El Asesino de Marisa Mondino (1989)

Presentamos a CARLOS CALVO en un relato retro, fuera del canón oficial, una vision alternativa de la realidad, que quizás ocurrió en algún mundo alterno o paralelo porque recordemos que es Todo En Todas Partes Al Mismo Tiempo #QUESO

Enero/febrero de 1989, a pesar de las dificultades económicas cíclicas de la Argentina, la ciudad de Mar del Plata estaba viviendo una gran temporada de verano. Una suerte de revancha luego del funesto verano de 1988, cuando acontecieron el asesinato de Alicia Muñiz a manos de Carlos Monzón y la trágica muerte de Alberto Olmedo.

En aquel 1989, con Susana Giménez y su obra “Sugar” en Villa Carlos Paz, una de las obras más exitosas de la temporada marplatense era “Mamá” con Carlos Calvo. Un verano donde ya se vivían las elecciones que se celebrarían el 14 de mayo, el justicialista Carlos Menem y el radical Eduardo Angeloz compitiendo para ver quien sucedía a Raúl Alfonsín.

(Comentario del autor: era un tiempo muy “carlista”, como vemos en las referencias a Carlos Monzón, Carlos Calvo, Carlos Menem y la ciudad cordobesa de Villa Carlos Paz, bueno, por algo, este Carlos que escribe estas líneas nació en ese tiempo, nada es casual)

Retomemos la historia. Carlos Calvo ya era un artista muy popular, aunque no habían llegado aún los días de “Amigos son los amigos”. Todas las noches salía del teatro y era saludado por decenas de fans. Mientras tanto vivía un romance apasionado con Marisa Mondino, luego de romper el año anterior con Luisina Brando. Como no podía ser de otra manera, suscitaba la atención de revistas como “Gente” por ejemplo, que le dedicaron hasta tapas al asunto.

Ya avanzada la temporada, una noche, Carlos Calvo salió del teatro como siempre, saludado con sus fans, a “Carlín” le encantaba sacarse fotos (eran las máquinas con rollo, y en esos días lo revolucionario era que el revelado lo tenías en una misma tarde y no había que esperar más una semana) y firmar autógrafos.

La mayoría de sus fans eran chicas y por eso le llamo la atención que una simpática anciana le pidiera uno de esos autógrafos: “Carlín, sos mi ídolo, te sigo desde que hicistes El Rafa, y después en esa novela de Canal 9, Solo un hombre, sos el ícono masculino por excelencia” dijo la anciana.

“Muchas gracias, no creo que sea para tanto” le contesto Carlín “pero tengo lo mío, je, je, ¿a quien tengo el gusto de firmar el autógrafo, señora?”

“Dumitrescu, Lady Dumitrescu, así me llaman” dijo la anciana, a Carlos Calvo se le ocurrió que la dama en cuestión era la madama de algún burdel marplatense, quizás de La Perla, o de otra zona, sí, estaba casi seguro que era así, no tenía pruebas pero tampoco dudas.

“Muy bien, aca tiene mi autógrafo, estimada Lady Dumitrescu, con mucho cariño, amor y afecto, Carlos Calvo, alias Carlín, el Carlín del pueblo”.

“Muchas gracias, te amo, Carlín, te amo, además te llamas Carlos, como mi nieto” dijo la Lady.

“Y bueno, somos muchos los Carlos” dijo Carlín.

“Mira, ahí esta mi nieto, y quiere hacerte un regalo” le dijo la Lady.

 

A Carlos Calvo ya le estaba resultando bastante pesada la Lady, y ahora se tenía que fumar al nieto, por más que fuera tocayo suyo, pero como buen artista que se debe su público trato de ser amable, observó que un muchacho alto, más alto que el, muy patón, podríamos decir que pies de basquetbolista, y muy rubión, parecía alguien germánico o nórdico, se acercó a el.

“Soy Carlos Lopez” dijo el joven rubio, alto y patón “el nieto de la Lady, y como para un Carlos no hay nada mejor que otro Carlos, tengo el orgullo de hacerle este obsequio”.

Carlos Calvo recibió con sorpresa un gran paquete, de enorme tamaño, y a juzgar por el olor, no había dudas, era un Queso.

“Espero le guste Carlos, es un Queso especial para usted, no un Queso cualquiera, el Queso Carlos” dijo Carlos.

“Muchas gracias” dijo Carlos Calvo ya algo fastidioso porque no podía sacarse de encima ni a la Lady ni al nieto “bueno tengo que irme, ya es tarde, mañana tenemos dos funciones”.

