Carlos Eisler, la Marca C de Carlos, un Quesón cinematográfico
1) QUESO, ASESINO A SUELDO DE MUJERES
Los miembros del clan de la Familia Crapulone estaban reunidos en el encuentro semanal que siempre llevaban a cabo. Tom Jayden, el abogado y representante legal del grupo, tomó la palabra y dijo:
- La profesora Laura Mariños se ha convertido en un auténtico problema para nuestros planes. Ya no es una amenaza inofensiva, es un obstáculo real para los objetivos que debemos llevar a cabo.Don Vito intervino, con su habitual serenidad, hablando en forma tranquila y prudente, dando consejos que son concluyentes:
- Debe ser eliminada. Pero que no parezca un accidente, que sirva como ejemplo y escarmiento para otros “obstáculos” que podamos encontrar en el futuro.
Sonny Crapulone, hijo de don Vito, fue el siguiente en tomar la palabra:
- Que la elimine alguien que no sea de la Familia, entonces. Podemos contrata a alguien que sepa hacer muy bien su trabajo.
Charley Pastrana, aunque no era hijo ni sobrino de don Crapulone, siempre había demostrado una gran lealtad y era miembro prominente de la familia, dijo entonces:
- Conozco la persona ideal, el mejor asesino a sueldo que tenemos para este trabajo.
- ¿A quien te referís? – dijo don Crapulone.
- A Carlos Eisler, lleva una doble vida, por un lado es un modelo, top model, de una de las agencias más conocidas, por otro lado es un asesino a sueldo, especializado en matar mujeres, solo asesina mujeres, nada más, eso sí, no asesina menores de edad, ni jubiladas, embarazadas o discapacitadas.
- Entonces puede asesinar a la profesora Mariños – acotó Sonny – no es menor, jubilada, embarazada ni discapacitada.
- Ha trabajado para otras familias, pero no habrá problemas, solo le interesa cobrar bien, muy bien, usa esta frase “dime quien me paga y te dire para quien mato”- acotó Charley.
- Entonces cuanto antes debemos ponenos en contacto con este muchacho... ¿Cómo dijiste que se llamaba? – dijo Jayden.
- Carlos – contestó Charley – su nombre es Carlos Eisler.
- Paguen lo que quiera, siempre que sea una suma razonable, por supuesto – dijo Don Crapulone.
- Me olvide de algo, es importante – acotó Charley – este asesino a sueldo que vamos a contratar, Carlos, es un “Queson”.
- ¿Queson? – preguntó sorprendido Sonny.
- Sí, un Queson, a cada mujer que asesina le tira un Queso. Es un sello distintivo. O sea que sí acepta asesinar a la profesora Mariño le tirará un Queso... – aclaró Charley.
- Oí hablar de los Quesones, es una secta de asesinos de mujeres, ¿No? Han cometido cientos de crímenes, quizás miles – dijo Jayden – entonces no hay duda, es el asesino que necesitamos.
- Yo lo único que quiero – dijo don Crapulone para dar por terminada la reunión – es que ese obstáculo denominado “profesora Mariños” desaparezca, con Queso o sin Queso.
- Así será, don Crapulone – volvió a intervenir Jayden – y será con Queso...
Apenas un par de días después, pasadas las diez de la noche, la profesora Mariños salía de la Universidad como solía hacerlo y llegó al estacionamiento para tomar su auto. Hacía mucho frío. Estaba abriendo la puerta del coche cuando de repente, como salido de la nada, apareció un hombre frente a ella. Era un hombre joven, de menos de treinta años, vestido con un traje negro, pulóver gris oscuro, camisa y corbata negra, todo oscuro, muy elegante. Era muy alto y patón, debería usar un zapato talle cuarenta y cuatro o cuarenta y cinco. De rostro bien parecido, sus manos estaban enfundadas con guantes negros y sostenía una pistola. Era una del modelo Beretta con silenciador. Se trataba de Carlos Eisler. El joven apuntaba hacia la mujer y le dijo:
- Buenas noches, profesora Mariños.
