El Asesino de Floppy Tesouro
El basquetbolista Carlos Leonel Schattmann, jugador de Quimsa, se encontraba disfrutando de calma provinciana que rodea a Santiago del Estero, lugar donde las siestas son sagradas. En la tierra de la chacarera, y después de un intenso entrenamiento por la mañana, Carlos se puso a descansar, acostado en una comoda silla para su 1,93 metros de altura, con los pies descalzos talle 48 que tenía, pensando en disfrutar alguna serie de Netflix aunque estaba seguro que el sueño de la siesta lo vencería y terminaría quedándose dormido. Schattmann se encontraba solo en el lugar, y fue una suerte que así sea, pues si había alguien más, no hubiera podido resistir el fuerte olor a Queso que despedían sus pies.
Comenzó a buscar en el menú de Netflix pero no encontró nada. Carlos pensó: “Bueno, siempre las mismas boludeces, mejor me hago una siestita”. Como Quesón que era, comenzó a pensar en los asesinatos que había cometido, y sus víctimas más famosas, Jimena Barón, Brenda Asnicar, Natalia Fassi, a las que había asesinado solo, y por supuesto su participación en otros asesinatos, como el de Wanda Nara o el de Esmeralda Mitre.
“Qué ganas de tirar un Queso” pensó Carlos “esta misma noche, pero acá en Santiago del Estero, no sé, si encontraré una mina para quesonear, pero debo quesonear a alguna famosa, seguir creciendo como Quesón, ya no soy el Quesón que asistía a Carlos Matías Sandes, ni tampoco el Quesón digno, como alguna vez me calificaron, con cada Queso que tiro, me siento un Quesón más importante”.
Schattmann intentó dormir pero no pudo hacer la siesta, se vistió entonces, armó una mochila, puso una serie de armas dentro de la misma, y por supuesto, unos Quesos. El basquetbolista salió a la calle… ¿Para quesonear? Estaba en Santiago del Estero, nada se movía a la hora de la siesta, no había una sola persona en la calle a pesar que estaba a pleno la luz del día. De repente, Schattmann, vio pasar un auto, que rompió aquella calma provinciana. El auto se detuvo justo cuando pasaba frente a Schattmann. El basquetbolista se sorprendió. En el auto, bajaron el vidrio. Una rubia muy bella estaba dentro del vehículo, con un acento rumano, le dijo a Schattmann:
- Carlos, Floppy Tesouro esta en las Termas de Río Hondo, a 71 kilometros de aca, por la Ruta 9, estas en apenas una hora.
Carlos abrió los ojos en señal de sorpresa. El auto con la rubia arrancó y se fue a una velocidad increíble, propia de las Mil Millas de Indianapolis. Schattmann sonrió, y se fue al estacionamiento.
- ¡Pero señor Schattmann como me interrumpe la siesta! – le dijo don Sixto Palavecino, el empleado del estacionamiento “Santiago Querido”.
- Tengo que ir a las Termas de Río Hondo, es algo de suma urgencia, en una hora debo estar allí.
- Uhhhhhh – dijo Palavecino – usted seguro va a quesonear a alguna mina.
- Eso no es asunto suyo, soy un Quesón y si deseo quesonear a alguien, usted no se meta.
- Haga lo que quiera, pero tenga en cuenta que esta en Santiago del Estero, si tira un Queso, dedícale una chacarera, y hágalo despues de una buena siesta.
Carlos llegó a las Termas de Río Hondo. Guiado por su instinto Quesón, llegó al lujoso hotel Los Pinos, de cinco estrellas. Entró al mismo como suelen entrar los Quesones. Un empleado del hotel le preguntó:
- ¿Busca a alguien señor o va a reservar una habitación?
- Soy Carlos Leonel Schattmann – respondió el Quesón – Juego en Quimsa.
- Ah, el señor es basquetbolista.
- Soy basquetbolista. Bueno, sí, deme una habitación – Schattmann pensó que lo mejor era entrar al hotel para encontrar a Tesouro.