“Espere, Carlos” le dijo el otro Carlos “un obsequio más”.

Y el nuevo obsequio era un cuchillo de gran tamaño, grabado con el nombre de la víctima… no, no, eso era en los cuentos de mi amigo @bernabevelazquez (Carlos Sebastián Beneitez) y @couer_rouge (Ravelia la tatuada), aca el nombre grabado era el de CARLOS CALVO.

“Muchas gracias” dijo Carlos Calvo recibiendo el cuchillo “No merezco tanto”.

“Mereces esto y mucho más” le dijo la Lady “bueno, muchacho, ve a dormir”.

La Lady una suerte de bendición papal y se fue junto su nieto, Carlos Calvo se sintió aliviado, al fin se los había sacado de encima, eran gente amable y simpática, pero también dos plomazos.

Llegó a la casa que alquilaba para la temporada cerca de Playa Grande, a unas cinco o seis cuadras de la calle Alem, lo esperaba Marisa Mondino, su pareja de entonces.

“Mira, una vieja con pinta de madama y el nieto, un patón rubio, se llamaba Carlos como yo, me regalaron un Queso y un cuchillo, y mira que cuchillo, y que Queso” le dijo Carlos Calvo mostrándole ambas cosas.

“El Queso bueno, te lo vas a comer, yo no, porque no como esas cosas, pero ¿Para que queres ese cuchillo de asesino? ¿Acaso piensan que vas a asesinar a alguien?” le dijo Mondino.

“Voy a comer un trozo de Queso ahora” y el actor corto el Queso con el cuchillo y se comió un buen trozo.

“Delicioso” dijo Carlos Calvo “nunca probe un Queso tan rico, y mira que yo soy un gran degustador de Quesos, me encantan”

“Me voy a acostar, Carlín, ya es tarde” dijo Mondino.

“¿Cómo acostar? ¡Vamos a hacer el amor! Este Queso me dio una potencia sexual irresistible, soy como un búfalo cafre en celo de la sabana africana, puedo cogerme a todas las hembras del rebaño”

Carlos y Mondino se metieron en la cama, Carlín estaba como desesperado y desenfrenado, agarró el cuchillo y le arrancó toda la ropa a Mondino, con un método bien violento…

“Viste, era para esto el cuchillo” le dijo Carlín, ella quedo totalmente desnuda y entonces le sacó los zapatos, las medias y lo dejo descalzo.

“Que olor a Queso tenes en los pies, nunca los sudas tanto, ¿Qué te paso?” le dijo Mondino oliendo fuertemente los pies de Carlos Calvo.

 

“Es este Queso que comí, tengo los pies más grandes y olorosos, debo calzar un 47 ahora, es terrible” dijo Carlín.

Mondino quedó atrapada en los pies de Carlín, los empezó a oler, chupar, lamer y besar, ninguno de los dos, ni macho dominante ni hembra sumisa, habían vivido una experiencia anterior de esta naturaleza, pero estaban muy contentos y eufóricos con este juego fetichista de los pies.

 

No se dieron cuenta como pero aquel juego derivo en un acto sexual de alto voltaje, se arrastraban por el piso, se movían constantemente, y Mondino gritaba alaridos de alta intensidad, quedo exhausta pero muy contenta.

“Ahora sí, voy a dormir” le dijo Mondino a Carlín “pero que contenta estoy”.

“Yo voy a comer otro Queso, después voy a dormir” contestó el actor.

Carlos fue a la cocina e iba a agarrar el cuchillo para cortar el Queso, pero sintió una extraña sensación, deseaba ponerse guantes, y busco en un cajón un par de guantes negros y se los puso, ya con los guantes, agarró el cuchillo y cortó el Queso, se lo comió con gran disfrute, el Queso era todo una delicia, quedaba aún una buena parte para seguir disfrutando de aquel Queso unos días más.

“Tendré que saber donde está la Quesería del rubio patón” pensó Carlos “de ese Carlos, son los mejores Quesos que existen, tengo que comprarle siempre, con lo que me gustan los Quesos”.

Cuando terminó de comer el Queso, con los guantes negros, Carlos agarró el cuchillo, y miró su inscripción “CARLOS CALVO”, lo volvió a mirar, lo escrutaba una y otra vez, tocaba su filo, lo miraba, hasta que dijo en voz alta: “La asesinaré”, y entonces con la mano derecha tomó el cuchillo y con la mano izquierda agarró una bandeja con el Queso y se dirigió al dormitorio de Mondino.