A continuación disparó el primer balazo, que impactó en la frente de la mujer, y pronunció en voz alta:
- Queso.
Realizó un segundo disparo que dio en el cuello de la mujer, que se estaba desplomando sobre el auto, y mientras lo hacía, el asesino pronunció en voz alta:
- Queso.
Carlos entonces efectuó un tercer disparo, esta vez directo al pecho de la mujer, y al hacerlo dijo en voz alta:
- Queso.
El asesino efectuó un cuarto disparo, hacia el estomago de su víctima, y otra vez dijo en voz alta:
- Queso.
El cadáver de la mujer estaba ya desplomado en el piso, de todas formas, Carlos efectuó un quinto disparo, diciendo en voz alta:
- Queso.
No era necesario un sexto disparo, pero Carlos lo hizo de todas formas, y al hacerlo, volvió a decir en voz alta:
- Queso.
Carlos ya había cumplido su trabajo. Sin embargo, faltaba un detalle, de un paquete que tenía en el costado, sacó un Queso, era un Queso de forma esférica, con agujeros, de cáscara roja, lo agarró y lo tiró sobre el cadáver de su víctima, diciendo en voz alta:
- Queso.
Y entonces, con la misma impunidad con que había llegado, Carlos abandono la escena del crimen.
Al día siguiente, la familia Crapulone volvió a reunirse, don Vito manifestó:
- El asesino que contratamos, Carlos Eisler, ha cometido un excelente trabajo. Lo tendremos en cuenta para futuras misiones cuando de una mujer se trate, claro. Te felicito, Charley, tu contacto resultó un éxito.
- Gracias, Don Vito – manifestó Charley, conforme con el resultado positivo de su recomendación.
- Esta mujer, Mariela, creo conocerla – respondió Carlos.
- Sí - contestó la chica con un dejo de tristeza – era mi madre, la profesora Mariños, murió hace unos meses...
- Lo siento – contestó Carlos al darse cuenta que había reconocido a una de las mujeres que había asesinado – creo que fue profesora en la Universidad.
- Puede ser – acotó la chica que al parecer no deseaba hablar mucho del tema.
Carlos entonces fue al baño con la valija que había llevado. Al entrar, se puso los guantes negros, abrió la valija y sacó de la misma un puñal, murmuró en voz alta:
- No tengo alternativa, debo asesinarla.
- Queso.
El asesino efectuó un cuarto disparo, hacia el estomago de su víctima, y otra vez dijo en voz alta:
- Queso.
El cadáver de la mujer estaba ya desplomado en el piso, de todas formas, Carlos efectuó un quinto disparo, diciendo en voz alta:
- Queso.
No era necesario un sexto disparo, pero Carlos lo hizo de todas formas, y al hacerlo, volvió a decir en voz alta:
- Queso.
Carlos ya había cumplido su trabajo. Sin embargo, faltaba un detalle, de un paquete que tenía en el costado, sacó un Queso, era un Queso de forma esférica, con agujeros, de cáscara roja, lo agarró y lo tiró sobre el cadáver de su víctima, diciendo en voz alta:
- Queso.
Y entonces, con la misma impunidad con que había llegado, Carlos abandono la escena del crimen.
Al día siguiente, la familia Crapulone volvió a reunirse, don Vito manifestó:
- El asesino que contratamos, Carlos Eisler, ha cometido un excelente trabajo. Lo tendremos en cuenta para futuras misiones cuando de una mujer se trate, claro. Te felicito, Charley, tu contacto resultó un éxito.
- Gracias, Don Vito – manifestó Charley, conforme con el resultado positivo de su recomendación.
Algunos meses después, dos jóvenes, un hombre y una mujer entraban a un departamento. Hacía poco que se conocían, pero tanto como otro deseaban tener sexo y aquella era una buena ocasión. El joven, alto y muy bien vestido, tras entrar al departamento se detuvo en una de las fotos que estaban sobre un mueble. Creyó reconocer a la mujer que estaba en un retrato. La chica se dio cuenta y le preguntó al joven:
- ¿Ocurre algo Carlos?- Esta mujer, Mariela, creo conocerla – respondió Carlos.
