El Asesino de Gisela Barreto
Dedicado a "EL FAUNO", inspirador y co-autor de este relato
Gisela Barreto, otrora mujer fatal, causó un gran revuelo en la sociedad al promover en su programejo a los denominados grupos anti vacunas, que se oponen la vacunación sobre todo de los menores de edad.
Dicen que el ex rugbier Carlos Ignacio Fernández Lobbe, ahora entrenador de Delta Rugby y de los equipos juveniles de la URBA, se encontraba en un alto del entrenamiento cuando entró a Twitter con su cuenta @LobbeNacho74.
Vio que Barreto era tendencia… le pareció raro… los días de fama de la ex vedette correntina habían acabado muchos años atrás… pero bueno el tema de las vacunas generó una gran controversia.
A Carlos se le ocurrió tuitear:
“Qué locura promover que la gente no se vacuna, Gisela Barreto debería ser juzgada y quesoneada por esto. Solo merece una cosa: un Queso”.
El tuit se convirtió en tendencia, boom total, no solo en Argentina, sino en el Mundo entero de habla hispana, miles de decenas de retuits.
Fernández Lobbe lanzó otro tuit: “¿Merece un Queso Gisela Barreto?” a modo de encuesta, el “SI” obtuvo el 89% de los votos, en una votación donde participaron unos 77.456 tuiteros.
- Vaya, vaya – pensó Carlos Ignacio Fernández Lobbe – soy Quesón y no debo eludir esta responsabilidad.
Mandó entonces otro tuit: “A Gisela Barreto le espera lo mismo que a Viviana Canosa, Soledad Solaro, Andrea Frigerio, Pamela David, Daniela Cardone y muchas otras: un Queso”
Los medios acudieron a la salida del entrenamiento de Delta Rugby...
- Qué raro tantos medios a un entrenamiento de rugby - le dijeron a Carlos - nunca viene nadie.
- Es por un tuit que envíe, lo voy a ratificar ante las cámaras de ESPN y otros medios.
Y así lo hizo Carlos Ignacio Fernández Lobbe.
Barreto metida en su mundo de la cruzada antivacunas ni se enteró de los tuits del rugbier asesino. Salió de una conferencia donde participó para promover el cierre de los hospitales al considerarlos propagadores de enfermedades, y allí una enorme sombra masculina la rodeó. Barreto se dio vuelta, un pañuelo le pusieron sobre una cara y quedó dormida. Era Carlos Ignacio Fernández Lobbe, que la raptó.
Gisela Barreto despertó. Se vio como en una habitación muy oscura, no sabía donde estaba, acostada, en una cama redonda, sí redonda, intentó moverse, pero estaba encadenada, comenzó a gritar:
- ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Que me desencadenen!
- Nadie vendrá en tu auxilio señora Gisela Barreto…. – dijo una voz masculina.
- ¿Qué es esto?
- Soy Carlos Ignacio Fernández Lobbe, el Quesón, el Rugbier Asesino, dijiste cosas muy graves sobre las vacunas, aca hay gente que quiere denunciarte, todo esto se esta transmitiendo en las redes sociales, twiter, Instagram, Facebook, lo están viendo millones de personas.
- ¡Nooooooooooooooooo!
Se prendieron cuatro pantallas, en cada una de ellas apareció una mujer, y empezaron a decir:
- Acusó a esta mujer de provocar cientos de muertes porque no se vacunaron por la viruela.
- Acuso a esta mujer de ser la responsable de que los hospitales se colapsaran por la epidemia de sarampión.
- Acuso a esta mujer de promover el genocidio de la humanidad al hacer campaña contra la vacuna contra la gripe.
- Acuso a esta mujer de despertar virus extinguidos hace cientos de años.
Carlos Ignacio Fernández Lobbe dijo entonces:
- Un juicio justo requiere defensa. Defiendete Gisela Barreto.