Estaba seguro que la encontraría en el Spa Termal. Claro que el basquetbolista se agachó, se sacó las zapatillas y las medias y sus pies quedaron descalzos, despidiendo un fuerte olor a Queso. El empleado del hotel no pudo aguantar y ¡Pum! se desmayó.
Desvanecido por el olor a Queso del basquetbolista, el empleado quedó inconsciente durante un largo rato y entonces Schattmann lo arrastró y lo encerró en un pequeño cuartito. El basquetbolista quedo en ojotas, con una bermuda, una remera, y guantes negros, y por supuesto la mochila. Schattmann entonces pudo seguir avanzando sin problemas y se metió en el Spa Termal.
Había bastante gente, pero el basquetbolista estaba seguro que encontraría a Floppy Tesouro. Apenas caminó un par de metros y la vio ahí, a Tesouro, rendida en una reposera, en una especie de lugar privado, separado del resto por una serie de mamparas. Schattmann se acercó, ingresó al sector, y se puso frente a Tesouro, le dijo:
- Hola Floppy.
- ¿Quién sos pibe, o te tengo que decir chango, como dicen aca?
- Carlos Leonel Schattmann, basquetbolista de Quimsa, equipo de la Provincia que juega la Liga Nacional.
- ¿La Liga Nacional, ja, ja, y porque no te dio el cuero para jugar en la NBA, ja, ja?
A Schattmann no le hizo ninguna gracia el comentario de Tesouro. Un motivo más para asesinarla. El basquetbolista le contestó:
- Mi rol en el básquet es la Liga Nacional no la NBA, así como mi rol entre los Quesones es ocupar un lugar menos al de Carlos Delfino o Carlos Fernández Lobbe, pero así como un basquetbolista de la Liga Nacional puede meter muchos triples, un Quesón siempre es un Quesón, mientras sepa tirar un Queso, y ser letal como un buen Carlos, por eso te aseguro nena, que no soy solo un Quesón digno, como alguien alguna vez me llamó, sino un muy buen Quesón.
- ¿Quesón? ¡La verdad no entendí nada! – dijo Tesouro – a ver Carlos, ¿Dijiste que te llamas Carlos, no?
- Sí, me llamo Carlos.
- Acaríciame chango, creo que podrías ser un buen masajista.
Schattmann se sorprendió ante el ofrecimiento de Tesouro pero no dudo ni un instante. Floppy quedo de espaldas, y Schattmann comenzó a tocarle el culo, a acariciarla ahí.
- ¡Qué lindo que me toques así el culo!
Schattmann la tocó con suavidad primero, con más fuerza después, las caricias se extendieron a todo el cuerpo, las espaldas, después Tesouro se dio vuelta, y el basquetbolista le tocó las tetas, le chupó los pezones, las tetas casi le explotan como ya le ocurriera en el pasado. Las caricias se convirtieron en cosquillas. A Tesouro le gusto mucho.
- ¡Qué pies grandes que tenes Carlos!
- Te aseguro que huelen muy rico, si te gusta el Queso.
- A ver, déjame probar ese Queso, Carlos.
En unos pocos minutos despues, los grandes pies de Carlos estaban sobre el rostro de Tesouro, que quedo como extasiada o en trance, y empezó a chuparlos, lamerlos, besarlos y olerlos, una y otra vez. Tesouro parecía drogada, y en ese estado de trance, le dijo a Schattmann:
- ¡Cogeme, Carlos, cógeme Carlos!
Schatmann se tiró sobre ella, que le empezó a chupar la pija. Tras la fellatio, Carlos se tiró encima de Tesouro y la cogió por el culo, con los pies primero, con la pija después. Dicen que se registró un fuerte temblor desde Santiago del Estero que llegó hasta Copiapó en Chile y Potosí en Bolivia. Cogieron de manera muy intensa, después la penetró con el pene.
Al terminar, Tesouro estaba exhausta, pero repleta de gozo y satisfacción.
- Quiero seguir jugando – le dijo la chica a Schattmann.
- Ahora viene el juego del circo, el Cheese Circus Play, ja, ja , con elementos ninja, ja, ja – contestó Carlos.
En ese momento, Schattmann agarro un Queso de su mochila, y como si fuera un triple en el básquet, lo tiró encima de la chica.
