La asesina de Marcos Kremer
Ravelia, la Quesona Asesina,
necesitaba saciar su instinto asesino, buscaba entonces con urgencia y premura
una nueva víctima.
—Creo que me daré
una pasada por el supermercado, quizás encuentre a alguien que valga la
pena—pensando con detenimiento lo que iba hacer. Toma las llaves de su coche,
lo enciende y se dirige a ese sitio, mientras va manejando tiene una sonrisa
algo macabra en su rostro, pone algo de música para ambientar el viaje, eso
aclara siempre su mente...
Dieciocho minutos
después llega al super y estaciona el auto. Valeria se baja con calma y camina
hasta la entrada de la tienda, va directo a la zona de los Quesos, donde
observa unos magníficos ejemplares.
Extraña la
relación de Ravelia con los Quesos. Jamás los comía. No soportaba probarlos.
Pero le encantaba olerlos. Para ella eran un elemento de fetichismo. No un
producto alimenticio. Y el verlos, así uno al lado del otro, le inspiraba
nuevos asesinatos.
—¡Son perfectos!
—Piensa la bella chica mientras veía los Quesos.
En ese instante es
interrumpida por un joven con un físico muy atlético, imponente, una altura de
1,96 metros, aspecto de rugbier con pies grandes, un calzado por lo menos 48.
El joven, que efectivamente era un rugbier, se llamaba Marcos Kremer, e integraba el equipo de “Jaguares”. Marcos contempló a Ravelia, y se sorprendió al verla exactamente igual a Valeria Mazza, la top model que había sido asesinada por el basquetbolista Carlos Delfino años atrás.
Se acercó hacia ella, como atraído por una extraña fuerza irresistible hacia la Quesona, y le dijo, mientras contemplaba los Quesos:
- Te recomiendo un buen queso gouda, es uno de los mejores quesos holandeses - esperando que la chica le respondiera.
Ravelia solo lo mira de arriba abajo, inspeccionándolo minuciosamente, centrandose en sus pies los cuales detalla con gran fascinación, estos cumplían con los requisitos que ella deseaba. El rugbier calzaba un 49. Ravelia sabía calcular con eficacia y sin dudarlo.
Simultáneamente el joven se percató que la bella chica le mira los pies con cierto placer y le preguntó:
- ¿Te gustan mis pies? Te los regalo si gustas-lanzando una carcajada.
A lo que ella responde
- Los hombres como tú no tienen pies, tienen quesos. ¿Te llamas Carlos?
- No. Mi nombre es Marcos.
- Marcos sos un “Quesudo” como Marcos Milinkovic…
- ¿Marcos Milinkovic? Era el que jugaba al básquet y le cortaron la cabeza…
- “Fui yo, yo lo asesiné” – pensó la Quesona para sí misma y a punto estuvo de hacer la confesión en voz alta pero prefirió callarlo y esperar otro momento – Eres muy bello, eres un Quesudo – dijo entonces la asesina.
El muchacho se queda pensando a que se refería ella, le parecía extraño pero lo único que se lo ocurrió en ese momento fue reírse, frente eso la peculiar señorita le dice que siempre le ha dicho así a los pies grandes y olorosos, añadiendo una frase-"realmente me excita eso sabes".
Se acercó hacia ella, como atraído por una extraña fuerza irresistible hacia la Quesona, y le dijo, mientras contemplaba los Quesos:
- Te recomiendo un buen queso gouda, es uno de los mejores quesos holandeses - esperando que la chica le respondiera.
Ravelia solo lo mira de arriba abajo, inspeccionándolo minuciosamente, centrandose en sus pies los cuales detalla con gran fascinación, estos cumplían con los requisitos que ella deseaba. El rugbier calzaba un 49. Ravelia sabía calcular con eficacia y sin dudarlo.
Simultáneamente el joven se percató que la bella chica le mira los pies con cierto placer y le preguntó:
- ¿Te gustan mis pies? Te los regalo si gustas-lanzando una carcajada.
