El Asesino de Sol Perez
La sociedad continuaba conmocionada por el asesinato de Guillermina Valdés, la esposa de Marcelo Tinelli, cuando otro asesinato conmocionó a la opinión pública, el de Natacha Jaitt.
Mucho revuelo provocó el asesinato de Natacha Jaitt. Aunque fueron muchos también los políticos, empresarios y deportistas que respiraron aliviados.
“No fue un asesinato, fue una ejecución, un ajusticiamiento, un acto de justicia” dijo Jorge Rial “el que asesinó a Natacha Jaitt no debería ser considerado un asesino, sino un verdugo”.
“No es de extrañar que este asesinato nunca se resuelva” dijo Alejandro Fantino “muchos respiran aliviados al saber que a Natacha Jaitt la asesinaron y le tiraron un Queso”.
Para ellos el asesino de Natacha Jaitt era un héroe, alguien que vino para hacer justicia. Sabían que era muy probable que Valdes y Jaitt fueran víctimas del mismo criminal, pero se hacían los boludos. Mostraban indignación por el primer crimen, pero satisfacción por el segundo.
El asesino, Carlos Bossio, con su 1,95 metros de altura y sus gigantescos pies número 50, estaba muy contento, eufórico digamos, aunque como buen asesino serial, ya estaba pensando en quien sería su nueva víctima. Debía doblar la apuesta. No bajar la intensidad de sus asesinatos.
Aunque su carrera criminal tenía ya un historial de veinticuatro años y seiscientas mujeres asesinadas, Carlos sentía que estaba en uno de sus mejores momentos como asesino.
En otro tiempo, podría salir y hacer cuando empezó a ser un asesino, o sea asesinar alguna prostituta, alguna enfermera, alguna estudiante, esa clase de asesinatos que cometía en los ya lejanos 1994 o 1995. Sabía que esos crímenes regresarían, pero esta vez necesitaba otra víctima famosa.
Y casi de casualidad mientras se encontraba en un banco (Carlos siempre estaba muy metido en todas las cuestiones financieras y bursátiles) entró allí una chica rubia, muy linda y esbelta, llamada Sol Perez.
Bossio apenas la conocía. Escuchó hablar de que era “la chica del clima” y que había participado en el “Bailando 2017”. A Bossio se le prendió la lamparita, o mejor dicho, el Queso.
Tuvo un pensamiento mágico…
No era quizás el tipo de víctima que más le gustaba a Carlos en este momento de su carrera criminal, pero de todas formas decidió cometer el asesinato.
No iba a perder la oportunidad de Quesonear a Sol Perez. Sabía que si no lo hacía él, Carlos Delfino o Carlos Matías Sandes iban a tirarle el Queso a esta mina. Ya le había llegado que estos Quesones estaban interesados en esta Mina.
Sol Perez salió del banco, Carlos Bossio empezó a seguirla. La chica empezó a notar que alguien la estaba espiando. Se dio vuelta. No vio nada. Nada por aquí. Nada por alla. Siguió caminando, comenzando a despreocuparse, cuando de repente ante ella, apareció un hombre muy alto y patón. Era Carlos Bossio.
- Hola Sol Perez.
- ¿Quién sos?
- Carlos. Mi nombre es Carlos.
- ¡Qué olor a Queso tenés! Dejame pasar, estoy apurada…
De repente, como surgido de la nada, apareció Alejandro Fantino en la escena…
- ¿Ocurre algo, Sol Perez?
- Este tipo.
- Ah… es Chiquito Bossio… no pasa nada…
Carlos Bossio se dio cuenta que había perdido la oportunidad. ¿De donde había salido Fantino? Todo muy extraño…
- No importa, Sol Perez será asesinada esta noche… La Quesonearé… - pensó el Quesón.
Fantino tomó el celular y dijo:
- No tengo dudas. Bossio es el asesino. El Quesón que asesinó a Guillermina Valdes y a Natacha Jaitt.
Cuando cortó le dijo a Sol Perez:
- ¿Te estaba molestando este tipo?
- No, era un imbécil, nada más, ¿Vos lo conocías?
- Atajaba en Estúdiantes y Lanús… ¿Me querés conocer a mí ahora?
- Con mucho gusto Alejandro. En una época decían que eras gay.
- ¿Gay? Ja, ja, soy huevón, nena…
Una hora después, Alejandro ya estaba en bata de guepardo esperando a Sol Perez en una cama… semidesnudo con un whisky en la mano…
Sol Perez llegó y Fantino la recibió muy sonriente… comenzaron a hablar mientras tomaban unos tragos… Fantino estaba acostado con sus dos enormes pies desplegados sobre la cama, la chica quedó en la otra punta..