¡Pam! El Queso cayó sobre Tesouro, que quedó desvanecida del golpe. Tesouro volvió en sí, y se paró, confundida, finalmente recuperó la conciencia, y se quedó parada al lado de un palo.
- ¡Auxilio! – dijo Tesouro - ¡Socorro!
- ¡No te asustes! Esto es un juego, como en un circo. ¡No va a pasar nada!
- ¿Un circo? ¿Y qué juego del circo?
- Los lanzapuñales, ja, ja, pero con cuchillos ninjas, míralos, ja, ja. Vas a disfrutar el arte de las armas ninjas, Floppy.
Schattmann le tiró a Tesouro una Kusarigama, una especie de hoz con cadena, no se la clavó, pero lo rodeo el cuello, quedando como atada, entonces el basquetbolistale tiró una shuriken, una estrella ninja, que se le clavó en el pie derecho, una segunda shuriken, se la clavó en el pie izquierdo, quedando fijada en el piso. Una tercera shuriken le dio en el hombro izquierdo, quedando Tesouro fijada sobre el palo. Todo fue muy rápido, Tesouro no pudo reaccionar y solo emitió sollozos, gemidos y gritos de dolor, mientras salía la sangre por todos lados, pero Tesouro, aunque herida, vivía, ningún órgano vital había sido dañado.
- Ya conociste las Shuriken, Floppy, ahora conocerás los Kunai.
Carlos Leonel Schattmann le mostro los cuchillos ninjas a Tesouro, los Kunai, la chica miró asombrada.
- ¿Me vas a tirar los puñales como en el circo?
- Te asesinaré, Floppy Tesouro, soy un Quesón, y te quesonearé.
El basquetbolista lanzó el primer kunai, que se lo clavó en la teta derecha, ¡Pum! La teta explotó por todos lados, entonces Schattmann lanzó el segundo kunai, clavándoselo a Tesouro en la teta izquierda, ¡Pum! explotó otra vez la silicona por todas lados, mientras Floppy se iba desangrando.
Schattmann decidió tirar un tercer kunai, que impactó sobre el estómago de Floppy, ¡Pum! fue la explosión, dado que allí había otro implantes.
- ¡Todo implantes esta mina! ¡Qué difícil asesinarla!
- Ja, ja – decía aun desafiante Tesouro, a pesar de estar mal herida - ¡No será fácil asesinarme, Carlos!
Aunque aún Tesouro vivía, Schattmann le tiró el Queso encima a la modelo…
- Queso – dijo Schattmann pero… ¡Tesouro aún vivía!
Floppy resistía a fuerza de implantes, tantos tenía que las heridas no le afectaron ningún órgano vital.
- Maldita sea, que fácil fue asesinar a Jimena Barón, un corte en el cuello y chau… pero esta mina con sus implantes.
- ¡Y eso que Barón decía ser “la Cobra”, ja, ja, pero yo soy Floppy Tesouro!
Schattmann entonces sacó la sai, el puñal de tres puntas, y lo clavó en el pecho de Tesouro,
- Aaaaaaaaaaaaaaajjjjjjjjjjjjjjjjjjj – fue el grito de dolor de Tesouro, mientras le clavaban la sai en el pecho.
Con esa herida era suficiente para provocarle la muerte, pero Schattmann decidió no darle ninguna chance a Tesouro, que aunque en agonía, no moría, entonces sacó la ninjato, un arma similar a la katana, pero de menor longitud y totalmente recta, y se lo clavó en el cuello, atravesándoselo hasta el mango.
- Aaaaajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj – fue el grito de dolor de Tesouro, que exhaló así su último halo de vida, mientras Carlos le atravesaba el cuello con la ninjato.
El Quesón le sacó la ninjato del cuello, y se lo volvió a clavar en el pecho, y de ahí le atravesó todo el cuerpo, dejándole la ninjato clavada. El cadáver de Floppy, o lo que quedaba de el, quedo ahí empalado…
- Queso – dijo en voz alta Carlos Leonel Schattmann mientras tiraba el Queso sobre el cadáver de Tesouro, dejándoselo clavado sobre la pared, encima de la cabeza, con las shuriken, los kunai, la sai, la ninjato, todo clavado.
