El Asesino de Shari Moretto, Sveva Rigolio y Gaia Stornelli


Tras una breve temporada en su Paraguay natal, el modelo Carlos Machado se encontraba de nuevo en el glamour europeo, en las grandes marcas de la moda de Milán o París. Lo invitaron a concurrir, no a modelar, a un desfile de la prestigiosa marca de moda femenina Fabiana Filippi.
- Sí Fabiana Filippi fuera una mujer real, la quesonearía – pensó Carlos Machado, en “modo Quesón”. Pero para lamento de Machado, y quizás de otros Quesones, no era una mujer real.
Carlos vio el desfile. Participaron varias modelos de fama europea e internacional, ahí en el medio de la Galleria Vittorio Emanuelle de Milano, un lugar preparado y cerrado especialmente para la ocasión. La verdad que todas las minas que participaron, miembros de la Agencia Elite Milano Models, eran todas dignas de recibir un Queso.


- Me gustaría ser una especie de Dios del Tiempo como Cronos el de la mitología romana – pensó Carlos siempre en “modo Quesón” – y disponer de una especie de tiempo eterno para asesinar a todas estas minas. Una por una, primero el juego de los pies, después el sexo, luego sacar un cuchillo y apuñalarlas en forma salvaje, ochenta, noventa cuchillazos y finalmente tirarles un Queso. Y decir en voz alta “Queso”.
El desfile continuaba. Ninguna de las modelos participantes se imaginaba que ahí sentado había alguien que deseaba asesinarlas, quesonearlas, apuñalarlas en forma salvaje. Varias habían detectado un fuerte olor a Queso en el ambiente. Eran los pies de Carlos que olían más fuerte de lo habitual, lo cual es mucho decir, siempre que tenía ganas de asesinar su olor aumentaba. 
- Bueno – seguía pensando Carlos – no las podré asesinar a todas hoy, así de un saque, pero sí puedo asesinar a una. Es cuestión de elegir a una. Pero no lo decidiré yo. Lo decidirán ellas. Sí, tengo una idea. 


El desfile terminó, Carlos se acercó a saludar a las modelos. No conocía los nombres de ninguna, pero sí repartió una tarjeta “CARLOS MACHADO, QUESÓN, Ti aspetto nel mio appartamento, avrail il tuo formaggio, Vía Carlo Ponti n° 352 45” o sea “Te espero en mi departamento, tendrás tu Queso”.
- Alguna vendrá – pensó Carlos – Y un Queso recibirá.
Un par de horas despues, Carlos se encontraba en su departamento, desnudo, con algún calzón y los guantes negros como única prenda de vestir, con un par de hormas de Queso desplegadas sobre una mesa. Se estaba impacientando, era como su recurso, no había dado resultado. Nadie había llegado aún. 
Ya se estaba por dar por vencido, cuando sonó el timbre. Y para su sorpresa, y agrado, no era una modelo, sino tres las que estaban allí: Shari Moretto, de cabellos rubios, Sveva Rigoglio, de cabellos castaños, y Gaia Storelli, de cabellos oscuros. Una a otra se presentó ante Carlos diciendo su nombre, y agregando:
- Vogliamo tutti ricevere il nostro formaggio (“todas queremos recibir nuestro Queso”).
- Formaggio. Queso. Queijo. Käse. Kaas. Fromage. Cheese – empezó a decir Carlos o sea “Queso” en varios idiomas, repitiendo como un mantra. 
Ya no dijo otra palabra más en toda la noche solo “Formaggio”, “Queso”, “Queijo”, “Käse”, “Kaas”, “Fromage”, “Cheese”. Tomó pequeños cubos de Queso, y le dio uno a cada una de las modelos, que lo probaron, y quedaron como extasiadas o hipnotizadas a partir de ahí.


Las tres modelos posaron ante el, el agarró el cuchillo, sí el cuchillo, y empezó a desprenderles la ropa con el mismo, se las fue arrancando con suavidad y elegancia, a un estilo bien de glamour europeo, en aquella noche de Milán. Sí, las tres modelos quedaron desnudas. Se arrodillaron y quedaron en el piso. Carlos elevó sus pies, sus enormes y olorosos pies talle 47, y las chicas comenzaron a olerselos, lamérselos, besarlos y chuparselos, una y otra vez, se arrastraban en el piso jugando con los pies.
- Formaggio. Queso. Queijo. Käse. Kaas. Fromage. Cheese – seguía repitiendo Carlos. Otra vez les dio unos cubos de Queso a las damas allí presentes. Al probar estos nuevos cubos de Queso, quedaron todavía más extasiadas e hipnotizadas que antes.