- Yo solo quiero evitar que sustancias extrañas ingresen a nuestro cuerpo, porque nos ponen un chip y así nos controlan como robots para que votemos a los políticos corruptos que desde hace décadas nos gobiernan. Lo mismo los hospitales, ahí es donde crecen los virus que enferman a la gente, ahí es donde nos matan a todos.
- ¿Culpable o inocente? El pueblo lo decide en las redes sociales. Se abre la votación, en veinte minutos volvemos, ja, ja.
Las pantallas se apagaron mientras la gente votaba. El rugbier le dijo:
- Sos linda, pero hablas muchas pavadas. No podes decir eso de las vacunas, en otros temas no te juzgo, pero en lo de las vacunas es imperdonable.
- Esa es tu opinión. Cogeme si tenes ganas, así hacemos algo natural.
- Por supuesto. Nada más natural que una buena cogida. Hagamoslo, mientras la gente vota.
Carlos se sacó las medias y los zapatos, estaba vestido de rugby, pusó sus pies sobre el rostro de Barreto. Olían espantosamente a Queso, muy mal, un olor fuerte, intenso, asfixiante, penetrante, Barreto los olió, chupó, lamió y besó, quedó como extasiada. Como si fuese un scrum, Carlos le dio varias patadas a Gisela en el culo.
- ¡Por hablar boludeces! ¡Chas chas en la colita!
A Barreto le gusto, pero más le gusto cuando la penetró con fuerza y salvajismo, como solo un rugbier lo puede hacer. Tembló todo. Al terminar, Carlos la baño con una manguera.
- El agua purifica Gisela, purifica.
Se volvieron a prender las luces. Barreto gimió “Oh no, otra vez el juicio”.
El rugbier dijo:
- El pueblo ya votó. Votación contundente. 768.904 personas en todas las redes sociales han participado… cifras que hablan por sí solas, en twitter el 95% dice “CULPABLE”, en Instagram el 92% dice “CULPABLE”, en Facebook la gente te quiere más Gisela, el 87% dice “CULPABLE”. La condena es una: el Queso.
- Piedad, no quiero morir - gritó Gisela Barreto.
- -¿La perdonamos? - Preguntó el rugbier a las mujeres que atestiguaron contra Barreto.
- ¡Queso! - Reclamaron las testigos - ¡Por su culpa, me contagié! - dijo alguien.
De un celular, surgió un ritmo que había sido usado con Gisella Van Lacke, siendo poseída y asesinada, quesoneada por otro Quesón, Carlos Matías Sandes. Con la letra adaptada para la nueva víctima.
- Gisella Barreto. Desnuda y Quesoneada. Gisela Barreto. Odiada y Quesoneada. Gisella Barreto...
- ¡Nooooooooooooooooo! – gritó Barreto espantada y aterrorizada - No pueden hacerme esto. Yo solo luchó por la salud del pueblo.
Gisela suspiró. Hubo algún abucheo.
- ¿No es cheto usar esto? - preguntó el rugbier, mostrando unas jeringas - ¡Ja, ja, ja, ja! – la risa sarcástica que solía usar en estos asesinatos. Y empezó a clavarles las jeringas.
- Aca tenes la vacuna contra el sarampión, la rubeola, la viruela, ja, ja, ja.
Gisela no supo que decir, hasta que tuvo una jeringa clavada en una pierna. Y otra y otra. La famosa gritó de dolor, ante la brutalidad del rugbier. Pero seguía viva. Que la clavaran las jeringas le causó gran dolor, pero eran heridas leves, imposibles de producir la muerte.
- ¿Y que tal si uso esto?
Fernández Lobbe sacó el cuchillo, destructor de exuberancias de famosas...
- ¡Noooooooooooooooooo! – gritó Gisela.
- Un cuchillo, el cuchillo, un cuchillo similar al que usé para asesinar a Viviana Canosa, Soledad Solaro, Andrea Frigerio, Pamela David, Daniela Cardone, Ursula Vargues, Coki Ramírez, María Vazquez, Verónica Varano, Claudia Albertario, Mariana Arias, ja, ja.
