿Qué hicistes Carlos? – dijo Debora, asustada, al ver a la mucama y a la asistenta, fulminadas en el piso.
- Tranquilas, esto lanza dardos envenenados, pero en este caso no tenía veneno, sino con somníferos, dormirán un tiempo, el tiempo que tendremos para divertirnos un rato, Débora.
- Prometes mucho, Carlos Leonel Schattmann.
- Espero cumplir con las expectativas.
Entraron a la casa, pusieron la música a todo lo que da, era el repertorio completo de Diego Torres, la música estaba tan alta que se podría escuchar a 10 kilometros de distancia, Schattmann se sentó, y Debora le sirvió un whisky, el basquetbolista lo tomó, mientras extendió sus pies sobre la mesa, pies muy olorosos, pies que apestaban a Queso, Debora cayó rendida a esos pies, estaba como atrapada, como metida en un extasis, del que no podía salir, pero le provocaba un placer indescriptible en palabras, chupó, lamió, besó y olió los pies, una y otra vez, era una sumisa ante Schattmann, que hacía las veces del señor dominante de la situación.


La adoración de los pies duró largo rato, cuando terminó, Debora se encargó de hacer un streap tease ante Schattmann, este se paró, y le dijo “Jugaremos al bondage”, entonces la ató, sí, quedó prisionera de pies y manos, sobre una serie de bo (los bastones largos de madera), ahí, le chupó la concha, las tetas, el culo, despues de que ella le hiciera una fellatio, la cogió, en una relación salvaje y furtiva, como una prisionera de la selva ante su cazador, ella sintió una felicidad plena, nunca Diego Caccia la había hecho tan feliz, esto era algo sublime, perfecto, maravilloso, estaba feliz, pero exhausta, convertida en una piltrafa, con menos fuerzas que Natalia Oreiro despues de haber cogido con Carlos Matías Sandes, lo cual es mucho decir.
- ¿Y ahora? – dijo Debora.
- Ahora te asesinaré –le dijo Carlos Leonel Schattmann.
El basquetbolista entonces agarró la ninjato (espada corta recta) y gritó “¡Queessssoooo!” y así, en forma simple directa, le clavó la ninjato en el cuello a Debora, atravesándolo, dejándole clavada la espada hasta el mango, que salía del otro lado de la nuca. No fueron necesarias más heridas. Carlos sacó un Queso de su bolso, un gran Queso, y lo tiró sobre el cadáver, que quedó ahí, empalado.
- Queso – dijo Carlos Leonel Schattmann mientras tiraba el Queso.


El asesino salió, y justo en ese momento, vio que las otras dos mujeres, la mucama y la asistenta volvían en sí, Carlos, no se hizo mucho problema, y agarró unas shuriken (estrellas ninja) y los kunai, las dos mujeres se acercaron al basquetbolista, pero este ya estaba cansado (los Quesones también se cansan) y la había pasado bien con Debora, o sea que esta vez fue practico, y directamente, lanzó un shuriken y un kunai sobre cada una de las mujeres, clavándole las armas justo en el corazón, una precisión que solo un asesino de su calibre y experiencia puede tener. Ambas cayeron muertas de inmediato. El asesino sacó un par de nuevos Quesos, algo más chicos, que el que usó para tirarle a Debora Bello (uso un Queso de enorme tamaño).
- Queso – dijo Carlos Leonel Schattmann mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Juliana, la mucama.
- Queso – dijo Carlos Leonel Schattmann mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Giselle, la asistenta.


