El Asesino de Jimena Baron
Cuando se difundieron las noticias de los asesinatos de Laura Fernández, Aline Moine y Gisela Van Lacke, el basquetbolista Carlos Leonel Schattmann no tuvo dudas: el asesino era su antiguo compañero, Carlos Matías Sandes. Juntos habían cometido algunos asesinatos, incluído el de Wanda Nara…
- En realidad a Wanda la mató el Mati, yo le tiré el Queso, fui un simple ayudante – dice Schattmann - Que lindos crímenes se mandó el Mati. No puedo ser menos. Yo también soy Quesón. En breve debo cometer algún asesinato.
Carlos Leonel Schattmann es un Quesón muy particular: todos sus asesinatos fueron en el interior del país, nunca amasijo a ninguna mina en la ciudad de Buenos Aires. Esta vez no sería la excepción, mientras leía las noticias de los crímenes de Sandes en su celular, estaba en Salta, para jugar un partido de básquet…
Schattmann era un Quesón al que le gustaba degollar a sus víctimas, podría usar una katana, pero no quería ser un simple imitador de Carlos Delfino, tampoco usaría un machete, pues tampoco deseaba imitar a su amigo Sandes. El arma que pensaba utilizar era una suerte de “cuchillo ninja”. Lo había comprado en Mercado Libre donde lo vendían como “Ninja Assassin Kusari”.
Schattmann decidió dejar que el azar, la casualidad y el destino decidieran quien sería su víctima. Schattmann abandonó la habitación del hotel con un Queso y la Ninja Assassin Kutari, llevando guantes negros.
Grande fue la sorpresa que tuvo Schattmann al llegar al lobby del hotel. La actriz y mediática Jimena Barón acababa de llegar, provocando un gran revuelo en el lugar. Venía a participar de la Entrega de los Premios Don Segundo Sombra para la TV del Interior.
- No se puede escapar – pensó Schattmann – el destino la puso aca, en este mismo lugar, la Quesonearé. Me podría haber tocado una víctima mejor, es cierto. Pero es lo que hay. Soy Quesón, no soy menos que Carlos Delfino o Carlos Sandes. En todo caso, soy igual a ellos. Si ellos tiran Quesos, yo también. Jimena Barón no será una víctima top como Valeria Mazza, pero bueno…
Escucho la conversación en el Lobby. A Jimena Barón le asignaron la Suite Imperial en el último piso. Schattmann debía obrar con la frialdad propia de un Quesón. El basquetbolista debió observar los movimiento de Barón. La actriz tras dejar su equipaje en la habitación bajo a almorzar.
Cuando terminó, Schattmann se subió al ascensor junto a Barón… tenía los guantes negros, el cuchillo ninja y el Queso.
- ¿Jimena Barón? – le preguntó Schattmann mientras se colocaba detrás de la actriz, a la vez que el ascensor empezó a ascender.
- Sí – dijo Barón con la nariz fruncida – qué olor que hay…
- ¿Olor a qué?
- A Queso.
- Deben ser mis pies, juego al básquet, calzo 49, acabo de regresar de un entrenamiento.
- Estos hoteles tan ordinarios de provincias…
- Mira que huelen muy fuerte, ¿Los queres oler?
- ¿Me estas jodiendo?
Carlos Leonel entonces paró el ascensor, y quedó detenido en el sexto piso, quedó descalzo, y Jimena empezó a olerle los pies, a chuparselos, a lamerlos, besarlos, olerlos, una y otra vez, con gran fuerza e intensidad, para entonces tener sexo, de una manera que resultó muy fogosa para Schattmann, aunque algo rápida, la verdad que terminaron rápido.
- Muy bien pibe, muy bien, lo haces muy bien para ser un muchachito del interior.
A Schattmann no le gustó para nada el comentario que tiró Barón… si ya tenía ganas de asesinarla, mucho más ahora… El ascensor siguió andando.
El ascensor se detuvo al llegar al último piso. Jimena Barón se preparó para salir del mismo, pero en un rápido movimiento, y con claros reflejos de basquetbolista, Schattmann apretó el botón que dejaba paralizado al ascensor, cerró la puerta, y a continuación sacó el cuchillo de ninja que llevaba, y lo puso sobre el cuello de Barón.
- Ya vas a ver pelotuda. Vas a morir Quesoneada – dijo Schattmann – te asesinaré…
A continuación le cortó el cuello de izquierda a derecha dándole una profunda herida que provocó un enorme chorro de sangre. Luego un segundo corte, de derecha a izquierda, aún más profundo, y con un chorro de sangre aún más grande. La satisfacción de Schattmann mientras degollaba a Barón es algo imposible de describir…
El asesino continuo degollando a Barón hasta darle un par de cortes más dando por finalizada la tarea…
Al finalizar, Carlos Leonel Schattmann contempló al cadáver de su víctima, tomó el Queso, lo arrojó sobre el cadáver mientras decía en voz alta:
Abrió la puerta del ascensor. Salió del mismo dejando el cadáver de Jimena Barón. Y abandonó la escena del crimen con total impunidad. Schattmann regresó a su habitación, limpió el cuchillo ninja, se cambió y rápidamente lo llamaron…
- Carlos, en breve salimos para el aeropuerto, nos vamos de Salta…
Justo a tiempo. Cuando descubrieron el cadáver de Jimena Barón, Schattmann estaba fuera de Salta. El basquetbolista estaba conforme. Todos pensaron en que se trataba del mismo asesino de Laura Fernández y las otras. Situación que le aseguró la impunidad a ambos criminales, Sandes y Schattmann.
Carlos Schattmann recibió un mensaje por whatsupp de su amigo, Carlos Sandes…
- Gracias Quesón. Se que a Jimena Barón la Quesoneaste vos… gracias de nuevo. Estan totalmente desorientados. La impunidad la tenemos garantizada, como siempre.
- ¡De nada Quesón! Entre Quesos solo hay Queso. #Queso.
Diez puntos Muy bueno
ResponderBorrarLa verdad que nunca le deseo la muerte a nadie, pero vos flaco sos de otro planeta! PEGATE UN TIRO! ALTO IMBÉCIL!
ResponderBorrarUna contribución para el mundo de la ficción.
ResponderBorrarmiralo a Leo Schattmann... parece tan boludo y le tiro un Queso a esta mina
ResponderBorrarConfirmo mi opinión. El relato está bien como está, esta Jimena no se merecía otra cosa que ser asesinada. No es una víctima top.
ResponderBorrarY con esa acción, la música no será maltratada por Jimena Barón.
ResponderBorrarPor favor, que no se quede en promesa, que le corte el pescuezo de una, por dios te lo ruego!!!
ResponderBorrarja ja ja baron merece varios cuellos ensangrentados
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