- Sí - contestó la chica con un dejo de tristeza – era mi madre, la profesora Mariños, murió hace unos meses...
- Lo siento – contestó Carlos al darse cuenta que había reconocido a una de las mujeres que había asesinado – creo que fue profesora en la Universidad.
- Puede ser – acotó la chica que al parecer no deseaba hablar mucho del tema.
Carlos entonces fue al baño con la valija que había llevado. Al entrar, se puso los guantes negros, abrió la valija y sacó de la misma un puñal, murmuró en voz alta:
- No tengo alternativa, debo asesinarla.
Carlos entonces salió del baño sosteniendo el puñal en sus manos a la vez que le escondía detrás de su espalda. Se acercó a la chica, la abrazó y entonces le clavó el puñal en el estomago. La herida fue muy profunda, Carlos le asestó una segunda puñalada en el pecho y una tercera en el cuello. No fueron suficientes otras puñaladas, la chica cayó muerta. Carlos entonces contempló a su víctima, muerta en el piso y dijo:
- Lo siento, pero no me quedo otra alternativa.
Sacó entonces un Queso de sus pertenencias, lo tiró sobre su víctima, y abandonó el departamento tras decir en voz alta:
- Queso.
Una chica llamada Julieta estaba esperando en un departamento en un barrio de la ciudad. Poseía dos grandes maletas y todo indicaba que estaba próxima a emprender un viaje, dado el orden que había en el lugar, como si existiera la intención de que el departamento iba a quedar deshabitado por un largo tiempo.
- Lo siento, pero no me quedo otra alternativa.
Sacó entonces un Queso de sus pertenencias, lo tiró sobre su víctima, y abandonó el departamento tras decir en voz alta:
- Queso.
2) CARLITOS, EL NOVIO ASESINO
Una chica llamada Julieta estaba esperando en un departamento en un barrio de la ciudad. Poseía dos grandes maletas y todo indicaba que estaba próxima a emprender un viaje, dado el orden que había en el lugar, como si existiera la intención de que el departamento iba a quedar deshabitado por un largo tiempo.
En ese momento, se escuchó el timbre, Julieta preguntó quien era.
- Carlos – fue la respuesta.
Julieta abrió entonces la puerta y entro un muchacho alto, flaco y patón, vestido como para concurrir a una fiesta (y ser el novio, no precisamente un invitado).
- Carlos, tenía miedo que no vinieses – le dijo la chica.
- De ninguna manera, Julieta, te amo. Todos creen que en un rato me caso con Giselle, pero yo estoy enamorado de vos.
- ¿Entonces, Carlos, nos escapamos?
- Sí, tal como lo planeamos, nos vamos de aca a un lugar muy lejano. ¿Tenes los pasajes?
- Por supuesto, Carlos, aca estan, a nombre tuyo, Carlos Manuel Eisler, y a mi nombre, Julieta Clara Montalbán. ¿Tus cosas?
- Tengo todo en el auto, todo. Esto esta perfectamente cronometrado.
- ¿Porqué tenes esos guantes negros?
- Son parte del engaño, todos creen que me caso con Giselle, no que me escapo con vos.
- Te amo, Carlos.
- Yo también te amo, Julieta.
En ese momento Carlos y Julieta empezaron a besarse en forma intensa y apasionada. Pero Julieta no se dio cuenta que del cinturón Carlos extrajó un puñal y con una velocidad asombrosa, se lo clavó a la chica en el corazón. Luego le dio otras puñaladas, las suficientes para provocar el asesinato de Julieta. Mientras el cadáver apuñalado de la chica se desplomaba en el piso, Carlos sacó un Queso de un paquete. Tiró el Queso sobre el cadáver y dijo en voz alta:
Carlos abandono la escena del crimen muy rápidamente. Rato después estaba contrayendo matrimonio, tal como lo tenía pensado.