A lo que ella responde
- Los hombres como tú no tienen pies, tienen quesos. ¿Te llamas Carlos?
- No. Mi nombre es Marcos.
- Marcos sos un “Quesudo” como Marcos Milinkovic…
- ¿Marcos Milinkovic? Era el que jugaba al básquet y le cortaron la cabeza…
- “Fui yo, yo lo asesiné” – pensó la Quesona para sí misma y a punto estuvo de hacer la confesión en voz alta pero prefirió callarlo y esperar otro momento – Eres muy bello, eres un Quesudo – dijo entonces la asesina.
El muchacho se queda pensando a que se refería ella, le parecía extraño pero lo único que se lo ocurrió en ese momento fue reírse, frente eso la peculiar señorita le dice que siempre le ha dicho así a los pies grandes y olorosos, añadiendo una frase-"realmente me excita eso sabes".
-Wow! ¿Porque no terminas de comprar y vamos a mi apartamento? - el rugbier lanza su propuesta al escuchar lo que acababa de decir la sexy mujer. Para fortuna de él, ella estaba muy dispuesta...
- Por supuesto, como no irme contigo, como no acompañar a un hombre que tiene unos "quesos tan provocativos" -tendiendo sus redes la astuta asesina .
Al parecer todo salió mejor de lo que había planeado "la quesona". El universo estaba conspirando a favor de ella. Encontrar una nueva víctima era mucho más fácil de lo que pensaba.
Marcos espera que ella termine de pagar en la caja, cuando esta recibe lo que acaba de comprar le dice
- Te espero afuera para que podamos irnos.
Valeria le responde:
- Yo tengo mi coche estacionado afuera, lo mejor sería que cada uno vaya en el suyo... Guíame, yo te seguiré hermoso Quesudo.
Terminando esa frase Marcos enciende el coche y arranca. Valeria por su parte guarda los Quesos en el asiento trasero de su vehículo, lo enciende y se dispone a seguirle de cerca.
Ella va saboreandose como una loca empedernida, sabe que va a disfrutar ese momento y se dice así misma "será sublime". El rugbier va el contento y ansioso a la vez...
- Por supuesto, como no irme contigo, como no acompañar a un hombre que tiene unos "quesos tan provocativos" -tendiendo sus redes la astuta asesina .
Al parecer todo salió mejor de lo que había planeado "la quesona". El universo estaba conspirando a favor de ella. Encontrar una nueva víctima era mucho más fácil de lo que pensaba.
Marcos espera que ella termine de pagar en la caja, cuando esta recibe lo que acaba de comprar le dice
- Te espero afuera para que podamos irnos.
Valeria le responde:
- Yo tengo mi coche estacionado afuera, lo mejor sería que cada uno vaya en el suyo... Guíame, yo te seguiré hermoso Quesudo.
Terminando esa frase Marcos enciende el coche y arranca. Valeria por su parte guarda los Quesos en el asiento trasero de su vehículo, lo enciende y se dispone a seguirle de cerca.
Ella va saboreandose como una loca empedernida, sabe que va a disfrutar ese momento y se dice así misma "será sublime". El rugbier va el contento y ansioso a la vez...
Aunque no se imagina lo que le espera, ciertamente será una noche sin igual para ambos.
Después de un largo viaje de 30 minutos gracias al congestionamiento vehícular llegan a su destino, un edificio de apartamentos situado en Puerto Madero, dirigen sus coches hasta los estacionamientos. El primero en bajarse es el rugbier, segundos después lo hace ella...
Los dos van caminando hasta el ascensor.
- Sigueme, ahí está el ascensor, vamos antes que suba de nuevo- le dice Marcos.
-Vale mi Quesudo - sonriendo y siguiéndole la corriente la atractiva damisela.
En medio de eso la impredecible mujer se abalanza sobre él, lo besa y lo acaricia de manera sugestiva, siguieron así hasta que el ascensor llega al piso donde esta el apartamento del rugbier.