Con total impunidad, contento por el excelente trabajo que acababa de hacer, Carlos Leonel Schattmann guardó sus pertenencias en el auto y se fue del lugar, mientras escuchaba en sus vehículos canciones de Diego Torres.
-         -  Todavía falta, pero la terna para el Queso de Oro, debería ser Carlos Eisler, Carlos Ficicchia y Carlos Schattmann, me lo merezco, soy un gran asesino, a la altura de Delfino o Sandes, espero ser considerado de esa manera – dijo el asesino en voz alta.
¿Qué paso despues? Poco sabemos, sí sabemos que con el auspicio de la Marquesa de Avila, Diego Caccia lanzó su recopilatorio de canciones españolas, y según testigos del lugar, un grupo de mujeres vestidas con uniformes nazis, fueron vistas en la estancia “Color Esperanza”. Diego Caccia nunca regresó a su lugar y cuando le preguntaron por Debora, dijo “Muchachos y muchachas, estoy apurado, tengo cosas más importantes que hacer, tengo que ver una vez más Un Novio para Carla, perdón para Laura”.

Comentarios

  1. me encanto, tiene una atmosfera misteriosa, primero, la desaparicion de Diego Torres, segundo, es como si Lolita Torres, desde el más alla, ordenará este asesinato, por intermedio de la Marquesa de Avila, buen relato quesón, Schattmann va como un asesino a sueldo, a cumplir una orden, y hechiza a Debora y a las otras dos con su olor en los pies, y las atrapa con las armas ninjas, una muy buena composición

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  2. es como dice Toombes hay un misterio acechando en el relato, como que Diego ordenó el crimen, ¿tal vez bajo el hechizo de la Marquesa de Avila? no cabe duda que lo protege, schattmann hace rato que viene dando muestras de ser un gran asesino, no es ninguna sorpresa, es un QUESON con mayusculas

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  3. de "Un novio para Laura" a "Un asesino para Debora", muy frío Schattamann, un asesinato merecido

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  4. DE UN QUESON DIGNO A UN QUESON MASTER, ASI EVOLUCIONO CARLOS LEONEL SCHATTMANN

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  5. la siempre acostumbrada combinación de queso, sexo y misterio, con un carlos, como debe ser, eso sí, te vas a quedar sin personajes, ya las matastes a todas

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  6. Carlos Leonel Schattmann, gran maestro quesón de los armas ninja

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  7. para un retro queso con Carlos Calvo esta Naajim Timoyko, en "Dos pelotazos en contra" intenta asesinar a Minguito con una espada samurai, la dieron ahora en Volver

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    1. Buena idea. Y que lo sienta, que no este adormecida.

      Víctimas retro

      Marita Ballesteros, entre el 90 y el 2000.

      Judith Gabbani,
      Elizabeth Killian, algo más antes.

      Susana Torales.

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  8. siguiendo cierta costumbre de los quesones, ahora debería ser asesinada Angie Cepeda, que tambien fue mujer del señor Diego Torres

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    1. Estaría que fuera para Carlos Valdés, más víctimas para el actor que hace de Cisco Ramón en The Flash.

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  9. Era inevitable que sucediera, daba morbo el quesonearla, luego de intimar con ella.
    Bien la forma en que cayó en la trampa, pudiendo haberse escapado. Aunque terminó hecha una piltrafa, Andrea Frigerio estuvo toda una noche con el rugbier cheto, desplegó su sexualidad, como se ve las fotos. Lo que la llevó al inevitable fin.

    Yo diría que Diego Torres, o como se llame, tendrá una larga vida, por ser la madre una amiga de la Marquesa de Avila. Y yo diría que lo quiere como pareja.
    Y creo que va hacerle cantar canciones, con As Santillanas haciendo coro.

    Estaba pensando en el cuento El perseguidor, de Julio Cortázar. Sospecho una conexión con el mundo quesón.
    Se inspira en el saxofonista Charlie Parker. Y hasta hay una marquesa, aficionada la música. Una marquesa por casamiento, además. Aunque se llamada Tica, no se ha mencionado el nombre de nuestra Marquesa.

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    1. Sospecho que también Angela Torres tendrá una larga vida, por orden de la Marquesa, por cantar las canciones de Lolita Torres, con un estilo parecido. Capaz que la contrata para un espectáculo con las Santillanas.
      Así que habría que buscar por otro lado.

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  10. Momento, ¿tengo más desempeño, rendimiento físico que un quesón? Lo digo por ¿Un queso para las No lo soporto?

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