- ¿Carlos Manuel Eisler, acepta por esposa a Giselle Florencia Lafinur?
- Acepto.
- ¿Giselle Florencia Lafinur, acepta por esposo a Carlos Manuel Eisler?
- Acepto.
- Los declaro marido y mujer, hasta que la muerte los separe.
Los novios se besaron, los invitados aplaudieron, nadie imaginaba que apenas un rato antes, el novio había cometido un frío y sangriento asesinato.
Luego de una inolvidable fiesta de casamiento, Solange y Rodrigo se dirigieron al lujoso Hotel Rambouillet a pasar la noche de bodas. Estaban los dos muy cansados, y la verdad es que no tenían pensado tener sexo alguno, sino solo dormir. Si al fin y al cabo, en pocas horas partían hacia Londres y además ya habían tenido una más que intensa vida sexual entre ambos.
Solange quedó ahí acostada, dispuesta a dormir, y Rodrigo fue al baño.
Estaban los dos tan cansados, que no se dieron cuenta que una tercera persona ingresó a la habitación. Un hombre alto, patón, elegantemente vestido como para ir a una fiesta, que sostenía con sus manos, cubiertas con guantes negros, un puñal y un Queso.
El hombre puso una llave en la puerta del baño y encerró a Rodrigo en el mismo. Se acercó a la novia que estaba acostada. La misma, tan cansada como estaba, no se dio vuelta para mirar y dijo:
- ¿Te venís a acostar, Rodrigo?
- No soy Rodrigo, soy Carlos, Carlos Eisler, tu antiguo novio.
- ¿Quéee? ¿¿¿Caarrrlosss? – dijo asustada la chica, a la vez que se daba vuelta para mirar.
- Sí – dijo Carlos – soy Carlos. Carlos Eisler.
Carlos entonces levantó el puñal que tenía en su mano derecha y lo clavó en el corazón de la chica, cuando lo hundió bien, lo sacó, y la apuñaló varias veces. Al finalizar Carlos dejó el puñal clavado de al chica, tomó el Queso y lo tiró sobre su víctima diciendo en voz alta:
- Queso.
Mientras todo esto ocurría, Rodrigo el novio, trataba desesperadamente de salir del baño, cuando Carlos abandonaba la habitación abrió la puerta. Rodrigo salió del baño desesperado y vio a su novia asesinada. Carlos Eisler, con gran rapidez, dejó la habitación.
- ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Han asesinado a mi esposa! ¡Le tiraron un Queso!
Lo que ocurrió a continuación es parte de otra historia que queda a imaginación del lector sobre sí Rodrigo pudo evitar o no que le culpen de un crimen que no cometió.
4) LA MARCA C DE CARLOS
Solange no tenía muchas ganas de ir aquella noche a la fiesta de disfraces a la que la habían invitado. Pero finalmente su mejor amiga, Giselle, resolvió convencerla.
- Hace una semana que te separastes de Juan, pero bueno, mi amiga, ya está, mira para adelante, vení esta noche a la fiesta de disfraces, te vas a divertir.
- ¿Pero de que me voy a disfrazar?
- De gitana, yo tengo unas ropas.
Rato después, tanto Solange como Giselle estaban disfrutando de la fiesta. Solange estaba disfrazada de gitana y Giselle, de campesina suiza. Ambas comenzaron a divertirse en uno de los bailes. Eran muchos invitados, como trescientos, y Solange comenzó a fijarse en un muchacho muy alto y patón, que estaba disfrazado de “El Zorro”.
Mezclados entre cientos de invitados y en medio de la oscuridad que presentaba el salón, “El Zorro” se le acercó y empezaron a bailar. Lo que más le llamaba la atención de “El Zorro” era al mismo tiempo lo que más le gustaba, y era un olor a Queso muy fuerte e intenso. Bailaron un largo rato. Solange le preguntó:
- ¿Quién sos?
- El Zorro. Nadie sabe mi identidad. Aunque quienes veían la serie sabía que era don Diego de la Vega.