- Bueno bueno! Estos son mís aposentos Quesona - exclama Marcos.
- Está perfecto! Porque no nos podemos cómodos... Quiero poder hacer de todo contigo y probar tus "quesos"-le dice Valeria ya algo excitada.
La temperatura subía y subía, exactamente lo que quería Valeria. Pero en un momento ella se acuerda que no subió el queso y exclama en voz alta
— Carajo! olvidé el Queso Gouda, a lo que el rugbier le dice — yo también tengo quesos en mi refrigerador.
Esto tranquilizo a la bella mujer que empezó a quitarse la ropa y acercarse al hombre delicadamente, besando su cuello.
—Esto se puso bueno—dice el incauto hombre, quien inmediatamente se quita toda la ropa quedandose solo en boxer y se arroja a la cama — Bueno mujer aquí tienes tus quesos, son todo tuyos — dejando que la mujer hiciera con el lo que quisiera.
En un instante se vuelve un frenesí... Ambos lamiéndose los pies, no quedaba parte que no recorrieran con sus bocas.
—Estos son los mejores quesos que he probado!—extasiada la asesina con los pies del apuesto hombre, realmente apestaban a Queso.
Tuvieron sexo una y otra vez, La mujer complació en todo sentido al hombre y él a ella con sus exquisitos pies. Después de unas horas la faena había culminado y era hora de terminar el otro trabajo
- Bueno ya es hora—se dijo así mismo Ravelia.
En un segundo golpea fuertemente a Marcos con estatuilla de mármol que había en la habitación, y este queda noqueado, dándole tiempo que ella haga los preparativos para la noche de tortura.
— Lo siento Quesudo, pero esto debía pasar—hablandole al desmayado rugbier.
En esas lo amarra de manos y pies en la cama, y su cuello lo rodea de una soga que ajusta al protector de la ventana dejando la cuerda tensionada. Saca un enorme cuchillo en forma de katana y lo deja sobre la cama, va hasta el refrigerador, saca un Queso Emmental.
- Ese Queso quedará perfecto—dice la desequilibrada mujer que empieza a besar los pies del hombre que tenía atado, lame cada una de más comisuras de los dedos con un placer indescriptible.
El rugbierempieza a despertar y su rostro se muestra bastante horrorizado, casi no puede hablar porque la soga lástima su garganta.
- Porque haces esto,que te he hecho?—con una voz muy baja por el dolor y la incomodidad que le producía estar así.
—No has hecho nada, sos un Quesudo y morirás como han muerto otros —le responde la Quesona que toma el cuchillo y empieza a lastimar el pecho del hombre causándole gran dolor.
- Descuida esto no tardará mucho, solo lo disfrutaré un poco más - diciendo esto con una gran y maléfica sonrisa.
Con cada cortada que le hacía, lamía sus dedos y metía los suyos en la boca del pobre Marcos. Cortando sus hombros y piernas, la mujer estaba poseída torturándolo.
—No quiero que mueras sin saber quien soy en realidad, has sido muy lindo conmigo y no me pareceria justo no decirte; Soy Ravelia "la Quesona" la cruel asesina de hombres Quesudos... Ja ja ja bueno, creo que tú ya lo estás experimentando — le dice con una carcajada al decaido hombre.
En un arrebato toma el
cuchillo más grande se acerca a Marcos y le corta el cuello sin explicación
alguna, no contenta con eso va por el Queso y lo arroja al rostro del rugbier
que agoniza poco a poco, desangrándose por la herida en su garganta, a la que
Ravelia agrega un segundo y un tercer corte en el cuello.
Marcos muere
después de unos 8 agonizantes minutos...
— Marcos Kremer.
#Queso.
Se pone de nuevo
su ropa y sale como si nada del apartamento, se sube al ascensor con toda la
paciencia del mundo... Después de un rato llega a su auto y se sube en el, así
comenzando el largo trayecto a casa.... llevando consigo las enormes zapatillas
talle 49 del hombre al que acababa de asesinar.
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