- ¿Sabes una cosa Alejandro? Tuve miedo de ese tipo, tenía olor a Queso, y todos hablan del Quesón, de asesino que acuchilló a Guillermina Valdes y a Natacha Jaitt…
- Ja, ja, hace veinte años, que veinte, como veinticuatro que están hablando de ese asesino. Dicen que hay más de uno. Que hay más de un Quesón. Ja, ja, ja, una leyenda urbana…
- Tenes razón Alejandro, mejor disfrutemos.
- Sí, yegua, chica del clima, quiero ser tu tormenta…
Y tuvieron sexo salvaje y desenfrenado. La chica dijo: “Sí, seguí, seguí así, era cierto Alejandro, sos un animal sueltooo”.
Entre gritos de falsos orgamos y rugidos, de repente se cortó la luz…
- Sol, Sol, ¿Qué pasa?
De repente Fantino sintió como si le pusieron un paño mojado sobre la cara, y sintió sueño, mucho sueño…
Cuando despertó, apenas veinte minutos después, Alejandro estaba atado a la cama, intentó moverse, pero nada pudo hacer, atado de pies y manos a la cama, miró a un costado, Sol Perez también estaba allí, atada de igual manera… La chica estaba peor que él, porque además estaba amordazada, Fantino aunque sea podía hablar:
De repente, Fantino escuchó una risotada…
- ¡Ja, ja, ja! ¿Pensaron que podrían escapar de mí? Solo lograron que mis ganas de asesinar aumenten todavía más… pronto les tiraré un Queso… ja ja ja.
Alejandro volvió la mirada, ante él estaba Carlos Bossio. El mítico “Chiquito” Bossio el legendario arquero de Belgrano, Estúdiantes y Lanús, con su 1,95 metros de altura y sus pies talle 50. Vestido totalmente de negro, con guantes negros, con los cuales sostenía un enorme cuchillo, el más grande y filoso de todos los cuchillos que puedas imaginar.
Detrás de Bossio, en una mesa, una enorme, una gigantesca horma de Queso Gruyere. El Queso era realmente algo fenomenal. A Fantino le asombró ambas cosas. Ver otra a Bossio y sobre todo el Queso que había atrás.
Mientras tanto Sol Perez intentaba desatarse, pero nada podía hacer…
- ¿Qué significa todo esto, Chiquito?
- Carlos. Decime Carlos, Alejandro.
- ¿Qué significa todo esto, Carlos?
- Qué soy el Quesón, no el único Quesón, vos ya sabes que hay otros igual que yo, pero yo soy el Quesón que asesinó a Karina Mazzocco, Ingrid Grudke, Paula Medici, Agustina Kampfer, Natacha Jaitt y Guillermina Valdes, entre cientos de mujeres más. Más de seiscientas y Sol Perez será la próxima. Ja, ja, ja.
- Siempre supe que eras un asesino – le dijo Alejandro – recuerdo todas las entrevistas que te hice. Siempre había algún crimen. Una mina acuchillada y un Queso.
- Obvio Alejandro. Vengo asesinando desde 1994. El 30 de abril de 1994 para ser más exacto. Desde entonces no pude parar.
- Y no sos el único. Entonces todos los rumores sobre el Lancha Delfino, el Nacho Fernández Lobbe, y los demás, son ciertos.
- Eso corre por tu cuenta, Fantino. Yo no delato a nadie. Solo digo que yo soy un Quesón. Y asesinaré a Sol Perez.
- Mátame a mí sí temes huevos, Carlos, y déjala a Sol con vida.
- ¿Te querés hacer el héroe ahora?
Mientras escuchaba todo esto Sol Perez seguía aterrorizada atada de pies y manos, llena de espanto y de horror.
- Vas a tener que oler mis pies – le dijo Bossio a Fantino siempre con el cuchillo en las manos.
- Seguro que jamás ningún hombre olió tus pies. Vos te haces el Quesón con las mujeres.
- No hay Quesones de hombres. Los Quesones somos asesinos de mujeres. No lo decidí yo. Es un tema de la Hermandad y vos lo sabés.
- Convertirte en el primer Quesón de hombres si la tenes bien puesta. Matame a mi, y dejala a Sol con vida.
- No tengo otro remedio – dijo Carlos como pensando en voz alta – en realidad no vas a ser el primer hombre que huelas mis pies, hubo varios ya, no asesiné a ninguno claro esto, pero olieron mis pies, dicen que para un hombre no hay peor humillación que oler los pies de un Quesón, para las mujeres es distinto porque son asesinadas después, pero los hombres deben vivir con la vergüenza y la humillación.
Bossio puso su enorme pie derecho sobre la cara de Fantino, que no pudo resistir el olor del Quesón, era un olor a Queso realmente intenso, penetrante y asfixiante. El concuctor de “Animales Sueltos” intentó resistirse pero se sentía como si lo estuvieran asfixiando. Se quedó inconsciente.