Comenzó el “menage a trois”, una auténtica fiesta sexual. Carlos se acercó a Shari, la de cabellos rubios, y empezó a chuparle las tetas, ella le chupaba la pija, mientras las otras dos jugaban entre sí, teniendo una relación lésbica, entonces Carlos penetró a Shari, la de cabellos rubios, y tuvieron sexo muy intenso. Las otras dos siguieron el juego lésbico.
Otra vez Carlos les dio cubos de Queso a las mujeres, ahora el juego prosiguió, se cogió a Sveva, la de cabellos castaños y despues a Gaia, la de cabellos oscuros. Las otras seguían con su juego sexual de lesbianas.
Después de coger con las tres, Carlos agarró uno de los Quesos que había en la mesa, y empezó a cortarlo, reduciendo a cubos y dados que iban cayendo como en una especie de lluvia sobre las tres modelos, que a su vez, continuaban con sus juegos lésbicos.


Entonces en ese momento, Carlos, agarró tres cuchillos, uno con la mano derecha, otro con la mano izquierda, y otro con los dientes, sí con los dientes. Y mientras las tres modelos continuaban jugando en forma lésbica, con gran rapidez, más propia de un superhéroe, que de un simple mortal, tiró el cuchillo que tenía en la mano derecha y se lo clavó a la modelo rubia, tiró el de la mano izquierda y se lo tiró a la modelo castaño, agarró el que tenía entre los dientes, y se lo tiró a la modelo de cabellos oscuras. 


Ahí agarró un cuarto cuchillo, y se tiro sobre las tres modelos, que yacían mal heridas, pero aún vivían, entonces las empezó a apuñalar en forma salvaje, cinco cuchillazos a la rubia, cinco a la castaña, cinco a la morocha, así como un juego de rotación, una por una, hasta totalizar más de ochenta cuchillazos a cada una. La sangre fluía por todos lados. Los cubos de Queso también. Dotado de una fuerza extraordinaria, repito, más digna de un superhéroe que de un mortal, el asesino, el Quesón, agarró entonces tres Quesos, uno con la mano derecha, otra con la mano izquierda, y otro con los dientes, y los tiró sobre las tres víctimas.


- Queso – dijo Carlos mientras tiraba el Queso sobre Shari Moretto, la modelo rubia.
- Queso – dijo Carlos mientras tiraba el Queso sobre Sveva Rigolio, la modelo castaña.
- Queso – dijo Carlos mientras tiraba el Queso sobre Gaia Storelli, la modelo morocha.
Carlos contempló la escena del crimen, las minas acuchilladas, la sangre, los Quesos, dijo entonces en voz alta:
- Soy un Quesón, soy un gran asesino, he cometido muchos asesinatos, cientos tal vez, pero lo de hoy ha sido algo sublime, superior a todo, más que un triple asesinato, una verdadera obra de arte, algo acorde a esta ciudad de Milán, donde está la Ultima Cena de Leonardo Da Vinci.
El Quesón abandonó aquel departamento. Pocas horas despues ya estaba en Suiza, para seguir con sus aventuras de modelo europeo. El Comisario Montalbano, el primo italiano de nuestro Comisario Miguel, descubrió la escena del crimen, en italiano dijo:
- -Nemmeno il meglio dei giallos di Argento sarebbe stato meglio di così. (Ni el mejor de los giallos de Argento hubiera sido mejor que esto).



Comentarios

  1. sublime lo de Carlos Machado... como la publicidad que hizo de Sancor Sublime

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  2. este ya esta haciendo meritos para ser el mejor Quesón... aunque Sajt siempre insiste con Delfino en ese rol

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  3. si volviera a nacer me gustaría ser un Quesón ja ja

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  4. y el tipo se pasea en Italia como si nada?

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  5. una masacre! hay que aplaudir de pie a este Quesón!

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  6. Seductor, sofisticado y sanguinario. Candidato al oro.
    Y para quesonnear a Cindy Crawford, para que sea vampirizada y envkada a Orlok

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  7. Asia Argento, ¿Una víctima internacional o una colaboradora, como directora de películas de quesones asesinos?

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