El Asesino de Marcela Pagano
Erase una vez una periodista muy tilinga llamada Marcela Pagano, que se creía una sabelotodo, siempre dispuesta a aparecer “la mejor alumna” (como aquella vieja y clásica película de Lolita Torres, “La Mejor del Colegio”). No había tema donde no quisiera figurar sea lo que sea. Incluso el fútbol, un tema muy sensible para la opinión pública, del que no sabía absolutamente nada.
Lo cierto es que a Pagano no le iba nada mal. Escribía en un prestigioso diario y participaba en uno de los noticieros centrales de un gran monopolio mediático. Este grupo de medios era, según la opinión de muchos, prácticamente el que manejaba el país. Desobedecía leyes y ponía presidentes.
“Ningún gobierno resiste una tapa de Clarín” se decía…
Pero volvamos a Pagano. Aquel día, del que hacemos referencia en este relato, la periodista opinó y opino demasiado de un caso que había conmocionado mucho a la opinión pública unos años antes: el asesinato de la top model Valeria Mazza.
“La decapitaron en su residencia de Punta del Este” dijo Pagano “sobre su cadáver arrojaron un Queso, junto a ella también fueron asesinadas una mucama y su secretaría, degolladas con un cuchillo”.
El inefable Ricardo Canaletti, especialista en temas policiacos, intentó desplegar todo su conocimiento sobre el tema…
“El caso aún hoy esta impune. Se atribuyó a una secta, a una extraña logia de asesinos tiraquesos, que según se decía actuaba en aquel tiempo en Argentina y en Uruguay”.
Canaletti iba a hablar del tema pero Pagano lo interrumpió bruscamente…
“Eso jamás existió. Una leyenda urbana que se difundió por internet”.
“Pero entonces , ¿Quién asesinó a Valeria Mazza?”
“Hubo otra leyenda urbana. En esos días la selección de básquet estaba en Montevideo”
“En Montevideo, el asesinato fue en Punta del Este”
“Sí, pero son dos horas de auto sin ir a una gran velocidad. Usted lo sabe Canaletti”.
“Sí. Se hablaba que esa noche de la concentración argentina se escapó Carlos Delfino, el Lancha Delfino, el Cabeza Delfino, una de las estrellas de la generación dorada del básquet argentino”
“No sabía que sabías tanto de básquet. Solo un alucinado puede pensar que Carlos Delfino pudo haber estado implicado en el crimen”
“Hubo otros asesinatos en las semanas siguientes”.
“Sí, es verdad señorita Pagano” dijo Canaletti en tono un tanto burlón “Julieta Prandi, Silvina Luna, Zaira Nara, Leticia Bredice, Yanina Latorre, y otras más. Por eso la pista policial más firme habla de una secta que practicaba ritos satánicos”
“Hay que investigar a Carlos Delfino” dijo “Usted señor Canaletti sabe que Delfino estuvo en La Pampa, la noche que asesinaron a Prandi, y que fue asesinada en esa provincia; a Luna la asesinaron después de una fiesta a la que concurrieron los basquetbolistas; Bredice fue asesinada después de compartir el programa de Nico Repetto donde estuvo el Basquetbolista Delfino…”
“Si usted Señorita Pagano” dijo Canaletti “tiene tantas pruebas contra el basquetbolista Carlos Delfino le pido que vaya ante la justicia”
“Usted sabe perfectamente que…”
Y en eso apareció bruscamente el señor Luis Clur, gerente de noticias del multimedio, e interrumpió el programa…
“Señorita Pagano, Señor Canaletti les pido por favor que se retiren del programa. Hemos terminado por hoy. Pido disculpas a la audiencia por este intercambio que han tenido dos de los periodistas más prestigiosos de nuestra emisora. La intención era dar un informe sobre el asesinato de Valeria Mazza, que tanto conmocionó a la opinión pública. Damos el tema por terminado en el día de hoy. En instantes, continua nuestra emisora, esta vez con el señor Nelson Castro”.
Pagano le iba a decir unas cuantas cosas a Clur y cuando salieron de escena, le dio un cachetazo. El Jefe de Noticias secamente, y conteniendo una reacción, dijo:
“Esta despedida señorita Pagano. Vayase. Mañana enviaremos un abogado para arreglar la indemnización”.
Indignada, Pagano regresó a su departamento. No era un departamento cualquiera. Estaba ubicado en uno de los pisos superiores de una de las torres más altas de Puerto Madero. Sus buenas relaciones con políticos y empresarios le permitieron a la chica poder tener una propiedad de estas características.
Pagano se desnudó y fue a pasar un rato en el jacuzzi. Necesitaba distenderse. En el fondo el problema planteado con Clur le chupaba los ovarios. Pagano sabía que tenía los contactos políticos suficientes para revertir el despido planteado por Clur. Y en el peor de los casos, obtener alguna indemnización mayor a la que correspondía, y algún nuevo programita en algún canal de la tele.
“Ma si, Clur, ya vas a ver con quien te vas a enfrentar”.