- Sabía que iba a terminar así – dijo Carlos Bossio. Mientras tanto, presa del terror, Sol Perez seguía contemplando la escena.
- Ahora te toca a vos – le dijo Bossio a Sol Perez.
La chica tampoco resistió el olor a Queso de Carlos Bossio, pero permaneció consciente, aguantó primero el pie derecho de Bossio y después el izquierdo. Bossio, con un ya no sentía placer por cometer aquel asesinato, pero no podía echarse atrás…
- Carlos Delfino y Carlos Sandes no me lo perdonarán. Lo siento, Sol Perez, pero te Quesonearé.
El futbolista le hundió el cuchillo en la teta izquierda, luego en la derecha, a continuación, le hizo un impresionante corte en el estomago, de izquierda a derecha primero, de derecha a izquierda después, otro corte en el cuello, la mujer nada pudo hacer solo seguir siendo apuñalada por el futbolista, que continuó su sangrienta labor, hasta totalizar setenta y cinco cuchillazos.
Carlos Bossio contempló al cadáver de su víctima, tomó el Queso, lo arrojó sobre el cadáver mientras decía en voz alta:
Bossio regresó su vista a Fantino, que volvió en sí. El conductor de “Animales Sueltos”.
- ¡Lo hiciste bestia! ¡La mataste! ¿Porqué? Matame a mí también ahora. No me dejes con vida. Si no, me van a culpar de ser el asesino.
Carlos Bossio, levantó el cuchillo cubierto de sangre y se dirigió hacia Alejandro, que preso del pánico creyó que Bossio lo iba a asesinar, pero el Quesón clavó el cuchillo en la almohada, rozando a Alejandro, y luego con el cuchillo, desató las cuerdas que ataban al conductor televisivo, y ex relator de La Bosta Juniors.
- ¿Porqué no me matas cagón?
- Soy Quesón, no soy cagón.
- Lo siento, Carlos, pero sí me perdonas la vida, yo no puedo hacer lo mismo con vos.
Fantino, en un rápido movimiento, tomó la Magnum 44 y disparó hacia Bossio. No salió bala alguna.
- ¿Te creías que iba a dejar que tuvieras un arma, ja, ja? Los Quesones siempre tenemos todo controlado. Ahora vas a tener que salir. Yo ya me voy.
El Quesón, en rápido movimiento, como una gacela, algo inesperado para alguien tan alto, corpulento y pesado como el, salió y huyó por el pasillo.
- Maldita suerte la mía, ¿Y ahora como carajo salgo de aca? Bueno no me queda otra…
Se dice que Fantino se paró y agarró otra arma, que Bossio inteligentemente, había alejado del alcance del conductor de “Animales Sueltos”.
Era un arma larga, como las de Terminator. Se dice que Fantino abrió fuego y mató todo lo que había a su paso en el Albergue Transitorio. Hombres, mujeres, transexuales, gays, lesbianas, camareros, mucamas, conserjes, todo. Llegó a la calle y huyó en un auto deportivo color rojo de dos millones de dólares.
No quedaba testigos de nada. Nadie. Nadie sabía que era lo que había pasado. La conmoción mediática fue espectacular. El Comisionado Gordon se hizo presente en el lugar.
- Vivimos en una sociedad violenta – dijo – todo esto solo va a provocar más represión y menos libertades. Aca anuncio su candidatura a diputado por el “Frente por la Mano Dura”. Basta de esta legislación donde rige el Imperio de los Derechos Humanos.
A la noche de aquel violento día, como todos los días, Fantino comenzó su programa.
- Hoy ha sido una jornada con un hecho muy luctuoso en la ciudad del cual hablaremos. Primero quiero mandar un saludo muy afectuoso a Carlos Chiquito Bossio con quien tuve un encuentro muy cordial esta tarde. Un grande Chiquito como siempre. En un rato, Jorge Asís nos va a hablar del peronismo del futuro.
Show must go on.
te amo loco estoy llorando jajaj lagrima de emocion
ResponderBorrarEL ANGEL DE LA CIUDAD,FANTINO,ES ALGUIEN QE COMO GONELLA TIENE DOS PERSONALIDADES,SOLO QUE EL LUCHA POR BUSCAR SU HUMANIDAD EN ALGUIEN QUE LA PERDIO HACE MUCHO TIEMPO,BUSCA JUSTICIA A COSTA DE CRIMENES UN ANTIHEROE CUALQUIERA.
ResponderBorrarHubo alguien que la quiso salvar, pero no pudo. Un fracaso Fantino como héroe.
ResponderBorrarEstuvo bien detallada lo sangriento del asesinato. Pero debió haber atacado a las nalgas de Sol Perez, con cortes o con latigazos. Sol Perez atada boca abajo y recibiendo latigazos en la nalgas antes de morir, era infaltable.