Mondino estaba despreocupada, acostada, aún sin dormir, aún eufórica por la experiencia sexual que había tenido, se dio vuelta y lo vio entrar a Carlos, cuchillo en mano, con el Queso.

“¿Qué haces Carlín?” le dijo Mondino “¿Seguimos cogiendo? Quisiera tener cinco hijos”.

Carlos la miró con desprecio y con voz seria y de asco le dijo: “No me digas más Carlín, decime Carlos, Carlos”.

“Bueno, Carlos, Carlos, Carlos, ¿te gusta así, Carlos?” le dijo Mondino y agregó “¿Qué te pasa, Carlos?”.

“Te voy a asesinar y a tirar un Queso” y levantó el cuchillo con la mano derecha y le tiró el Queso con la mano izquierda.

Mondino recibió el Quesazo con furia y salvajismo… el golpe fue bravo, pudo dejarla inconsciente, se sacó el Queso de encima a los gritos: “¿Estas loco, Carlos? ¿Con que te drogastes? Si es de la buena, convídame, no me dejas afuera”.

“Mi droga es el Queso” le contestó Carlos “y este cuchillo que tiene el nombre del asesino, lo siento mucho, Marisa, pero serás asesinada”.

 

“¡Noooooooooooooooo!” gritó de terror Mondino, segundos después Carlos Calvo estaba encima de ella, cuchillo en mano, y con una furia criminal, se lo clavó en el pecho, y le lanzó una segunda puñalada, un profundo corte en el cuello, una tercera, le penetró el cuchillo en el estomago, una cuarta, un feroz tajo en todo el torax, una quinta, otra certera puñalada en el corazón, y así, como un ciclo, hasta darle una treintena de cuchillazos.

Así fue como Carlos Calvo asesinó a Marisa Mondino el 12 de febrero de 1989, dos días antes del primer aniversario del caso de Carlos Monzón.

Carlos contemplo el cadáver de Mondino, le dejó el cuchillo clavado en el corazón y agarró el Queso y se lo tiró encima mientras decía en voz la palabra “Queso”.

El actor agarró el teléfono y con gran tranquilidad llamó a la policía: “Soy el actor Carlos Calvo, acabo de cometer un asesinato, apuñalé a Mondino (sic) y le tiré un Queso”.

Cuando la policía entró, Carlos estaba comiendo Queso y le dijo al Comisario Miguel:

“Ahí esta el cadáver, le dí varias puñaladas, tiene el cuchillo clavado en el corazón, el arma homicida tiene mi nombre, soy el asesino, soy un asesino, estoy a disposición de la justicia, arrésteme Sargento y póngame cadenas, si soy un delincuente que me perdone Dios”.

“Comisario, soy Comisario, no soy Sargento” dijo el Comisario Miguel “¿Por qué lo hizo?”

“Tuve ganas de hacerlo, no se, comí un Queso, y tuve ganas de hacerlo, mientras lo comía me dí cuenta que soy un Quesón, y que necesitaba hacer esto, les pido que me encadenen y me encarcelen, de lo contrario seguiré asesinando mujeres y tirándoles un Queso, soy un peligro para la seguridad pública”

“Llévenselo” dijo el Comisario Miguel “con un buen abogado, lo declaran inimputable, y sale en libertad, hay que ver que ocurre”.

Carlos Calvo fue trasladado a la Unidad Penal de Batán donde no tardo en hacer alianza con el malogrado Carlos Monzón, pero como bien dijo el Comisario Miguel, contó con un buen abogado y salió en libertad, justo a tiempo para lanzar la exitosa serie “Amigos son los amigos”, eso sí, no sabemos quien ocupó el lugar que le hubiera correspondido a Marisa Mondino en “La banda del golden rocket”.

Sí sabemos que el Comisario Miguel tomó unas muestras de sangre de la quesoneada Marisa Mondino y se la llevo a Lady Dumitrescu, que como bien advirtió Carlín, regenteaba el burdel marplatense más importante. Lo demás lo dejamos a su imaginación.

Una versión indica que el nieto de Dumitrescu, Carlos Lopez, estuvo involucrado en varios asesinatos de mujeres, quizás una decena, una docena, y más también, pero esa es otra historia que quizás alguna vez contaremos.

Aún esta vivo, debe tener unos cincuenta y pico de años, y no faltan quienes dicen que sería el padre del joven conocido en nuestro blog como "Matías Quesudo" (cuyo nombre legal sería un simple y común Matías López), pero eso es harina de otro costal, que no concierne a este post...

Y así finaliza este relato retro, el Asesino de Marisa Mondino, #QUESO