Decidio olvidarse del tema. Con sus clases de poder mental sabía que lo lograría. Se sumergió en el jacuzzi. El reloj marcaba las nueve de la noche. Pensaba disfrutar algún rato en el jacuzzi antes de tener una cena muy liviana. La chica había sido bastante gordita en sus tiempos adolescentes y estaba sometida a un estricto régimen alimenticio que rozaba la bulimia y la anorexia.
Comía muy liviano y aunque no practicaba la religión musulmana, Pagano en los hechos hacía una especie de ramadán, pues no ingería alimento sólido mientras había luz solar. Apenas tomaba agua, jamás una bebida, y mucho menos una bebida alcohólica.
Estaba en el jacuzzi. Pagano sintió un ruido. Parecía como si alguien había entrado en el departamento. Pagano pensó que era todo producto de su imaginación.
Pero de repente, ante ella, frente al jacuzzi, estaba Carlos Delfino, el basquetbolista asesino, vestido como un ninja, todo de color negro, con guantes sosteniendo una katana, y un enorme Queso Emmental.
“Hola Pagano, sabes quien soy”
Aterrorizada, Pagano se sumergió aún más en el jacuzzi, y balbuceó con voz temblorosa:
“Caaarrrrloooss Deeeeelfiiiiiiinooooo”
“Sí, el basquetbolista asesino. Hablaste mucho de mí hoy en la televisión”
Pagano sintió el frío del filo de la katana sobre su cuello.
“Solo dije cosas que sé” más envalentonada aunque siemrpe con la katana sobre su cuello afirmó “vos asesinastes a Valeria Mazza y a las demás”
“Y en las demás figuras vos, señorita Pagano” dijo fríamente el basquetbolista.
Carlos levantó su enorme pie derecho y lo puso en la bañera, aplastando el rostro de Pagano, que apenas podía aguantar el terrible y asfixiante olor a Queso. Luego hizo lo mismo con el pie izquierdo.
Tras jugar con los pies, Pagano le dijo a Carlos:
- ¿Me vas a asesinar como hicistes con las otras?
- Por supuesto. Soy un Quesón y debo cumplir con mi destino, ja, ja.
- Cogeme Carlos, cogeme Carlos.
- Lo haré con gusto.
Tuvieron sexo en la bañera, en forma intensa y apasionada. Pagano creyó estar en una especie de estasis, de placer supremo, tanto que se olvidó de todo, pero Carlos sabía muy bien para que estaba allí...
Carlos levantó su enorme pie derecho y lo puso en la bañera, aplastando el rostro de Pagano, que apenas podía aguantar el terrible y asfixiante olor a Queso. Luego hizo lo mismo con el pie izquierdo.
Tras jugar con los pies, Pagano le dijo a Carlos:
- ¿Me vas a asesinar como hicistes con las otras?
- Por supuesto. Soy un Quesón y debo cumplir con mi destino, ja, ja.
- Cogeme Carlos, cogeme Carlos.
- Lo haré con gusto.
Tuvieron sexo en la bañera, en forma intensa y apasionada. Pagano creyó estar en una especie de estasis, de placer supremo, tanto que se olvidó de todo, pero Carlos sabía muy bien para que estaba allí...
Carlos Delfino levantó entonces la katana y descargó el golpe criminal sobre el cuello de Pagano, provocando una profunda herida. Un segundo tajo fue todavía más profundo, y con el tercero, el chorro de sangre se esparció aún más por todo el jacuzzi. El asesino descargó algunos katanazos más, finalizando así su tarea.
Carlos Delfino contempló al cadáver de su víctima, tomó el Queso, lo arrojó sobre el cadáver mientras decía en voz alta:
Y abandonó la escena del crimen con total impunidad. En forma misteriosa apareció, y en forma misteriosa desapareció del lugar.
Dicen que algunos chicos que estaban en Puerto Madero, integrantes de un equipo juvenil de básquet, todos patones, lo reconocieron.
- ¡Carlitos! – le gritaron.
Muy sonriente, el basquetbolista asesino firmó los autógrafos, cuando se fue, uno de los chicos, sin embargo, deslizo un enigmático comentario:
marcela pagano sabelotoda muy bien acertado eso amigo
ResponderBorrarcarlos delfino el narcicista segun teoria del blog
ResponderBorrarMe pierdo un poco de la gracia, porque nunca la he visto. Pero si hay cierto morbo en quesonear a una periodista de la televisión. Y hacerla desangrar en la bañera.
ResponderBorrarVa muy bien con la personalidad de Delfino. Creo que podría competir por ser el mejor quesón. O el peor, desde el punto de vista de las famosas.
Lo único malo del blog es la verificación de comentarios. Hay otro blog que frecuento, que también tiene ese sistema, pero funciona mujer.
Me gusta la actualización de relatos, más al estilo actual.
sí lo de la verificación de los comentarios es un garrón
Borrarleí gasta donde dice "Erase una vez una periodista muy tilinga llamada" y ya ahi me di cuenta la estupidez mental que trae quien escribió esto.
ResponderBorrarSi el relato fuera actual, se mencionaría que la despidieron de A24, en lugar de ser despedida de ese multimedio.
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