- ¡Ja, ja! No seas malo, decime quien sos, me gustas mucho...
- ¿Acaso me dijiste tu nombre?
- Ese olor que tenés...
- ¿Olor? ¿A qué huelo?
- A Queso.
- ¿A Queso? ¡Ja, ja, ja! En ese caso soy el Queson, no el Zorro. Mira en diez minutos te espero afuera del salón, en una de las habitaciones de esta enorme mansión. En la 435. Te espero ahí, ¿Te parece?
Un rato después, Solange estaba ya en la habitación 435 de la mansión, los diez minutos se convirtieron en quince, y los quince en veinte. Solange empezaba a impacientarse cuando mientras observaba el espejo. De repente, en la imagen vio que El Zorro estaba en la habitación. Solange se dio vuelta y sonrió al ver a El Zorro ante ella.
- ¿Y ahora me vas a decir quien sos con ese olor a Queso? Yo soy Solange.
- Y yo Carlos. Mi documento dice que me llamo Carlos Manuel Eisler – y mientras decía esto El Zorro, o sea Carlos, se sacaba la mascara, era realmente un joven muy bien parecido – mis amigos me dicen “Carlitos” pero en las redes sociales, en facebook, instagram y twitter todos me conocen como @soychachas.
- ¿Y porqué tenes olor a Queso?
- Porque soy un Queson...
- ¿Queson?
- Sí, un asesino de mujeres que a cada una de las víctimas le tira un Queso, me gusta asesinar chicas boludas que preguntan boludeces, como vos...
Carlos Eisler no había terminado de decir esto cuando levantó la espada y se la clavó a la chica. La espada le atraveso el estomago a la chica, que empezó a caer el piso. Mientras se caía lentamente, Carlos volvió a clavarle la espada esta vez a la altura del pecho, la metió y la volvió a sacar. Con la chica agonizante, Carlos volvió a clavarle la espada, en el cuello. No hizo falta más nada. Solange estaba muerta en el piso.
En ese momento, Carlos murmuró:
- El Zorro hacía la Z del Zorro, yo, Carlos, haré la C de Carlos.
Carlos Eisler marcó la C de Carlos en el cuerpo de la mujer, y antes de irse, de debajo de la capa, sacó un Queso, lo tiró sobre Solange al mismo tiempo que decía en voz alta:
- Queso.
Y Carlos Eisler abandonó la habitación. Rato después El Zorro seguía bailando y disfrutando de la fiesta como si nada hubiera pasado...LOS QUESOS DE CARLOS EISLER
Las medias negras (black socks) de Carlos Eisler, talle 47/48, sus víctimas suelen chupar estos calcetines antes de recibir la marca "C" de Carlos
Buen cuento y forma de contarlo, pero innegablemente mal final. Más hoyos que queso.
ResponderBorraralguien me dice quien es y de dónde es el de la última foto? está más bueno que pizza de morrones, si lo veo lo parto al medio
ResponderBorrares Carlos Eisler aca podes ver más fotos http://blogdeloscarlos.blogspot.com.ar/search/label/Eisler
Borraruno de los primeros Relatos Quesones y la verdad, un gran cuento queson, ese personaje de Don Crapulone debería volver, era muy bueno
ResponderBorrarcarlos eisler,es un personaje muy peculiar dentro de los relatos,y por que digo peculiar? si te habras dando cuenta,eisler a lo largo de los relatos,se refugia momentaneamente en una personalidad que el admira para cometer sus crimenes,en este caso el zorro,es como que eso le da la seguridad para cometer homicidios,y la valentia,en parte se relaciona con el instinto humano de agregar prendas al cuerpo para sentirse mas poderoso o entrar en trance,como lo hacian los barbaros celtas que se pintaban el cuerpo para sentirse mas poderosos.Tambien otra de sus caracteristicas es que revindica la galaneria de epocas de antaño,el coqueterio y caballerosidad del siglo pasado,es muy educado,correcto y educado, se podria decir que es el asesino perfecto,nadie nunca sospecharia de el.
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