Schattmann estaba satisfecho, sabía que Tesouro había sido una presa difícil por los implantes, pero creía haber cometido más que un asesinato, una verdadera obra del arte criminal, del arte Quesón.
- Ojala lo hubiese filmado Hitchcock – dijo Schattmann.
- Tranquilo, yo filmé todo, le llegará a Alfred, esto fue sublime – dijo una voz femenina.
- ¡Usted! ¡La dama del automóvil, de hoy a la tarde!
- Sí, soy yo, Lady Dumitrescu, ja, ja, gracias por esto Carlos, sacale las armas ninjas a esta mina, te van a servir para algún nuevo crimen, dejala ahí empalada, ja, ja.
El asesino obedeció, Dumitrescu se encargó de su tarea y se fue satisfecha, aunque la tarea era para la Marquesa de Avila. El basquetbolista se iba del hotel, regresaba a Santiago del Estero, a la capital de la provincia…
- ¡Ahí esta, es el! – era el empleado del hotel, a quien Schattmann había dominado con el olor a Queso.
Junto a un grupo de policías entraron al lugar donde estaba el cadáver de Floppy Tesouro…
- ¡Oh, no, la han asesinado! ¡El asesino es el basquetbolista!
- ¡Vos sos un pelotudo! – dijo Dumitrescu, y con una mirada muy fuerte, exclamó:
- Accio. Wingardium Leviosa. Sactum sempra. Serpentontia. Habemus Patronus.
El empleado del Hotel y los policías quedaron hipnotizados, se pusieron alrededor de la bella dama, arrodillados, mientras decían:
- ¡Somos sus sirvientes, Lady Dumitrescu!
Y la bella dama exclamó:
- ¡Estamos en Santiago del Estero, cantenme una chacarera!
Y entonces los policías y el empleado del hotel comenzaron a cantar:
- Aqui canta un caminante Que muy mucho ha caminado Y ahora vive tranquilo Y en el cerro colorado.
Y la noche prosiguió en una peña folklorica, con chacareras, zambas, chamamés, cuecas, mucho vino y empanadas.
el que dijo que Schattmann era un "Quesón digno" fuí yo ja ja ja ja la verdad te pasaste capo otro gran relato!
ResponderBorrarEste relato salió bien de primera, no necesita correcciones. Bien usado el dato de los implantes estallando, demorando la muerte, lo que hizo difícil matarla, demoró la agonía. Que conocimiento de armas ninjas.
ResponderBorrarQue bien habla los idiomas Lady Dumitrescu, sin problemas dijo pelotudo. Interesantes esos poderes.
Un relato sanguinario, con su dosis necesaria de sexo. Cuantos sismos están causando los quesones.
gran quesón de las artes ninjas
ResponderBorrarAlgo que podría funcionar es un relato en que Carlos Calvo da una clase magistral, de como quesonear a una famosa. Podría ser con Nancy y las guerreras, uno de esos grupejos de mujeres, como Las Primas.
ResponderBorrarhttps://www.infobae.com/2005/10/14/216406-que-es-la-vida-la-lider-las-guerreras/
https://www.youtube.com/watch?v=ihi1_O3XnlA
Con un público integrado por quesones. Las invitadas podría ser contratadas supuestamente para un recital. Pero serían asesinadas, les tirarían un queso, luego de todo el ritual de obnubilarlas para tener sexo. Carlos Calvo podría hacer toda una demostración en eso. Tal vez invitando al escenario a un futuro Carlos asesino
que asesino sanguinario es Schattmann y parecía un boludo... yo lo sigo en instagram... le gusta sacarse fotos de los pies siempre las pone en las historias es queson en serio jua jua
ResponderBorrarun Quesón a ritmo de chacarera
ResponderBorrardebería haber cantado la Chacarera de los quesos
ResponderBorrarno se si la asesinaron, pero si q le rompieron el traste!
ResponderBorrarQUESOS TAMAÑO MONSTRUO
ResponderBorrarLarga el paco
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