Era un enorme cuchillo, muy grande, esos cuchillos de caza, al estilo “Rambo”, pero mientras el rugbier asesino se acercaba a Gisela Barreto, Carlos prendió un dispositivo, y entonces desde el techo, como si fuese una araña de iluminación, empezó a bajar una enorme horma de Queso Emmenthal.
- ¡Nooooooooooooo! ¡El Queeeeeeeeeeeeeesoooooooooooooooo nooooooooooooooooo! – gritó espantada Barreto.
- ¡El Queeeeeeeeeeeeeesoooooooooooooooo siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! – gritó Fernández Lobbe.
El Queso cayó encima de Gisela Barreto, cuando Carlos llegó encima de la ex vedette, levanto el cuchillo y se lo clavó en el pecho.
- ¡ Queeeeeeeeeeeeeesoooooooooooooooo! – gritó el rugbier mientras hundía el cuchillo en el cuerpo de Gisela Barreto.
Una segunda cuchillada le asesto en la teta derecha, una tercera en la izquierda, cortes profundos en todo el cuerpo, en todas las direcciones, despues en el cuello, los brazos, las piernas, la concha incluída, al terminar el asesino tomó el Queso y lo tiró sobre el cadáver de Barreto.
- Queso – dijo esta vez con voz fuerte y terminante.
El asesino abandonó la escena del crimen. “Soy un Asesino, un Quesón, esto más qe un asesinato ha sido una ejecución, un acto de ajusticiamiento” tuiteó.
Lady Dumitrescu, una anciana ingresó al lugar, en realidad, ella fue quien le facilitó ese lugar a Fernández Lobbe. Se puso encima del cadáver quesoneado de Gisela Barreto. Nadie vio salir a la anciana, si en cambio vieron salir a una dama joven, repleta y radiante de salud.
- Ja, ja, militaba contra las vacunas pero con su sangre y el queso que tiró el rugbier me devolvió la juventud, ja, ja, ja, ja – dijo Lady Dumitrescu.
gran relato, Lobbe un gran quesón, y ahhh... existe ese tuiter?
ResponderBorraryo también me anotó para quesonearla
ResponderBorrarFernandez Lobbe a las minas las vacuna y las quesonea
ResponderBorrara mi tambien me gustaba escribir relatos bizarros,en la primaria me acuerdo que cuando pedian de hacer un relato en lengua,cuando habia que exponerlo todos se quedaban en silencio a escuchar como narraba los sucesos y todo.Y es como que anadie le salia ese tipo de relato,y es como que despues lo perdi eso. Retome en 2013 a escribir relatos y creepypastas,y despues encontre los relatos quesones,y ahi fue como que empece a copiar ese modelo.A mi man
ResponderBorrarla averdad yo lo considero un tipo de literatura.literatura quesona
Un buen comienzo para un mayo quesón.
ResponderBorrarParece que gustó lo de baño con manguera. Funcionó lo de chaschas en la colita, para castigarla.
Y lo de la transmisión en pantallas, que demuestra la crueldad de los medios, que las acusadoras sean mujeres. Y ese ritmo ridículo que se me ocurrió, agregó crueldad. El rugbier suele ser cruel, acá lo fue todavía más.
¿Por que a la noble vampira, un gran personaje, le dura tan poco el rejuvenecer?
No estaría mal que Futbolero Velez tenga un blog de esta clase de relatos. Recuerda a las revistas pulp.
los cambio de la luna afectan a nuestra adorada Lady Dumitrescu, cuando llega la luna llena, necesita sangre para rejuvenecerse, esa es la explicación, ja, ja
BorrarBIEN SEÑOR PUMA OOOHH SIII
ResponderBorrarestoy viendo el programa de Viviana Canosa que bien hizo Carlos Ignacio Fernández Lobbe en quesonearla
ResponderBorrarUna historia de Deviantart, inspirada por Sol ¨Pérez.
ResponderBorrarhttps://www.deviantart.com/greekgodares/art/Las-aventuras-de-Temporal-Leccion-de-humildad-796265231